-Deseo mantenerte con vida hasta mi muerte.

- por favor, te juro que no se lo diré a nadie, me mantendré a tu lado por siempre, pero déjame libre.

- veo que aún no lo has entendido. La catástrofe está por venir, muchas vidas serán arruinadas, y la única forma de que estés a salvo, es aquí abajo.

- yo sé cuidarme sol-

-no, no sabes. Y en cualquier caso, nadie lo haría por ti, porque yo, soy el único que se preocupa por ti, el único que vela por tu felicidad, sin mí no serias, ni serás nada, y a pesar de todos los problemas que me has llegado a causar alguna vez, te estoy protegiendo, te protejo de aquel mundo frío y pecador, te protejo de aquellas personas presas de sus propias mentiras, y de todo lo malo que existe. Yo, Kolya, soy tu salvador, y más que lloriquear, deberías estar agradecido de todo lo que he hecho por ti, y quedarte quieti y tranquilo por una vez.

- Yo... - no sabía que responder. Fyodor nunca fue una persona arrogante o egocéntrica, y aquel discurso había sido serio, muy serio- eso no es cierto! Sigma También es mi amigo!- gritó a la defensiva acercándose peligrosamente al azabache.

- ¿Eres tonto? Claro que no. Sigma no es alguien de fiar, y te detesta, por supuesto que no se preocupa por ti. Pero okey, suponiendo que fuera así, ¿A quien más tienes? ¿Familia? Claro que no, y yo soy tu único amigo real, Nikolai. Solo te pido que no grites más mi nombre cuando estás aquí encerrado, porque me desconcentras de mi trabajo, ¿Comprendes? - paso siguiente le robo un beso, que no fue detenido sino hasta que el mismo Nikolai lo empujó pocos segundos después.

-¡¿Qué crees que haces?!- rápidamente el ucraniano pateó a su contrario, generándose un dolor en las rodillas.

-¡Auch...! Agh... No hagas eso- Dostoyevsky no fue el único que recibió una patada esa noche- espero que comprendas que ésto lo hago únicamente por ti, y para ti. Descansa.