Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 20: IV

Abro los ojos encontrando un cielo estrellado, parpadeo en confusión. Me incorporo sintiendo un dolor punzante en el pecho.

¿Dónde estoy?

Lo último que recuerdo es tumbarme en la cama para descansar, no junto a un lago. El paisaje me resulta familiar, tan familiar que creo que es en el que ya he estado cerca de la cueva.

Me incorporo con esfuerzo, el dolor dentro de mi pecho es cada vez mayor. Me mantengo sentada y abrazo mi torso inclinándome hacía delante en agonía. Aprieto los dientes y cierro con fuerza los ojos.

― ¿Estás bien?

Aquella voz me toma por sorpresa, no he escuchado a nadie acercarse.

― ¿Necesitas ayuda? ― Insiste y siento una mano acariciando mi espalda. Bajo su toque el dolor disminuye, pero a la vez mi mente empieza a nublarse.

― Vete. ― Pronuncio entre dientes sin darme cuenta, simplemente las palabras han salido de mi boca sin pensarlo.

― No me voy a ir.

Ya no siento el dolor, ha desaparecido casi por completo. Sin embargo, sigo agonizando en la misma posición. No tengo control sobre mi cuerpo, es como si estuviera encerrada dentro y solo puedo observar.

Abro los ojos cuando dos manos se posan en mis mejillas, dos ojos azules me miran con preocupación. Aparto el rostro con un movimiento brusco. Me intento poner de pie, pero caigo sobre los brazos del peliblanco.

― Voy a curarte. ― Asegura decidido. ― ¿Puedes subirte a mi espalda?

― No quiero tu ayuda. ― Gruño revolviéndome en sus brazos, me aprieta más contra su cuerpo y agarra mi mandíbula para que le mire.

― Me da igual, voy a llevarte a mi casa y curarte. ― Hace una pausa en la que nos miramos fijamente a los ojos. ― No te estoy preguntando. ― Añade soltando mi mandíbula, pasa un brazo por mi espalda y otro por debajo de mis rodillas.

Me carga contra su pecho y me encojo intentando aliviar el dolor, mi cabeza descansa cerca de su clavícula. No puedo hacer ningún movimiento, ni siquiera puedo dirigir la vista, me siento enjaulada en mi propio cuerpo.

― Aguanta ahí sentada. ― Susurra dejándome sobre una roca a la altura de su estómago. ― Sujétate. ― Se da la vuelta y dobla un poco las rodillas para que me suba. ― Vamos.

― No voy a ir a tu aldea con esos humanos. ― Gruño echándome hacía atrás, alejándome de la espalda del peliblanco. ― Ni siquiera puedes curarme, aunque lo intentes.

― Te llevare a la fuerza. ― Amenaza mirándome de reojo, se endereza y se gira quedando frente a frente entre mis piernas. Mi cabeza queda un poco más alta que la suya.

― No te hagas el valiente. ― Observo su rostro, la determinación y preocupación bailan en sus ojos. Aprieta los labios en una fina línea. ― Puedo matarte sin pestañear, lo sabes.

Me sorprendo de las palabras que salen de mi boca, han sido pronunciadas con un cinismo que nunca había escuchado. Al peliblanco parece no afectarle, en vez de alejarse se acerca más acortando la distancia que nos separada.

― Si hubieras querido matarme ya lo habrías hecho después de estos años. ― Levanta la mano y acaricia mi mejilla. Me mantengo quieta bajo su toque.

― No me toques, Jack. ― Mi tono de voz es bajo y serio. Un destello de dolor pasa por sus ojos. ― Por tu bien, más vale que no vuelvas a buscarme.

― No te abandonaré, digas lo que digas.

Mi vista se pone borrosa, al punto de que no puedo distinguir el rostro del peliblanco. Poco a poco vuelvo a hundirme en la oscuridad.

***

Abro los ojos, la claridad me molesta por lo que me tapo con el antebrazo. Con el brazo libre quito la sabana y la manta que me cubren. Estiro los músculos de mi cuerpo y me siento al borde la cama.

He tenido otro sueño con el peliblanco, aún recuerdo la sensación de estar atrapada en mi cuerpo. No entiendo por qué sueño con él, podría soñar cualquier cosa pero mi subconsciente está obsesionado.

Me levanto y salgo al balcón. El sol acaba de salir hace no mucho tiempo, todavía es pronto. Al parecer he dormido toda la tarde de ayer incluida la noche. Mi estómago suena pidiendo más comida.

Voy al baño y me miro al espejo, sigo teniendo mal aspecto, aunque un poco mejor que antes. La diferencia se nota en que ha desaparecido la suciedad que cubría mi piel y mi pelo está limpio, gracias a la ducha. Aunque debo admitir que me siento con un poco más de energía que ayer.

Después de prepararme y vestirme, creo que es hora de bajar a desayunar. Salgo de la habitación y me encuentro de frente a Cupido que venía andando por el pasillo, me saluda con una sonrisa.

― Pensé que no despertarías. ― Bromea deteniéndose a unos pasos.

― Tampoco he dormido tanto.

― Es verdad, tres días es poco.

Me paralizo. No he sentido que haya dormido tanto, es imposible. Cupido siente mi sorpresa y apoya una mano en mi hombro, tranquilizándome.

― Lo necesitabas, tampoco te has perdido nada interesante. ― Su tono de voz es suave. Sigo quieta, procesando el hecho de que haya dormido tanto tiempo.

― ¿Cómo puede ser?

― Necesitabas descansar. ― Responde, se mueve pasando el brazo por mis hombros. Me insta a caminar a su lado. ― Tienes hambre, ¿no?

Asiento. Dejo que me guie por los pasillos y las escaleras. El sueño vuelve a mi mente, recordándome al peliblanco.

― ¿Sabes algo de Jack? ― Pregunto preocupada de haberme perdido algo.

― No. ― Hace una pausa en la que me mira de reojo. ― ¿Por qué lo preguntas?

― Me acordé de él. ― Respondo sin querer especificar. Una pequeña sonrisa ladeada se dibuja en su rostro, como si supiera todo.

― ¿Otro sueño?

Me detengo provocando que él también lo haga. Me observa con el rostro relajado.

― ¿Cómo lo sabes? ― Frunzo el ceño.

― Ya te lo dije, se me da bien darme cuenta del cambio de emociones y sentimientos. ― Da pasos en mi dirección, retrocedo hasta chocar con una pared. Apoya la mano al lado de mi cabeza y se inclina acercando su cara a la mía. ― Escucho tu corazón, sé que estás nerviosa.

Dejo de respirar intentando quedarme totalmente quieta. Quiero que se separe, quiero mi espacio personal.

― Mientras duermes noto los cambios en tus emociones, eso me hace intuir que tipo de sueños tenías. ― Explica y se separa dejándome totalmente libre. Sonríe de forma inocente y alegre. ― Vamos a desayunar.

Sigue caminando, voy detrás de él con una distancia considerable. No tengo ganas de que vuelva a acorralarme contra una pared o puerta.

Para el desayuno sucede lo mismo que el otro día, todo viene flotando y después se va una vez que hemos terminado. Cupido ha estado contándome cosas de su trabajo, supongo que para hacer el momento menos incómodo, en el fondo se lo agradezco.

― Prefiero que me llames Zed. ― Comenta cuando nos levantamos.

― ¿Por qué?

― Creo que tenemos la confianza suficiente para que me llames por mi verdadero nombre. ― Se pasa la mano por el pelo y se cruza de brazos. ― Estás viviendo en mi casa.

Acepto, aunque no creo que tengamos mucha confianza, llamarle por su nombre no es ningún problema.

― Todavía no sé donde está tu habitación. ― Informo cuando salimos del comedor.

― Cierto, sígueme.

Le hago caso y vamos hablando de cosas sin importancia.

Jack Frost.

Lanzo un rayo de hielo a la sombra que intenta golpear por la espalda a Norte.

― ¡Ten cuidado! ― Grito llamando su atención. Asiente y sigue peleando con sus espadas.

Vuelvo a concentrarme en las sombras que vienen a por mí. Vuelo de un lado a otro esquivando los ataques, no puedo dejar que me rodeen. Hada y Meme han desaparecido, hace un momento estaban cerca.

― ¿Dónde están los demás? ― Me acerco a Norte, ni siquiera me mira.

― Tenemos que seguir.

― Pueden estar en peligro. ― Esquivo por escasos segundos una sombra.

Norte no me responde, sigue peleando sin mirar alrededor. Estos días se ha estado comportando extraño, está pensativo y enfadado casi todo el tiempo, no me ha querido decir qué le sucede. Sé que es el único que habla con el Hombre de la Luna, pero los demás podríamos ayudarle con la información que le proporcione.

Vuelo más alto, alejándome. Examino el suelo buscando algún rastro de los demás guardianes, pero todo está tapado por una niebla negra, poco a poco se acerca a Norte.

Se está complicando más de lo que me gustaría admitir. Pitch Black no es capaz de crear este desastre por él mismo, me preocupan sus aliados. ¿Qué tan fuerte son?

― ¡Jack, deja de estar parado y pelea! ― Me regaña. Vuelvo al suelo, aterrizando cerca suyo.

― Una niebla nos rodea. ― Informo, pero me ignora. Insisto de nuevo. ― Pronto llegará hasta nosotros, deberíamos buscar a los demás e irnos.

Destruye un par de sombras más y se gira en un movimiento brusco, me agarra del cuello de la sudadera en un puño.

― Si no sirves para pelear, lárgate de aquí, pero no me estorbes. ― Me suelta haciendo que caiga al suelo. Le observo confundido, nunca le había visto tan enfadado.

Las palabras de ____ pasan por mi mente. Niego, no puede ser así, tiene que estar pasando algo que le haga reaccionar tan mal que no sabemos. Me levanto y le doy una última mirada antes de irme, pelea sin descanso y sin importarle nada.

Vuelo por encima de la niebla en busca del resto, las sombras vienen continuamente para atacarme, pero no me detengo. Si Norte no quiere decirme toda la información lo averiguaré por mi propia cuenta.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro