Capítulo 10: II
C
ada vez hay menos luz en la cueva, está anocheciendo. El peliblanco a salido excusándose con que tenía que hacer su trabajo, me prometió que no le diría nada a Norte sobre mí y se lo agradecí, tenemos ya bastantes problemas.
He intentado dormir en estas horas pero el dolor no me lo permite, el pequeño muñeco de nieve sigue a mi lado y, en realidad, si que me hace algo de compañía.
Me tenso cuando aumenta, aprieto los dientes y los párpados cerrados. Hay momentos en los cuales me duele muchísimo más, en cambio hay otros en que solo es una ligera molestia. Suspiro cuando el dolor cesa, relajo los músculos e intento estirarme.
He estado pensando en Jack y todo lo que está sucediendo, si tuviera acceso a Internet investigaría algún caso parecido de locura. No creo que sea la primera persona que tiene alucinaciones tan reales, no voy a negar que me hacen dudar de cuál es la realidad. A veces se siente tan real...
Me acomodo y me tapo con la manta, el suelo y la pared con el tiempo me hacen daño, parece que mis nalgas se van a quedar planas. Cierro los ojos y me concentro en la brisa que acaricia la piel de mi rostro, también en los suaves sonidos del bosque y en el de la lejana cascada del lago.
***
-Ya he vuelto.- Me sobresalto y me golpeo la cabeza contra la pared, suelto un quejido y cubro la zona golpeada con mi mano.- Ten cuidado, no puedes ir dando cabezazos contra las rocas.
Le dedico una mirada de odio, se encoge de hombros y se sienta a mi lado. Nuestras miradas se cruzan, frunce las cejas y achina sus ojos azules ligeramente.
-No me mires así, yo no te he golpeado.- Dice con obviedad, bufo y ruedo los ojos. Abro la boca para contradecirle pero la vuelvo a cerrar, un pinchazo sube por toda mi columna vertebral.- ¿Qué pasa?
Ignoro su pregunta a pesar de su tono preocupado. Siento que, al más mínimo movimiento, mi espalda se partirá en dos. Me mantengo inmóvil, respirando profundamente intentando controlarme.
Jack se detiene a mi lado, le observo de reojo. Agarra el borde de su sudadera y comienza a levantarla, suelto un gruñido para que se detenga pero, al igual que yo hice con él, me ignora y termina por quitársela. Los músculos de su torso se tensan al levantar los brazos y sacar la sudadera de su cabeza, desvío la mirada cohibida. A pesar de ser delgado, tiene los suficientes músculos para considerarlo un cuerpo bastante atractivo. Debo admitir que pensé que sería puro hueso, me ha sorprendido.
-Toma.- Me ofrece la sudadera, ante mi expresión de confusión resopla y señala mi cabeza.- Para que la uses de almohada, estarás más cómoda.
Por un momento cruza por mi mente la preocupación de que se enferme, como si fuera una persona real. Descarto el pensamiento y me siento ridícula, es imposible.
-Gracias.- Susurro y acepto la sudadera, una sonrisa diminuta aparece en su rostro. La coloco en el suelo y me tumbo de lado, dándole la espalda.
-¿Te sigue doliendo?- Pregunta y casi puedo sentir como sus ojos me observan, hago un sonido de afirmación.
Después de un rato de silencio, cada vez me duele más. La manta se mueve y gruñó en protesta agarrandome a ella, Jack suelta una risa y susurra que me tranquilice. Abro lo ojos y giro la cabeza, me sorprendo al verlo tan cerca de mí, ya que se ha metido bajo la manta a mi lado.
-¿Qué haces?- Escupo alejándome instintivamente. Intento mirarle fijamente a los ojos pero, desgraciadamente, mi vista se desvía a su torso desnudo.
-Soy tu "hielo personal".- Dice y se acerca más, estamos casi pegados.- Si te duele, el frío ayudará.- Sonríe señalándose a sí mismo.
Pasa su brazo por mi cintura y me tenso ante la sensación, se acurruca en mi espalda y me abraza. Todo su cuerpo se encuentra junto al mío, no llego a sentir su piel pero de igual modo me perturba. Intento separarme ligeramente.
-No te vayas, no te haré nada.- Susurra en mi oído, un escalofrío me recorre y el calor sube a mis mejillas. Me aprieta más contra su cuerpo, suelto una pequeña exclamación de sorpresa.- Por favor.- Suplica cuando estoy a punto de pegarle, resopla y cierro los ojos.
Tengo que imaginar que estoy sola...
Estoy sola...
Estoy sola...
Estoy sola...
Estoy sola...
Estoy sola...
Estoy sola...
Mi culo no se encuentra contra su miembro...
Estoy sola...
Estoy sola...
Estoy sola...
Estoy sola...
No siento su respiración en mi cuello...
Estoy sola...
Estoy sola...
Estoy sola...
Estoy sola...
Estoy sola...
No está semidesnudo....
Estoy sola...
Estoy sola...
Estoy sola...
-¿Puedes dejar de moverte tanto?- Pide apretando el brazo a mi al rededor, susurro una disculpa avergonzada.
Si la voz estuviera aquí me diría que dejara de comportarme como una idiota. A veces la echo de menos, como ahora.
***
No recuerdo en qué momento conseguí dormir, ni cómo lo hice. Sólo se que ha salido el sol y el peliblanco no está a mi lado, razón por la que quizás pude conciliar el sueño.
Me siento estirando mi cuerpo, bostezo y con ojos somnolientos examino la cueva. Encuentro al peliblanco escondido entre la oscuridad, sentado abrazando sus piernas contra su pecho y la cabeza apoyada contra las rodillas, en esa posición no consigo ver su cara.
-¿No has podido dormir?- Pregunto porque es lo primero que me viene a la mente. Quizás él estaba más incómodo que yo.
-Sí, no te preocupes.- A penas he sido capaz de escucharle, observo su pelo blanco esperando que me mire pero, a mi pesar, en ningún momento levanta la cabeza.
-No sabía que los espíritus dormían.- Comento para intentar captar su atención, aún que es cierto que alguna vez me lo he preguntado.
Nada.
No levanta la cabeza, ni se digna a mirarme.
Respiro hondo apaciguando el mal humor que empieza a florecer en mi interior. Quito la manta de mis piernas y me levanto con cuidado. Me alegro cuando no siento ningún dolor en la espalda, celebro en mi mente y aprovecho para arrodillarme en frente de sus piernas. Espero en silencio a que note mi presencia pero, cuando mi paciencia empieza a agotarse, acaricio su sedoso pelo. Ante mis caricias levanta la cabeza, sus ojos observan mi rostro buscando algo, no sé que pueda ser.
-Los espíritus no dormimos, al menos no es lo normal.- Hace una pausa desviando la mirada.- Es una de las pocas veces que he conseguido dormir.- Susurra con un toque de tristeza. No entiendo por qué eso le entristece, debería alegrarse por ello.
-¿Eso es bueno, no?- Sonrío intentando transmitirle mi alegría, aún que no sea totalmente verdadera.
Niega y suspira, pasa la mano por su cara y la detiene en su mandíbula.- Las pocas veces que duermo tengo sueños extraños que parecen reales, como si fueran recuerdos, pero es imposible que lo sean.- Sus cejas se fruncen ligeramente y aprieta los labios, todo su rostro expresa preocupación e impotencia, mezclado con confusión y rabia.
-Hoy tuviste uno y por eso estás así.- Afirmo para que vea que le entendí, asiente y me observa fijamente a los ojos.
-Han sido varios.- Se lleva las dos manos al pelo y se lo revuelve.- No entiendo nada.
-Hey.- Llamo su atención posando una mano en su rodilla.- Sólo son sueños, no son reales. No debes pensar en ello.- Ante mis palabras suelta una carcajada irónica.
-Para ti yo tampoco soy real, en cambio aquí estoy.- Escupe más duro de lo que esperaba, me siento ligeramente ofendida.
-Bien, haz lo que quieras.- Aparto la mano y me levanto, sacudo mis pantalones.- Sigue siendo el ogro de la oscuridad.- Le observo por última vez antes de caminar fuera de la cueva.
No voy a soportar sus cambios de humor repentinos, la que debería estar así o peor soy yo.
***
Chic@sss
Lo siento, últimamente no estoy en buena época. Así que tardaré más en subir.
Pd: ¡He tenido mi primer hater! Que ilusión me hace de verdad, en vez de molestarme me hace gracia e incluso me emociona. (Si alguien quiere cotillear está nuestra querida "conversación" en el primer capítulo) He de añadir que me pareció un verdadero personaje, y no en término positivo, sinceramente flipante la gente que hay por ahí.
💜
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