Capítulo 34: Con amor, Kian
Di un paso hacia atrás como si me hubieran dado un golpe. En realidad, sentía como si me hubieran dado un golpe, un golpe de esos que te deja sin respirar por unos segundos y se te nubla la vista.
- ¿Qué.. qué? Mamá ¿De qué habla? –le pregunté-
Rogaba que me dijera que estaba mintiendo, rogaba que me dijera que esto era una estúpida broma de mal gusto.
Mi mamá me miró con los ojos empañados. Conocía esa mirada, me estaba pidiendo perdón con los ojos, era la misma mirada que tenía ayer, cuando la encontré llorando.
- ¿Se trata de lo que me dijiste ayer? Mamá ya te lo dije, soy feliz aquí, contigo –mi voz sonaba desesperada, pero no me importaba-
- Alisson, no quería decírtelo ahora –explicó con la voz quebrada- se suponía que John iba a venir mañana, luego de tu cumpleaños.
- Quería pasar a saludarte –dijo mi padre dirigiéndose a mi- hace mucho que no nos vemos...
- ¿Lo dices en serio? –le pregunté frunciendo el ceño- ¡¿Qué diablos te hace pensar que puedes venir el día de mi jodido cumpleaños y decirme que hace mucho no nos vemos?! –grité- no somos dos viejos amigos que se han dejado de ver y hoy se reencuentran ¡Estas demente!
- Alisson, se que te debo explicación, se..
- ¿Explicaciones? Me importan una mierda tus explicaciones. Explicaciones le debes a la mujer que me crió y me mantuvo desde que tengo uso de razón y me dio todo, incluso cuando su esposo nos abandonó.
- Sé que estas enojada pero debes calmarte, es tu cumpleaños...
- Vaya, me sorprende que lo sepas. ¿Facebook te lo recordó? Ah, no –contesté negando con la cabeza- cierto que estas tan desinteresado que ni en Facebook te molestaste en buscarme.
- John, será mejor que te vayas –le dijo mi madre-
- No John, quédate y cuéntanos ¿Cómo has pasado este último tiempo? ¿Y este último año? ¿Y estos últimos cinco que no fuiste capaz de venir a visitarme, llamarme, ni siquiera mandarme un mensaje? –escupí las palabras como si me quemaran en la garganta- cuéntame ¿Valió la pena dejar a tu hija y a tu esposa por otra? ¿Valió la pena echar a perder todo lo que lograste? ¿Valió la puta pena saber...–comencé pero me callé antes que dijera algo de lo que me pudiera arrepentir-
Mi padre me miraba fijamente sin decir nada, sabía que estaba incómodo pero no me importaba. Esperara que, por lo menos, mis palabras le causaran un poco de dolor. Quería que sufriera igual que había sufrido yo el año que nos dejó, el año que lloré todas las noches y mi madre tenía que quedarse desvelada conmigo para que me tranquilizara.
- Puede que esto no signifique nada para ti pero pensé en llamarte, pensé en venir a verte, y se que pensar no es lo mismo que hacer pero no sabes lo difícil que fue para mi dejarte atrás. Desde el día que crucé esta puerta que me arrepiento de no haberte dicho adiós. Pensé que iba a ser lo más fácil ¿Sabes? Que iba a doler menos..
- ¡Deja de mentir! –exclamé con los dientes apretados- Todo ese sufrimiento se arreglaba con algo tan simple como era no dejarme de lado ¿Por qué me dejaste atrás? ¿No te acuerdas lo unidos que éramos? ¿No recuerdas las veces que íbamos a andar en bicicleta a comprar golosinas y las escondíamos para que mamá no nos regañara? ¿No recuerdas las veces que nos quedábamos hasta tardes viendo dos películas? Una de dibujitos y otra de acción, una por mi y otra por ti. ¿No recuerdas las veces que cocinábamos tortas juntos y me dejabas decorarlas como yo quisiera? Me manchabas la nariz con chocolate y me decías que era un payaso.
- Claro que lo recuerdo, Alisson, no he olvidado nada. Y por lo mismo que dices tú fue por lo que decidí irme sin decir adiós. Éramos muy unidos, una despedida nos iba a destrozar.
- ¡Tú me destrozaste! ¡No te despediste de mi porque eres un cobarde, no porque te dolía despedirte de mi!
- Ally, podemos arreglar esto, ahora que vendrás a vivir conmigo...
- ¡No iré a vivir contigo! ¿Mamá por qué me haces esto? –le pregunté con los ojos cerrados-
- Hija, sabes que no haría esto si no fuera sumamente necesario. Me despidieron en mi trabajo...
- ¿Qué? ¿Por qué?
- Eso no es importante ahora, Ally. Pero necesito que tú también me ayudes en esto. No sabes el dolor que siento por dejarte ir, pero es lo mejor para ti. Por lo menos hasta que encuentre otro trabajo, necesitas a alguien que te mantenga y te de todo lo que necesites. Yo.. estoy pasando por un momento muy difícil, no quiero que me veas así, estoy muy deprimida... y tu padre... se ofreció para cuidarte temporalmente, hasta que yo esté mejor y consiga un trabajo.
- ¡Tú eres lo que necesito mamá! Voy a ayudarte a encontrar trabajo, te lo prometo. Yo misma buscaré uno para mi, lo que sea, no es tan difícil y...
Mi madre negó con la cabeza.
- Sabes que no te dejaremos hacer eso.
- Mamá pero tengo a todos mis amigos aquí. Kian...
Inconscientemente agarré el collar de ancla que me había regalado.
Mi corazón dolía, literalmente dolía. Sentía una angustia en indescriptible, la presión que sentía en el pecho era abrumadora y tenía un nudo en la garganta que no podía quitar. No podía dejar atrás a todo lo que amaba. No podía. ¿Cómo iba a dejar a mis mejores amigos? ¿A Anne y a Sebastian? Ellos fueron los que siempre estuvieron a mi lado sin importar que. Fueron los que me contuvieron el año que perdí a mi padre (porque lo había perdido, el padre que yo amaba no era el padre que tenía hoy en día) me habían sacado de mi estado de depresión y me habían enseñado a volver a hacer feliz. Su amistad significaba todo para mi ¿Cómo podía dejarlos atrás? A Logan y a James que me era imposible imaginarme un día sin ellos haciéndome reír o sacándome una sonrisa. ¿Cómo iba a hacer para no extrañarlos?
Y Kian... Dios, Kian. Mi corazón se hundía cuando pensaba en él. Él era lo mejor que tenía, él era la persona que me inspiraba cada día, él era todo lo que necesitaba siempre, él era todo lo que quería. Él era él. ¿Cómo iba a vivir sin Denovan? ¿Cómo iba a vivir sin el único chico que me había enamorado y había logrado que quiera enamorarme?
- Podrás venir a verlos –aseguró mi padre- no dejarás de perder contacto con ellos.
- Eso es mentira y lo sabes. Quiero quedarme aquí con mis amigos, ir a mi instituto, vivir con mi madre.
- Te harás nuevos amigos allí, ya lo verás, todos te darán la bienvenida, el instituto es enorme. Y se que extrañarás vivir con tu madre, es un gran cambio pero te acostumbrarás a vivir conmigo. Será temporal y...
- ¡No quiero! ¡No quiero vivir contigo! ¡No lo haré! –le grité y subí las escaleras a toda velocidad para refugiarme en mi cuarto, con Kian-
Lo encontré sentado en mi cama, con los ojos cerrados, agarrándose la cabeza con las manos. Cuando me escuchó entrar, alzó la cabeza y hubiese deseado que no lo hiciera.
Tenía los ojos rojos, como si hubiera llorado, tenía ojeras y estaba pálido. Estaba segura que había escuchado cada palabra de le discusión.
Me estuve aguantando las lágrimas desde que había visto a mi padre en la puerta de mi casa pero cuando vi a Kian no pude evitar romper a llorar. Él se levantó rápidamente y extendió los brazos para darme un fuerte abrazo.
- Lo odio, lo odio –lloré en su pecho- ¿Por qué me tiene que hacer esto?
A pesar de que Kian me agarraba con fuerza y me acariciaba la espalda, su silencio me aterraba y necesitaba que dijera algo.
- Kian...
- No quiero perderte –susurró en mi oído- ahora que te encontré no quiero perderte.
Quería decirle que no iba a perderme, que no iba a ir a ninguna parte pero no podía mentirle, ni a él ni a mi misma.
Había perdido la cuenta de cuanto tiempo llevábamos así cuando él se alejó y me agarró la cara con sus manos.
- Te juro que traté de hacer todo lo posible para que esto no pasara, le pedí a mi madre plata prestada pero Rachel no la quiso aceptar, hablé con tu padre, fui...
Lo miré confundida.
- ¿Tú...tú ya lo sabías?
Él me miró avergonzado.
- Ayer a la noche vine a tu casa porque quería verte antes de que vinieran los demás, tu madre me abrió la puerta, estaba llorando y me contó que había perdido su trabajo y tu padre quería que vayas a vivir con él, fue allí cuando lo llamé, luego de discutir con él le dije a Rachel que le podíamos prestar plata, llamé a mi madre y me dijo que si pero ella no accedió, estaba desesperado, no sabía que hacer, fui a mi casa a calmarme porque no quería que me vieras así, estaba perdiendo la cabeza, me estaba volviendo loco y fue entonces cuando te escribí una carta. También trate de buscar trabajos por internet pero...
- Basta, por favor..
Necesitaba que parara, me hacía mal escucharlo. Ahora entendía porque estaba tan intenso anoche cuando me despertó.
- ¿Los demás saben? –pregunté-
- No, saben que me pasó algo y por eso te iba a venir a ver más tarde pero no saben qué.
- No se como haré para decirles –sollocé- ni quiero decirles ahora mismo, ni siquiera comenzamos a festejar mi cumpleaños –negué con la cabeza- mi estúpido cumpleaños.
Mientras lo decía me secó las lágrimas que caían por mis mejillas con sus dedos, luego se acercó para besarme las mejillas mojadas y los labios.
- No quiero pensar en perderte –continuó- es uno de mis peores miedos y me aterra que pueda llegar a pasar. Haré hasta lo imposible para que te quedes ¿Lo sabes, no? Nadie te va a alejar de mi.
Es gracioso como en ese momento sus palabras me dieron confianza y me aliviaron. Pero la verdad era que un chico de diecisiete años no podía hacer nada contra los deseos estrictos de mis padres. Esto no era como en las películas que el novio va a buscar a su novia al aeropuerto rogándole que se quede y ella lo hace, solo por él. Yo no tenía ningún tipo de elección en esto y creo que en el fondo los dos lo sabíamos.
Contarle a mis amigos que me iba a mudar fue una de las cosas más difíciles que tuve que hacer en mi vida, además de dejar a Kian. Todos se quedaron helados ante la noticia y Anne fue la primera en comenzar a llorar. Sentía que estaba viviendo mi peor pesadilla, y estaba arrastrando a mis amigos con ella. Ellos trataron de ayudarme y buscar otras alternativas, hasta me ofrecieron sus propias casas.
Fue en ese momento cuando me di cuenta de lo ilusos que podíamos llegar a ser los adolescentes, aunque realmente ilusos no era la palabra. Soñadores si lo era.
Al pasar los años me fui dando cuenta de cómo las personas dejan de creer y se conforman con su vida normal, le ponen un límite a su vida y no se atreven a mirar más allá de ello. Recuerdo cuando un profesor le preguntó a Sebastian que quería hacer en su futuro, él respondió que quería seguir jugando al lacrosse y el profesor se rió tan fuerte que Anne tuvo que sostenerme para que no me levantara a golpearlo.
Eso era lo que más odiaba, las personas que porque no creían que fueran capaz de hacer lo que quisieran, tampoco creían que los demás podrían.
Hablé de ello con mi profesora de matemática cuando fui a buscar mis cosas al instituto ese día. No pensaba hablar con nadie ya que estaba segura de que si lo hacía me iba a largar a llorar luego de decir dos palabras, además pensaba que no tenía nadie con quien hablar. Me era muy doloroso hablar con mis amigos y con Kian, y lo que menos quería era hablar con mis padres pero, sorprendentemente, estaba equivocada.
- Y lo peor de todo es que yo no puedo hacer nada para evitarlo –le dije a mi profesora entre sollozos- mis padres piensan que es lo mejor para mi, pero no es así. Lo mejor para mi son mis amigos, mi novio, mi madre, mi vida aquí. No quiero estar con mi padre, él no es el padre que yo recuerdo.
- ¿Estas segura de eso, Alisson? ¿Por qué no le das una oportunidad? Entiendo que lo que hizo fue horrendo, y yo misma quiero ir a darle una patada en... -suspiró- pero si hay algo que me ha enseñado la vida es que las cosas pasan por algo, y tal vez este es tu momento para reconciliarte con tu padre. No querrás estar peleada con él por el resto de tu vida ¿O si?
- Claro que no, me encantaría reconciliarme con mi padre, con el padre que yo conocía y me crió, no el padre que me abandonó sin ni siquiera decir adiós. Se que dicen que las personas no cambian, que eventualmente muestran como son en realidad. Eso es lo más estúpido que escuché en mi vida. Si hay algo de lo que estoy segura es que la persona que yo amaba años atrás nunca me hubiese hecho lo que hizo después. Las personas si cambian, y mi padre cambió.
- Estoy de acuerdo contigo, las personas cambian, tu propia vida cambia y lo estas viviendo ahora mismo. Sé que sientes que esto es el fin del mundo para ti, pero pronto verás que no es así.
- Ya se lo que dirá, Profesora Wilson. Siempre que se cierra una puerta se abre otra. Pero ¿Y si yo no estoy preparada para cerrar esa puerta?
- Hay algo de lo que te olvidas Alisson, tú tienes la llave de tu propia puerta, y puedes abrirla cuando quieras.
-----------
Por la tarde armé la valija con Anne y Sebastian. También le dije a Logan y a James que vinieran pero ellos dijeron que nos merecíamos tener un tiempo a solas. Kian, por otro lado, prefirió no venir. No lo culpaba, sabía que para él era tan doloroso como para mi, y también sabía que no iba a poder ocultar su dolor e iba a ser más difícil para los dos. Sebastian y Anne trataban de parecer fuertes por mi y se los agradecía porque no creía que pudiera soportar que ellos estuvieran mal en frente mío.
- No quiero que vuelvas con una nueva mejor amiga ¿Entendido? –me advirtió Anne mientras doblaba mi ropa-
Oh, también se aseguraban de hablar como si fuera a volver dentro de poco tiempo.
- Tampoco con otro mejor amigo –dijo Sebastian frunciendo el ceño- no importa si es homosexual, heterosexual, bisexual, etc. Nada de otros mejores amigos.
Me reí.
- No voy a volver con ningún otro mejor amigo, nadie podría reemplazarlos, se los prometo.
- Y hablaremos todos los días –prosiguió Anne- él día que no me llames iré yo misma a buscarte.
- ¿Me extrañaran? –pregunté mordiéndome el labio-
- Yo extrañaré ir en auto –contestó Sebastian- ¿Anne lo has pensado? ¡Ya no tenemos el Volkswagen de Alisson! Tendremos que levantarnos más temprano para llegar a tiempo al instituto.
Le lancé una almohada a la cabeza con fuerza, pero lo atrapó antes de que pudiera tocarlo.
- Jugador de lacrosse ¿lo olvidas?
Anne se acercó a abrazarme.
- Claro que te extrañaremos. Diablos, ni siquiera te has ido y ya te extraño. No se como voy a sobrevivir sin mi mejor amiga –dijo abrazándome con fuerza-
Sebastian dejó la almohada e hizo lo mismo.
- Estaremos esperándote ¿Lo sabes no? Y cuando vuelvas va a ser todo exactamente como antes. Bueno, tal vez empieza el gimnasio y esté más musculoso pero sin contar eso, será todo igual que antes.
- Eso espero.
- Hey, lo digo en serio –aseguró-
Negué con la cabeza, deshaciéndome de sus abrazos.
- Es solo que estoy asustada. Kian estaba tan desesperado, dijo que iba a hacer lo que sea para que me quedara pero los tres sabemos que eso no va a ser posible, mis padres ya me lo dejaron claro. ¿Qué va a pasar cuando se de cuenta que realmente me voy?
- Va a ser difícil –respondió Anne- le va a doler pero si tuvo esperanza para que te quedaras, va a tener esperanza para que vuelvas. Solo tiene que tener fe y todo saldrá bien.
Asentí con la cabeza tratando de sonreír.
- Bueno, podemos hacer un descanso –dijo Sebastian- salgys un rato, es tu cumpleaños y tienes que comer la rica torta que he preparado.
- ¿Qué he preparado? ¿Perdón? –exclamó Anne comenzando la discusión- yo he hecho más que tú y tu estúpido novio...
---------------------------
Eran las once de la noche cuando Kian finalmente me llamó y me pidió que saliera de mi casa. Se suponía que me iba a venir a buscar a mi casa una hora atrás para ir a cenar pero no había aparecido y ya me estaba asustando.
Cuando salí de mi casa me encontré con Kian de espaldas, parado, tan quieto que parecía una estatua.
- Kian ¿Qué..
- No iba a venir.
Mi corazón empezó a latir con tanta fuerza que estaba segura que Kian lo podía escuchar.
- ¿Por qué? –le pregunté sin saber si quería escuchar su respuesta o no-
- Pensé que nunca iba a sentir este dolor de nuevo ¿sabes? –su voz era ronca, parecía que le costaba pronunciar cada palabra que decía- Pensé que nunca iba a tener que pasar por el mismo sufrimiento de nuevo, era imposible que algo me hiciera doler tanto como el accidente. Pero esto me esta matando. No puedo pasar de nuevo por esto, no otra vez.
- No tiene por qué ser así. Esto no es el fin del mundo –le dije acordándome lo que me había dicho mi profesora- solo tienes que esperarme, voy a volver y...
Kian se dio vuelva con brusquedad y me quedé sin respiración al verle la cara, tenía un ojo completamente morado y su labio inferior estaba hinchado.
-¡¿Qué demonios te ha pasado?! –le pregunté acercándome a él-
- No volverás Alisson, no lo entiendes ¿no?
- ¿De qué hablas?
- No se que te han dicho tus padres pero no tienen la más mínima intención de volver aquí. Tu madre esta pensando en vender la casa e irse a vivir cerca de la casa de tu padre, donde vivirás tú también.
- ¿Qué? No, no, mi madre me lo hubiera dicho.
- ¿En serio? ¿Piensas que te lo va a decir en tu cumpleaños?
- Tiene que haber alguna otra forma..
- ¡No la hay, Alisson! ¡No la hay!
- ¡¿Por qué te estas comportando así?! ¡Se que esto es difícil para ti! ¿Pero piensas que para mi no lo es? Estoy tratando de tener fe, estoy tratando de encontrar una maldita solución..
- Ya lo he intentado, lo he intentado todo y me rindo.
- ¿Te rindes? –pregunté boquiabierta- ¿Me estas diciendo en serio? ¿Tú? Tú que eres la persona que me ha enseñado a tener esperanza, tú que me has enseñado a que se puede seguir adelante a pesar de toda la mierda que pueda llegar a pasarte ¿Ahora me dices que te rindes?
- ¿Cómo quieres que tenga esperanza si te estas alejando de mi?! He perdido a mi hermana, he perdido a mi mejor amigo, y ahora te estoy perdiendo a ti, y esa es la puta realidad. No, no voy a tener fe, no voy a tener esperanza ni ninguna otra maldita cosa que se le parezca porque yo no sirvo para esto, todo lo que más amo en el mundo se muere o se va y ya no lo soporto. No puedo esperarte, sabiendo que cada día estas más lejos de mi, y tal vez no vuelvas nunca.
- No, no deja de decir eso.
- Tenemos... tenemos que terminar.
- ¿Sabes? Nunca pensé que me romperías el corazón porque nunca pensé que me enamoraría de ti ¿Es irónico, no? Las dos cosas terminaron pasando.
Kian cerró los ojos con fuerza
- ¿Tú sabes lo mal que me hace oírte decir eso? No tienes una mínima idea de lo difícil que es para mi decirte esto pero los dos vamos a seguir sufriendo si no cerramos este capítulo ahora. No puedo soportar la idea de tenerte tan lejos, yo esperándote y tú sin poder seguir con tu vida. Te amo más que a nada en el mundo por eso te estoy dejando ir.
Negué con la cabeza sin poder mirarlo.
- No, tú no me estas dejando ir, estas dándote por vencido con nosotros.
Di la vuelta y volví a entrar a mi casa antes de que pudiera arrepentirme, una vez que cerré de un portazo la puerta, subí corriendo hasta mi cuarto.
Él nudo en mi garganta era insoportable, pero nada se comparaba con la angustia que sentía en el corazón. Todo mi cumpleaños había sido un desequilibrio emocional para mi y ya no lo soportaba más. Estaba harta de llorar y estaba harta de fingir que las cosas iban a estar bien, porque nada nada estaba yendo bien en mi vida. Me separaba de mis amigos, mi novio había roto conmigo e iba a vivir con prácticamente un extraño para mi.
Saqué la valija de mi cama y fruncí el ceño al ver un sobre violeta debajo. Era la carta que Kian me había escrito. Al principió dudé si abrirla o no, no estaba segura que pudiera soportar más palabras hirientes, pero tenía que leerla. Me acosté en mi cama y tras un larga respiración, abrí la carta.
Aspen,
Primero que nada perdona mi letra, mis manos están temblando y mi pulso no es bueno. Al principio pensé en hacerte una carta de despedida pero odio la puta idea de que tengo que despedirme de ti, no quiero hacerlo y no lo haré. Quiero que cuando en unos años leas esta carta recuerdes de la persona que te amó de la manera más pura que alguien puede amar.
El primer día que te vi –el día que estabas borracha- recuerdo haber pensado que estabas muy, muy, fuera de mi alcance y hasta el día de hoy no entiendo como logré que te enamoraras de alguien como yo. El día que me rayaste la moto recuerdo que me senté en tu auto a esperarte y cuando me miraste con los ojos como platos pensé que no me importaba una mierda la rayadura, necesitaba conocerte. James pensó que te quería como una conquista más ya que hacía mucho que no estaba con ninguna chica y me prohibió jugar contigo. Yo le juré que no iba a hacerlo. Quiero confesarte que no me interesaba para nada tu lugar en la clase de literatura, solo quería sentarme contigo para estar cerca de ti. Cuando comenzamos los retos, sentía que cada día estaba enamorándome más de ti. Al principio no quería aceptar que era eso, amor. Sabía que tú no sentirías lo mismo por mi y lo oculté pero me fue tan fácil quererte que eventualmente termine diciéndotelo. El día que me dijiste que me amabas por primera vez fue el día que sentí que algo se arreglaba dentro mío. Recuerdo tus palabras exactas: "Estas loco, pero me haces feliz y por eso te amo."
No puedo decirte con exactitud que fue lo que se arregló dentro mío pero creeme que desde el accidente sentía que algo estaba roto y tú lo arreglaste.
Tengo que agradecer a quien sea que te puso en mi vida, porque Dios solo sabe lo que sería de mi si tu no hubieras aparecido. Y se que soy un desastre, que no puedo subirme a un auto ni siquiera puedo soportar escuchar el freno de los autos porque mi corazón empieza a latir desbocado, se que de la única manera que no tengo pesadillas es contigo a mi lado y que no puedo evitar meterme en una pelea cada tanto, se que tome muchas decisiones incorrectas en mi vida pero si hay algo que hice bien eres tú. Tú eres la mejor decisión que tomé en mi vida.
Quiero que sepas que jamás olvidare todo lo que pasamos, toda nuestra historia, todo lo que me enseñaste y espero que tú tampoco lo hagas. Lamento todas nuestras discusiones aunque no lamento ninguno de los besos de reconciliación, perdóname si alguna vez te herí de alguna manera, pero tienes que saber que siempre quise y querré lo mejor para ti.
Amo cada parte de ti, amo como te concentras cuando lees un libro y como agarras la hoja siguiente, como si no pudieras esperar a saber lo que esta por venir, amo como defiendes a los que amas y como tratas a mi hermana, amo la manera en que me besas y amo que llegues tarde a todos lados, amo el hecho de que no sepas mentir y lo roja que te pones cuando te avergüenzas. Te amo, amo todo de ti y siempre lo haré.
Pase lo que pase siempre serás mi puerto seguro.
Feliz cumpleaños...
Con amor,
Kian.
----------------
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro