Capítulo 14
Una semana había pasado, y Bill me besaba en cada oportunidad que tenía, no me quejaba la verdad, ya me estaba empezando a acostumbrar a sus labios y a sus caricias, de cierto modo hasta me gustaba.
Solíamos salir a muchos lados, Bill conocía muchos lugares secretos dentro de Gravity Falls, lugares que yo hubiera tardado años en encontrar si es que en algún momento los hubiera encontrado, estaba seguro que Ford no se imaginaba ni el 10% de todo, Bill siempre usaba de excusa que tenía favores que cobrar a criaturas de aquí y allá, pero internamente sabía que me llevaba porque sabía que me gustaban mucho los misterios y él no perdería una oportunidad de presumir saber algo que yo no, casi todo el día estábamos juntos y en todo ese tiempo realmente me la pasaba bien.
Ahora estábamos en la cima una de las cascadas de Gravity Falls, la más cercana a la Cabaña. Bill no había hablado mucho en el camino, lo cual era raro ya que había días en los que no lograba cerrarle la boca.
—Bill, ¿está todo bien? —pregunté realmente preocupado por su actitud.
—Claro, claro —sonrío—, ahora te preocupas por mí Pino, hemos dado un paso más en nuestra relación —me sonrojé.
—No estamos en una relación.
—Aún —me miró serio—, pero pronto; en realidad más pronto de lo que te imaginas.
Bill se acercó a mí, me tomo por la cintura y se acercó a mi boca, no me aparté, me había ganado con sus besos está última semana, realmente los necesitaba, me quitaban cada parte racional de mi cuerpo y eso, por algún motivo me gustaba, eso era lo que más me gustaba de Bill, que me quitaba mi parte racional y me dejaba lleno de emociones cómo un adolescente enamorado, nunca nadie me había hecho sentir así. Y estaba bastante seguro de que él sentía algo así por mí, el otro día había escuchado "por accidente" una pequeña conversación entre mi hermana y su mejor amigo del alma.
—¡Te gusta Dipper! —había dicho Mabel casi gritando, así que me quedé quieto en mi lugar, estaba mal espiar pero vamos, tenía curiosidad.
—Creo que eso es obvio estrella fugaz, ¿por qué crees que lo he besado en cada que tengo oportunidad? —respondió Bill—. Aparte ¿cómo resistirse a ese trasero?
—No Bill, me refiero a que lo quieres, en verdad lo quieres, puede que al principio haya sido un pasatiempo para ti, pero podría jurar que tienes fuertes sentimientos por Dipper —sentenció Mabel y por algún extraño motivo Bill se sonrojo salvajemente, jamás lo había visto sonrojado.
—¿Que dices Mabel? ¿Yo? ¡Bill demonio de los sueños! ¿Enamorado? ¿De un humano? ¿De ese humano? Parece algo imposible —auch, eso dolió—, pero entonces, ¿por qué me pongo así? —Bill se sonrojo un poco más—, ¡Ayúdame Mabel! ¿qué es esto que me pasa? ¿Por qué siento mis mejillas calientes y mi estómago revuelto? ¿Estoy enfermo? —Mabel se comenzó a reír fuertemente—, ¡MABEL NO TE RÍAS ESTO ES SERIO! ¡Puedo estar en peligro mortal y tú sólo te ríes!
—Me rió, porque Bill, tu enfermedad se llama Dipper Pines, y me temo que los síntomas son emociones humanas, sonrojos, nervios, deseo —Mabel miró a Bill pícaramente.
—Tus pensamientos son sucios para una niña, especialmente tomando en cuenta que uno es tu hermano —dijo Bill divertido—, pero no parece una mala idea hacer eso último.
—Tú única cura se llama noviazgo, relación formal, tú ya sabes, marca tu territorio antes de que venga alguien más y lo haga.
—¡Hey chicos! ¿Qué hacen? —no iba a poder seguir escuchando el resto de la conversación, me hubiera dado algo, así que los había forzado a que cambien de tema.
Volviendo al ahora, Bill seguía besándome, pero no era como otros días, esta vez no era tan pasional, en realidad era bastante tierno, esta bien, algo le pasaba y necesitaba saber qué.
—Bill, en serio ¿qué tienes?
—Pino, ¿cómo formalizas una relación con un humano? —Bill estaba ligeramente sonrojado, eso era algo un poco nuevo en él—, Mabel no quiso decirme nada serio, lo único que me dijo era que te la metiera —bien tendría que hablar seriamente con Mabel y sus consejos amorosos con respecto a mí.
—Bill, ¿por qué haces esto? —iba a sacar todas mis emociones contenidas de una vez por todas, emociones que había retenido durante un buen tiempo—. Podrías tontear con cualquier persona del mundo, pero vienes, me besas, juegas conmigo, con mis sentimientos, cómo si todo lo que nos has hecho no fuera suficiente, y debo reconocer que al principio hasta para mí era tonteo, besos aquí besos allá, nada más era ver que se sentía, curiosidad, diversión, cómo quieras decirle, pero ahora... —¿acaso no notaba como me sentía por él?—, ¿por qué?
—No estoy tonteando —dijo serio—, te quiero. O al menos eso creo que es, no es algo que hubiera sentido antes, y en parte es este cuerpo que me hace tener emociones humanas, no estoy acostumbrado a sentir cosas así pero te quiero Dipper, te quiero muchísimo. No sólo eres un persona más en mi lista, eres la única y quiero que seamos algo serio.
—No lo sé Bill... necesito pensarlo un poco.
—Lo entiendo —dijo desanimado, me soltó y desvió la mirada—, vamos sentémonos a ver lo que te quería mostrar.
Desde aquí se podía ver casi todo Gravity Falls, la Cabaña del Misterio e incluso la Tienda de la Telepatía de Gideon. Eso me recordaba que desde ese día no habían señas de Gideon, lo cual no sabía si era una mala o buena señal.
—¿Cómo crees que le este yendo a Gideon con su cabello rosa? —pregunté sonriendo.
—Pues sólo espero que lo estén persiguiendo con antorchas por raro —respondió serio.
—Vamos, tienes que reconocer que a Gideon le queda bien el cabello rosa —bromee.
—A ti solo te gustan los pelirrojos y sus derivaciones —replicó.
—No es cierto, ¿acaso estas celoso?
—¿Yo celoso? ¿De un pelirrojo? Bah, puedo ser mil veces mejor pelirrojo que ellos —chasqueo los dedos cambiando su color de cabello a rojo, ¿ellos? ¿Acaso se refería a Wendy?—. Y aún así no confiarías totalmente en mí.
—No, Bill no es eso, me gustas de rubio te hace ver ardiente —bromee para bajar la tensión del ambiente, y su cabello volvió a ser del característico color rubio que tenía—, pero eres el demonio que trato de destruirnos hace unos años, eso... no se olvida tan fácilmente.
—Pero soy el demonio que te quiere —me abrazo fuertemente como un niño que encuentra a su mamá después de perderse en el supermercado, se aferro a mí cómo si tuviera miedo de que me alejará, no pude resistirme y lo abracé también.
—Yo... —¿por qué me daba tanto trabajo reconocerlo en voz alta? Cuando ya sabía que lo sentía—, yo también te quiero —susurre y escondí mi cara en su cuello—, te quiero.
—Dipper —pocas veces me llamaba así—, por favor dame una oportunidad de demostrarte que lo que siento es verdad.
—Es-esta bien Bill —acerqué su rostro al mío—, supongo que nuestra relación es formal ahora, ¿no crees?
Me respondió uniendo nuestros labios de nuevo. El beso poco a poco subía de intensidad, sus labios pronto empezaron mostrarse desesperados contra mi boca, sabía lo que quería, la pregunta era ¿lo dejaría? ¡Que más daba! Lo quería y podría dejar que las cosas subieran sólo un poco de tono.
Jugaba y enredaba el cabello de Bill entre mis dedos, y con la otra mano recorría su pecho, mientras que él sólo me sujetaba por la cintura y me besaba cada vez con más intensidad, llegando un punto en el que mordió ligeramente mi labio inferior provocando que abriera la boca levemente, aprovecho el momento para introducir su lengua a mi boca, eso era nuevo para mí, había besado a un par de personas antes pero habían sido besos casuales y castos, el beso que me estaba dando Bill no entraba en la definición de casto. Cuando mis pulmones no podían más me separé un poco y decidí que esta vez yo sería quien fuera solo un poquito más lejos, por lo que comencé a besar su cuello imitando los movimientos que él siempre hacia en el mío, tratando de dejar alguna que otra marca, mi respiración estaba agitada y pronto, Bill recupero el mando de toda la situación, como siempre.
—Dipper —susurró en mi oreja y luego la mordió.
Empezó a besar mi cuello, luego llegó un poco más abajo hasta mis clavículas dejando una que otra mordida que no hacían más que provocarme pequeños gemidos, Bill continuo hasta bajar un poco más y fue ahí cuando cada parte racional de mi cuerpo se fue, dejándome completamente a su merced.
Esa noche, fue la primera vez en la que realmente llegué a confiar en Bill.
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