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Capítulo 3.

Al día siguiente, las cosas habían sido mejores para el zorro y su vida de desastres. Aunque su mejor amigo todavía no estaba de regreso gracias a que en Las Madrigueras se encontraban en fiestas, eso no preocupaba a Nick. El patrullaje le había salido de manera magistral, parquímetros del mismo modo e incluso, cuando Bogo le pidió un reporte sobre los casos del día –que apenas habían sido la mañana de Nick– el zorro detalló al completo todo lo que había hecho para dar con el culpable del robo de las carteras en la zona B del Centro. Había sido un buen día para Nick, definitivamente, pero la felicidad de todo el turno diurno quedó completamente opacado con un sentimiento para nada agradable cuando regresó a casa.

La propuesta de Mr.Big le había dado vueltas en todo el día. Exactamente por eso Nick había tenido tan buen desempeño, gracias a que no quería pensar en lo que le había pedido el día anterior. No existían resentimientos y todo estaba bien entendido pero como siempre, al zorro le molestaba aquellos momentos en los que su vida pasada lo llamaba de regreso.

« ¿Cómo podría creer que volvería? Hubiera sido una de las peores decisiones de mi vida si lo hubiera aceptado.» pensó Nick decepcionado de sí mismo, a pesar de no haber dicho que sí. Tomó un cambio de ropa, se duchó y cuando ya estaba listo para dormir después de haber cenado, hizo un último pensamiento, decidiendo que sería lo mejor. «Será de no comentarle nada a Jack por el momento.» Y con justa razón lo pensaba, Jack no es de las personas que le agradase mucho el hacer negocios o tratos con la mafia para resolver un caso.

Terminó por cerrar los ojos y se dejó llevar por los sueños de su mente.

Al día siguiente, se levantó muy temprano como siempre, pero en vez de ir a su trabajo, se dirigió directamente a la estación de trenes. Su amigo regresaba ese día, por lo que él iba a recogerlo para dejarlo en su casa y después irse a la Estación.

― ¡Nick! ¿Cómo estás? ―el conejo de rayas negras abrazó a su amigo canido cuando dejó su maleta a un lado, después de haber bajado del tren―. Parece que la has pasado bien sin mí, Jajaja. ¿Qué tal tu día libre? ―«al parecer le había ido bien en su viaje a las Madrigueras por lo que veo.» pensó Nick tranquilo mientras le devolvía el abrazo a su hermano de otra madre. Ambos comenzaron a caminar hacia el auto del zorro mientras iban comentando varias cosas.

―Bueno, ya sabes. ―dijo Nick separándose y tomando la maleta de su amigo―. Siempre me va mejor cuando no tengo a tus consejos de vida caminando a mis oídos todos los días. ―ambos rieron, a su vez que Jack le daba un ligero golpe en el brazo―. Hey, tranquilo. Pero diciéndote la verdad, fue un poco aburrido realmente. Sin muchos problemas. Fue uno de los días libres más aburridos de mi vida. ―y hasta cierta parte era verdad aquello. Sin embargo, Nick recordó un pequeño suceso del atardecer anterior que lo hizo recapacitar de sus palabras―. En realidad, solo hubo un problema con una coneja se atravesó en mi camino cuando iba a entrar en el Palacio Helado de Tundratown. Gracias a eso tengo un pequeño chichón en la cabeza. Aparte de eso, nada fuera de lo normal. ―Jack se detuvo inmediatamente para mirar a Nick con una expresión picarona.

― ¿Y no será que en vez de coneja, haya sido una linda zorrita? ―le dijo bromista―. Ya sabes, como siempre te ando diciendo que deberías dejarme en paz y buscar a otra persona para molestar, no sé si mis plegarias habrán sido escuchadas.

―Ya quisieras, enano. ―le respondió Nick orgulloso―. Nicholas Piberius Wilde primero moriría de hambre y sed antes de llegar a enamorarse de alguien.

―Jajaja, sí que eres gracioso, Nick. ―Jack continuó caminando mientras el zorro lo seguía―. Vamos, tenemos que conocer a la novata para comenzar con su instrucción en la Policía.

―No me lo recuerdes. ―quejó el vulpino, bajando por un momento a la Tierra desde su nube de risa―. Tener que ser niñero por seis meses no es un buen trabajo de medio tiempo. ¿Será que nos podemos poner un puesto de limonada en la calle frente al centro comercial? Con eso gano más plata que en la Comisaria. ―el sarcasmo era algo que se daba en Nick de manera natural, pero a Jack no le agradaba demasiado cuando empezaba a repetirlo una y otra vez en su tono y actitudes.

Finalmente llegaron al auto del zorro y este comenzó a conducir a toda velocidad de camino a la casa de su amigo. Una vez ahí, Jack se apresuró a cambiarse de ropa al uniforme del trabajo, estando así, en menos de media hora, de regreso al trabajo en la Estación.

Ambos saludaron al guepardo Garraza al entrar a la recepción, quien les informó que la reunión de la mañana ya había acabado pero que Bogo haría una segunda reunión de emergencia en unos minutos en la sala de conferencias. Los oficiales agradecieron la información al felino y se dirigieron a la sala inmediatamente para no perder más tiempo. Ahí se encontraron con que algunos oficiales depredadores y presas se habían quedado, unos cuantos jugando a las fuercitas, esperando a que comenzara la siguiente reunión. Jack y Nick tomaron sus puestos de siempre y minutos más tarde la sala estaba casi al completo de su capacidad, a la espera del cuernudo Bogo.

Higgins, el oficial de policía hipopótamo, continuaba revisando su teléfono celular mientras los últimos en llegar tomaban sus asientos. Una vez completos, y viendo la silueta del búfalo tras el cristal de la puerta a la derecha, el hipopótamo gritó:

― ¡Atención! ―mientras Bogo entraba. Todos, como siempre, hacían su típico escándalo que hacía desesperar al jefe hasta que terminaba gritándoles que se callaran.

―Pongan atención porque esta es la última vez que repetiré este tema y es de suma importancia. El alcalde quiere seguir adelante con los contratos de la compañía MastersTech para reemplazar a los oficiales de policía que no rinden lo suficiente.

― ¡No pueden hacernos esto! ―protestó Trompaes, un oficial de policía elefante, que se encontraba en la fila a la izquierda de Nick.

―Sé que es injusto, Trompaes; por eso he hablado con el alcalde para hacer una especie de prueba para ver quiénes son mejores. Si los drones y máquinas o los oficiales de policía. ―todos los oficiales comenzaron a susurrar al escuchar la apuesta del búfalo. Este ni se inmutó―. Su trabajo, por toda esta semana, será entrenar, proteger y hacer el mejor desempeño que jamás se haya visto en la Fuerza. La prueba comenzará desde hoy. La compañía de tecnología esparcirá varios de los drones por ciertos sectores de Sabana Central, Distrito Forestal y Plaza Sahara. Tienen que demostrar que son los mejores así que sean astutos, respondan con velocidad y mejoren esta ciudad. Pueden retirarse. ―todos se levantaron de sus asientos para retirarse de la sala. Todos menos uno.

Jack estaba esperando a que su amigo también se levantara para irse, pero Nick estaba sentado en su silla, paciente a la espera de algo.

―Wilde, Savage, vengan conmigo. ―«lo sabía» pensó el zorro. Jack se quedó confuso, pero inmediatamente recordó de qué se trataba. Hasta él mismo lo había mencionado media hora antes en la estación de trenes.

Ambos mamíferos siguieron al jefe Bogo por los distintos pasillos de la planta baja hasta llegar a la parte trasera del establecimiento, en donde se encontraba el campo de entrenamiento para los oficiales. Ahí, Bogo les presentaría a quien sería su discípula por los próximos meses, mientras se aclimataba al ambiente de la Estación y aprendía sobre el día a día de los dos oficiales a cargo. Jack se veía emocionado mientras que el zorro Wilde no demostraba nada de afecto sobre querer conocer a la que llamaba con insistencia y desagrado "novata". «Lo he dicho y lo volveré a decir» pensó sin pena, «es degradante y humillante que de ser el mejor policía, sea el niñero de una nueva oficial. ¡Ni si quiera sé de qué especie es!» Y era verdad, lo único que la carpeta les había informado a él y a su amigo era que ella había sido la mejor de su clase en la Academia, pero más allá de eso, nada más de lo que ellos podrían conocer. El jefe Bogo llegó hasta un par de graderíos de diez peldaños seguido de los oficiales y se detuvo finalmente para mirarlos y decir:

―Señores, les presento a Judy Hopps. ―de detrás del graderío más cercano salió lenta y temerosamente una coneja de pelaje gris y blanco, con orejas tan largas como las de Jack y al igual que él, sus puntas eran negras, mientras que sus ojos eran tan grandes que se dejaban brillar por toda la luz del sol que en ese momento había, resaltando el violeta tan claro como el agua. A diferencia de Jack, que su mente había quedado completamente paralizada con la imagen que estaba admirando, Nick tenía en su mente cuatro palabras que por ningún motivo se las creería. «Debe ser una broma.» pensó con un estremecimiento que le recorrió toda la espina dorsal desde sus orejas hasta el final de su cola, terminando por pararle el corazón del susto.

―Señorita Hopps, ellos serán sus mentores de ahora en adelante. ―dijo Bogo cuando ella llegó junto a él, pareciendo una niña a lado del gigantesco búfalo―. Ellos le mostraran lo que se necesita para ser parte de la Policía y como ser una excelente oficial. ―la coneja llamada Judy no parecía prestar mucha atención a lo que había dicho Bogo, porque sus ojos primero se habían posado con total admiración sobre el conejo Jack, más blanco de normal, para luego pasar encima del zorro. Su expresión de admiración fue efímera, puesto que al ver a Nick, pasó a una sorpresa llena de desagrado y frustración.

«De todos los animales en todo el planeta tierra, de todos animales en los seis ecosistemas tenía que ser ella. La vida realmente me odia.»

―B-buenos días, cadete H-Hopps. ―el saludo provino de Jack quien tenía su pata extendida en forma de saludo dándole un pequeño susto a la coneja que todavía se encontraba mirando al zorro con una mirada que demostraba un disgusto tremendo. ―Es un placer conocerla al fin. ―su mente finalmente salió del trance molesto y apartó la mirada de la del zorro que no distaba mucho de la suya, para luego dirigirse a hacia los azules ojos del conejo que le sonreía amablemente y con mucho mejor ánimo.

―También es un gusto oficial...

―Jack Savage y él es mi compañero Nick Wilde. ―la coneja no miró al zorro al mencionar su nombre, y este hizo lo mismo solo que había desviado su mirada hacia otra parte.

―Oh, sí, hola. ―pronunció Nick, desinteresado e indiferente aún sin mirarla. «No voy a hablar con ella por nada en el mundo.»

―Oficial Wilde, debería tener un poco más de respeto hacia la oficial Hopps. ―dijo Bogo con un claro tono irritado y molesto. Esto hizo suspirar pesadamente al de ojos esmeralda, por lo que fingiendo su mejor sonrisa y haciendo una voz muy aguda que hasta él mismo se lastimó la garganta, le dijo a la coneja:

― ¡Hola pequeña novata! ¿Cómo llegaste?... Permiso para retirarme señor. ―inmediatamente cambió a su gruesa voz mientras miraba al búfalo ya harto de la situación.

―Permiso...

―Concedido, oficial Wilde. ―Jack había terminado la oración, puesto que ya conocía cómo acabarían las cosas y él no quería darle una mala impresión a la nueva recluta, lo cual ya era muy difícil hasta ese momento.

Nick miró a Jack agradecido y con pisada fuerte e imparable comenzó a alejarse del campo de entrenamiento, regresando a la Estación mientras en su mente enlistaba los diferentes sucesos que lo habían hecho salir de sus casillas.

«Primero, la mala racha en los casos. Luego, el alcalde nos quiere cambiar por maquinas. Tercero, la mal intencionada propuesta de Mr.Big. Cuarto y último, la coneja con la que me tropecé ayer es la misma novata a la que tendré que cuidar. Mi vida no podría empeorar de mejor manera.»

El zorro finalmente regresó a su cubículo de trabajo frente a su computador y agarrándose la cabeza entre las patas, se la presionó para no gritar de la desesperación. Luego se la golpeó fuertemente contra la mesa, haciendo saltar al teclado y al ratón lo suficiente para que lo escuchara uno de los compañeros de trabajo, el que Nick menos quería ver en ese momento.

― ¡Wilde! ―exclamó Lobato, un lobo de pelaje negro y blanco que formaba un gris en su separación, mientras se acercaba con una pila de papeles hacia la mesa de Nick―. Francine quiere que estos reportes estén listos en una hora. ―la pila que parecía una montaña, fue puesta o mejor dicho, lanzada sobre Nick y su escritorio, dejándolo debajo de una gran bola de papeles como una avalancha de nieve.

―Gracias por esto Lobato. En serio. ―alcanzó a decir el zorro, adolorido debajo de los papeles y su silla sobre la que había caído.

―Siempre es un gusto ayudar. ―el lobo le sonrió cínicamente mientras se aleja riendo, disfrutando del sufrimiento del zorro.

***

Ya debía suponerse que un zorro y una coneja se caerían mal desde el principio pero ninguno de los presentes en los graderíos había podido predecir el exagerado e inclusive extremo primer encuentro entre ambos. Bogo y Jack habían quedado anonadados después de que Nick se retirara del lugar, mientras que la coneja solo esperaba nerviosa frente al conejo para esperar alguna indicación.

―Disculpe a mi compañero, oficial Hopps. ―se disculpó Jack, agachando sus orejas―. Estos días no han sido de su agrado, y ha estado tenso. ―«demasiado» pensó molesto―. Espero que las cosas mejoren. Sera un gusto trabajar con usted. ―el conejo de rayas negras pensaba en lo que tendría que decirle a Nick después de aquella repentina primera impresión.

Pero dejando los pensamientos represivos, Jack volvía a admirar a la coneja pensando en todo lo que Bogo les había dicho, y con sincero corazón, él sí deseaba trabajar con la recluta. Para el conejo, ella no era simplemente la manera para salvar su trasero y su trabajo de la burla, sino, porque él sentía que existía algo en ella que provocaba que su valor y decisión de antaño volvieran a su cuerpo, era una especie de inspiración intensa que le devolvía su vitalidad. «Ella podría ser la única que pudiera llegar a conocer quién realmente soy» pensó Jack curioso. Debajo de la capa tan expresiva y optimista que mostraba, muy en el fondo los problemas lo afectaban tanto que siempre trataba de batallarlos por su propia cuenta. Nick era el que sabía de estos problemas pero ni él conocía qué hacía para poder sobrellevar los demonios internos.

―Es un gusto conocerlo al fin, oficial Savage. ―contestó Judy con una sonrisa cariñosa, como diciéndole al conejo que la disculpa era innecesaria.

―Por favor, dime Jack.

―Está bien... Jack, he oído mucho sobre usted y... su compañero. ―hizo una pausa ligera―. Realmente son un símbolo para la ciudad. ―la emoción que sentía la pequeña recluta era algo que enternecía el corazón de Jack―. Es un honor que usted sea el que me ayude a mejorar.

―No creo que sea para tanto oficial Hopps. ―respondió Jack modesto―. Solamente solo soy un servidor más para la hermosa ciudad en la que vivo. Pero usted podría llegar a ser el nuevo y joven símbolo de esta ciudad. De eso no hay duda. ―por un momento, Jack creyó haber visto un brillo hipnotizante en los ojos color violeta de la coneja a quien se dirigía.

―Esperaría llegar a serlo pero no podría llegar a ser más que lo que usted fue. Me encanta leer los registros sobre su Época de Oro.

―Oh, pues, m-muchas gracias. ―respondió Jack nervioso, no se esperaba algo así, lo cual fue muy alagador, debía admitir―. Vamos, esto es Zootopia. Aquí todos pueden ser lo que deseen. ―y como por arte de magia, una chispa saltó entre los ojos de los oficiales al decir esa frase. Ella era alguien realmente amigable.

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Hola a todos. Ya el primer encuentro, o bueno, segundo entre los dos animales que se odian a muerte. ¿Cómo se las arreglará Jack para mejorar su relación?

Espero que les haya gustado, siempre pueden dejar su estrellita y comentar su opinión.

Nos vemos.

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