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Capítulo 26: Provocación

- No tengo por qué escucharte y tú no tienes por qué agarrarme así –le espeté-

Mason me soltó, cerró los ojos y tomó una respiración profunda antes de volver a hablar.

- Lo siento, no tuve que haberlo hecho. Se que no tienes ninguna razón para escucharme pero si hay una razón por la que estoy insistiéndote es porque se que tú eres la clase de persona que da segundas oportunidades. Se que me darías una oportunidad. ¿Tú crees que soy el malo aquí? ¿Que soy una mala persona? Déjame demostrarte que no lo soy.

Medité por un momento sus palabras. En realidad yo no pensaba que él era una mala persona porque sinceramente creo que ninguna persona es buena o mala, si no que todos somos una mezcla de las dos cosas, un balance de lo bueno y lo malo.

- No tienes que demostrarme nada. No te juzgo, no creo que seas una mala persona pero creo que lo que menos necesito.. necesitamos en este momento es que nuestros caminos se crucen.

- Kian lo único que hace es llenarte la cabeza ¿no lo entiendes? –exclamó desesperado- él lo único que va a decirte es cosas malas sobre mi porque me odia, pero si nunca me escuchas nunca podrás saber la verdad.

- ¿La verdad o tu punto de vista?

- Siempre hay dos lados en una historia, no te dejes llevar solo por uno. ¿Puedes confiar en mi?

- La confianza no se pide, se gana Mason.

- Entonces dame una oportunidad para ganármela.

Suspiré.

- No quiero tener problemas con Kian –admití-

- No tiene por qué saberlo.

- No quiero mentirle.

- Ocultar la verdad no es mentir.

- No quiero mentir ni ocultar nada.

- Entonces díselo, ¿O tienes miedo de que te prohíba hablar conmigo?

Lo miré mal.

- Se nota que no lo conoces. ¿En serio piensas que me prohibiría hacer algo? ¿Y en serio piensas que yo se lo permitiría? Estas loco.

- Solía conocerlo –puntualizó mirándome fijamente y luego negó con la cabeza- lo que sea ¿Mañana podremos vernos?

Asentí con la cabeza antes de que me arrepintiera.

- Haz que valga la pena.

- Lo haré –contestó y una vez que se aseguró que estaba hablando en serio me soltó el brazo- nos vemos mañana, pequeña Alisson –dijo y dio media vuelta-

Apoyé mi cabeza contra la pared durante unos segundos y traté de poner mis pensamientos en orden. ¿Debía contarle a Kian lo de Mason ahora? ¿O no debería contárselo? ¿Y si lo hacía se enojaría? Definitivamente necesitaba hablar con alguien.

Comencé a buscar a Anne por la fiesta pero no podía encontrarla por ningún lado. Estaba caminando tan apurada que casi me choco con Kian quien estaba de espaldas hablando con unos amigos.

- ¿Escapándote de mi? –me preguntó con una sonrisa divertida, acercándose a mi-

- ¿Serviría de algo? –le pregunté devolviéndole la sonrisa-

- Absolutamente de nada, siempre te encontraría.

Puse mis dos manos alrededor de su cuello y me puse de puntitas para besarlo pero él me agarró de la cintura deteniéndome.

- ¿Qué sucede? –le pregunté-

- Vayámonos de esta fiesta, volvamos a tu casa. Quiero estar solo contigo, no en esta estúpida fiesta con cientos de adolescentes sudados.

- Me parece perfecto.

Kian me agarró de la mano y me guió hacia la salida, al único que encontramos fue a Logan, así que le dijimos a él que nos íbamos y que le dijera a los demás. Por la mirada emocionada que nos puso supuse que lo siguiente a que iba a hacer era contárselo a Sebastian.

- ¿Piensas que han hecho alguna apuesta sobre nosotros? –le pregunté a Kian-

- Posiblemente, y me siento un poco ofendido por no poder participar.

Me reí.

- ¿Qué apostarías?

Kian abrió la boca para hablar pero en ese momento nos encontramos con Katelyn quien se paró en frente de nosotros y me miró con cara de disgusto.

- ¿Qué sucede? –pregunté frunciendo el ceño-

Siempre supe que Katelyn detestaba a Anne, pero nunca tuvo ningún problema conmigo, más bien hacía como si yo no existiera y me parecía perfecto ya que éramos dos personas totalmente diferentes y no quería tener nada que ver con ella.

- ¿No te parece algo muy bajo lo que haces? ¿Incluso para ti?eer

Kian la miró con frialdad.

- ¿Puedes no hablarle así, Katelyn? ¿Qué demonios te pasa?

- Tu novia sabe de lo que le hablo ¿O no Alisson? Perdon, ¿Pequeña Alisson?

La miré boquiabierta. ¿Había escuchado la conversación que había tenido con Mason? Estaba seguro que no había nadie en donde estábamos nosotros, y aún así ¿Qué problema tenía ella? Yo nunca le había hecho nada, nunca me había estado con ninguno de "sus" chicos. ¿Por qué se metía en donde no tenía nada que ver?

Traté de evitar la mirada interrogante de Kian y miré con odio a Katelyn.

- Metete en tus asuntos.

- Mason es un asunto mío, por si no sabías, es mi amigo y no voy a soportar ver como juegas con él y luego te vas con Kian. ¿O también estas jugando con Kian?

- Yo no estoy jugando con nadie –le contesté secamente-

- ¿Qué hacías entonces con Mason contra una pared en un rincón? ¿Jugando al ajedrez? ¿Tú lo sabías Kian? –le preguntó mirándolo con una sonrisa fuera de lugar-

Pero Kian ya no la escuchaba a ella, tenía sus ojos clavados en lo míos, esperando algún tipo de respuesta pero estaba segura que no le podía dar la respuesta que él quería escuchar.

- Eso pensaba. Ten cuidado con lo que haces –dijo Katelyn antes de empujarme para pasar por mi lado-

Seguí mirando a Katelyn con frustración y enojo, tratando de entender qué diablos le pasaba.

- Katelyn no importa ahora. Alisson, mírame ―me pidió Kian.

Traté de olvidarme de ella y enfocar toda mi atención en Kian, sentía que no iba a ser fácil explicarle lo que había pasado en medio de tanto bullicio.  

- ¿Podemos hablarlo en otro lado más privado?- le pregunté-

Él se me quedó mirando por unos segundos que parecieron eternos hasta que asintió con la cabeza y comenzó a caminar, agarrándome de la mano. Suspiré y lo seguí hasta llegar a mi casa, sin emitir palabra en todo el camino.

Cuando entramos, Kian me soltó y se apoyó contra la puerta esperando a que yo dijera algo. La casa estaba sumida en un silencio insoportable, mi madre no estaba ya que le tocaba trabajar en el turno nocturno en el hotel y Kian estaba tan callado que me ponía los pelos de punta.

- No ha pasado nada entre Mason y yo, eso lo sabes muy bien.

- Lo sé. Confío en ti, en quién no confío es en él.

Trataba que su voz tensa no me afectara pero no creía que estuviera haciendo un buen trabajo.

- Me ha encontrado en la fiesta y me ha pedido que lo escuché, quiere que nos encontremos mañana, solo eso.

- ¿Y tú aceptaste? Pensé que no querías tener nada que ver con él.

- ¡Y no quiero! Pero se merece que lo escuche por una última vez, deje de hablar con él de la nada sin casi darle explicaciones de por qué, no fue justo.

- ¿Y es justo que tenga que ver a mi novia con la persona que más me causo dolor? –preguntó en voz baja-

Sabía que estaba angustiado y que era un tema sensible para él. No podía culparlo por sentirse así, pero yo ya había tomado mi decisión y ahora sabía que la única forma de poder entendernos era hablarlo. Me acerqué más a él y él alzó la cabeza para mirarme. Noté lo conflictuado que se sentía. 

- Lo siento, no debí de haber dicho eso -musitó.

- No quiero hacer algo que te ponga mal -admití-, pero creo que es correcto que lo escuche. Sé que no te parece justo... 

Negó con la cabeza.

- No, no lo decía en serio. Perdón, no voy a negarte que me duele, no por el hecho de que vayas a hablar con él. Solo.. él me trae muchos malos recuerdos. Pero ve, tienes todo el derecho de ir a verlo y escucharlo, haz lo que sientas pero...

De repente frunció el ceño y me miró con los ojos entre cerrados.

- ¿Me puedes explicar por qué demonios estaban contra una pared?

- No tiene importancia, Kian.

Él me agarró de la cintura y me tiró suavemente contra él.

- Dímelo –murmuró mirándome fijamente-

- Me estaba agarrando porque quería que lo escuchara. Obviamente estuvo mal y se arrepintió.

- ¿Y quién mierda se cree que es para agarrarte así como si nada? –se puso las manos en la cabeza tratando de calmarse- no entiendo como todavía no lo mate.

Puse mi mano en su mejilla, tratando de tranquilizarlo y que pensara en otra cosa.

- No es para tanto Denovan, lo que pasa es que nadie puede evitar agarrarme, ni tocarme.

Kian me fulminó con la mirada.

- ¿Qué? ¿Tú puedes soportar no tocarme? –le pregunté provocándolo-

- Claro que si –contestó acercando su boca a la mía pero sin tocarla- si quisiera podría pasar días sin tocarte, pero creo que eres tú la que no lo soportaría.

Lancé una carcajada y fui a sentarme en el sillón.

- ¿Qué? –preguntó él-

- Voy a demostrarte que soy capaz de pasar horas sin tocarte. Apuesto lo que quieras a que tú no puedes hacer lo mismo.

Kian arqueó una ceja y se sentó en el sillón opuesto al mío. Se cruzó de brazos y se limitó a mirarme. Todavía sentía que estaba enojado por lo de Mason, así que quería tratar de que se olvidara de eso. Suspiré y tomé coraje. Sabía que mi madre no iba a llegar hasta tarde, y que íbamos a estar solos.

Me acosté en el sillón y me pase las manos por debajo de mi vestido rojo para sacarme mi sostén, una vez que lo desabroché, lo tiré cerca de Kian. Él estaba visiblemente tenso y no me sacaba los ojos de encima.

- ¿Qué crees que haces? –murmuró por lo bajo-

Me encogí de hombros.

- ¿Sabías que la mejor parte del día de las mujeres es cuando se quitan el sostén?

- Interesante dato, ahora ponte el sostén de nuevo, por favor.

- ¿Por qué? ¿Te molesta? –pregunté sonriendo-

- Sabes perfectamente lo que me provoca –contestó mirando mi pecho- tu vestido esta muy apretado a tu cuerpo, me esta volviendo loco Aspen.

- Lo lamento, si no hubieses dicho que podrías pasar días sin tocarme, estaríamos en otra situación muy distinsta.

- Esta bien ¿Piensas que tú sola puedes jugar?

Kian se levantó, lentamente se desabrochó el botón de su pantalón y se bajo el cierre, acto seguido se bajo los pantalones y se quedo en boxer en frente mío.

Juraba que estaba haciendo lo imposible para no mirar otro lado que no fuera su rostro, pero era tan difícil teniéndolo así en mi sala de estar. Por otro lado, él no dejaba de recorrerme descaradamente el cuerpo con la mirada.

Lo que había empezado como un juego pronto se había convertido en algo más y no sabía hasta que punto íbamos a llegar.

Tragué saliva y volví a pasar mis manos por debajo de mi vestido pero esta vez para sacarme las bragas. Él gimió y se acercó a mi, luego se pasó la remera por el cuello y se la saco, quedándose en cuero. Estaba tan tentada a tocarlo, especialmente en sus oblicuos en forma de "V" que tenía justo arriba de los boxers. Antes de que haga nada, comenzó a jugar y pasar sus manos por el elástico de su boxer.

- Te estas pasando de la raya –logré advertirle-

- ¿Quieres que pare? –preguntó con una media sonrisa-

Negué lentamente con la cabeza, estaba segura que me había sonrojado.

- Mierda –murmuró con la voz ronca y me agarró tan rápido que no tuve tiempo ni de pestañar, me puso a horcajadas sobre él y se volvió a sentar en el sofa- tienes razón, no puedo soportar no tocarte y no puedo soportar verte así sin que se me pasen miles de pensamientos en la cabeza de lo que podríamos estar haciendo en este maldito momento.

- ¿Entonces gané? -susurré mirándo sus rosados labios-

- Oh, tú siempre me ganas -contestó antes de besarme con desesperación-

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