Capítulo 27: Momentos
Es difícil de creer como tu vida puede cambiar tanto en tan poco tiempo, como tus pensamientos y tus intereses pueden cambiar sin siquiera darte cuenta. Si me hubiesen preguntado hace unos meses atrás si me imaginaba estando enamorada de alguien, no solo me hubiese reído en la cara de esa persona sino que hubiese puesto cara de asco y vomitado –bueno tal vez no vomitado-. Estaba tan segura de que yo no estaba hecha para estar enamorada, no estaba preparada para todo lo que conllevaba estar enamorada, pero aquí estaba, enamorada del chico que me tenía en sus brazos.
- ¿Qué sucede? –me preguntó cuando deje de besarlo para mirarlo-
- Nada –le contesté sonriendo- solo que estoy tan feliz de tenerte.
Me estremecí al ver como él cerraba los ojos y luego los abría rápidamente, como si quisiera asegurarse de que no estaba soñándolo todo. Cuidadosamente me puso su mano en mi espalda para buscar el cierre de mi vestido y lo bajó sin sacar sus ojos ni un segundo de los míos.
Mi corazón latía tan rápido, tan rápido que sentía que me iba a explotar en ese mismo momento y no estaba segura si seguía respirando pero tampoco me importaba, lo único que importaba era Kian, Kian sacándome el vestido y explorándome con la mirada, observándome como si fuera la primera vez que me veía y como si nunca quisiera dejar de hacerlo. Parecía que estaba tratando de recordar cada centímetro de mi cuerpo en su mente, pero no podía, como si le fuera imposible pensar en ese momento. Sus manos recorrían mi piel desnuda tan lentamente que sentía que iba a volverme loca.
- Eres tan hermosa Alisson –susurró Kian, trataba de que su voz sonara normal pero se notaba cuanto le costaba hablar- tan hermosa que siento que no te merezco, se que no te merezco –sonrió pero su sonrisa no llegó a sus ojos-
- ¿De qué hablas? –le pregunté frunciendo el ceño- claro que me mereces, no necesito a otra persona que no seas tú, no quiero a otra persona que no seas tú.
Lo besé antes de que pudiera decir algo, lo besé con desesperación, estaba desesperada porque sintiera cuanto lo amaba y él me devolvió el beso con la misma desesperación. Era como si nunca tuviéramos suficiente el uno del otro.
Me coloqué encima de él y comencé a besar su cuello para bajar por sus hombros y luego besar su pecho, que subía y bajaba al ritmo de su respiración agitada. Su piel estaba muy caliente, y no podía parar de tocarla. Kian me apretó más contra él para que sintiera su erección creciendo debajo de mi. Gemí sin poder evitarlo. Él me agarró de la cintura y me volvió a poner debajo de él, se acercó a mi oído y me mordió suavemente el lóbulo de la oreja.
- ¿Tienes una mínima idea de lo que me haces sentir? –susurró con voz ronca- ¿Tienes una mínima idea de cuanto te amo?
Sonreí. No, estaba segura que no sabía cuanto me amaba como estaba segura que él no sabía cuanto lo amaba, porque hay algunas cosas que no se pueden medir ni tampoco se pueden explicar, solo se pueden sentir.
Sus caricias y sus besos estaban haciendo que pierda la cabeza. Quería congelar ese momento, y vivirlo por siempre.
Bajé mis manos hacia sus caderas y luego agarré el elástico de su boxer. Me detuve y acto seguido él paro de besarme.
- ¿Qué sucede? ¿Quieres que paremos? – me preguntó buscando mis ojos con su mirada-
- No –contesté y sentía como subía la sangre a mis mejillas- Es que.. ¿has traído protección?
Pude notar como Kian trataba de no sonreír pero el brillo de sus ojos lo delataba.
- No te preocupes por eso –me contestó al mismo tiempo que me acariciaba la mejilla con el dorso de su mano-
Se alejó de mi para pararse e ir a buscar algo en sus pantalones. Cuando finalmente lo encontró, volvió hacia mi mostrándome el condón y negando con la cabeza.
- No creerás quien me lo dio –me dijo mientras rompía el envoltorio-
Que no diga mi madre, por favor que no diga mi madre..
- Sebastian.
Lancé una carcajada.
- No se por qué no me sorprende –contesté-
- Dijo que James le había dicho que había una nueva apuesta sobre nosotros y le preguntó si quería participar. Claramente lo hizo, en la fiesta me dijo muy serio "Una vez que me integran en una apuesta.. tengo que ganar" y me entregó el condón.
- Bueno, mañana a primera hora lo llamaré para agradecerle –le dije agarrándolo del cuello para besarlo-
Esta vez agarré sus boxers y los bajé de un tirón. Kian muy cuidadosamente se colocó el condón para estar seguro que lo estaba haciendo bien, yo por otro lado no podía parar de mirarlo, no podía parar de mirar su cuerpo tan firme, tan masculino, su piel tan suave y sus músculos tan fuertes que se le marcaban al moverse.
Kian alzó la cabeza y me atrapó mirándolo.
- Creo que yo voy a llamar primero a Sebastian.
Me reí y lo atraje hacia mi. Entre besos y jadeos comencé a preocuparme un poco ¿Qué pasaría si lo hacia mal? ¿Si lo arruinaba todo?
Kian pareció sentir mi cambio de humor y me abrazó.
- Shh, no pasa nada. Esta todo bien, te voy a cuidar. Lo sabes ¿no?
Asentí con la cabeza y lo volví a besar.
- Si quieres que pare en cualquier momento, dimelo ¿Si?
- Si -susurré-
Me acarició los muslos y luego mi estomago, mi pecho y mis clavículas, luego me acarició las mejillas y el pelo. Ya no sabía si lo que escuchaba era mi corazón o le suyo, latiendo tan rápido.
Entrelazó sus dos manos con las mías antes de dar la primera embestida con cuidado. Cerré los ojos y apreté con más fuerzas sus manos.
- No cierres los ojos -me susurró- mírame.
Lo miré, sus ojos estaban llenos de sentimientos, de ternura, de pasión, de amor, de necesidad. . Su mirada me tranquilizaba.
Kian no podía dejar de mirarme a los ojos.
- Te amo - susurró jadeando-
- Yo tambien Denovan -le respondí con la voz entrecortada- yo también.
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Me desperté al día siguiente cansada y dolorida, Kian estaba acostado al lado mío y, obviamente, tenía todas las mantas en su poder. ¿Qué problema tenía este chico con compartir?
Estaba a punto de despertarlo cuando escuché ruidos en la cocina y abrí los ojos como platos y me tapé la boca.
Mi madre va a matarme.
Anoche habíamos recogido todas las cosas de la sala de estar y habíamos venido a mi cuarto pero había olvidado el pequeño detalle que mi madre volvía a mi casa a medianoche y volvía a salir a la tarde. ¿Ya era la tarde? Miré el reloj. Eran las tres de la tarde.
¿Cuántas horas me quedarán de vida? ¿Debería despertar a Kian? ¿Debería despertarlo y mandarlo a él para que muera primero?
El rostro de Kian estaba tan sereno, sin ninguna preocupación y con tanta paz que me calmaba. No pude evitar recorrer su pelo con mis dedos, me aseguré de hacerlo despacio para no despertarlo y luego me levanté de la cama.
Me miré en el espejo antes de salir de mi cuarto. ¿Estaba igual de siempre? Tenía el cabello despeinado así que me lo cepillé. Mis mejillas estaban un poco más sonrojadas de lo normal pero no había nada que pudiera hacer contra eso. Me alisé mi pijama y bajé las escaleras y me dirigí hacia la cocina. Mi madre estaba sentada leyendo un libro y tarareando una de esas canciones que nunca sabes como se te ha pegado.
Ella bajo su libro y alzó la cabeza para mirarme. Esbozó una gran sonrisa y yo fruncí el ceño.
- ¿Qué sucede? –pregunté desconfiada-
- Nada –contestó- ¿Cómo se han despertado hoy?
Mierda, mierda, mierda.
Seguramente había pasado por mi cuarto antes de irse a dormir y nos había visto. ¿Pero por qué no nos había despertado? ¿Y por qué estaba sonriendo? ¿Era algún truco para desconcentrarme antes de matarme?
- Mamá...
- Oh, no te preocupes, no te voy a preguntar nada ahora.. pero hoy a la noche vamos a tener una charla. No quiero detalles –se apresuró a decir y yo la miré boquiabierta- pero creo que las dos debemos tener una charla sobre algunas cosas...
En ese momento escuché a Kian bajar las escaleras. Esperaba que las cosas no se pusieran más extrañas de lo que ya eran.
Kian apareció con el cabello despeinado y los ojos más achinados de lo normal. Me sonrío y luego saludó a mi mamá.
- Buenas tardes, señorita Aspen.
Mi madre negó con la cabeza.
- Te he dicho mil veces que me llames Rachel, Kian.
- Perdón Rachel, has visto nuestra nota ¿no?
Lo miré sin entender. ¿Qué nota?
Él me lanzó una mirada de "sígueme el juego, luego te cuento".
- Si, si, muchas gracias. Me alegro que me hayan hecho caso y me hayan informado de que iban a pasar la noche juntos.
- ¡¿Qué?! –no pude evitar exclamar-
Mi mamá puso los ojos en blanco, miró el reloj y se apresuró a agarrar la cartera.
- No seas dramática Alisson. La nota no decía eso explícitamente pero.. ¿Pasaron la noche juntos o no? Ahora debo irme, luego hablaremos Ali..
Justo antes de cerrar la puerta gritó:
- Mason te ha llamado, Ali.. dijo que lo llames.
Tenía miedo de cómo podía reaccionar Kian, pero no pude creer cuando lo vi simplemente haciendo una mueca y sentándose en una silla.
- ¿Esta todo bien?
- ¿Por lo de Mason? –preguntó con la voz más seca de lo normal- Si, estoy mejorando con ello.
- Hey, eso es genial –le contesté sentándome en su regazo-
- Bueno, no lo digas con tanta emoción, tampoco es que me voy a casar con él.
Le di un codazo.
- ¿Por qué dices que estas mejorando?
- Me sigo sintiendo igual hacia él, no creo que mis sentimientos cambien nunca, pero confío en ti y al final del día yo soy el que amas, yo soy el que esta al lado tuyo cuando despiertas y yo soy tu novio. No Mason, ni ningún otro.
- Tienes razón –le respondí apoyando mi cabeza en su pecho- Ah ¿Y de qué diablos hablaba mi madre?
- La última vez que nos vio en tu cama nos dijo que la próxima vez debía avisarle cuando iba a quedarme a dormir contigo ¿recuerdas? Ayer lo recordé antes que subiera y le deje una nota que decía que había tenído suerte contigo y me iba a quedar a dormir.
Lance una carcajada y le pegué en el hombro.
- No le has puesto que has tenido suerte.
Como Kian no lo negaba comencé a asustarme.
- ¿Kian...?
Por Dios, no quería que mi madre supiera que me había acostado con Kian de esa manera, por lo menos quería que fuera yo la que se lo contara.
- Estoy bromeando -contestó aunque luego iba a buscar la nota para asegurarme-
- Aspen –murmuró en mi pelo produciéndome cosquillas- no te agradecí por anoche.. fue la mejor noche de mi vida.
- ¿En serio? –le pregunté asombrada-
- ¿Por qué te sorprende tanto? –preguntó divertido-
Yo desvié la mirada y Kian me agarró del mentón para que lo mirara a los ojos.
- Alisson nunca, jamás alguien me hizo sentir lo que me haces sentir. Tu solo con mirarme haces que me enamore de ti. Es la primera vez que estoy enamorado ¿Lo sabias?
Negué con la cabeza.
Él suspiró.
- ¿No sientes que estas cansada?
- Muy cansada, ¿Quieres irte a dormir de nuevo? –le pregunté sonriendo-
- Si, por favor, pero antes necesitamos llamar a alguien.
- ¡Tienes razón!
Agarré mi celular de la mesada, marqué el número de Sebastian y lo puse en altavoz.
- Uhhhhh ¿Qué quieren? –preguntó malhumorado, como si lo acabáramos de despertar-
- ¿Te hemos despertado? –le pregunté tratando de no reírme-
- Si, y no están ayudando a mi resaca, así que háblenme o cuelgo.
- Solo queríamos agradecerte –le contestó Kian- y contarte que has ganado la apuesta.
Sebastian lanzó un grito triunfante.
- ¿Ven por qué son mis favoritos del grupo?
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