—¿Bill? —dije algo desconcertado, no estaba acostumbrado a verlo de esa manera.

—Sí Pino, ¿quién más? —dijo con una sonrisa ladina.

—Bill... —gruñé por lo bajo.

—No pareces muy feliz de verme, Pino —dijo haciendo una fingida cara dolida.

—Claro que no estoy feliz de verte, por tu culpa paso todo el "casi fin del mundo" si no hubiera sido porque te detuvimos, Mabel estuvo en peligro, mi vida, mis amigos, toda la ciudad, mi tío casi pierde la memoria por completo, y no olvidemos que trataste de gobernar ¡la maldita dimensión! —grité furioso—, ¿Cómo estaría feliz de verte?

—Me matas Pino, me matas —hizo un ademán simulando clavarse algo en el corazón.

—Aparte, ¿qué haces aquí y con esa apariencia? —lucía básicamente como un humano cualquiera, rubio, de tez blanca pero no blanca pálida como la mía, tenía un bronceado sutil pero que no pasaba desapercibido, más alto que yo por unos 10-15 cm, tenía un parche en el ojo derecho y el otro era de un color miel/dorado y estaba vestido con traje elegante en amarillo con detalles en negro, un moño, el sombrero de siempre y un bastón a la medida.

—Duh Pino, si la memoria de Stanley volvió, ¿por qué yo no? Eso sería tan injusto —dijo alargando el sonido de la "a" en tan y con un tono infantil—. Pero agradezco que te preocupes por mí, así que te diré, tuve que hacer un trato de último minuto con el demonio Xolotl, aunque no pude guardar suficiente energía para conservar mi verdadera forma, al menos pude aferrarme a la forma más cercana, o sea un simple humano, iugh ―hizo un gesto de asco―, aunque debo admitir que me veo terriblemente ardiente con este cuerpo.

—¿Qué es lo que quieres Bill? ¿No tuviste suficiente con el verano de hace 6 años? ¿No puedes simplemente dejarnos en paz?

—Créeme cuando te digo que nada me gustaría más que estar lejos de aquí durante un buen tiempo, pero verás, necesitas algo de mí y yo necesito algo de ti, así que te propongo un trato―dijo al tiempo que su mano se iluminaba con fuego azul.

—¡No te necesito! ¡No necesito nada de ti! Así que mejor vete y déjame en paz —grite fúrico, y me levanté dispuesto a irme y entrar a la Cabaña, lejos de él, no quería nada que ver con él, ya había tenido suficiente de él para toda una vida.

—¿Ni siquiera para encontrar a tus padres? —dijo cauteloso, me detuve en seco.

—¿Qué sabes acerca de mis padres? ¡Si les hiciste algo...

—¡Calmado, Pino! —me interrumpió—, no les he hecho nada y tampoco tengo interés alguno en hacerlo, ahora que he captado tu atención al 100% te tengo un trato, como te decía evidentemente necesitas ayuda para encontrar a tus papás, te aseguro que ni la policía ni Seis dedos te serán de utilidad en lo que conlleva a encontrar a tus padres, ¿quién mejor que un demonio de conocimientos infinitos para ayudarte? ¡Hasta un tonto aceptaría de inmediato!

—Tú ya lo dijiste un tonto, creo que tengo suficiente experiencia como para saber que siempre hay un truco en tus tratos y no caeré tan fácilmente está vez, Cipher —escupí ese nombre como si de veneno se tratará.

—Vale, sé que en el pasado mis intenciones no han sido las mejores Pino —dijo tratando de sonar lo más inocente posible, aunque claro que no le salía—, pero te digo que ahora solo necesito unos favorcillos y tú eres el único que puede ayudarme, por favor Dipper, aunque sea escucha mi propuesta —hizo un puchero.

—Yo... eh... esta bien, ¿qué es lo que quieres? —respondí tratando de evitar verlo a la cara, me sorprendió que me llamará por mi nombre, eso quería decir que hablaba en serio... o al menos lo más serio que podía ese demonio.

—Verás Pino, necesito algunas cosas como salir del pueblo a que buscar un par de cosas y necesito que lo hagas por mí, ya que no puedo dejar Gravity Falls debido a la estúpida Ley Natural del Magnetismo de Rarezas que Fordsy nunca me ayudo a quitar y ya sabes algún que otro favor nada realmente importante, digamos que necesito que seas como mi pequeño asistente y a cambio te ayudaré a encontrar a tus padres.

—No lo sé, ¿cómo sé que no terminarás torciendo las cosas a tu favor?

—No lo sabes, tendrás que confiar en mí.

—Olvídalo Cipher, vete al infierno —dije mientras me daba la vuelta dispuesto a irme.

—Piénsalo Pino, tienes hasta dentro de 24 horas para considerarlo, después de eso mi oferta vence y me iré... junto con la única posibilidad de que los encuentres, ¡me necesitas Pines, me necesitas!

Yo no lo necesitaba, él era un embustero y ya encontraría una manera de encontrarlos por mi cuenta o al menos eso quería creer. Esto solo había confirmado todos mis miedos, mis padres estaban en peligro y aunque no quería admitirlo la ayuda de Bill sería una gran ventaja pero era obvio que tenía un plan de fondo, mis opciones estaban limitadas, estaba contra la espada y la pared... ¿qué es lo que podría hacer? Encontrarlos por mi cuenta no parecía una opción viable ya que podría tomarme años e incluso si los encontrará nadie me aseguraría que estuvieran a salvo, nada me aseguraba que estuvieran bien ahora pero, ¿confiar en Bill? Eso parecía aún más descabellado, era evidente que Bill planeaba algo y se estaba intentando aprovechar de mi situación para sacar alguna ventaja cualquiera que supiera sumar 2 más 2 podría deducirlo y lo más seguro es que sus planes no fueran buenos, realmente no sabía que hacer, así que decidí hablar con la persona que entendería mejor que nadie mi situación, Mabel.

Cuando llegué a la cabaña no había señas de mis tíos quienes probablemente ya se había ido a dormir, después de todo ya eran pasada la medianoche, así que me dirigí a la habitación que compartía provisionalmente con mi hermana, a pesar de que en la nueva casa cada uno tenía su cuarto al igual que en Piedmont puesto que a esta edad habían cosas que ya no podíamos hacer juntos, o que al menos eran algo incómodas para hacer, en la cabaña no habían suficientes habitaciones y se supone que solo estaríamos unos días hasta que llegarán mis padres.

Entré en silencio puesto que Mabel ya estaba durmiendo con Waddles abrazado, tendría que esperar hasta el día siguiente para hablar con ella, se encontraba tirada sobre la cama ni se cambió ni se acomodo eso demostraba que simplemente se había tirado sobre la cama y no le importo lo demás. No había tanto frío pero aún así no pude evitar acercarme, acomodarla y taparla con una sábana no muy gruesa, se veía tan pacífica y en calma, tanto que la envidiaba no sabía si sería capaz de conciliar un buen sueño esa noche, mañana sería un largo día y ella necesitaba una buena noche de sueño, al igual que yo, así que me cambie y me acomode, dispuesto a dormir, a pesar de que habían muchos pensamientos dando vueltas por mi mente, ya había sido un día bastante largo, tarde algo de tiempo pero al final caí rendido.

Al día siguiente desperté y desayunamos en familia, se sentía en el ambiente el desánimo, terminamos y cada quien se fue por su lado, me lleve a Mabel afuera de la cabaña.

—Mabel... —dije totalmente serio—, Bill me ofreció un trató.