Capítulo 6.
Amistad. Es tanto un sentimiento como un estado que Nicholas Piberius Wilde solamente había logrado conseguir en dos ocasiones de su vida y con intervalos de tiempo lo suficientemente largos como para que él mismo olvidara a uno de ellos. Él comparaba a las amistades como árboles, y de los dos únicos Baobabs que habían logrado crecer en su vida, uno de ellos terminó por caer y destruir muchas cosas en el pasado del zorro.
«Thomas, ¿Qué te paso? Sé que te dolió que me haya ido. Sé que no me perdonarás por haberlo hecho pero... ¿Por qué Jack? ¿Por qué Zanahorias? ¿Por qué ahora? Nada ni nadie tienen que ver con esto. Es contra mí con quien tienes una vendetta, no contra ellos.»
―Así que... Él te conoce. ―atrapados en los grilletes de las sillas, la coneja finalmente había roto el incómodo, duro y tenso silencio que a ambos los separaba. Luego de todo por lo que le hizo pasar al zorro, es lo que tenía que suceder por naturaleza―. ¿Tú... lo conoces a él?
―Es... es algo complicado de explicar. ―él no quería hablar en realidad. Judy, aunque curiosa, solo se había limitado a preguntar aquella cuestión. Ver sufrir al agente de policía que tenía a su lado fue suficiente respuesta para saber que algo había pasado hace mucho tiempo. Sin embargo, para Nick las cosas se habían transformado totalmente.
El zorro gris, después de torturar un poco a Nick con golpes, gritos y electrificaciones con un paralizador de zorros, fue directamente contra el conejo adormecido. A él también lo golpeó, pero además de eso, le hizo algunos cortes y yendo un poco más lejos, le dejó una verdadera abertura en su oreja derecha de donde ahora la sangre estaba coagulada y había solo un pequeño chorro de sangre saliendo. El ver a Jack sufrir de esa manera fue lo suficiente para hacer que Nick se sintiera peor de lo que nunca se había sentido antes.
―Solamente diré que no me alegra verlo otra vez. ―dijo Nick con su vista fija en sus patas. Su mirada, aunque concentrada, estaba totalmente apagada.
―Oye, tal vez no sé quién sea él o qué es lo que haya sucedido pero necesito que alces tu mirada por un momento y veas al conejo que está en frente. Sé que es duro pedírtelo, incluso para mí, pero tienes que hacerlo. ―«no estoy seguro de que es lo que quiere lograr» pensó desganado pero con todo el dolor en su alma, alzó la mirada aún apagada para ver una vez a su hermano herido―. Mira a Jack. Está sufriendo, ese idiota le hizo algo horrible, tenemos que hacer.
― ¡¿Qué quieres hacer?! ¡¿Ah?! ¡¿Que me corte las manos y atraviese el cristal?! ―la reacción tan repentina de Nick asustó completamente a Judy, haciendo que saltara en su silla―. ¡No puedo hacer nada, no soy más que un simple zorro idiota! ―su respiración se había vuelo agitada gracias a los gritos. Sin embargo, comenzó a tranquilizarse y tiró su cabeza nuevamente hacia abajo, volviendo a mirar sus patas―. Desde... hace mucho he... querido compensarle todo lo que ha hecho por mí pero no veo el modo... Soy un idiota. ―con la cabeza rendida y los ojos perdidos entre sus dedos, el alma de Nick pedía a gritos que dejara derramar lágrimas por la hiriente escena.
―Pues... creo que este no es el oficial del que las leyendas hablaban. Que mal que pienses así Nick. ―las patas de Judy estaban libres de alguna manera, los grilletes estaban abiertos como si alguien hubiera utilizado la llave para liberarla―. Pensaba que deberías decírselo tú mismo. ―Nick alzó su mirada para verla, descubriendo que de alguna manera se había librado de la silla.
―Zanahorias, ¿Cómo...?
―Los bigotes de esos tipos pueden ser una excelente llave gracias a su resistencia, solamente debes sabes mover tu pata correctamente. ―se acercó al zorro desganado y abrió los grilletes liberándolo de la silla―. Vamos, hay salvar al oficial Jack.
«Esta coneja realmente tiene trucos bajo la manga.» el zorro quedó ligeramente sorprendido por la habilidad de la coneja, a pesar de su inmensa depresión del momento. Pero tenía que reconocer una cosa, que ella tenía razón respecto a la situación en la que estaban; no podían quedarse de brazos cruzados mientras los malditos se aprovechaban de la situación. Bogo estaría buscándolos, y gracias a eso, dejaría parte de la Estación desprotegida. Si Tom era inteligente, usaría esta debilidad para tomar el lugar. Debían salir de aquel lugar cuanto antes. Antes de salir de la sala dividida, Nick revisó por última vez el otro lado del cristal donde Jack había parado de sangrar pero el sudor en su pelaje se notaba por el brillo.
«Tranquilo mi amigo, volveré por ti.»
El pasillo, que era completamente blanquecino, se encontraba aparentemente vacío, una suerte que tomaron inmediatamente los oficiales para poder salir del lugar y empezar a moverse entre cuartos y salas, evitando que los vieran. La base enemiga era grande, por lo tanto, parecía un laberinto sin fin que, por un momento, no tenía forma de llegar hasta donde estaba el conejo de rayas negras. Finalmente, el camino entre salas y habitaciones terminó y en el final del pasillo había una puerta que, Judy al abrirla, dio con lo que menos se quería encontrar en todo el peligro.
Una gran cantidad de vehículos, máquinas de guerra, armas y soldados se esparcían en un gigantesco hangar igual de blanco que la habitación y los pasillos. Era una completa trampa mortal para ellos salir, por lo que cerró la puerta de inmediato, viendo a Nick totalmente asustada.
―Zanahorias, ¿qué sucede? ―preguntó él, preocupado.
―No podemos ir por ahí. ―respondió Judy aterrada―. Nos atraparán, hay demasiados y resaltamos mucho con el color de las paredes. No podemos irnos de aquí.
―Escucha, si quieres, puedes quedarte aquí pero hay que rescatar a Jack, por lo que tú no me vas a matar. ¿Entendido? ―el zorro tomó por los hombros a la preocupada Judy y la hizo mirarlo a los ojos―. No quiero ser malo por ahora, pero debemos hacer lo que tenemos que hacer.
Hopps solamente asintió, sorprendida por la cercanía que los ojos del zorro la penetraban en su interior mental, para hacerla recapacitar de su desesperación. Nick la soltó y se puso por delante, abriendo nuevamente la puerta que daba hacia la pasarela del hangar. Analizando más la zona, se pudo dar cuenta que la altura era la suficiente como para evitar que los vieran desde abajo, y el color blanco de las paredes no sería el problema mayor si es que los descubren, por lo que dándole una señal a la coneja, comenzaron a correr con la mitad de sus cuerpos agachados para evitar lo más posible su notorio escape hasta llegar a otra puerta que se encontraba a varios metros de ellos.
Ahora se encontraban en otro pasillo igual al anterior. Sin embargo, en este existían ciertos letreros o señales en un color negro que mostraban funciones específicas de las habitaciones tras las puertas que se extendían a lo largo del gran camino. Entre uno de ellos había un cartel que mostraba el signo de un rayo dentro de un círculo blanco. «Esa debe ser el centro de energía» pensó Judy rápidamente al ver el letrero antes que el zorro, por lo que tomó su pata y le señaló la puerta que llevaría a la sala de energía.
―Bien pensado, Zanahorias. ―le felicitó por primera vez, con una sonrisa astuta―. Si apagamos todos sus sistemas, tendremos tiempo para lograr encontrar a Jack y tal vez, solo tal vez, escapar de aquí con uno de los vehículos del hangar.
―Pero hay un problema para ese plan, no podremos ver nada. ―le refutó la coneja―. Estaremos a total oscuras si llegamos a hacer eso sin una vía de escape rápida.
―No te preocupes, Pelusa. Pensé que conocías todo sobre los zorros. ―sonrió, esta vez, orgulloso mientras enseñaba los dientes igual de blancos que el pasillo―. Tengo una visión nocturna inigualable, lograremos escapar de aquí, te lo aseguro.
―Primero, no, no conozco todo sobre los zorros porque no me han interesado demasiado. Segundo, me preocuparé cuando logremos entrar a esa sala.
―Eso es sencillo. ―Nick se arremangó su uniforme y con sigilo, se acercó a la puerta.
Una pequeña sorpresa les estaría esperando dentro.
***
« ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Seis, siete... media hora?... no logro saberlo»
La mente de Jack estaba perdida entre pensamientos que iban y venían de un momento a otro. Algunos alegres con recuerdos tranquilos, mientras que otros solamente le hacían sentir con creces el dolor que en ese momento apenas lograba oprimir con su propia voluntad. No podía recordar desde hace cuánto lo habían llevado a aquella sala ni dónde estaban sus compañeros, las cosas eran borrosas cuando trataba de verlos en su mente.
« ¿Qué debo hacer? No hay salida... no tengo salida...»
***
―Grupo Fuego, mantenga su distancia de los escuadrones del lado derecho, cambio. ―el técnico frente a las computadoras mantenía total concentración en evitar que ciertos grupos se entre mesclaran, por lo que no pudo notar cómo lentamente, un pequeño zorro se escabullía dentro de la sala y caminaba por los filos para evitar que lo viera.
Nick se dirigía a lo que parecían ser los generadores principales, que se encontraban a la derecha de la habitación, pero cuando estuvo a punto de alcanzar uno de ellos para apagar cualquier tipo de energía, fugazmente un dardo tranquilizante chocó contra el vidrio que Wilde estuvo cerca de tocar, asustándolo de inmediato para que se diera vuelta y viera el problema en el que estaba.
―El que no te haya visto entrar, no significa que no pueda verlo todo, imbécil. ―le dijo el técnico, un tigre bastante grande como para poder intimidar a Nick―. Estás frito.
De repente, un muy fuerte golpe cayó en la nuca del tigre haciendo que esta cayera totalmente noqueado a tan solo centímetros de las patas de Nick. Detrás, una coneja con un extintor de fuego respiraba exhausta, limpiándose el sudor de su frente.
―De verdad... es un problema cargar estas cosas... para un conejo. ―dijo cansada―. Vamos, desconectemos este lugar. ―Nick, aún sorprendido de lo sucedido, no supo reaccionar de inmediato pero al ver que la coneja nuevamente le hablaba, salió de su expectación y ayudando a Judy, juntos apagaron varios de los generadores que se encontraban en los estantes tras los cristales.
Todo el lugar quedó a oscuras, desde el hangar hasta las partes más oscuras del edificio, todo estaba sumido en la obscuridad.
―No hay tiempo que perder. ―dijo Nick inmediatamente―. Salgamos de aquí.
―Pero no puedo ver. ―le dijo Judy en las tinieblas―. No sé dónde estás.
Seguramente Nick se arrepentiría de lo que estaba pensando en ese momento, pero no podían perder ni un segundo en rescatar a Jack. Cuando lleguen los enemigos a revisar la sala, volverán a reconectar la energía. Debían apresurarse por lo que, sin pensarlo más, agarró a la coneja entre sus patas, cargándola como a un niño y utilizando su natural habilidad de visión nocturna, comenzó a correr fuera de la sala y de regreso a la sala en donde estaban atrapados antes.
―Tengo un plan, pero tienes que ayudarme. ―le dijo el zorro mientras corría en medio de la nada.
―Espero que no tenga que ver con destruir cosas. ―le respondió la coneja, con un tono incómodo gracias a la posición en la que estaba.
―Es algo parecido.
***
Mientras tanto, en la silla mecánica, el conejo de rayas se encontraba inmerso en su sueño el cual se había tornado una pesadilla luego de haber sido inyectado con aquel líquido proveniente de la jeringa. Su mente lo seguía acosando aún más, esta vez, con recuerdos aún más dolorosos que antes, le provocaban sacar lágrimas de sus ojos, los cuales estaban cerrados fuertemente por la desesperación que sentía en ese momento.
En un momento dado, los recuerdos comenzaron a confundirse con malos pensamientos y traumatizantes pesadillas vivas, entre ellas había una en la que se encontraba Nick.
Él estaba sentado en su cubículo de la estación realizando su papeleo del día cuando el conejo se le había acercado por atrás con ánimo y optimismo.
―Vaya Nick, parece que tienes algo de trabajo. ¿No es así? ―el zorro no respondió. Siguió concentrado en los papeles que tenía en frente. ―Oye, ¿Qué sucede Nick? ―continuaba sin prestarle atención.
―Oficial Wilde. ―llamó una voz con fuerza detrás de ellos―. Le quiero presentar al novato Jack Savage. ―aquella pesadilla parecía real, muy real como para ser una imaginación pero tan falso para ser un recuerdo―. Él se encontrará a su disposición en todo momento.
―Es un placer al fin...
― ¿Acaso pedí tu opinión enano? ―el pequeño Jack del "limbo" se asustó ante el comentario molesto y grosero del Nick de la pesadilla.
―Lo... lo siento señor, yo... yo solo...
― ¿Tu qué? No me sirves de nada. Solo me estorbas. Lárgate de mí vista. ―y de un momento a otro todo desapareció con el único sonido de un golpe cayendo en el rostro de alguien.
En el fondo, el conejo se sentía de esa manera. Puede que el zorro no lo note pero Nick ya había hecho demasiadas cosas por las cuales ha pagado su deuda con Jack y él... solo piensa que es un estorbo al ser tan optimista y solidario. ¿Cómo un conejo así podría estar con un policía tan astuto que no necesitaba ayuda? Patético, pero de todos modos seguía con él porque era su amigo. Su hermano de otra especie. Y el zorro sentía lo mismo que él, cada uno con una deuda tan nula que es innecesaria de pensarla, sin embargo, ahí estaba latente en los corazones y en las mentes de estos dos seres que serán puestos a prueba.
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Hola a todos. Mucha tensión ¿verdad? Las cosas se están poniendo duras mucho más de lo que ya estaban, por ello, si quieren saber cómo termina, deben seguir leyendo los siguientes capítulos para saberlo.
Quiero aclarar un tema, y es que esta historia estaba originalmente escrita en primera persona, así que ya imaginarán el dolor de cabeza que es pasar de primera persona a un narrador omniciente que cuenta todos los detalles y por menores. Por eso, de aquí en otro mes más demoraré un poco en sacar los siguientes seis capítulos. Así ya estarán doce y para el siguiente mes, dieciocho, hasta terminar en el cuarto mes con los veinte y cuatro capítulos más los capítulos de más que siempre saben existir por fechas especiales.
Espero que les haya gustado, ya saben el tema de la estrella si fue de su gusto, un comentario de feedback no estaría nada mal y compartir con sus allegados es lo más caritativo que podrían hacer con este escritor deambulante.
Buenas noches y nos vemos.
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