Capítulo 16: III
Mantengo mi espalda pegada a la pared. Cupido me examina con curiosidad, su posición es relajada dejando caer todo el peso sobre una de sus piernas, mientras mantiene las manos en los bolsillos y el hombro apoyado ligeramente en la pared. En cambio, el peliblanco me observa con desconfianza, manteniendo su cayado agarrado con fuerza. Se encuentra de pie en medio de la cueva, totalmente rígido. A pesar de que su mirada no se separa de mí, no se cruza con mis ojos en ningún momento.
― ¿Qué tal te encuentras ahora, preciosa? ― Pregunta rompiendo el silencio, pero la tensión no desaparece.
― Mejor.
Después de mi respuesta el silencio vuelve, se escucha algún que otro ruido proveniente del bosque. Me muevo incómoda, cambio el pie de sitio varias veces. Mi mirada se mantiene en el suelo, como si estuviera observando algo interesante.
― ¿Qué ha pasado ahí fuera? ― Sube la voz el peliblanco, lo suficiente para llamar nuestra atención.
― Deja de preguntar lo mismo siempre. ― Le regaña con aburrimiento, rueda los ojos y levanta ligeramente una comisura. ― ¿Nunca aprendes?
― No estoy hablando contigo, así que cállate. ― Gruñe en su dirección.
― Pues yo si estoy hablando contigo. ― Le guiña un ojo con burla. ― Se educado y préstame atención.
― ¿Qué no entiendes? No quiero hablar contigo.
― Siempre quieres hablar con ____, pero lo único que haces es preguntar estupideces. ― Le echa en cara sin ningún tipo de remordimiento, en cambio mantiene la media sonrisa en su rostro.
― No pregunto estupideces. No te metas donde no te llaman. ― En el tono de voz del paliblanco cada vez hay más rabia.
― Me llamaste tú, porque no eres capaz de cuidarla. ― Suelta varias carcajadas con burla. ― Si no fuera por mí, ella seguiría en el bosque inconsciente.
Jack da varios pasos rápidos hacía su posición, le encara como lo harían dos animales listos para pelear. Observo la escena sin moverme, pensando en lo infantiles que se ven. Cupido no pierde su media sonrisa en ningún momento.
― Repítelo si te atreves... ― Arrastra las sílabas con amenaza.
― Sin mí, ― Hace una pausa acercando su cara a la suya. ― no sirves para nada.
En cuanto las últimas palabras salen de su boca, Jack deja caer su cayado al suelo y levanta el brazo con intención de pegarle un puñetazo en la cara. Cupido lo esquiva por poco, el puño pasa a unos centímetros de su rostro, pero aprovecha para inmovilizarle ambos brazos en un movimiento que no soy capaz de procesar. La forma en la que se ha movido ha sido impresionante.
― Quieto, niño. No le faltes al respeto a tus mayores. ― A pesar de que la sonrisa sigue intacta, su tono de voz se ha vuelto más serio.
El peliblanco forcejea, no para de moverse para intentar liberarse e incluso intenta pegarle patadas. Pero no es capaz de absolutamente nada, le mantiene agarrado sin dificultad. La diferencia entre ellos es notable, Jack es delgado y aunque tenga músculos no se comparan a los de Cupido.
― Parad. ― Ordeno cuando ya estoy cansada de verlos. Me ignoran. ― ¡Parad!
Ante mi grito le suelta de inmediato, le da un empujón para alejarlo y este se tropieza con su propio cayado. Apoya las manos para no golpearse la cabeza.
― ¿Estás bien, Jack? ― Me acerco a él. Levanta la cabeza en mi dirección, sus ojos se encuentran con los míos pudiendo ver la rabia que contiene en ellos.
― Deja que el niño se levante solo. ― Dice Cupido cuando extiendo una mano para ayudarle. Hago oídos sordos y espero pacientemente a que acepte mi ayuda. ― Así nunca aprenderá.
― No sé en qué momento pensé en pedirte ayuda. ― Murmura desde el suelo, sus palabras impregnadas en ira. ― Solo eres Cupido, el espíritu engreído que se cree mejor que todos.
― Debes aprender cuál es tu lugar. No eres mejor que yo.
― ¿Y quién dice eso, tú? ― Golpea el suelo con el puño cerrado. Quito la mano que le estaba ofreciendo.
― Te saco muchos años y experiencia, soy mucho más poderoso que tú. Es de idiotas creerse que alguien como tú podría con todo. ― Le observa con aburrimiento, como si un hermano mayor estuviera regañando a un niño pequeño.
― Eso es mentira. ― Pronuncia entre dientes. Se incorpora para quedar sentado. ― Eres el espíritu del amor, ¿qué poder tiene eso, lanzar flechas?
La mirada de Cupido cambia, volviéndose más oscura. ― No hago eso.
Se separa de la pared, con la mirada fija en el peliblanco. Se aproxima a él como un cazador, el ambiente se ha vuelto más tenso. Le agarra del cuello con una mano, Jack agarra su muñeca intentando soltarse.
― No quieras saber de lo que soy capaz. ― Murmura a unos centímetros de su rostro, en tono amenazante. ― Puede... ― Baja el tono de voz, provocando que no sea capaz de escuchar todo lo que dice. Veo sus labios moverse, mientras ambos se miran fijamente retándose.
Justo antes de soltarle del cuello con un ligero empujón, me mira de reojo y levanta por un segundo una de sus comisuras. El peliblanco cae hacía atrás, apoyándose en sus codos quedando casi tumbado en el suelo. Mantiene silencio. Sus ojos no dejan de observarle mientras camina con tranquilidad hasta la pared.
Vuelvo a ofrecerle mi mano, a pesar de que siento que la va a rechazar.
― ¿Jack? ― Llamo su atención, su mirada se encuentra con la mía. Hago un gesto con la cabeza señalando mi mano, desvía la atención ahí.
Se queda pensando unos segundos. Suspira y une su mano con la mía. El característico frío que desprende sube por mi brazo como pequeños cosquilleos. Tiro con fuerza, aunque en realidad no soy capaz de levantarle sola. Una vez de pie, quedamos frente a frente.
Se queda ahí, sin moverse por varios segundos, simplemente mirando mi rostro. Pero cuando voy a abrir la boca para preguntarle, se da la vuelta y camina hasta la pared contraria. Me quedo quieta, en medio de los dos.
― Toma tu palo. ― Cupido le da una patada, lanzándolo hacía el peliblanco. Llega hasta sus pies, se agacha y lo agarra.
― Cayado. ― Corrige sin levantar la vista. Se acomoda metiendo las manos en el bolsillo de la sudadera, con la espalda apoyada y los pies cruzados.
― Lo que sea. ― Le resta importancia encogiéndose de hombros.
Sus ojos verdes me observan y, al mismo tiempo, se suavizan. Espero pacientemente a que comience a hablar, imaginando lo que se aproxima. ¿Debería contarles todo? ¿Podría contarles solo algunas cosas, no?
Pero la voz me dijo que confiará en él, en el peliblanco supongo. ¿Qué hay del ojiverde?
― Jack te dijo que te ayudaría. ― Afirma, llamando la atención del susodicho. ― Y también contarás con mi ayuda a partir de ahora.
¿Es de fiar? Las preguntas no dejan de rondar por mi mente, confundiéndome.
― Queremos ayudarte, preciosa. Pero tienes que ser sincera con nosotros. Siento que hay muchas cosas que no has contado y, a este paso, no podremos hacer nada. ― Su voz, al igual que su mirada, son suaves transmitiendo tranquilidad. Observo al peliblanco de reojo, pero solo está escuchando desde la misma posición. ― Puedes confiar en ambos, solo queremos ayudarte.
El silencio hace su aparición. Cupido espera alguna respuesta por mi parte, pero las preguntas siguen arremolinándose en mi mente.
― Si no confías en él, al menos confía en mí. ― Dice el peliblanco, ahora sus ojos sí me observan. Me mantengo estática, contemplo sus ojos azules mientras más preguntas rondan por mi cabeza. ― No voy a separarme de ti hasta que solucionemos todo esto. ― Camina hacia mí y se detiene a un paso de distancia. ― Recuerda. ― Murmura, levanta su mano y la dirige a mi cuello, lo acaricia ligeramente con sus dedos enviando escalofríos que recorren todo mi cuerpo. Estira de la cadena, sacando el colgante que me regaló de debajo de mi camiseta. Deja el copo de nieve sobre su palma, bajo la mirada y lo observo.
Casi me había olvidado del collar.
―Estamos juntos en esto. ― Susurra, nuestras miradas se unen y la decisión que veo en sus ojos me deja hipnotizada. Todas las preguntas de mi mente han desaparecido.
Confiaré en ellos, mejor dicho, confiaré en él.
― Estamos juntos en esto. ― Repito poniendo mi mano sobre la suya, provocando que la cierre en un puño con el copo de nieve dentro. Sus ojos brillan y el destello que desprenden cuando sonríe me deja sin respiración por un segundo.
***
Hola, ¿qué tal están?
Díganme, ¿qué opinan de cupido? Tengo curiosidad.
Muchas gracias por leer y seguir la historia. No se imaginan la felicidad que me dan.
💜
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