Capítulo 17
Hoy en la mañana me había quitado de la casa de Bill y había algo que me carcomía por dentro, él había confiado lo suficiente en mí para contarme acerca de su familia, y yo... ¿qué le había confiado? Tal vez lo de mis padres, pero en eso no había sido depositar mi confianza, era un trato, así que técnicamente era una responsabilidad.
Él había hecho muchas cosas esta semana para demostrarme que no era una mentira y aunque me gustaría decir que no quedaba duda en mí de que me quería... no podía. Porque sí tenía mis dudas, estaba aterrado ¿qué tal si sólo estaba jugando? ¿Qué tal si me enamoraba aún más y resulta que es una de sus juegos? Todo estaba yendo tan bien que me asustaba, algo malo debía pasar pronto esa era la ley de la vida, no quería que las cosas vayan mal, él en verdad me importaba.
En un rato iba a llegar Bill a la casa, mis tíos lo habían invitado a comer de nuevo y a que se una a la noche familiar, esta vez de juegos de mesa, hoy sería un extraño juego que Mabel había "inventado" (sólo había juntado varios juegos, pero nadie nunca se hubiera atrevido a contradecir su "creatividad"), a decir verdad estaba un poco nervioso, ya que desde que Ford me dijo ayer que quería destruir a Bill porque creía que estaba cerca... me aterraba un poco que algo malo pasará pero como siempre cuando le conté a Bill, me salió con la misma respuesta que cuando le preguntaba sobre mis padres: "No te preocupes, lo tengo controlado"
La hora de la cena había llegado y Bill con ella, para mi sorpresa la cena, había transcurrido entre risas, todos ya tomaban a Bill como parte de la familia, tal vez era tonto de mi parte seguir teniendo mis dudas...
―Dipper, ¿tienes algo? Te he notado distraído la mayor parte de la noche.
―¿Ah? ―salí de mi ensoñación―. No tío Ford, simplemente estaba pensando en... en... bueno... en la tarea que me dejaste, lo siento.
―¿Qué tarea? ―Bill preguntó, al parecer los otros tres habían dejado de bromear para prestar atención a mi plática con Ford.
―No es nada, cosas de nerds ―respondí.
―Yo también tengo algo de nerd ―me guiño un ojo y una carcajada resonó por la habitación, una a la que no estaba acostumbrado a oír.
―No te ofendas chico, pero no es algo como jugar ajedrez o resolver crucigramas, es más complicado, y tú no pareces el tipo de persona que disfrute los retos mentales ―dijo Ford.
―En realidad aunque no lo parezca, sí me gustan esa clase de cosas ―agrego Bill―, tuve un promedio perfecto en la Universidad.
―¿En qué universidad?
―West Coast Tech ―eso dejo toda la mesa en silencio, todos sabíamos que esa era la universidad a la que mi tío no había podido ir, razón por la cual mis tíos se había peleado.
―¿Tuviste? ―preguntó Stan, yo estaba sorprendido ¿en serio estaba haciendo eso?
―Sí, este fue mi último año ―se encogió de hombros―, sigo pensando en qué trabajaré.
―¿Pues qué edad tienes?
―Estoy por cumplir 23 en un par meses ―sonrió con suficiencia, "estoy muerto" fue lo único que atiné a pensar.
―Dipper, nunca nos dijiste que tu novio era mayor ―Ford me miro serio.
―O universitario ―agrego Stan.
―No pensé que fuera relevante ―evité la mirada de ambos.
―¿Quién quiere empezar con mi genial juego? ―grito Mabel, quitando un poco la tensión que se había formado, agradecí mentalmente a Mabel, luego la recompensaría.
El resto de la noche fue más fácil de llevar, nadie metió el tema de escuelas o edades, y al cabo de una hora las risas brotaban de todos incluso de Ford, se sentía como una familia... sólo faltaban nuestros padres, sabía que todos estábamos tratando de hacernos los fuertes sufriendo cada quien por su lado y aunque Bill me había dicho que lo tenía controlado, ya había pasado un tiempo sin decirme nada al respecto, la falta de ellos era una ausencia que se notaba, Bill me miró en ese instante y creo que leyó mis pensamientos porque me la lanzó una mirada triste.
Después de un rato Mabel había recibido una llamada de Candy, una emergencia había surgido, al parecer Grenda y Marius había peleado o algo así, Stan y Ford habían sido llamados a la comisaria por información que había salido de mis padres o al menos eso decían, en menos de una hora Bill y yo estábamos completamente solos en la casa... esto no olía bien.
―Sí, tengo que reconocer que yo lo hice ―respondió Bill a mi pensamiento ya me había acostumbrado a eso―, pero vamos al menos ahora estamos solos.
―Eres un idiota.
―Pero sigo siendo tú idiota ―debía admitir que ese se estaba convirtiendo en nuestro chiste interno y me gustaba la idea de tener un chiste interno, eso llevaba nuestra relación a otro nivel.
―Vamos vayamos a mi cuarto un rato ―lo tomé de la mano y lo guié a mi habitación.
Una vez ahí nos sentamos en mi cama y comenzamos a besarnos, cuando noté un objeto redondo a un lado de la cama, debí dejarla ahí la otra noche cuando intenté resolverla otra vez.
―¿Qué es eso? ―preguntó Bill curioso.
―Ah, ¿esto? Es una baratija ―me levanté a ponerlo en mi escritorio.
―Esa es la tarea de la cual no quiere que me hables, ¿verdad? ―¿cómo...?
—¿Lo supe? ―completo mi pensamiento―, no es tan difícil de adivinar que pasa por la mente de Ford, a pesar de su placa de metal lo conozco, y también me llegan algunos pensamientos tuyos.
―Fuiste algo irreverente en la cena ―respondí cambiando de tema.
―Lo sé Pine tree, pero me enojo, creo que piensa que soy una clase de idiota, si supiera que sé más cosas que las que él ni se imaginará ―se acerco a mí―. Dime, por favor.
―Bueno... ―supongo que podría confiar en él, ¿no? Incluso lo de la esfera, Bill... Bill no merecía tanto recelo de mi parte cuando ya me había demostrado que sus intenciones eran honestas, ¿verdad?―, no sé nada de esta estúpida cosa, se supone que tengo que descubrir como funciona pero la verdad ya me tiene harto, no puedo y me frustra, a veces hasta me gustaría rendirme, es decir ―iba a soltarle lo que me rondaba en la mente constantemente y no me dejaba en paz―, se supone que debo seguir los pasos de mi tío Ford, que debo hacer grandes cosas y ni siquiera puedo abrir una idiota esfera, se supone que debo ser el listo y si no soy un chico listo, ¿qué soy?
―Oye, no digas eso ―tomo la esfera de mis manos y la dejo en el escritorio―, eres muchas cosas aparte de listo, eres lindo, amable, gracioso, valiente y atrevido, intrépido, eres una de las mejores personas que conozco y aunque no conozco muy buenas personas sé que lo eres, me haces querer ser una buena persona, ¡hace unos años salvaste al mundo... de mí! Pero lo salvaste ―rió―. Eres muchas cosas Dipper Pines, una de ellas es mi novio y otra es que eres increíble, nunca pero nunca vuelvas a dudar de eso ―me beso―, y no importa si tienes dificultades con la esfera, siempre puedes salir adelante de las cosas difíciles, nunca te rindes y esta no debe ser la primera vez, ¿me entendiste? Eso es algo de lo que me hizo enamorarme de ti.
―Bill...
―Lo sé, lo sé te he dejado sin palabras con mi elocuencia ―rió y deposito un beso en mis labios―, es uno de mis múltiples dones además si quieres, yo puedo ayudarte.
―Bill... no... no sé si sea buena idea.
―No voy a destruir el universo, préstamela unos días a ver si averiguo como funciona y sino te la regreso y ya está, no es nada del otro mundo.
―E-esta bien, Bill. Confío en ti.
Dicho esto tomo mi cara entre sus manos para besarme de nuevo, nos recostamos en la cama, sus besos recorrían cada centímetro de mi piel, las dudas se fueron, ¿cómo alguien me acariciaba con tal ternura podría pretenderlo? No se podía, y ya no me importaba nada más que él, ¿qué importaba si era un hombre? ¿Qué importaba si era un demonio? Un ególatra, arrogante, algo diva, infantil o desesperante. Lo quería, lo quería... lo quería.
Cada caricia parecía gritar un te quiero, en cada beso me transmitía su cariño, sus besos parecían desesperados y por ratos tristes, como si temiera que el cualquier instante se fuera acabar, cómo si en cualquier instante todo fuera a desaparecer, aún así su corazón palpitaba con fuerza y yo, sólo quería que la mañana nunca llegará...
Sin embargo... ¿por qué una parte de mí lo sintió como una despedida?
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