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Confesión

Enero, 15

...

Vi de nuevo a Chase en enero, estaba viendo con su hermano y ese día venía del cine con una amiga. Cuando supe que estábamos tan cerca, se lo dije. Y él, sin siquiera preguntarme, solamente me dijo que estaba afuera.

Estuvimos un gran rato hablando.

Hasta que salió el tema de su novia.

―Hace mucho no me siento bien con la persona que estoy, ―me dijo inicialmente―, con ella es una historia larga, nos conocimos hace ya bastantes años e incluso fuimos novios, pero siempre me hicieron dudar mucho de ella; ―pausó―, ya sabes, por la distancia. Sin embargo, yo intenté confiar en ella.

Yo estaba nerviosa, por alguna razón.

―Ella no tuvo buenas actitudes conmigo, no me sentía valorado. Ella no me quería realmente ―dijo, cabizbajo―. Ella hablaba con un chico, me lo ocultó... ella niega que se besaron, pero las fotografías no mienten, ¿verdad?

―No lo creo...

―Ella lo intentó con ese chico, no le funcionó. Supongo que se dio cuenta de eso y regresó. ―Suspiró―. Hope, yo estoy seguro del novio que yo he sido para ella, pero odio esta sensación, soy un idiota. Yo sé que debí dejarla ir y no lo hice.

Yo estaba atravesando ese momento en el que sabía que tenía que ser cuidadosa con mis palabras, pero en el que también sentía una puerta abriéndose frente a mis ojos.

―No sé qué decir, Chase. No quiero que te culpes por querer darle otra oportunidad. Todos cometemos errores y a veces nos aferramos a la esperanza de que las cosas pueden mejorar —dije, intentando consolarlo.

―No puedo evitar sentirme mal, Hope ―me dijo, buscando mis ojos―. Siento que estoy perdiendo mi vida en esa relación.

Silencio de mi parte.

―¿Sabes? Yo de verdad he tenido demasiadas oportunidades con personas que quizá sí me valorarían y que efectivamente dejo ir por ella. ―Chase me miró en ese momento y efectivamente yo corrí la mirada.

Sé que estaba mal, pero en ese momento Chase creó una posibilidad para mí.

Un "tal vez".

El silencio entre nosotros se volvió pesado, lleno de palabras no dichas y emociones reprimidas. Mi corazón latía con fuerza, consciente de la cercanía y la tensión en el aire, Chase no tenía la menor de las ideas, pero acababa de darle a este pobre corazón un poco de esperanza. La forma en que lo dijo, en que me miró, demostró que, si no me estaba volviendo loca, él se sentía un poco igual.

Y dime tú, querido lector, ¿era un suicidio o un romance el enamorarse de un "tal vez? Porque, a veces, arriesgarlo todo por una chispa de esperanza podía ser la más valiente de las manías o la más devastadora de las tragedias.