Capítulo 5: Rosa claro
- Estas completamente loca –dijo Kian con los ojos como platos mientras le mostraba la cera que había preparado-
- ¿Por qué?
- ¿Por qué? –preguntó indignado- estas loca si piensas que voy a dejar que me depiles.
- ¡No es justo! –le dije conteniendo la risa- tú me hiciste conducir una moto ahora yo te tengo que depilar. Prometimos hacer las actividades del otro. Además, no duele tanto y va a ser solo en una pierna.
- ¿Solo en una pierna? –preguntó desconfiado-
Ladeé la cabeza.
- Solo si me dejas pintarte las uñas después.
- ¡¿Qué!?
- ¡Me lo debes por el castigo!
Kian lo pensó por un momento y luego suspiró.
- ¿Voy a poder elegir el color?
Lancé una carcajada.
- ¿Eso es un si?
Él asintió con la cabeza.- ¡Si! –exclamé dando un saltito de alegría- ¿Primero depilación o uñas?
- Depilación –murmuró malhumorado- creí que nunca iba a decir eso.
- Vas a estar hermoso para el concierto –le aseguré bromeando.
Kian había venido una hora antes a mi casa como habíamos acordado y ahora estábamos sentados en mi cama por empezar el proceso de depilación. Tenía que esforzarme para no reírme y mantener la calma pero la verdad era que nunca había depilado a alguien y estaba bastante segura que no lo iba a hacer bien.
Le comencé a aplicar la cera con una espátula de madera en una parte de su pierna y él hizo una mueca de dolor. Rodeé los ojos.
- No seas dramático, es imposible que esto te duela.
- ¡Está caliente!
Espere un minuto para que la cera se secara y contuve la respiración.
- ¿Estás listo?
- No –me contestó él con los ojos muy abiertos-
- No te dolerá...
- Ya lo dijiste pero estoy muy seguro que so-- ¡MIERDA!
Eso fue todo, un rápido movimiento y había acabado. Y yo me había quedado sorda.
Diablos ¿tanto le había dolido? Estaba segura que su grito le había llegado hasta Chris Martin*.
- ¡Dios santo Aspen! –gritó- ¿Tú me quieres matar o qué? ¿Qué es esta tortura? –se quejó frotándose la pierna- si fuera tú dejaría de depilarme para siempre. ¿Y encima pagan por esto? ¡Que locura!
Me reí.
- Después de todo valió la pena –le dije mirando su pierna la cual tenía mitad pelo mitad no- ¿No vas a ser un poco sospechoso que tengas solo la mitad de una pierna depilada? ¿No quieres que te lo empareje?
Kian me fulminó con la mirada.
- No te atrevas si quiera a poner otro dedo en estas piernas.
Negué con la cabeza, deje la cera a un lado y traje los esmaltes que tenía.
- Elige un color.
- El rosa –murmuró sin dejar de frotarse la pierna.
- ¿Qué rosa? –le pregunté señalándole los tres tonos de rosa que tenía.
Él me miró exasperado y luego miró los esmaltes con detenimiento antes de elegir.
- El más claro.
Kian me dio su mano derecha a regañadientes y yo comencé a batir el frasco para empezar a pintarle las uñas.
- ¿Te gusta torturar a la gente? –me preguntó-
Suspiré.
- Solo a los que me torturan a mi –dije y él negó con la cabeza-
- ¿No hay nadie en tu casa? –preguntó-
- Mi madre esta trabajando.
- ¿Y tu padre?
Me quedé en silencio y él se aclaró la garganta
- Perdón, no quería entrometerme.. –dijo incómodo-
- No pasa nada, es que no suelo hablar de mi padre... o con él para ser exacta –le contesté con una sonrisa amarga-
- ¿Están peleados?
Negué con la cabeza.
- Ni siquiera eso, él no sabe como me siento.
- ¿Y por qué no se lo dices?
- ¿Para qué? A él no le interesa como me siento, ni lo que me pasa.
- ¿Y cómo te sientes?
Alcé la cabeza y miré a Kian, su típica mirada arrogante había desaparecido y en su lugar tenía una mirada comprensiva. ¿Habría pasado por algo parecido a lo mío?.. No había hablado sobre mi padre ni siquiera con mi mamá, y era extraño hablarlo con alguien que conocía hace muy poco tiempo, y más raro era saber que esa persona era Kian Denovan.
- ¿Un centavo por tus pensamientos? –me preguntó mirándome a los ojos-
Sonreí un poco.
- Mi padre y yo éramos inseparables –le comencé a contar mientras le pintaba las uñas- cuando eres chica se supone que estas más apegada a tu madre pero ese no era mi caso, mi padre y yo íbamos a todas partes juntos. Luego la situación en mi casa comenzó a cambiar.. mis padres comenzaron a pelear más y más y lo próximo que supe fue que mi padre se estaba yendo de mi casa. ¿Cuándo va a volver? le preguntaba a mi madre, pero mi padre nunca volvía.. ni volvió. Desde ese día las cosas cambiaron.. veo a mi padre máximo tres veces al año, él me llama cuando se acuerda de hacerlo pero lo único que hace es mandarme regalos para recompensarme el tiempo que no esta conmigo –negué con la cabeza- ya no quiero tener nada más que ver con él.
- Eso es horrible –contestó Kian frunciendo el ceño- ¿Tratar de recompensarte con regalos? Eso no cambia nada de lo que hizo.
- Claro que no, pero él piensa que soy una de esas chicas que prefieren tener un auto que un padre, y es entonces cuando me doy cuenta hasta que punto mi padre no me conoce... jamás lo voy a perdonar.
- ¿Y tu madre?
- No habla sobre él, es como si no existiera pero es solo porque le afectó demasiado su separación, ella dejo de pasar tiempo conmigo también para refugiarse en su trabajo.. no la culpo, es su manera de no pensar en las cosas que le duelen.
- ¿Y cuál es tu manera?
La realidad era que yo no tenía una manera de hacer que las cosas me duelan menos, solo las aguantaba hasta que dejaran de doler y si no dejaban de doler solo explotaba. Me hubiese gustado tener una mejor respuesta pero solo me encogí de hombros.
- No tengo ninguna manera en especial, solo espero que las cosas mejoren.
- Esperanza se llama –me dijo sonriendo, haciendo que sus ojos se achinaran-
Pestañeé sorprendida pero el siguió hablando antes de que pudiera responderle.
- ¿Me sigues odiando? –me preguntó divertido-
- No te odiaba –dije poniendo los ojos en blanco- solo que no te imaginaba así.. puede que me haya equivocado contigo.
Kian se puso una mano en la boca fingiendo estar sorprendido.
- Te debe de haber dolido admitir eso.
- No tanto como te dolió a ti depilarte –dije cerrando el frasco de esmalte-
De repente sonó el timbre y no pude evitar esbozar una sonrisa malvada.
- No puedo esperar a contarle a los chicos esto –le dije-
Kian me fulminó con la mirada y se paró para agarrarme.
- No, no lo harás –me advirtió dando un paso hacia delante-
Empecé a correr hacia la puerta pero Kian era más rápido que yo, me tiró contra el piso y sonrió de la misma manera que lo había hecho yo. Estaba muy segura que su sonrisa causaba un efecto más amenazador que la mía.
- ¿Escapándote de mi? –me preguntó con su rostro muy cerca del mío-
- ¡Quítate de encima!
- ¿O qué?
Acerqué más mi rostro cerca del suyo.
- O te vas a arrepentir –susurré-
- ¿Ah si? Demuéstramelo.
Sonreí mientras me acercaba más hacia Kian y cuando parpadeó le di un rodillazo en su ingle. Gimió de dolor y se dio la vuelta retorciéndose en el piso. Sonreí, parándome de inmediato y corrí a abrirles la puerta a los chicos.
- ¿Por qué esta Kian en el piso retorciéndose de dolor? –preguntó James cuando entró a mi casa- ¿Y por qué tiene las uñas pintadas?
- ¿Y por qué tiene una mitad de la pierna depilada? –preguntó Sebastian riéndose-
Kian me señaló, apretando los dientes.
- ¿Y por qué no? ―inquirí encogiéndome de hombros.
----
*Chris Martin: Cantante principal de Coldplay.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro