18
Estaba recostado, en una gran y mullida cama, con acolchado y almohadas de pluma, todo adentro de una habitación aún más grande.
Dostoyevski le había dicho a Nikolai que esta noche dormiría con él, y aunque el rubio no quisiese dormir con aquel hombre ruso, eso era sin duda mejor que dormir en el suelo frío y húmedo, todo ésto sin contar que, no le había preguntado, sino que había sido una orden.
Al contrario de sus creencias, no podía dormir, tenía los ojos como platos.
¿Ésto era realmente bueno?
¿Estaba haciendo lo correcto?
¿Qué pasará mañana?
Y múltiples preguntas más recorrían su cabeza.
Por ahora, solo trataría de dormir, aunque sea un poco.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro