Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 18.


Esto... esto no puede estar pasando. Debe haber una explicación lógica. Yo ese día no estuve aquí, ese día me retiré más temprano de lo normal. ¿Qué demonios sucede?

―Señor... ―dijo la coneja. ―No creo que deba despedirlos. ―ay no, tu no Hopps.

―Dime una prueba de lo contrario pulgarcita. ―estaba nuevamente con los ojos cerrados. Pero esta vez con fuerza que parecía que sus parpados se romperían y dejarían ver unos ojos rojos de ira comiendo mi alma.

―Ese día, si es que hablamos del mismo día, el oficial Wilde y el oficial Savage salieron conmigo al final del turno. ―un momento. Pero si ella salió conmigo ese día. ¿Por qué defiende a Savage? ―Si quiere, revise las grabaciones de horas antes. Le aseguro que

―¡Silencio! ―gritó Bogo finalmente. ―¿Quieres ser la defensora de los pobres? Bien, despedida. ―eso sí que no.

―Señor, no puede despedir a Judy. ―contradije. ―Ella no ha hecho nada malo.

―Nick. ―llamó ella.

―No Judy, no dejaré que tu carrera sea destruida por nuestra culpa. ―con la más grande tristeza me retiré la placa de oficial y también le di mi arma.

―Sus uniformes pueden quedárselos. ―informó molesto. ―Quiero sus escritorios vacíos en dos horas y sus traseros fuera en tres antes de que los envié al averno.

Me di vuelta para bajar y salir, noté que Judy iba a decir algo en protesta pero al verme se detuvo. No sé qué fue lo que vió en mi pero seguro entendió lo que estaba a punto de decirle. Jack no estaba, se había ido antes que yo. Sera cobarde. "Gracias Señor" fue lo último que dije antes de cerrar la gran puerta con lentitud para ver por última vez a su amada coneja.


***


Al regresar a su cubículo, el zorro sintió una peculiar sensación. Una punzada, un dolor intenso que se había iniciado en el pecho. En medio, justo en el corazón. Se paralizo durante unos segundos que se le hicieron horas. De pronto recordó el poco pero gran tiempo que ha estado con la coneja. No era como si él fuera a morir, pero... la idea de no verla nunca más es como si lo matará por dentro. –Hazlo por ella. –se dijo antes de volver a moverse y comenzar a desalojar su anterior sitio de trabajo.

Notó que su ex compañero de trabajo y ex mejor amigo ya estaba empacando con velocidad y miedo todas sus cosas. <<Realmente es veloz>> pensó con sorpresa pero ira también al ver que era un cobarde.

―Vaya, sabía que los conejos eran asustadizos pero no sabía que empacaban a la velocidad del rayo por el mismo miedo. ―dijo burlón pero más se le noto que quería ofenderlo.

―No comiences, no digas nada que por tu culpa hemos llegado a esto. ―dijo el conejo con enojo sin par de empacar sus cosas. ―¿Qué demonios tenías en la cabeza? ¿Qué fue lo que hiciste ese día?

―¿Qué hice yo? ¡¿Qué hiciste tú?! ―espetó enojado. ―Sabes que no tengo porqué venir aquí a las once de la noche.

―¡Pues lo hiciste, idiota!

―¡A mí no me gritas conejo cobarde! ―gritó más rápido. ―¡Todo esto es tu maldita culpa! ¡Si pudiera regresar en el tiempo, evitaría haberte conocido! ¡Eres el peor animal que conozco! ―se puso a arreglar sus cosas y en menos tiempo del que el conejo empacaba, su escritorio estaba más limpio que un cuarto de laboratorio. ―Espero que te vaya bien en la miseria, conejo estúpido. ―fue lo último que dijo antes de salir del lugar con una furia mayor a la de un dios griego.

No volvió para despedirse de su amada, no volvió para despedirse de sus amigos, no volverá para ser la burla de todos... No volverá para detener a Thomas.


...

Un tiempo después.

Los autos pasaban a toda velocidad por las inmensas calles de Zootopia. Los "muros" que dividían a cada uno de los ecosistemas trabajaban a su máxima potencia para hacer olvidar a los residentes de que se encontraban dentro de una ciudad. Los "soles" de la Plaza Sahara provocaban un calor mucho mayor al esperado. Mucho mayor al que se puede soportar en un día de verano como tal.

Entre las calles calurosas del desierto artificial, un dúo de vulpinos se encontraba dentro de una camioneta pandillera, esperando su turno para que el ventilador oxidado y viejo girara hacia su dirección para que les refresque, si quiera, algo del incesante e infernal calor que les había caído ese día.

―Demonios... ―dijo el fenec. ―¿Cuándo va a acabar este infierno? Jamás había hecho tanto calor. ―aparte del pequeño viento que le entregaba el ventilador, se abanicaba con la mano en espera de terminar el calor.

―¿Acaso... no tenías... aire... acondicionado? ―preguntó el otro vulpino jadeando.

―Tú lo has dicho, tenia. ―este se levantó y buscó dentro de su mini-refrigerador algo que les acabará la sed. ―Oye, tengo dos últimas cervezas esperando a que sean tomadas. ¿Quieres una? ―el más grande se había prometido no tomar desde hace ya algún tiempo pero no podía resistir la tentación y acabar con el calor de su cuerpo.

Asintió con debilidad y el más pequeño le entregó en su pata la lata de cerveza, fría y refrescante que tanto ansiaba tener entre sus patas y regarla dentro de su hocico vulpino. La radio sonaba de fondo, una canción de electrónica o tal vez pop se reproducía dando un ambiente algo relajante para el dúo canino. << ¿Cuándo acabará esto?>>  se preguntó el mayor dando un gran sorbo a su bebida helada.

―Entonces, dime. ―comentó el fenec. ―¿Desde hace cuánto eres estafador? ―las bebidas comenzaban a calentarse por el calor haciendo que gotas de agua resbalaran por el filo llegando a las patas de cada uno.

―Pues... no lo era desde hace mucho. Tal vez hace tanto que no lo soy que ya ni recuerdo como era para comenzar en el negocio. ―se rascó la cabeza con duda. ¿Realmente no recordaba, o no quería recordarlo?

―Seguramente solo estas fuera de práctica, ya con el tiempo te acostumbraras. ―el de orejas largas dio un sorbo largo para después hablar nuevamente. ―¿Qué eras antes? Antes de venir aquí, al bajo mundo de la Plaza Sahara. ¿Un simple ladrón? ―el grandote sabía que no era de mala intención la pregunta pero de todos modos lo había dañado.

―¿Recuerdas a ese zorro policía? ¿Ese que salvó a la ciudad unas cuantas veces? ―trató de no recordar demasiado. Apenas un tiempo que había dejado esa vida por detrás y no quería saber más.

―¿Cómo fue que terminaste aquí, Nick? ―el fenec no se veía sorprendido por la confesión. De todas maneras, es mejor tener un ex policía de amigo que de enemigo.

―Finnick... no quiero hablar de eso. ―le dijo con tristeza. ―No después de un problema que tuve. ―él aún se preguntaba <<¿Qué fue lo que hice?, ¿Por qué me despidieron?, ¿Quién me metió en esto?>>

Tal vez él no veía la conexión total, su mente se mantenía débil y atacada por el casi error que comete al dejar que despidan a la chica de ojos violetas. <<Seguramente Thomas tiene hasta mejor vida que... la...>>

―... Mia. ―pronunció la última frase con sorpresa.

―¿Qué... sucede, Nick? ―el fenec, al ver la expresión del zorro tan extraña, le pareció que debía intervenir.

El vulpino alto empezó a murmurar cosas, mirando al suelo y con una expresión muy común en él. En su cabeza recordaba, encajaba y resolvía el rompecabezas que él no había visto hasta ese momento. <<Thomas, información, Zootopia>> Esas tres palabras le retumbaban la cabeza. Las tres palabras principales que lo estaban llevando a poner la pieza final del rompecabezas en el lugar exacto.

―¡Finnick! ―gritó con euforia. ―Ya sé lo que sucedió. ¡Y sé lo que va a suceder! Necesito ayuda. ―esto último lo murmuró antes de levantarse, ponerse su camisa verde césped, su corbata rayada y sus pantalones y salir en la búsqueda de ayuda.

El fenec se había quedado pasmado en su asiento, no procesó muy bien lo que acababa de suceder hasta que sacó la cabeza por la puerta trasera de la camioneta y solamente vió la cola del zorro desaparecer por uno de los caminos fuera del callejón.

―Espero que no lo maten. ―dijo antes de cerrar la puerta de la camioneta con fuerza.

Con velocidad y agilidad se movía entre los animales hasta que llegó a la estación de Plaza Sahara. <<Espero que no me mate>> pensó con temor. Compró, abordó y se dirigió al centro de la ciudad. Lugar donde vivía alguien que podría ayudarlo a terminar todo esto.

Minutos más tarde.

Tocó la puerta tres veces. Su corazón palpitaba con gran fuerza y nerviosismo. <<Cálmate que te va a dar un paro>> se dio un golpe mental. La puerta se fue abriendo de par en par hasta quedar completamente abierta.

El vulpino iba a decir algo pero lo interrumpió una patada directa a su estómago.

―No te quiero volver a ver por aquí, Wilde. ―cerró la puerta con fuerza.

<<Sí, aun me odia>> pensó con dolor.

#####################################

Hola, hola! ¿Lograron descubrir las historias escondidas? Si es así, escríbela en los comentarios. Espero que les haya gustado el capítulo, me demoré en hacerlo gracias a que las ideas que se me ocurrieron las obtuve en el colegio (si, ahí se crean buenas ideas) y no pude pasarlas hasta ahora. Pero díganme, ¿Qué está sucediendo?¿Les gusta el nuevo formato de los diálogos?

Nos vemos.

PD: Las historias escondidas son:

"¿Un Simple Ladrón?" de Snow21Eevee

"Zootopia: Un tiempo después." De onstiw

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro