Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 25: III

[Recomiendo volver a leer la parte de Jack del Capítulo 25:II para ponerte en situación]

―Yo tampoco, pero vamos a dejarnos llevar.

Antes de que pueda procesar sus palabras, siento sus labios presionarse contra los míos. Me quedo paralizada y en blanco por unos segundos. Entonces, los siento moverse incitándome a que haga lo mismo. Todo desaparece, solo queda la sensación de sus labios acariciando los míos. Son más suaves de lo que nunca podría haberme imaginado, al igual que tienen un tacto carnoso a pesar de que no son muy grandes.

Correspondo empezando a mover los míos, inmediatamente me aprieta más contra su cuerpo, como si eso fuera posible. Mis piernas tiemblan y juro que me hubiera caído si no me estuviera sujetando. Subo las manos hasta rodear su cuello con mis brazos, ni siquiera he pensado en hacerlo, mi cuerpo se ha movido por instinto.

El beso es tranquilo, probando como saben los labios del otro. Aunque rápidamente, se vuelve más intento. Su mano se ha movido hasta mi espalda maja, donde aprieta ligeramente para que le siga sin separarme mientras camina hacía atrás. Rozo los dientes con su labio inferior, provocando un pequeño gruñido de su parte que me toma por sorpresa. Un escalofrío me recorre ante el sonido.

Nos separamos unos segundos para tomar aire. Apoya su frente sobre la mía y abro los ojos encontrándome con los suyos azules observando fijamente mis labios. Levanta la mano hasta mi mejilla y vuelve a besarme, pero está vez con más intensidad. Su lengua pide permiso y dejo que entre, comenzando así una lucha que voy a perder. Mi estomago se retuerce ante la sensación, un cosquilleo que nunca había sentido aparece.

No puedo pensar en nada más que en él, en sus labios, en sus manos y en su cuerpo.

Se separa y abro los ojos confundida. Baja la mano y agarra mi muñeca.

―Ven ―susurra sentándose en el borde de la cama. Tira de mí obligándome a que me siente a horcajadas sobre sus piernas.

Inmediatamente, une de nuevo sus labios con los míos. Coloca ambas manos en mi espalda baja y hace que me acerque más hasta que nuestros pechos quedan totalmente pegados. Mis músculos se mantienen tenso, tengo miedo de moverme por la cercanía, sobre todo porque mi entrepierna está contra la suya en esta posición. Pongo las manos en sus hombros para sujetarme.

El calor que inunda mi cuerpo contrasta completamente con el frío que desprende, haciéndome temblar, no sé si por el frío o por las mil sensaciones que me está provocando. Poco a poco me dejo llevar ante las caricias de sus labios y su lengua, mis músculos se relajan lentamente.

Deja mis labios y comienza un camino de besos por mi mentón hasta bajar a mi cuello, aparta mi pelo con delicadeza dejando la piel expuesta. Roza los labios contra ella haciéndome temblar de nuevo, mi respiración se agita un poco más. Deja húmedos besos por distintos sitios y a veces pasa ligeramente la lengua. Se centra en un punto volviéndolo extremadamente sensible. Subo las manos hasta el pelo de su nuca y lo acaricia entre mis dedos. Aprieto los labios con los ojos cerrados, los escalofríos placenteros que envía por todo mi cuerpo hacen que termine de relajarme.

Levanta la cabeza volviendo a mi boca. Muevo los labios siendo yo quien sube el ritmo y la intensidad, él corresponde en seguida.

Nunca imaginé que besar pudiera sentirse de este modo. Mi mente flota entre las nubes, mi cuerpo arde pidiendo más contacto y mis labios no pueden separarse de los suyos.

Un golpe proveniente del balcón hace que nos separaremos inmediatamente. Sin querer doy un pequeño bote por el susto, haciendo que suelte un gruñido ahogado.

―Cuidado ―murmura todavía cerca de mis labios. Abro los ojos avergonzada al sentir aquella parte dura que prefiero no mencionar.

Me quito torpemente de encima suya, tropiezo debido a la debilidad que tienen mis piernas ahora, pero consigo mantenerme de pie por los pelos. El peliblanco me observa con una sonrisa.

―¿Qué miras? ―pregunto fingiendo que no ha pasado nada, aunque siento mi rostro caliente, al igual que todo mi cuerpo.

―Pareces un tomate ―responde divertido. Ruedo los ojos ante su comparación.

―Voy a ver que ha sido eso ―comento cambiando de tema.

―No tardes ―dice mientras camino hasta la puerta, lo cual hace que me sonroje más.

Abro asomándome al exterior. Un jarrón decorativo está hecho añicos en el suelo, mientras el gato se encuentra sentado en la mesa tranquilamente. Entrecierro los ojos al entender la situación.

―Se lo diré a Cupido ―amenazo acercándome al felino. Desvía la mirada sin prestarme atención.

―¿Qué ha pasado? ―grita el peliblanco desde el interior.

―El gato ha roto un jarrón ―respondo en tono alto para que pueda escucharme.

―Ignórale y vuelve dentro.

Estoy a punto de hacer caso a su pedido cuando el gato vuelve a mirarme y maúlla llamando mi atención. Se da la vuelta y baja de la mesa de un salto. Desde aquí no puedo verle porque se ha metido debajo. Cuando sale lleva algo en la boca y se acerca hasta dejarlo frente a mis pies. Me acuclillo para verlo mejor, aunque inmediatamente me arrepiento. Es un ratón muerto que seguramente ha cazado por ahí. Me levanto y doy varios pasos atrás por el asco.

―¡Jack! ―le llamó al ver que el gato vuelve a traer el ratón hasta mí.

―¿Qué pasa? ―pregunta llegando hasta mi lado. Señalo el cadáver en el suelo―. Te está haciendo un regalo, creo.

El gato me observa expectante con sus grandes ojos, mueve la cola tranquilamente de un lado a otro. Doy otro paso atrás y lo empuja hasta volver a ponerlo cerca de mis pies. Levanto la mirada para pedir ayuda al peliblanco, quien se encoge de hombros en respuesta.

― ¿Dónde estás? ―escuchamos la voz de Cupido en el jardín. Segundos después aparece subiendo por las escaleras.

Se detiene al ver el jarrón roto, mueve la mirada examinando el panorama. Se acerca hasta el gato y se agacha cogiéndolo en brazos. Lo levanta hasta quedar a la altura de su cara.

―¿Desapareces y luego rompes un jarrón? ―hace una pausa como si esperara que el gato respondiera―. Te dije que dejaras de romper cosas.

El felino se retuerce queriendo liberarse. Le suelta permitiendo que salga corriendo.

―Nos interrumpió, deberías controlarlo ―dice el peliblanco cruzándose de brazos. Ante sus palabras mi corazón se acelera por el pensamiento de nosotros besándonos.

―____, ¿por qué estas nerviosa? ―pregunta el ojiverde sacándome de mis pensamientos.

―No esperaba que me trajera un animal muerto ―cambio de tema rápidamente señalando al pobre ratón. Una sonrisa aparece en su rostro.

―Es un regalo, te lo habrá traído al saber que estás herida para que tengas algo que comer.

―No pienso comer esa cosa ―hago una mueca de asco provocando que ambos suelten una carcajada.

―Tranquila, me lo llevaré ―se agacha y lo agarra sin miramientos―. Estoy acostumbrado a que me traiga cosas muertas.

Se da la vuelta y, cuando está a punto de bajar las escaleras, se detiene. Le pide a Jack que le acompañe, quien a regañadientes acepta.

―Nos vemos luego ―susurra cerca de mi oído antes de seguir al ojiverde. Ambos se van dejándome sola.

Decido recoger el desastre que hay en el suelo para distraerme, no puedo dejar de pensar en lo que acaba de pasar. Camino al interior de la habitación y después al pasillo en busca de algún recogedor y escoba.

***

Me siento en mi sitio para cenar, he sido la primera en llegar. Unos instantes después, aparecen los dos espíritus con rostros serios y sin decir nada se sientan. Los platos y demás cosas empiezan a colocarse en la mesa.

―¿Ha pasado algo? ―rompo el silencio tenso que se había formado.

―Nada ―responde Cupido encogiéndose de hombros.

―¿Seguro? ―insisto. No me creo que no hayan discutido por alguna tontería.

―Estamos cansados ―excusa dándome una débil sonrisa. Jack ni siquiera presta atención a la conversación.

Comenzamos a cenar en silencio mientras el peliblanco solamente mira al vacío. Odio estos silencios tensos e incómodos. Me molesta que me tomen por tonta, obviamente ha pasado algo entre ellos para que se comporten así. Sin embargo, decido dejarlo pasar. Si no me van a contar nada, yo no iré detrás de ellos.

Al terminar me levanto, dispuesta a salir de allí sin decir nada.

―____ ―me llama Cupido haciendo que me detenga―. Espérame, quiero hablar contigo.

En ese momento, el peliblanco se levanta y pasa por mi lado.

―Estaré en la habitación ―murmura para que solo yo pueda escucharle. Observo su espalda mientras se aleja y desaparece tras la puerta.

―¿De qué quieres hablar? ―pregunto volviéndome para mirar al ojiverde que se levanta de la silla.

―¿Ha pasado algo con Jack? ―Inquiere tomándome por sorpresa, por lo que mi corazón se acelera ligeramente.

―Nada importante, ¿por qué?

―No mientas, ____. Puedo sentirlo. ―se acerca hasta quedar a un paso de distancia. Bajo la mirada avergonzada.

―No ha pasado nada ―insisto con la mentira. No tengo la obligación de contarlo.

―No quiero que te haga daño ―sube las manos hasta mis brazos y los agarra con suavidad―. Ten cuidado, por favor.

―¿Por qué me haría daño?

―Es un espíritu inmaduro, no quiero que te encariñes con él y que después te traicione.

―¿Insinúas que se irá con los guardianes? ―levanto la mirada encontrándome con sus ojos.

―Es una posibilidad ―suspira―. Recuerda que fue elegido por el Hombre de la Luna y aceptó, está obligado a estar con ellos.

―Pero ha elegido quedarse aquí con...

―Lo sé ―me interrumpe―, pero si el Hombre de la Luna le reclama no puede negarse.

―¿A qué te refieres? ―pregunto confundida.

―Si desobedece y el Hombre de la Luna lo toma como traición, puede hacer que desaparezca y deje de ser espíritu. ―hace una pausa―. Igual que le hizo espíritu puede quitárselo.

―No tiene sentido, ¿cómo sabes todo eso?

―Tengo muchos años, ____. He visto muchas cosas y me ha dado tiempo a investigar.

―Pero, entonces, ¿por qué permite que haya espíritus que buscan el mal? ―frunzo el ceño sin entender―. Debería eliminarlos y ya.

―No todos los espíritus están bajo su mando, solamente los guardianes ―suspira y sube las manos hasta mis mejillas, haciendo que le mire fijamente―. Solamente te aviso de que tengas cuidado con Jack, sé que ha pasado algo entre vosotros, puedo notarlo así que no lo niegues.

―Tendré cuidado ―acepto queriendo acabar con la conversación.

―No tengo ningún derecho a decirte que hacer, pero me preocupo por ti.

―¿Jack sabe lo que me has contado? ―pregunto en cuanto cruza por mi mente la duda.

―Lo he hablado con él, por eso estaba así ―suelta mis mejillas―. No se lo ha tomado para nada bien. Aunque dijo que algo parecido sabía, pero que el Hombre de la Luna nunca haría eso.

―Si lo dice será porque no...

―No hay que fiarse de nadie, ____ ―vuelve a interrumpirme, su mirada volviéndose más oscura―. Ni siquiera del Hombre de la Luna.

―Entonces, tampoco debería confiar en ti ―digo esperando su reacción. Se mantiene impasible ante mis palabras.

―¿Crees que el Hombre de la Luna no tiene nada que ver con que intenten matarte? ―pregunta con tono sombrío, mi cuerpo se tensa cuando la realidad cae sobre mis hombros―. Es el líder, ellos no hacen nada que no les haya ordenado.

―Llegué a pensar que solo era problema de Norte ―susurro llevando la mano a mi frente. Más de una vez pensé en aquella posibilidad.

―Sospecho que Norte solo es un peón ―confiesa, se cruza de brazos.

―¿Cómo se lo ha tomado Jack?

―No le he dicho nada, no lo aceptaría ―resopla―. Es demasiado ingenuo y cabezota.

―Se lo puedo decir yo ―ofrezco pensando en la posibilidad de que quizás se lo tome mejor.

―Es una pérdida de tiempo, solo ganaremos problemas porque se enfadará.

Asiento, aunque creo que en algún momento debería saberlo. Poco a poco buscaré la forma de decírselo sin que monte en colera.

Me acompaña hasta la habitación para cambiarme el vendaje y echarme la masa extraña. Jack nos observa al entrar, está tirado en la cama con las manos cruzadas detrás de la cabeza.

―¿Te parece bien que mañana vayamos a la planta de entrenamiento? ―pregunta Cupido ignorando completamente al peliblanco. Le miro extrañada por su oferta.

―Pensé que todavía no podía entrenar.

―No haremos entrenamiento físico, tranquila ―sonríe como si nada, todo rastro de seriedad de antes han desaparecido.

―Vale ―acepto, miro de reojo al peliblanco antes de abrir la puerta del baño―. ¿Él también vendrá?

―Sí ―responde Jack desde la cama, impidiendo que Cupido diga lo contrario.

Entramos dentro dando por terminada la breve conversación. Presiento que será una noche larga. La sola idea de estar en la misma habitación con él, después de lo que ha pasado hace unas horas, hace que entre en pánico. Aunque una pequeña parte de mi desea volver a sentir esa cercanía.

***

Quiero aclarar una cosa:

Desde que la voz ha vuelto, rayis está mucho más sensible con nuestro peliblanco, por lo que entendedla. Creo que es obvio, no es que se haya vuelto loca y de repente se sienta 100% atraída por él. Igualmente por si las dudas, lo digo aquí. No diré nada más porque sería spoiler.

Puede que no sea el primer beso más deseado ni el más "épico", pero a mi parecer es realista, en el sentido de que no siempre el primer beso viene en un momento ultra mega bonito. A veces viene sin esperártelo, en una situación un poco extraña, no siempre estás enamorado de la otra persona, etc. Ni el primer beso quiere decir que después todo será super bonito.

Gracias por el apoyo y espero que les haya gustado. Os quiero.

💜

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro