Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

28-Fue bonito.

Cierro mis ojos con fuerza y pego mis manos entrelazadas a mi frente, me siento ansioso, nervioso y... Vacío.

En mi cabeza solo retumban aquellas palabras que me dijo ella una vez, esas que afirmaban con tal seguridad que debía elegir mis sueños antes que un romance.

Yo la amo, la quiero a ella, pero a la vez también a mis sueños.

Soy un tonto por no poder quedarme, soy cobarde y egoísta también. Pero sé que si me quedo ninguno de los dos seríamos felices, solo seríamos un estorbo, el uno para el otro. Y aun sabiendo todo eso, algo quiere quedarse aquí con ella.

Es la única chica a qué puedo decir con seguridad que amo, estoy tan loco por ella que no sé de lo que sería capaz. Porque ahora mismo estoy entre mis sueños y los suyos o lo que siento.

—Marco.

Cuándo toqué su cuerpo por primera vez, cuando tuve la oportunidad de ser el primero, supe que había hecho mal.

—Marco.

Pero es que ella...

—¡Marco!— grita mi padre.

Me sobresalto saliendo de mis pensamientos, mi padre está delante de mí, con dos vasos de café en las manos, mientras mi madrastra habla por teléfono más atrás.

—¿Qué me decías, papá?

—Que no estés tan distraído, toma, bebe esto y espabílate que casi nos vamos.

—Si— tomo el vaso y le doy un trago.

Mi padre sonríe.

—Esta es una oportunidad de un millón, serás el mejor futbolista del mundo— dice con orgullo para irse al lado de su mujer.

Resignado, miro el café.

—Con que el mejor, ¿no?

Yo solo no quiero decepcionar a nadie, no quiero ser como mis padres. Ellos eran como nosotros, dos adolescentes enamorados, solo que ellos abandonaron sus sueños, me tuvieron a mí y luego a mis hermanos en un matrimonio infeliz dónde cada uno se echaba en cara que habían dejado algo atrás por el otro.

No quería eso, no para Charlene.

Dejo el café a un lado y me estrujo la cara, son demasiadas cosas las que pienso. Solo quiero callar mi mente un momento.

Miro una de las grandes puertas de salida, hace rato he hablado un poco con Kayli, nunca pensé que le pediría ayuda a una de sus amigas, estoy mal.

Suspiro y aparto la mirada de la puerta, pero sin saber hacia dónde debo de mirar, vuelvo a clavar mi vista allí. Es casi como si esperara a que ella se materializara allí por arte de magia.

Alguien se sienta a mi lado, no puedo prestarle atención, pero creo que es una chica. La miro cuando toda mi hombro.

—Oye, ¿tienes Instagram?

—No.

Me levanto de la silla, solo quiero pensar, camino distraído hacia la puerta y salgo, está lloviendo un poco, no es la gran cosa.

Me pregunto si ella estará en su casa, no puede mojarse y yo no quiero que lo haga, es como una daga directa al corazón para mí verla enferma.

Aquí en la puerta, veo como ella corre hacia la otra puerta, frunzo el ceño y cierro mis ojos, tal vez de tanto pensarla alucino con ella.

Cruzo la puerta y la sigo con la mirada, la veo buscar entre la gente desesperada. Tiene un abrigo rosado y un pantalón a juego, su cabello está mojado, pero su ropa no tanto, lo que es curioso, ya que está lloviendo.

Hago una mueca de confusión al verla chocar con varias personas, no creo que las alucinaciones hagan eso.

—¡Marco!— grita ella, llamando la atención de varias personas.

Confundido me acerco a paso lento, no creo que sea real todo.

Un chico se le acerca cerrando una sombrilla y ella le agarra del brazo aun mirando a todos los lados.

—Si hubiéramos llegado más temprano...— dice ella.

—Culpa mía no es— la mirada mal.

—Charlene— digo, interrumpiéndolos.

Ella me mira de la misma forma en que yo la veo, suelta al tipo y fuerza una sonrisa, rasca su cabeza y suelta una risilla. Está nerviosa.

—Marco, yo vine con toda la calma del mundo a despedirte, Kayli insistió tanto que salí de mi casa así sin más y vine.

El chico a su lado río incrédulo.

—Sí, como no, corriste a tu casa luego de estar depresiva, te cambiaste y buscaste esta sombrilla gritando que era muy tarde y eras una estúpida— afirmó, negó y sin más se alejó.

Sonreí.

—Es bueno que vinieras... También que te lo tomaras con toda la calma del mundo.

—No le hagas caso, está loco.

—Claro —meto mis manos sudorosas en mis bolsillos—. Con lo que pasó, yo... Lo siento, sé que no sirve de nada, pero nunca quise jugar contigo ni nada.

Charlene niega.

—La que debería disculparse soy yo, fui egoísta, solo me preocupe por mí en cierto modo. Lo siento por no pensar en lo que quería y no poner tanta atención cuando hablaste de irte —dice con calma, sus ojos se aguan—. Es que de cierta forma sabía que te irías, tenía tanto miedo de perder lo que teníamos, que solo vi una traición. Debí creer en que, como yo, tú también tienes sueños y así como yo haría todo por cumplirlos, tú también lo harás —hace una pausa y limpia una lágrima que se le derrama—. Fui y sigo siendo egoísta, porque aunque sé que es por tu bien que te vas, quiero que te quedes.

Se me hace un nudo el estómago al verla casi al borde del llanto.

—Si tú me lo pidieras... Yo me quedaría.

Charlene niega con fuerza.

—No me pidas algo así, porque no lo haré, solo vine a despedirme, no a quitarte oportunidades... Leí una vez que el amor se trata de dejar ir en los momentos correctos y creo que aplica bien para esto.

Asiento.

—Fue bonito.

—Sí, Marco, lo fue.

—No creo que debería terminar así.

—Yo sí, es difícil para mí, pero es mejor terminar ahora con lindos recuerdos que después con recuerdos malos.

—Te entiendo— aclaro mi garganta cuando mi voz amenaza con fallar.

Miro hacia el techo al escuchar como nos llaman a abordar el avión y las ganas de llorar que tengo se intensifican.

—Pero, en un futuro, si no encontramos...

—No —me interrumpe—. No lo digas porque no sabes lo que me ha costado estar aquí. Simplemente olvidémonos. Cumple tus sueños que yo cumpliré los míos.

Con duda me acerco a ella y agarro sus mejillas, sus orejas están rojas y esta vez no es por un sonrojo.

—Cuando te regalé las celidonias, en realidad quería decirte que significan el 0-amor que siento por ti. Uno tan asfixiante que no creo que lo pueda sentir por nadie más —beso la punta de su nariz con cariño y vuelvo a apartarme—. Lo dejaré atrás.

Intento verme serio, pero quiero morirme aquí mismo, no creo que valga la pena vivir.

La veo asentir.

—Bien, espero que no nos volvamos a ver, Marco, buen viaje.

—Aun así —aclaro mi garganta—. Si alguna vez nos volvemos a encontrar, nosotros.

—No —me detiene, tajante—. Si alguna vez nos volvemos a encontrar quiero que hagas como si yo fuera una cucaracha y no me hables.

—Entiendo.

—Espero que sí.

—Solo quiero que sepas que te amo —confieso—. Te amo tanto que debería ser ilegal. Te amo, Charlene, lamento no haberlo dicho antes.

Con cuidado me acerco, renuevo algunos de los mechones que estorban en su frente y le doy un tierno beso ahí. Estoy seguro de que es el último. Vuelvo a alejarme, no quiero hacerlo.

Ella se esfuerza por esbozar una hermosa sonrisa, de esas que me encantan, aunque probablemente este mal por dentro.

Me doy la vuelta aunque no quiera y al fin derramando algunas lágrimas mientras me alejo.

La amo, la amo demasiado y duele como nunca antes había sentido.

Siempre he creído que lo peor que me pudo haber pasado aquella vez fue perder su amistad, hoy me doy cuenta de que no es así. Por qué ahora sé que el peor dolor es cuando amas.

Solo te das cuenta de que amas cuando ya es tarde, cuando tu corazón se desmorona en miles de pedazos que ni con todas las manos del mundo podría armar.

Pero uno necesita perder para saber como se siente, nunca sabrás cómo es extrañar el sol si no duermes, y solo extrañas la lluvia cuando deja de llover.

Pero está bien, todos necesitamos rompernos al menos una vez para no hacer lo mismo con los demás.

—Cuando amas debes aprender a soltar— me digo como un recordatorio.

No sería bueno quedarme para ninguno de los dos.

Por eso y aunque duela, prefiero que los recuerdos se queden como están y no se dañen, después de todo es lo único que al final importa. Y es realmente fácil convertir un lindo recuerdo en una pesadilla.

Si algún día volviese a verte.

Si algún día nos volvemos a encontrar, yo...

No quiero huir más...

Estado: en depresión.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro