Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 24: I

Jack Frost.

― ¿Ya? ― Pregunta cuando siente que me estoy acercando.

― Sí, toma. ― Le doy el vestido, observa detenidamente la sangre y la tela rota.

― Que desperdicio. ― Murmura, camina hasta una puerta y desaparece por un momento.

No tarda en volver y sentarse en el sofá, deja caer la cabeza hacía atrás. En esa posición me doy cuenta de lo cansado que en verdad se encuentra, su piel está más blanca de lo normal y su mirada se ve perdida.

― ¿Qué miras? ― Pregunta mirándome de reojo.

― Estás débil. ― Comento, suelta una carcajada irónica.

― Que observador.

― También deberías descansar. ― Propongo, porque de verdad su aspecto es lamentable.

― No tengo tiempo para eso. ― Gruñe, se incorpora y apoya los codos en sus rodillas. ― Tenemos que hablar, siéntate.

Me dirijo al sofá frente a él, una mesa en medio nos separa. Entrelaza sus manos y levanta la mirada, espero pacientemente a que comience. Su rostro serio hace que me enderece en mi asiento, debe ser importante.

― ¿Por qué fuisteis a la fiesta? ― Pregunta, antes de poder responder continúa. ― Nunca habéis ido a ninguna, ¿por qué ahora?

Suspiro y por reflejo paso la mano por mi pelo. No debería contarle nada sobre nuestro plan, ni siquiera sobre los problemas que estamos teniendo. Sin embargo, no creo que suceda nada malo por decírselo, pude ver con mis ojos como peleaba e intentaba proteger a ____.

― Nuestra intención era encontrar a los aliados de Pitch, el Hombre de la Luna dijo que tenía varios aliados. ― Explico bajo su atenta mirada. ― No pensé que estarías con ____.

― ¿Así que Pitch ha vuelto a las andadas? ― La burla es palpable en su voz. ― Bueno, eso es insignificante.

Frunzo el ceño, no creo que sea algo que no debemos tener en cuenta.

― ¿Tú por qué estabas allí con ella? ― Pregunto, su mandíbula se tensa por un segundo.

― Me pidieron ser el presentador. ― Contesta secamente, da la impresión de que hay más que no quiere contar. ― Vamos a lo importante, ¿volverás con los guardianes?

― Claro, soy un guardián. ― No parece agradarle mi respuesta, cuadra los hombros y vuelve a preguntarme.

― ¿Te irás con ellos después de lo que le hicieron a ____?

― No decidí ser guardián, el Hombre de la Luna me eligió. ― Me justifico porque es la verdad, no es una opción. ― Pero vendré para ayudaros también.

― No.

― ¿No qué?

― No vendrás. ― Niega con la cabeza. ― Si te vas con ellos, olvídate de nosotros.

― ¿Qué? ― Me inclino hacía delante, empieza a molestarme lo que dice.

― Debes decidir entre ellos o nosotros, no puedes estar con ambos.

― ¿Por qué no? ― Cierro las manos en puños. ― ¿Sólo por qué lo digas tú?

― No confiaré en un guardián, mucho menos después de lo que todos hemos visto que hizo Norte. ― Sus ojos se oscurecen, su mirada no se ha separado de mí ni un instante.

― No la haría daño nunca.

― Quizás directamente no, pero al estar con ellos se lo harás indirectamente. ― Su voz no tambalea. ― Habría que ser idiota para no darse cuenta, mientras sigas con los guardianes serás un peligro para ella.

― No les he contado nada de ella, no soy ningún peligro. Deja de decir estupideces.

― ¿Crees que no vendrán a buscarla? ― Hace una pausa. ― ¿Crees que Norte no te utilizará para llegar a ella y matarla?

Abro la boca para negarlo, pero antes de poder pronunciar algo la duda aparece. Hace un tiempo estaría seguro de que Norte no es tan malo, pero ahora no puedo pensar lo mismo después de lo que pasó, aunque sigo creyendo que hay algún motivo para ello.

Agacho la cabeza desviando la mirada a la mesa, sé que eso podría suceder, últimamente Norte es alguien totalmente distinto.

― No te lo repetiré, Jack. ― Pronuncia mi nombre con amenaza. ― Los guardianes o nosotros, debes elegir. No compartiré nada de lo que he investigado hasta que te decidas, no puedo arriesgarme.

― ¿Qué sabes? ― En cuanto pregunto se levanta, mete las manos en los bolsillos de su pantalón.

― A la noche me dirás lo que decidiste, si aún no lo sabes te irás con los guardianes. ― Rodea la mesa y pasa por mi lado, escucho como se detiene. ― Y no permitiré que te acerques a ____ nunca más.

― No eres nadie para hacer eso. ― Gruño, me levanto y observo su espalda, ni siquiera se ha girado a mirarme. ― ¿Con qué derecho te crees sobre ella?

― Tú decides. ― Dice antes de empezar a caminar, sale de la sala dejándome solo.

Dejo caer mi peso de nuevo al sofá, me tapo el rostro con las manos. Es cierto que no es normal el comportamiento de Norte, pero los demás no son malos. El Hombre de la Luna me hizo espíritu y me eligió guardián, es mi deber proteger a los niños, no puedo simplemente desaparecer y menos ahora con el problema de Pitch.

***

El sol se está poniendo, pronto se hará de noche.

― ¿Jack? ― Busco aquella suave voz que me llama.

____ está en un balcón, apoyada sobe la barandilla. Mueve la mano en forma de saludo cuando mi vista se encuentra con la suya.

― ¿Qué haces ahí? ― Pregunta, su voz no está tan débil como antes, aunque todavía se nota el cansancio que carga.

― Pensado.

Llevo toda la tarde en el jardín, dando vueltas de un lado a otro, intentando buscar alguna solución.

Vuelo hasta quedar frente a ella, una pequeña sonrisa aparece en sus labios.

― ¿Qué haces tú aquí? ― Pregunto extrañado, debería estar descansando.

― Salí a que me diera el aire, no puedo dormir. ― Hace una pausa llevándose la mano al pecho. ― El dolor no me deja tranquila.

Observo la herida, a pesar de estar tapada la imagen de la espada atravesando su cuerpo no deja mi mente. Pensaba que estaba muerta, todo se había ido a la mierda en un instante. Nunca sacaré esa imagen y el dolor que sentí de mis recuerdos.

― Deberías tumbarte de nuevo.

― No te preocupes tanto por mí, estoy bien. ― Mueve la mano restándole importancia. Frunzo el ceño porque sé que no es así, nada está bien. ― ¿Vendrás a cenar con nosotros?

Su pregunta me toma desprevenido.

― ¿No cenarás en tu habitación?

― No quiero estar aquí encerrada todo el rato, puedo moverme. ― Menea los brazos arriba y abajo. ― Ves.

Parece un pájaro intentando volar, lo que me provoca cierta ternura y gracia a la vez.

― No te muevas mucho, te harás daño. ― Regaño, su cara se vuelve seria y deja caer los brazos a sus costados.

― Si digo que estoy bien significa que lo estoy, así que para ya.

― ¿De qué?

― De decirme que no haga nada, no soy tan débil como crees. ― Sus ojos muestran la molestia que siente por dentro, poco a poco estoy aprendiendo a leerlos.

― Claro que no eres débil, pero una espada te atravesó. ― MI voz sale más dura de lo que pretendía.

― Me voy a cenar. ― Se da la vuelta y entra en la habitación antes de que pueda decir nada.

Me quedo flotando en la misma posición. No era mi intención que se molestara conmigo, solamente me preocupo por su estado.

― Se nota que no sabes hablar con las mujeres. ― Se burla Cupido, ni siquiera me muevo para mirarle.

― ¿Cuánto tiempo llevas ahí? ― Nunca me ha gustado que me espíen.

― El suficiente. ― Nos quedamos en silencio. Creo que se ha ido, pero vuelve a hablar. ― Podría enseñarte a tratar con ella.

― No necesito tú ayuda. ― Respondo inmediatamente, me ofende que me proponga algo así.

― ____ es especial, no puedes tratarla como a cualquier chica. ― Le miro de reojo, está apoyado en la pared con los brazos cruzados. ― ¿Acaso no notas esa energía que desprende?

― Ahora es más intensa.

Siempre ha tenido algo que hacía llamar mi atención, incluso desde el primer día que la vi.

― Exacto. ― Suspira. ― ¿Por qué no vienes a cenar y después nos cuentas lo que decidiste?

― ¿____ lo sabe? ― Pregunto mientras bajo lentamente hasta el suelo.

― Sí, se lo conté. ― Le miro a la espera de que diga algo más. ― Confía en que te quedarás con nosotros, agradecería que no la decepciones.

Comienza a caminar, le sigo a unos pasos de distancia.

― ¿Por qué no me ha dicho nada?

― No la diste tiempo, la hiciste molestar antes. ― Suelta una pequeña carcajada, como si le pareciera divertido.

Nos quedamos en silencio hasta llegar al comedor, ___ permanece sentada en un extremo, al vernos sonríe ligeramente.

― Hola. ― Saluda, aunque evita mi mirada.

― Hola, preciosa. ― Responde Cupido y siento ganas de vomitar, su voz provoca eso en mí.

― Hola. ― Saludo también.

Cupido se sienta en el otro extremo, quedando frente a ella. Permanezco de pie sin saber donde sentarme a pesar de la cantidad de sillas que hay. Decido sentarme en medio, ni más cerca de ____ ni de Cupido, aunque me siento fuera de lugar.

― ¿Qué tal te encuentras? ― Le pregunta con suavidad, ella observa los platos flotar hacía la mesa.

― Bien. ― Responde secamente. Un plato junto a los cubiertos aterriza frente a mí.

― En ese caso pronto podremos entrenar. ― Tras sus palabras ___ levanta la mirada, inclina la cabeza.

― ¿Sí? ― El entusiasmo es palpable en su voz.

― No pensé que te hiciera tanta ilusión. ― Sonríe de lado y se lleva un cacho de carne a la boca.

― Lo estuve pensando y quiero ser capaz de defenderme sola. ― Dice mientras agarra los cubiertos para empezar a comer.

Ambos comen en silencio, mientras observo la comida frente a mí. Los espíritus no necesitamos comer, no sirve de nada, podemos sobrevivir sin absolutamente nada.

― ¿No comerás? ― Pregunta ____, levanto la mirada hacía ella.

― No necesito comer. ― Me encojo de hombros, no es algo que necesite ni que esté acostumbrado.

― Deberías probarlo al menos. ― Mira su plato un momento. ― Si no te gusta puedes probar de lo mío.

― No seas mal educado. ― Regaña Cupido, la sangre me hierve ante su tono altanero.

― De acuerdo. ― Cedo ante la mirada de ____, aunque no me faltan ganas para tirarle el palto a Cupido.

***

― No estuvo tan mal, ¿cierto? ― Pregunta con cierta inocencia, pero sé que le divierte.

Mi estomago está lleno, por lo que me siento hincado e incómodo. Parece que al no estar acostumbrado me ha podido sentar mal.

― Para nada. ― Respondo entre dientes.

____ no ha vuelto a hablar desde entonces, ha sido la primera en terminar, pero ha permanecido en silencio esperando a que acabáramos.

― Entonces, Jack... ― Se limpia los labios con una servilleta. ― ¿Qué has decidido?

Su pregunta hace que meponga nervioso, por un momento me había olvidado. ___ permanece en silenciotodavía, pero siento su mirada sobre mí. La miro encontrando sus ojos, me observan sin preocupación, parece muy segura de que me quedaré con ellos.

***

Tengo intención de subir mínimo un capítulo los domingos, aunque puede ser más o incluso no subir nada, depende de lo ocupada que tenga la semana.

Os dejaré con la intriga o el suspense o como lo quieran llamar jajajaja

Las amo💜


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro