Capítulo 8
Habían pasado casi dos semanas desde que tenía que servirle a Bill, quién solo me había puesto hacer tareas totalmente ridículas, me coqueteaba y luego se enojaba, para después estallar en carcajadas con mis reacciones, seguía sin poder descifrar que era lo que quería ese chico, ¿por qué me escogió de esclavo? Habiendo tanta gente que pudiera hacer esa tarea y, a pesar de que realmente me estaba empezando irritar, por algún motivo me gustaba pasar tiempo con él, me divertía a pesar de todo, de alguna manera lograba sacarme varias risas y luego lograba sacarme totalmente de quicio, era la única persona que me hacía sentir eso, la única que podía controlar mis emociones de esa manera y eso, no estaba seguro de que tan bueno o malo era.
Hoy mi tarea era ir a su casa y por algún motivo estaba nervioso, tal vez se debía a que me había citado en la noche y eso no me parecía una buena idea, a pesar de que Bill se había comportado como una persona decente (dentro de lo que cabía), no confiaba totalmente en él, sin embargo me dirigí a su casa, el camino era fácil, lo había recorrido un montón de veces estos últimos días, la mitad de ellas con Bill en mi espalda, llegué y los nervios atacaron, temía tocar a la puerta aunque a estas alturas lo más seguro sería que Bill supiera que estaba en la puerta y eso me puso aún más nervioso, ¿qué pensaría de mí si se enterará que no puedo tocar a su puerta por nerviosismo? Probablemente se burlaría y queriendo evitar eso toqué, un "pasa" se escuchó desde el fondo, así que lo hice.
Ahora que lo pensaba nunca había entrado, es decir, siempre que venía dejaba a Bill en la puerta y luego me retiraba, así que era la primera vez que estaba adentro, la casa de Bill era enorme y muy elegante, supongo que ser un demonio todopoderoso tenía ciertos privilegios. Casi todas las luces estaban apagadas a excepción a la de un cuarto del segundo piso, por un momento dude en si debía subir pero al final de cuentas lo hice, ¿qué era lo peor que podría pasar?
—¡BILL! —grité muerto de la vergüenza, Bill estaba semidesnudo.
—¿Qué pasa? —se miró— ¿acaso el traje baño esta fuera de temporada?
—¿Traje de baño? ¡Estas loco!
—Sí, ¿cuál es tu punto? —dijo con una sonrisa pícara mientras yo trataba de evitar verlo.
—¿Por qué el traje de baño? —dije confundido.
—Vamos a ir al lago.
Después de varias protestas por mi parte, Bill logró finalmente que aceptará ir al lago, se había puesto una playera con un estampado de una mujer con bikini, porque "resaltaba sus curvas" ese chico estaba loco, pero era divertido y con la playera se veía súper gracioso hubiera deseado tomarle una foto para burlarme luego. Ya me había acostumbrado a su peso, por lo tanto, cargarlo hasta el lago no fue tan difícil, una vez ahí se quito su playera y salió corriendo al lago, después de todo era una noche bastante calurosa y el agua lucía agradable, lástima que el demonio no me aviso o hubiera traído mi traje de baño.
Me senté a la orilla del lago a esperar que se aburra, como si de un niño se tratase y debo reconocer que se comportaba como uno a veces, a pesar de no lucía para nada como uno, de hecho se le veía bastante maduro y aunque era de complexión chica-media tenía un abdomen marcado, su cabello rubio acentuaba bien sus ojos y sus rasgos, debía admitir que a pesar de todo era bastante atractivo, aunque claro que jamás lo admitiría en voz alta, al menos no de nuevo.
—¡Ey Pino! Si tomas una foto dura más —dijo haciendo una pose "provocativa" pero en realidad se veía gracioso por lo que solté una carcajada—. No te rías chico ¿qué no vas a entrar? —gritó y realmente rogaba que hubiera estado tan entretenido con el lago, que no hubiera escuchado lo que pensé hace un momento.
—No traje ropa para bañarme, porque alguien no me aviso que vendríamos al lago —dije divertido tratando de bajar la tensión de mi estómago.
—Bah, no necesitas traje —me miró lascivamente—, puedes entrar desnudo.
—¿¡Qué!? ¡No! —reí—, no voy a entrar desnudo.
—Lástima, sabía que era demasiado bueno para ser verdad —salió del lago, ya no me sonrojaba tanto con sus comentarios, estaba empezando a acostumbrarme—, pero aún así vas a entrar.
Antes de que me diera cuenta me tenía cargado sobre su hombro, tenía bastante fuerza porque aunque lo golpeaba en la espalda para que me bajará, no logré que me soltará... hasta que llegamos al agua donde literalmente me aventó, el agua estaba fresca y era justo lo que necesitaba a pesar de esto no dejaría que se salga con la suya tan fácilmente así que lo jale y trate de hundirlo, a lo que respondió lanzándome agua y así estuvimos un muy buen rato jugando, nadando, haciendo tonterías, a veces era tan fácil olvidar quién era en realidad, que me hacía querer pensar que había cambiado, pero luego la razón me daba una bofetada y me decía "¿por qué te comportas de esa manera con él? Bajando todas tus defensas, siendo otra vez un niño", y yo realmente no quería pensar mucho en ello, supongo que era porque me avergonzaba la respuesta, no era algo con lo que quería lidiar todavía y era una locura.
—Niño, se hace tarde y aunque me estoy divirtiendo no quiero que te resfríes, vámonos —comenzó a salir del agua, era cierto debían ser pasada la medianoche y era seguro que me iban a regañar había avisado que llegaría tarde pero no que llegaría todo empapado y tampoco quería atrapar un resfriado, maldito Cipher tendría que caminar hasta su casa y luego a la cabaña todo mojado.
—No será necesario —chasqueo los dedos y tenía ropa seca, una playera amarilla con un dibujo de un ojo y moño en ella al igual que un pantalón pero aún tenía mis bóxers mojados.
—Claro, tampoco es como que te vaya a prestar mi ropa interior también —¿ah? pensé—, es mi ropa Pino, no puedo aparecer mágicamente ropa de la nada, así que tengo que prestarte eso para que no te enfermes, no me conviene que mi sirviente no pueda atenderme —dijo desinteresado.
—Bueno, súbete es hora de ir a casa —dije señalando mi espalda, me acerqué a él, puesto que no se movía y me tropecé cayendo sobre del mismo, me sonrojé ¡vaya! Y yo que pensé que ya había superado esa etapa.
Su rostro estaba a centímetros del mío y, por algún motivo no podía moverme, no quería moverme, mi corazón latía con fuerza y aunque sólo fueron unos segundos antes que empezará a tratar de levantarme, algo me lo impidió, unas manos rodearon mi espalda y Bill me atrajo hacia él, sus labios estaban sobre los míos, al principio estaban estáticos, al parecer ni él sabía que hacer, una parte de mí quería apartarse pero otra simplemente no podía, Bill comenzó a mover sus labios lento, pausado, como si quiera disfrutar cada instante y aunque al principio medio me resistí, luego no hice nada y al final no pude más y continué el beso aumentando el movimiento, no era un beso sucio, era uno tierno realmente me conmovió el corazón que latía a mil por hora, no podía estar desarrollando sentimientos por Bill... ¿verdad? Mis manos, temblorosas se dirigieron a la nuca de Bill acercándolo más a mí, él sólo me sujeto con más fuerza...
¿Qué estaba haciendo este chico conmigo?
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