Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 19: II

Tengo frío. Me muevo, intentando acurrucarme, pero no puedo. Abro los ojos con esfuerzo, parpadeando repetidas veces.

― ¿Qué? ― Murmuro somnolienta al encontrarme tumbada. Tallo mis ojos e intento aclarar la vista.

Estoy tumbada junto al peliblanco, mientras él me rodea con sus brazos. Intento recordar como hemos llegado hasta esta posición, pero lo último que recuerdo es cuando estábamos sentados.

― Buenos días. ― Susurra cerca de mi oído, ya que levanté la cabeza de su pecho. Giro el rostro encontrándome con sus ojos azules, la luz entra iluminándolos.

― Hola. ― Susurro, todavía ligeramente confundida por la posición. Hago el amago de alejarme, pero me aprieta contra él.

― ¿Qué tal dormiste? ― Pregunta, una pequeña sonrisa apareciendo en sus labios. Mi mirada baja hasta ellos.

― Bien. ― Contesto, vuelvo a sus ojos. Arrugo las cejas confundida. ― ¿No estábamos sentados?

― Ah. ― La sonrisa aumenta, mostrando sus dientes brevemente. ― Pensé que así estarías más cómoda.

Asiento, sin ganas de seguir preguntando. Aunque tenga los ojos abiertos, mi cerebro sigue dormido.

― ¡Buenos días, bella durmiente! ― Grita Cupido desde fuera de la cueva. Me sobresalto, ocasionando una pequeña risa por parte del peliblanco.

Al escuchar su voz las imágenes del sueño vuelven a mi mente, atormentándome nuevamente. Todos mis músculos se ponen tensos y el calor sube a mi rostro.

― No te asustes. ― Comenta divertido, seguramente ante mi expresión.

Pero entonces, recuerdo que hoy me voy con Cupido y, además, que Jack se tiene que ir. Consiguiendo dejar de lado el nerviosismo que me provoca estar tan pegada a él, le observo fijamente. Su sonrisa se desvanece.

― ¿Qué pasa? ― Pregunta ante mi intensa mirada.

― ¿Te tienes que ir no? ― Susurro, aunque ya se la respuesta.

Ahora que ha llegado el momento, no me parece tan buena idea irme a la casa del ojiverde.

― Sí. ― Suspira, aparentemente frustrado.

Me libera, permitiendo que me levante con su ayuda. Murmuro un agradecimiento cuando estoy de pie.

― ¿Sabes dónde vive Cupido? ― Pregunto para asegurarme que vendrá a vernos cuando pueda. Niega con la cabeza. ― Vamos a preguntarle...

― Tiene varias casas. ― Me interrumpe, agarrándome de la muñeca cuando empiezo a caminar. ― No es tan sencillo.

― Solo tiene que decirte la dirección.

― No me entiendes.

― Pues claro que no. ― Me separo de su agarre. ― No te explicas.

― No son casas normales, para poder encontrarlas debe darte permiso. ― Explica, coge su cayado que estaba en el suelo. ― Están protegidas y ocultas por su poder.

― ¿Entonces? ― No llego a entender a que se refiere. ¿No puede simplemente decirle la dirección y solucionado? Aunque sea mágica, estará en algún lugar concreto.

― Lo que quiere decir, preciosa. ― Cupido se aproxima a nosotros, con una sonrisa arrogante plasmada en su rostro. ― Es que, aunque supiera la dirección, no podría encontrarla ni intentándolo.

Le miro confundida. ― ¿Por qué no?

― Empezará a dar vueltas y vueltas, acabando siempre en el mismo lugar. Nunca encontraría la casa. ― Se detiene frente a nosotros. Inclina la cabeza, lanzándole una mirada de superioridad al peliblanco. ― Por si mismo no sería capaz.

Observo a Jack. ¿Él sabía eso? Parece que sí. Me mantengo en silencio, la idea cada vez me genera más rechazo. ¿Una casa que no podría encontrar?

― ¿Y si sucede algo? ― Pregunto al peliblanco. Espero que entienda a lo que me refiero.

― No te pasará nada allí. ― Asegura. Frunzo el ceño ante su actitud, ayer no le parecía bien.

― Estarás segura, no tienes que preocuparte. ― Me sonríe con amabilidad. Le observo desconfiada, a pesar de que el brillo en sus ojos me muestra seguridad y sinceridad.

― ¿Cuándo vendrá Jack? ― Pregunto, está vez dirigiéndome al ojiverde.

― Cuando él quiera. ― Se encoge de hombros. ― Sabe más o menos las zonas, en cuanto este cerca le notaré y le permitiré pasar.

Desvío la mirada al peliblanco, asiente confirmando que eso es verdad.

― De acuerdo. ― Accedo, aunque me sigue generando desconfianza. No hay nada más que podamos hacer.

Me resulta muy extraño su cambio de actitud, ha pasado de negro a blanco, de no querer que me fuera a decir que estoy segura.

― Recoge tus cosas. Te espero fuera. ― Dice Cupido antes de darse la vuelta y salir. Mantengo la mirada en su espalda mientras se aleja de nosotros.

― ¿Cómo has cambiado de idea tan rápido? ― Susurro para que el ojiverde no escuche nada.

― No hay otra opción.

Le miro encontrándome con sus ojos clavados en mí. Después de unos segundos, desvía la mirada a la salida.

― Tengo que irme. ― Empieza a caminar y me quedo estática.

― ¿No te vas a despedir?

― Iré a verte lo más pronto que pueda. ― Asegura dándose la vuelta hacía mi dirección, pero sin dejar de caminar.

Doy varios pasos rápidamente, quedando a un paso de distancia mientras ambos caminamos.

― ¿Y por eso te vas a ir sin despedirte? ― Me quejo. Él me dedica una sonrisa y se mantiene en silencio. ― ¿No vas a responder?

Sigue sin responder. Su sonrisa aumenta, enseñando sus dientes. Gruño estirando el brazo para agarrar su sudadera y que se detenga, pero me esquiva.

― Para. ― Ordeno, intentándolo de nuevo.

Se detiene de repente, haciendo que me choque con su cuerpo. Envuelve los brazos alrededor de mi cintura, provocando que me tense. Me aprieta contra él.

― No me eches mucho de menos. ― Susurra en mi oído, enviándome escalofríos por todo mi cuerpo. ― Y ten cuidado.

― Lo mismo digo. ― Respondo cuando mis músculos se relajan un poco. Envuelvo los brazos alrededor de su cuello, devolviéndole el abrazo.

Nos quedamos en esa posición durante varios segundos.

― Tengo que irme, llegaré tarde. ― Se separa lo suficiente para poder mirarme.

― Ve. ― Murmuro desenvolviendo los brazos de su cuello, dejando una caricia en su pecho al bajarlos. En todo momento observo el azul de sus ojos.

― Solucionaremos todo esto, sea lo que sea. ― Se separa por completo. Estamos justo a dos pasos para salir.

Cupido nos contempla a unos metros de distancia en una pose relajada. Cuando se da cuenta que le estoy mirando me guiña un ojo, desvío la mirada inmediatamente.

― Adiós. ― Se despide antes de emprender el vuelo. Le devuelvo la despedida junto a una diminuta sonrisa.

― ¡Adiós, cerebro helado! ― Grita Cupido, moviendo la mano en el aire exageradamente.

Una vez que Jack desaparece, se levanta y se aproxima hasta mi posición.

― Ni se despide. ― Se queja deteniéndose a unos pasos y mirando al cielo. ― Nadie le ha enseñado modales. ― Gruñe, provocando que suelte una pequeña risa.

― Voy a por mis cosas. ― Vuelvo al interior para recoger la manta y el muñeco de nieve.

― ¡No te olvides de nada!

Ruedo los ojos. Ni que tuviera tantas cosas.

***

Hola, ¿qué tal están?

¿Qué opinan de que se vaya a la casa de Cupido? ¿Será bueno o malo?

Por cierto, a ver si llegamos a las 100k lecturas. 😳💜

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro