Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 33: Decisiones

La vida esta hecha de decisiones, pequeñas y grandes decisiones, comienzan desde elegir que desayunar a elegir de que trabajar. Algunas son tan pequeñas como elegir de que lado de la cama dormir, y algunas son tan grandes como decidir mudarte a otro país. Muchas veces tomamos decisiones que realmente no queremos tomar, muchas veces tomamos decisiones equivocadas que alteran nuestra vida haciendo que luego llamemos a esa decisión equivocada un error. Pero también existen otro tipo de decisiones, esas decisiones que sabes que has hecho bien en tomarlas, esas decisiones que te cambiaron la vida por completo y no solo no puedes recordar como era tu vida antes, sino que no quieres.

Estoy feliz de haber presenciado una de esas decisiones.

De un día para el otro nuestras vidas cambiaron rotundamente. Bueno, estoy segura que la vida de Sebastian y Logan cambió mucho más que la mía, pero aún así era un gran cambio para todos. Luego de una larga charla que tuvieron Logan y Sebastian, mi mejor amigo decidió hacer lo que tantos años tuvo miedo de hacer: salir del closet. La gran duda era como iba a hacerlo.

Kian y James sugirieron que hiciera un video y luego lo subiera a YouTube.

- ¿Qué clase de video quieren que haga? –preguntó  Sebastian entrecerrando los ojos-

- ¡Ya lo hemos pensado todo! –exclamó James- mira haríamos un video de nosotros tres jugando a las escondidas y luego te encontraríamos en el armario besándote con Logan.

- La pantalla se quedaría en negro después de eso –continuó Kian entusiasmado- y aparecerían Anne y Alisson vestidas de empanadas, bailando la macarena.

Anne y yo los miramos boquiabiertas. ¿Éramos nosotras las que nunca entendíamos la lógica de nuestros novios o eran ellos los que estaban completamente locos?

- ¿Qué sentido tiene ese video? –preguntó Sebastian indignado-

- ¿En serio no lo entiendes? –la voz de Kian sonaba ofendida- te buscamos por todas partes y apareces en el armario ¡Besando a Logan! Todos sabrán que eres gay y estas con Logan ¿No es lo que quieres?

- Creo que se refería a la parte en la que estamos Anne y yo bailando vestidas de empanadas...

- Ah eso, bueno luego de que vean el video nadie hablara de Sebastian besando a Logan –explicó James- solo hablaran de lo graciosas que se ven ustedes vestidas de empanada bailando la macarena. Eso se llama psicología inversa.

- Eso se llama hacer el ridículo, aunque me gustaría saber como llegan a esas ideas –le contestó Anne a James mirándolo con una sonrisa-

- Mentes maestras, amor.

- De todos modos – dijo Sebastian- creo que va a ser más efectivo que Anne y Ally aparezcan desnudas en el video bailando la macarena ¿No creen?

Kian y James lo fulminaron con la mirada y él se rió.

- No voy a hacer ningún video, ni decirlo por twitter ni nada que se le parezca.

- ¿Qué harás entonces? –pregunté-

- Llegaré al instituto con Logan de la mano. Es más, todavía no entiendo como las personas homosexuales tenemos que hacer un comunicado para decir que nos gustan las personas de nuestro mismo sexo. ¿Acaso los heterosexuales salen a dejar por sentado a todos que son heterosexuales? Debería ser algo normal y punto, ojalá lo hubiera entendido antes.

Y así fue. Nosotros estábamos más nerviosos que Logan y Sebastian quienes llegaron de la mano con una sonrisa en el rostro y todos –literalmente todos- se volteaban a verlos o paraban de hacer lo que fuera que estuvieran haciendo para mirar las manos entrelazadas de mis amigos. Ese día fue un caos, cada vez que caminaba por los pasillos escuchaba diferentes tipos de rumores y cotilleos "Te has enterado de que Sebastian McDoll es gay?" "¿Has visto a Sebastian McDoll de la mano con su novio?" "¿Será bisexual?" "Dicen que se han acostado en las canchas de lacrosse" "Seguramente se ha acostado con los novios de sus mejores amigas también" "Ahora que es gay quiero acostarme más con él que antes" Y no solo se quedaban mirando a Sebastian y a Logan si no que también nos miraban a mi, a Kian, Anne y James. Era como si todos sospecharan que teníamos otro gran secreto. Hasta los profesores hablaban de ello y nos miraban de reojo. Muchos estaban enojados por no haberlo sabido antes y muchas chicas alardeaban diciendo que ellas se habían acostado con Sebastian antes de que "cambiara su sexualidad". Ya había perdido la cuenta de con cuantas personas estúpidas había discutido por lo que decían.

- Hoy pasaremos el día juntos ¿no? –me preguntó Kian acariciándome el hombro-

Asentí con la cabeza.

- Siento que no pasamos un día solos hace años.

- Siento exactamente lo mismo –susurró y se inclinó a besarme-

- Consíganse una habitación, no todos queremos ver una pareja heterosexual besándose en los pasillos, que asco –dijo Logan bromeando para que los demás lo escucharan- ¿Dónde esta mi novio?

- Aquí estoy, amor –contestó Sebastian y le tapó los ojos con una mano- no los mires, por Dios. Que vergüenza. No están haciendo nada contra mi pero por algún motivo los odio tanto.

Me reí al escucharlos decir lo mismo que habían dicho un grupo de chicos ese día al ver a mis amigos juntos, y me hubiese ofendido si no fuera por la felicidad que demostraban Logan y Sebastian. Definitivamente habían tomado la decisión perfecta.

----------------------------------------

Cuando toqué la puerta de la casa de Kian, me recibió Emma con una sonrisa que hizo que me olvidara del mal humor que tenía. Ese era el efecto que tenía Emma en las personas, a pesar de que le costara comunicase con una sonrisa o una mirada podía expresar todo lo que quería decir.

Me llevó hasta la sala de estar en donde estaba Kian sentado en el piso rodeado de papeles y lápices de colores.

- ¿Picasso? –le pregunté sonriendo al ver su dibujo-

Él levantó su dibujo y luego levantó el que tenía a su lado.

- ¿Quién crees que los ha pintado?

Los miré detenidamente, el de su derecha era horrible, era una especie de casa pero la chimenea estaba muy abajo y el jardín estaba pintado de marrón en vez de verde, el de su izquierda era mucho más lindo, era el paisaje de una montaña con mucha nieve.

Agarré el de la montaña y lo miré detenidamente.

- ¿Este lo has pintado tú? –le pregunté sorprendida- no sabía que dibujabas tan bien.

Kian me miró molesto.

- Justamente ese no es el mío, ese lo pinto Emma. El mío es el de la casa ¿no te gusta?

Evite la pregunta de Kian y me dirigí hacia Emma.

- Emma dibujas muy bien ¿Desde cuando lo haces?

Ella levanto un solo dedo. Hacía un año. Tuve que haberlo imaginado.

- Tiene un cuaderno con miles de dibujos, aunque no quiere que lo vea nadie.

Emma no le hizo caso y siguió dibujando.

- Es increíble –le comenté a Kian quien seguía teniendo su dibujo horrible en la mano- tu dibujo también es lindo, Denovan.

- ¿Lo pegarías en la pared de tu cuarto? –me preguntó con una sonrisa divertida-

- Lo haré solo para que cuando James venga a mi cuarto lo vea y te moleste de por vida.

- Mentira, lo harás porque me amas.

Negué con la cabeza porque no quería admitir que tenía razón. En ese momento Emma pegó un gritito haciendo que me sobresaltara.

- Llego mi papá –dijo Kian levantándose para agarrar a Emma- quédate aquí, la llevaré al auto.

Emma me despidió con la mano antes de irse. Comencé a caminar por la casa de Kian, ya había estado allí antes, pero nunca había estado en la sala lo suficiente como para prestarle atención a los cuadros y fotos que tenía. Me paré en seco al ver una foto donde Kian estaba sosteniendo en brazos a una chica de la misma edad que sacaba la lengua mientras señalaba a la cámara. Se me erizó el vello al darme cuenta de que era Abril. Ella era hermosa, tenía el pelo color castaño, igual al de Kian, por los hombros y con algunos reflejos más luminosos; sus ojos eran más claros que los de él, pero también eran rasgados, su postura era la misma y se veía el parecido entre ellos en sus facciones. Contemplé otra foto de ella en un jardín, tocando la guitarra con los ojos cerrados.

- Nunca habías visto una foto de ella ¿no? –preguntó Kian detrás de mí-

- No, es la primera vez. Se nota que eran mellizos. 

- Todos decían lo mismo. Esa foto fue tomada unos meses antes del accidente. ―dijo, señalando la de ellos dos―. La otra es de cuando tenía quince, ella amaba tocar la guitarra. Lo hacía desde pequeña.

En la foto se reflejaba la felicidad de Abril, aún con los ojos cerrados tenía una sonrisa de oreja a oreja en su rostro. 

Me acerqué a él y entrelacé mi mano con la suya.

- ¿Y cuándo fue esa foto? –pregunté señalando una en la que estaba James y Kian mostrando sus colas, sin pantalones-

Kian se rió.

- Fue cuando James cumplió trece años, la madre de él estaba como loca sacando fotos y quería que posemos para mandarle una foto a la abuela de James.

Lancé una carcajada.

- ¿Mandaron esa?

- Después de que la madre de James nos regañara nos sacamos una foto sonriendo y le mandamos esa, luego a escondidas revelamos esta foto y la pegamos en la heladera de su abuela.

- ¿Y que dijo su abuela?

- Nada, solo le dio dinero para comprarse unos pantalones.


Las manos de Kian bajaron de mi cabeza hasta mi cintura, apretándome con fuerza para que lo abrazara así que pasé mis brazos por alrededor de su cuello y me separe lo suficiente para mirarlo a los ojos. Sus labios recorrieron mi mejilla hasta mi boca haciendo que me estremeciera y justo cuando estaba a punto de besarlo, sus labios se movieron hacia mi oído.

- Todavía no hablamos de mañana –musitó y luego me besó.

Kian paró de besarme para agarrarme a horcajadas y sentarme en el sofa. Sus manos recorrieron mi cuerpo haciéndome jadear, su media sonrisa delataba que le gustaba el efecto que causaba en mí.

- Sabes que no me gusta hablar de mi cumpleaños –le dije hundiendo mi cabeza en su cuello-

- ¿No piensas hacer nada? ¿Piensas ir al instituto y quedarte en tu casa todo el día?

- Pienso ir al instituto y quedarme en mi casa con ustedes todo el día.

- Eres una aburrida –se burlo tirándome de un mechón de mi cabello- Primero porque no quieres festejar tu cumpleaños y segundo porque no quieres regalos ¿Qué tipo de persona no quiere regalos en su cumpleaños?

No iba a decirle que la verdadera razón por la que odiaba mi cumpleaños era porque mi padre nos dejó a mi madre y a mi el día de mi cumpleaños y desde entonces me envía regalos para... ¿Para qué? ¿Para que se sienta mejor y recompensarme por habernos abandonado? No, definitivamente no quería festejar mi cumpleaños, ni recibir estúpidos regalos.

- No es tan raro, me prometiste que no me ibas a comprar nada –le recuerdo- espero que mantengas tu promesa.

- Yo nunca rompo las promesas –contestó seriamente-

Sonreí y miré el reloj.

- Ya es tarde, debería llegar a mi casa antes de que mi mama vuelva de trabajar.

Kian me agarró con más fuerza aún.

- No te vayas –me pidió al oído- quédate un rato más conmigo, por favor.

- Luego tú vas a soportar el enojo de mi madre ¿no?

- No pasa nada, Rachel me ama –dijo sonriendo- el otro día hasta me preparó el desayuno.

- ¿Solo a ti? Yo también estaba contigo, tarado.

Al ver que Kian se acomodaba con las piernas estiradas en el sofa, sin intención de moverse decidí hacer lo mismo y acostarme al costado de él. No iba a suceder nada malo si me quedaba cinco minutos más. Lo malo comenzó cuando el pecho de Kian comenzó a volverse muy cómodo y sus caricias en mi estomago me adormitaban.

- Deja de hacer eso –susurré con los ojos cerrados-

- ¿Hacer qué? –la voz de Kian también sonaba cansada- ¿Esto? –preguntó deteniendo la mano que me acariciaba-

- Si, eso.

Kian se rió por lo bajo y comenzó a acariciarme con más lentitud.

- Me estas haciendo cosquillas.

Agarré su mano y traté de quitarla de mi estomago pero él estaba haciendo fuerza y no pude moverla ni un centímetro.

- Tienes que parar –murmuré-

- Me gusta verte así.

- ¿Así como?

- Tan dormida sobre mi pecho, estremeciéndote ante mis cosquillas en el estomago, sintiendo tu respiración en mi cuello, tan cerca de mí... me encanta.

Sentí una presión en el pecho abrumadora, porque palabras como estas, momentos como estos eran los no iba a olvidar nunca. Al igual que el beso que nos dimos después, al igual que la manera que nos miramos luego de ello, casi como si supiéramos lo que nos esperaba.

--------------------------

Eran las ocho de la noche cuando llegué a mi casa. Me sentía aliviada porque mi mamá no llegaba dentro de media hora más así que me había salvado de una pelea por el horario en el que llegaba.

Me paré en seco cuando escuché un gemido de lamento venir desde la cocina, era un llanto tan agudo que al principio no lo reconocí como llanto pero mi corazón dio un vuelvo al acercarme más y darme cuenta que era mi madre la que estaba llorando.

Estaba segura que ver a mi mamá llorar era una de las peores cosas que me podían pasar. No por el solo hecho de que la había visto llorar solo una vez en mi vida y era algo inusual para mi si no porque ver a una persona tan fuerte como era ella, llorando... me destrozaba el corazón y me aterraba.

- Alisson –balbuceó con un hilo de voz, en el segundo que me vio se seco las lágrimas con el pañuelo que tenía en la mano- pensaba que estabas con tus amigos.

- Mamá ¿Estas bien? –pregunté con urgencia en la voz, me acerqué a abrazarla-

- Yo... no tienes que preocuparte por mi –pero cuando nuestros ojos se cruzaron, más lagrimas comenzaron a caer- lo siento tanto, no sabes cuanto lo siento...

- Mamá me estas asustando ¿Qué ha pasado? ¿Por qué estas llorando?

- He discutido con mi jefe en el trabajo, pero no te estoy pidiendo perdón por eso, o en parte también por eso... yo... solo te estoy pidiendo perdón por no haber estado tanto contigo como debería haber estado todos estos años... traté de hacer lo mejor ¿lo sabes? Tú no te merecías tenerme a mi llorando las veinticuatro horas del día en casa, no era bueno ni para ti ni para mi, por eso tuve que refugiarme en mi trabajo....

- No me tienes que dar explicaciones. Mamá deja de llorar, hiciste lo que tenías que hacer para que esta familia siguiera adelante. ¿Piensas que no se lo difícil que fue para ti después de una separación seguir con tu vida normal para que pudieras mantenernos? 

Ella negó con la cabeza aferrándose a su pañuelo.

- Mañana es tu cumpleaños... lamento tanto todo esto –musitó y se levantó para darme un largo abrazo- lo siento tanto, ojalá lo pudiera evitar.

- ¿De qué hablas? –pregunté tragando saliva-

Ella volvió a negar con la cabeza y trato de sonreír.

- De nada, de nada, eso no es importante ahora. Lo importante es que mañana es tu cumpleaños ¿Qué quieres hacer? ¿Vas a salir con tus amigos?

- Yo... solo pensaba en quedarme aquí contigo y los chicos...

- Perfecto, perfecto –dijo con una sonrisa- iré a bañarme y luego bajaré a hacer la cena ¿esta bien?

Asentí con la cabeza confundida mientras miraba a mi mamá subir las escaleras. ¿Qué diablos había pasado? ¿Y por qué se disculpaba tanto? Sabía que mi mamá se sentía culpable por todo lo que tuvimos que vivir. Mañana se iban a cumplir cinco años de que mi padre nos había dejado, y todavía lo recuerdo como si hubiese ido ayer aunque realmente me dolía el corazón cada vez que lo recordaba cruzando la puerta de entrada con su bolso sin decir adiós.

Perfecto Alisson, ya estas llorando de nuevo. Genial.

Subí a mi habitación para acostarme y tratar de calmarme un poco, agarré un libro y leí hasta que mi cansancio cedió. Lo último que recuerdo haber leído antes de que mis ojos se cerraran fue:

"La historia se relata por lo común como una crónica de grandes personas haciendo grandes cosas. Pero para la mayoría, la vida no esta hecha de grandes momentos, esta compuesta de pequeños momentos. Y con cada pequeña  decisión y elección, nos definimos. ¿Estamos orgullosos de nosotros somos o decepcionados de quien nos hemos convertido? La vida raramente resulta del modo que planeamos. Lo inesperado ocurre, y nos sorprende con nuevas decisiones y emocionantes posibilidades. Pero tarde o temprano la realidad te golpea en la cara."

---------------

Me despertaron con almohadonazos, la canción de "Feliz cumpleaños", gritos y saltos encima de mi cama. Traté de sacarme de encima a quien sea que fuera porque me estaba aplastando pero no lo logré.

- ¡Feliz cumpleaños mejor amiga! –me gritó Anne en el oido-

- Muchas gracias –contesté retorciéndome- ¿Puedes salir de encima mío?

Sebastian se tiró encima de Anne haciendo que me aplastaran más.

- ¡Feliz cumple Ally! –exclamó emocionado-

- Los odio –protesté- ¡Sáquenmelos de encima!

James apareció en mi campo visual con una torta en la mano.

- Mira lo que hemos hecho para ti –dijo con una sonrisa de oreja a oreja-

Me senté en la cama cuando mis mejores amigos salieron de encima mío. Eran las doce de la noche y en mi cuarto estaban Sebastian, James, Logan, Anne y mi madre quien vino a darme un abrazo que casi me deja sin respiración.

- Toma Ally -mi mamá me entrego una delicada bolsa azul- se que has dicho nada de regalos pero no me importa. Eres mi hija, te amo y te mereces un regalo de cumpleaños.

Sonreí aceptando la bolsita.

- Gracias mamá.

- Lo puedes abrir después. Te dejaré tiempo con tus amigos pero luego tendrás que bajar a comer algo. Que no te haya querido despertar antes no quiere decir que vas a irte a la cama sin cenar ¿Entendido?

- Entendido.

Estaba por irse hasta que la llamé de nuevo.

- Ah, y ¿Mamá? Yo también te amo.

Mi mamá me sonrió con los ojos brillosos y se marchó.

- ¿Dónde esta Kian? –pregunté buscándolo por toda la habitación-

James me miró boquiabierta.

- ¿A ustedes les parece? Venimos aquí con una torta ¡Una torta! Hecha por mi...

- ¡Hecha por nosotros! –le corrigió Logan mirándolo mal-

- Bue, poner manteca al recipiente no cuenta como hacer la torta.

Anne lo miró con las cejas levantadas.

- ¿Entonces has hecho la torta tu solito?

Parecía que James iba a decir que si pero luego lo pensó mejor y se cruzó de brazos.

- Esta bien, Anne fue la que más hizo, yo revolví porque no podía prender el maldito horno de la casa de Sebastian, y Sebastian la decoró ¡Pero yo también quería decorarla y no me dejaron!

Me reí agarrando la torta, era enorme. Era de chocolate y estaba decorada con libros, el número "17", un palo de lacrosse, notas musicales, el logo de Lakers, entre otras cosas.

- La idea del palo de lacrosse fue de Kian, te aviso –dijo Anne-

- ¡Ah! De esa persona estaba hablando cuando me interrumpieron –recordó James y me miró- estaba diciéndote que tus mejores amigos vinimos a verte, los mejores de todos y a ti lo único que te importa es tu noviecito feo. Los diecisiete años te volvieron atrevida –me advirtió señalándome con el dedo-

- Estoy muy agradecida que hayan venido –dije extendiendo los brazos para darles un abrazo grupal- solo me gustaría saber donde esta mi novio...

- Esta acostándose con otra chica –contestó Logan-

- ¡Logan! –lo retaron todos al unísono-

- ¿Qué? ¡Me dijeron que mienta, que quieren que haga!

- Si, amor pero una mentira más creíble –contestó Sebastian-

- Perdón, me olvidaba que Kian nunca se acostó con ninguna chica en su vida –dijo irónicamente-

- Esta conversación es tan rara –comenté-

- Kian vendrá más tarde –explicó Anne- quería saludarte solo.

- Tampoco es que vaya a venir montado a caballo ―dijo James―, no sé por qué tanto misterio con ese chico ―protestó, y luego miró mi pared―. Oye, que dibujo tan feo―dijo señalando el dibujo de la casa hecha por Kian.

Sabía que me estaban ocultando algo y no era solo el hecho de que Kian no estuviera en mi casa. Conocía muy bien a mis amigos y sabía que había algo más, que me dijeran que Kian no estaba aquí porque "quería saludarme solo" era una excusa muy mala. Si me hubiese querido saludar solo, me lo hubiesen dicho desde el principio, y James no habría minimizado tanto la situación diciendo que Kian era misterioso, pero lo deje pasar. Ya lo vería más tarde.

Pasé una hora hablando y riendo con mis amigos, su visita me había hecho feliz y me había sacado la tristeza que había tenido más temprano por ver a mi mamá llorar. A pesar de que les dije que no quería ningún regalo, me regalaron una caja llena de cosas pero me dijeron que no la abriera hasta que se hayan ido. ¿Por qué todo el mundo quería que abra los regalos después?

Luego de que mis amigos se fueron, cené con mi mamá. Parecía como si la situación que habíamos vivido antes no hubiera pasado, charlábamos y bromeábamos animadamente.

Antes de irme a dormir, agarré mi celular y contesté los mensajes que tenía deseándome feliz cumpleaños. Para mi sorpresa, Mason me había mandado uno.

"Estas loca si pensabas que me iba a olvidar de tu cumpleaños. Espero que la pases muy bien y no me extrañes mucho. Felices 17 años pequeña (¿Pequeña?) Alisson."

Sonreí y le mandé un mensaje agradeciéndole.

Tenía una llamada perdida de Kian pero cuando intenté llamarlo no contestó. Traté de esperar despierta por su llamada pero eventualmente me quedé dormida.

--------------

Me sobresalté al sentir alguien encima mío, dándome besos en el cuello.

- Shhhh, soy yo –susurró Kian-

Suspiré aliviada aunque mi corazón seguía desbocado.

- Estabas a punto de agarrar el gas pimienta ¿no? –dijo Kian, casi podía verlo sonriendo-

- ¿Estas loco? –susurré- Claro que si ¡Podrías haber sido un asesino! ¿Quién te dejo entrar? Si ha sido mi mamá voy a tener una seria charla con ella.

El sonido de la risa de Kian me tranquilizó.

- Claro que ha sido tu mamá ¿Piensas que tengo una llave? Aparte no ha pasado tanto tiempo desde que te has acostado, lo que pasa es que te duermes fácilmente.

Miré el reloj y comprobé que tenía razón. Había terminado de cenar con mi mamá alrededor da la una de la mañana y en ese momento eran la 1:30.

- Tienes razón.

Iba a prender la pequeña luz que se encontraba en mi mesa de luz pero el me detuvo y me miró fijamente a los ojos.

- Te amo –podría asegurar que mi corazón se detuvo por el tono de su voz, tan firme, tan lleno de emociones- Dios, te amo demasiado –su mano descansaba encima de mi corazón, y sabía que estaba sintiendo mi corazón latir locamente- Feliz cumpleaños –me deseó en mis labios, y luego los presionó con fuerza con los suyos, abrí mis labios para recibir su beso febril, que hacía que me olvidara de todo. Me besaba con urgencia, con fiereza, su otra mano se encontraba en la parte baja de mi espalda presionándome contra su cuerpo, no pude evitar jadear contra sus labios provocándole un gemido-

- Kian –murmuré cuando nos separamos- yo también te amo. ¿Qué ha pasado que no has venido antes?

- No ha pasado nada, solo quería esperar a que estuvieras sola para venir.

- Pero...

- ¿Quieres ver tus regalos? –me preguntó haciendo que me desconcertara-

Me incorporé en la cama y encendí la luz, tuve que pestañar unos segundos para acostumbrarme a la luz, Kian también cerró los ojos por unos segundos y cuando los abrió me sonrió como si no me hubiese visto en años. Tenía el pelo despeinado y tenía las ojeras marcadas como si no hubiese dormido hace mucho tiempo. Recordé sus pesadillas y me encogí, preguntándome si las seguía teniendo a menudo. Pasé una mano por su mejilla, era tan hermoso y aunque tenía rasgos fuertes parecía tan delicado. Él inclinó su cara hacia mi mano y luego me besó la palma.

- Te dije que no quería ningún regalo, me lo prometiste.

- Te prometí que no iba a comprarte nada, y lo cumplí –dijo y agarró unas cosas que tenía atrás suyo que no podía ver-

Primero me entregó un ramo de flores, eran tulipanes rojos y estaban atados con un moño rojo. Estaba segura que no podía quitar la sonrisa estúpida de mi cara.

- Quiero que sepas que no las he comprado, mi mamá me dijo que una amiga de ella tenía tulipanes y me dejó ir hasta su casa a cortarlas –me mostró el dedo índice, donde tenía una pequeña cortadura- no te rías, Aspen. No es fácil cortar tulipanes

- No puedo creer que has ido a cortar tulipanes tú solo –le dije impresionada, mirando las flores- son hermosas.

- Tengo que admitir que el moño lo he comprado, pero ¿Qué iba a hacer? No tengo una fábrica de moños...

Me reí.

- Esta bien, eso no cuenta como romper la promesa.

- Bueno yo... -su voz sonó nerviosa cuando me mostró un sobre violeta con mi nombre escrito en él, reconocería en cualquier lado la letra de Kian-

- ¿Me has escrito una carta? –pregunté tapándome la boca con una mano, estaba verdaderamente sorprendida-

Traté de no reírme cuando él me lanzó una sonrisa tímida.

- Yo... nunca he escrito una carta antes, tal vez te parezca un asco. Dice cosas que nunca he dicho en voz alta y cosas que ya sabes... creo que me sinceré demasiado en la carta y si no...

- Denovan –lo interrumpí- estoy segura que me va a encantar ¿Por qué estas tan nervioso?

Él suspiró y me la entregó.

- ¿La puedo leer ahora? –pregunté mordiéndome el labio-

- ¡No! –exclamó apresuradamente- por favor, léela cuando no este.

La observe por unos segundos y luego la puse sobre la mesita de luz. Podría jurar que el sobre tenía olor a él.

- Gracias, Denovan –le dije lanzándome a sus brazos, sentía que la tensión en sus hombros disminuía cuando pasó sus brazos por mi cintura para acercarme más hacia él.

- Falta algo –contestó y se sacó un collar que tenía puesto, uno que nunca antes había visto -

- No sabía que usabas un collar –comenté mirándolo-

Su cadena era gruesa y tenía un dije de un ancla negra, me encantaba y no entendía como era la primera vez que se lo veía usar a Kian.

- Es que no lo usaba, después del accidente me lo quité... lo use desde la primera vez que me lo regalaron, me lo regaló mi abuela. Me había dicho que le podía dar el significado que yo quisiera, en ese entonces no le había encontrado mucho sentido pero la utilizaba porque me gustaba. Luego del accidente, el médico me dio el collar y me dijo que me lo tuvieron que sacar para hacerme unos estudios. Ese mismo médico me dijo que fui el que más suerte tuvo de los cuatro en el accidente y que al parecer el ancla me había ayudado. Me pareció algo tan estúpido que nunca más lo utilicé. Cuando se lo conté a mi abuela, sonrió y me dijo que el médico había dicho algo muy acertado, porque las anclas se utilizan para amarrarse al suelo y hace que el barco permanezca en tierra, que el ancla hizo que yo permaneciera en tierra también. Luego me volvió a repetir que no importaba si yo no lo sentía de esa manera, que yo le podía dar el significado que quisiera... Cuando me enamoré de ti, el ancla me vino a la mente, al principio no entendí por qué ¿Sabías que el ancla también se representa para los puertos seguros? Las personas suelen tatuárselo porque se aferran a una persona, o a un lugar que les da firmeza, seguridad y protección. También es un simbolismo de estabilidad y esperanza. Y yo siento todo eso cuando estoy contigo, me siento seguro, me siento con los pies sobre la tierra, me siento protegido, tú solamente me haces sentir todo eso y me das esperanza.

Me había quedado sin palabras, apenas podía verlo a través de mis lágrimas (Si, ese día estaba llorando mucho. Pero ¿Cómo no iba a hacerlo si me decía estas cosas?) Lo agarré con fuerza cuando lo puso sobre la palma de mi mano y lo miré detenidamente, ahora tenía otro significado completamente diferente para mi.

- Quiero que lo tengas y lo uses  –continuó- porque si sientes lo mismo que siento yo hacia ti sabrás que yo siempre seré tu puerto seguro, pase lo que pase ¿si? Siempre te cuidare y siempre podrás aferrarte a mi.

Ninguna palabra podía definir lo que sentía en ese momento, así que lo abracé con fuerza y lo besé hasta el cansancio, hasta que él se acostó en mi cama y me abrazó, hasta que comenzó a acariciarme para que me quedara dormida y hasta que me terminó de susurrar que me amaba al oído.

-----------------------------

Me desperté escuchando gritos y pensé que seguía soñando. Abrí los ojos y lo primero que vi fue el brazo de Kian sobre mi cintura, sosteniéndome con fuerza como si tuviera miedo de que me fuera a alguna parte en mitad de la noche.

Volví a escuchar los gritos y sentí una especia de déjà vu. Quite con cuidado el brazo de Kian para no despertarlo y salí de la cama para ver que estaba pasando abajo. Bajé las escaleras y me encontré a mi madre discutiendo con alguien que no llegaba a ver ya que estaba del otro lado de la puerta. Me acerqué más para poder ver mejor.

- Mamá ¿Quién...

Me quedé helada cuando mi madre se dio vuelta, dejándome ver a mi padre, parado en la puerta de mi casa. De repente mi boca se secó y mis piernas no respondieron. ¿Qué hacia aquí? Por lo que yo sabía él vivía en otro país con su novia, lejos de nosotras ¿Qué hacía aquí después de cinco años de no aparecer? ¿Qué diablos quería?

Miré a mi mamá en busca de respuestas pero ella estaba evitando mi mirada, sabía que sentía culpable pero ella no tenía nada que ver con la aparición de mi padre, o eso creía.

- Alisson, hija...

- ¿Qué demonios haces aquí? –pregunté secamente-

Tenía que felicitarme por lo fría que había sonado.

Mi padre miró a mi madre y luego a mi.

- Yo... he venido a buscarte.

- ¿Qué? ¿Por qué?

Se notaba que no quería ser él el que me comunicara la noticia pero no tenía otra opción. Se aclaró la garganta y dijo algo que hizo que mi mundo se cayera a pedazos.

- Vendrás a vivir conmigo, Alisson.

------------

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro