Capítulo 13
Me había quedado dormido mientras trabajaba con la esfera, Mabel entro al cuarto al cabo de unas horas gritando, era de madrugada.
—Dipperrr —dijo entrando emocionada a la habitación y sentándose a la orilla de mi cama—, tienes que contarme a detalle todo lo que paso, ¡AHORA!
—Mabel —me senté a su lado, con un ligero rubor—, no quiero hablar de eso, es demasiado...
—¿Hermoso? ¿Genial? ¿¡SEXY!? —gritaba emocionada.
—Vergonzoso... en realidad —sabía que en algún punto iba a contarle todo, y si no era yo terminaría contándoselo Bill y no quería que lo hiciera, así que me rendí—, fue raro.
—Todo, AHORA.
—Bah, esta bien pero tienes que prometerme que no se lo contaras a nadie, JAMÁS.
—Ya lo pensaré.
—¡Mabel!
—Esta bien, no le contaré a nadie.
Después de casi una hora por fin había terminado de contarle todo, desde el día de las películas, la broma a Gideon y de toda la escena final, era difícil contárselo y no porque me diera pena (aunque sí estaba algo avergonzado por las marcas en mi cuello que me incriminaban de haberlo disfrutado), sino porque Mabel interrumpía a cada rato para hacer algún comentario acerca de cómo Bill y yo terminaríamos en la cama antes del final del verano y cosas por el estilo.
—Mabel, hablo en serio, a veces ni sé porque te sigo contando las cosas.
—Porque me amas y me necesitas para resolver tus líos amorosos Dip-Dop.
—No son líos amorosos, sólo nos besamos... dos veces... pero eso no quiere decir que nos vamos a casar o algo así —¿verdad?
—Si eso te deja dormir en las noches, te dejaré creer que no te estas enamorando de él —rió—, bueno al menos te lo dejaré creer por hoy, ya es tarde y voy a dormir... ya mañana te atormentaré con eso, o tal vez dejaré que Bill lo haga.
—¿¡Qué!?
—Buenas noches Dipper —se recostó en su cama— dulces sueños.
—Mabel, ¿a qué te refieres? —pregunté asustado, ¿y si la condenada lo invito a venir o algo así?—, ¡Mabel! —no recibí respuesta de su parte, así que decidí dormir de nuevo, faltaban pocas horas para que salga el Sol.
Por fin era de mañana, la luz entraba por mi ventana y la voz de Mabel se podía escuchar a la perfección afuera de mi puerta, me levante, el desayuno estaba listo y mi cabeza dolía un poco, los gritos en la piso de abajo sólo martillaban más mi cabeza. Bajé y para mi sorpresa estaban cuatro personas en la mesa ¡vaya suerte la mía! Mabel, Stan, Ford... y Bill estaban perfectamente acomodados en la mesa habiendo un sólo espacio disponible, junto a Bill. Trágame tierra. Que nadie haga un comentario incómodo. Que nadie haga un comentario incómodo. POR FAVOR.
—Ya bajo tu novio, chico —y ahí estaba el comentario incómodo que quería evitar, gracias tío Stan, yo apostaba a que iba a ser Mabel, pero gracias.
—No somos novios —dije ligeramente sonrojado—, Bill es un conocido.
—No sabía que ahora besabas a desconocidos —dijo Bill genial más incomodo no podía ser—, me matas, pensé que lo que teníamos era especial, Pinoo-cho —por poco me llamaba Pino delante de todos, Mabel y yo sólo lo miramos extrañados, la originalidad abundaba en esta casa.
—¿Pinocho? —pregunto Stan.
—Porque es un mentiroso de primera, ¡es obvio que tenemos algo y lo niega! —respondió Bill, con una sonrisa de satisfacción, de cierto modo lo había salvado el torpe.
—Bueno Dipper, —continuo Mabel ignorando el desliz de Bill—, que grosero eres con tu novio, no debes avergonzarte y tratarlo de esa manera frente a nosotros, aparte dudo que dejes que los conocidos te dejen chupetones.
—¡Dipper! ¿¡Dejaste que Bill te besará y te hiciera chupetones!? —grito Ford uniéndose a la platica por primera vez, ¿por qué no me quede en el cuarto y fingí estar enfermo?
—¡Mabel! ¡Prometiste no decir nada! —grite y me di cuenta que confirme todo lo que ellos decían—, digo, ¡no fue así cómo pasó!
—O sea que sí paso —Ford me miraba muy serio, rogaba que el tampoco planeará darme un plática acerca de mi orientación sexual y los peligros del sexo sin protección.
—Los odio a todos ustedes. En serio —dije y me senté en la mesa a comer, trate de ignorar lo mejor que pude todas las bromas que lanzaban, no dije nada más el esto de la comida. Mientras Stan, Mabel y Bill crearon un tipo "Club molesta a Dipper todo lo que puedas", Ford se levantó de la mesa, según él terminaría de comer abajo, se fue, pero no sin antes agregar que tenía que hablar conmigo apenas acabará de comer.
—Bueno, me retiro, ustedes sigan... con lo que sea que estén haciendo, y tú —señale a Mabel—, me debes una muy grande y tú —señalé esta vez a Bill—, estás en problemas...
—¡Uy! Problemas en el paraíso —grito Stan antes de que me retirará.
Bajé al sótano con Ford, no parecía molesto simplemente confundido, al principio me hizo un par de preguntas incómodas acerca de Bill pero nada serio, las típica preguntas que un padre hace acerca del novio de su hija, como si estudiaba, si creía que era buena persona, etcétera. Después me preguntó por mi avance en el la esfera.
—Voy bien —mentí—, creo que dentro de poco podré abrirla.
—Me alegro que todo el asunto de tu novio no te desvié de lo que es importante.
—No es mi novio, ni siquiera sé si me gusta, solo me deje llevar por el momento, y no volverá a pasar no te preocupes por eso.
—Bueno en ese caso esta bien —ya estaba por irme cuando agrego—, aunque sabes perfectamente bien que nadie de nosotros te juzgaría por tus decisiones niño, ya sabes si te gustará un hombre seguirías siendo el mismo Dipper de siempre —me sonrió y de cierto modo, sus palabras me hicieron sentir mejor.
Me aterraba la reacción de Bill cuando me lo topará, no podía huir para siempre de enfrentarme a lo que paso y conociendo a mi familia lo más seguro es que me lo toparía "casualmente" en cualquier momento a partir de ahora.
Lo vi afuera de la cabaña sonriendo con Mabel, aún no estaba listo ¿qué tal si se enojaba o querría seguir? ¡O peor! ¿Qué tal si se reía de mis torpes emociones humanas? Era demasiado para mí en ese momento, así que decidí que mejor lo dejaría para otro momento, estaba por subir a esconderme en mi habitación cuando una voz me lo impidió.
—¡Pinocho! —en serio era un idiota—. Eres un patán, vienes, me besas luego te vas, vengo a verte y me evitas ¿crees que soy alguna clase de juguete que puedes venir, usar y luego tirar?—esa no era una de las reacciones que esperaba en absoluto—, y encima me niegas delante de tu familia.
—No te niego, no somos nada.
—¡Retráctate! —¿en serio estaba haciendo esto?—. ¡Eres un cretino! —me abofeteo aunque no lo hizo con fuerza, más que nada lo hizo con drama—, lo más seguro es que pensabas irte de zorro con otros tipos o tipas y yo aquí, preocupado por ti.
—Dipper eres un insensible —dijo Mabel.
—Mabel, por favor sólo déjame resolverlo, ¿sí? —asintió y se alejo riendo dejándome a solas con él—. Bill, cálmate, no somos nada así que no seas una diva —dije tratando de calmarlo—, no... no sabía cómo te lo ibas a tomar y yo, supongo que me asuste un poco de lo que podría pasar, perdón.
—Te perdono destello y tienes razón no somos nada... aún —tomo mi mano—, ahora hagamos algo interesante que me estoy aburriendo.
Y justo cuando estaba por arrastrarme a otra de sus locuras, un chico con cabellos rosas apareció echando fuego por los ojos. Gideon. Al parecer era hora de enfrentar al pequeñín.
—Dios Gideon, ¿qué te paso? —dijo Mabel entre risas.
—Como si no lo supieras, ayer tú y tu amigo rubio me hicieron una broma.
—¿Yo? —dijo Mabel confundida—, ayer estuve todo el día con Candy, Grenda y Pacifica en el centro comercial.
—Bueno entonces debió ser este sujeto y tu hermano —grito furioso.
—En eso te equivocas pequeñín —respondió Bill instintivamente—, primero que nada ni te conozco y segundo ayer Dipper y yo estuvimos toda la tarde en mi casa, ya sabes viendo películas, besándonos y cosas de ese estilo.
—¡Bill! —dije sintiendo mis mejillas arder—, Gideon no tiene que saber que hacíamos.
—¿Entonces sí te estuviste besando con ese sujeto? —dijo Gideon riendo—, supongo que no tengo pruebas contra ustedes... por ahora. Estoy seguro de haberte visto chico, gritaste algo que no pude entender por la irá y la pintura en mis oídos, pero de algo estoy seguro... ¡PLAÑIRÁN ESE DÍA, PLAÑIRÁN!
—Adiós pequeñín —grito Bill mientras Gideon se alejaba—, ahora... ¿en qué nos quedamos? —me tomó por la cintura acercándome a él.
—Oh por favor, basta —me solté—, cállate e inténtalo mejor la próxima vez —Bill sonrió.
Genial, estaba jugando con fuego y no me preocupaba quemarme un poco.
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Bueno, no somos de dejar notas pero cómo notarán en el título de la historia... ¡Está participando en los Premios Billdip! Así que gracias a los que nos nominaron, y pues ya saben si les gusta la historia nada nos haría más feliz que voten por ella.
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