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Capítulo 11: La cena

- Alisson ¿No crees que es demasiado? –me preguntó mi madre cuando le conté lo que tenía planeado para Kian-

- No, él me ha hecho cosas peores mamá.

- Creo que lo que te ha hecho hacer fue muy bueno, te haría bien practicar un poco de deporte más seguido.

- ¡No solo me hizo practicar lacrosse! Me ha hecho parecer una loca en frente de muchos chicos.

- Te llevó a un concierto..

- Solo para que me sentara con él en clases.

- ¿Y no es un lindo gesto? –me preguntó sonriendo- creo que gusta de ti.

Rodee los ojos.

- De la única persona que gusta es de si mismo.

Mi madre negó con la cabeza y agarró su cartera para ir a trabajar. Tan pronto como abrimos la puerta, escuché el rugido de un motor y maldije por dentro. Estaba esperando no tener que pasar por esa incómoda situación de tener que presentarle a mi madre, Kian.

Kian bajo de su moto con una sonrisa de oreja a oreja y se acercó a nosotras.

- Hola Alisson –me dijo dándome un beso en la mejilla y se dirigió hacia mi mamá- Usted debe ser la señora Aspen ¿no es así? Estoy encantado de conocerla.

Mi madre le sonrío mientras me miraba de reojo.

- Oh, por favor, llámame Rachel. Tu debes ser Kian, mi hija me habló mucho de ti.

La fulminé con la mirada, no le había hablado tanto de él.

Kian me miró alzando las cejas.

- ¿En serio? Espero que hayan sido cosas buenas.

- Por supuesto, ella esta muy feliz de que seas su amigo, eres el primer amigo hombre que tiene luego de Sebastian y eso--

- ¡Mamá! –chillé- creo que se te esta haciendo tarde para ir a trabajar.

Ella miró su reloj y se alejó de nosotros con prisa.

- Cuídense por favor ¡y no vuelvan muy tarde! Si Kian quiere puede quedarse a tomar un té luego de cenar.

- Muchas gracias Rachel –le contestó Kian despidiéndose- lo haré.

Cerré los ojos con fuerza, no me gustaba para nada que a mi mamá le cayera bien Kian y menos que Kian actúe tan encantador en frente de ella.

- Ya deja de comportarte así y entra –le murmuré a Kian-

Cuando entramos a mi casa, le señalé con la cabeza la cocina.

- ¿Qué piensas hacer? –me preguntó entre cerrando los ojos-

- Ya te enterarás.

Kian se sentó y yo me acerque a la heladera para sacar cubos de hielo y luego fui a buscar una aguja. Kian abrió mucho los ojos.

- ¿Qué piensas hacer con eso?

- Te voy a horadar las orejas.

- ¡¿Qué?! ¿Por qué siempre estás haciéndome pasar por dolor físico? Creo que ese se ha convertido en tu principal objetivo.

- ¿Ah no? Supongo que todas las veces que me caído en el entrenamiento y las veces que me han dado pelotazos no cuenta como dolor físico.

Kian suspiró.

- Solo quiero advertirte que si me haces esto, tu reto va a ser mucho peor que esto –murmuró-

Me encogí de hombros, sus amenazas no me importaban mientras aceptara que le perforara las orejas.

- Esta bien, puedes hacerlo.

Le entregué los hielos.

- ¿Qué quieres que haga con eso? –me preguntó-

- Tienes que ponértelo en las orejas –le expliqué- para que luego no te duela cuando te pase la aguja.

- Oh no, tu quieres hacer esto así que todo el trabajo lo harás tu –dijo entregándome el hielo-

Hice una mueca y me senté al lado de él para acercarme y colocarle el hielo en la oreja. Estaba tan cerca de él que podía escuchar su respiración y sentir su aliento. Traté de mirar hacia cualquier lado menos sus ojos y apreté el hielo contra su oreja. Kian gimió, supuse que era por el frío del hielo.

Me aclaré la garganta.

- ¿Has hablado con Logan?

- Si, hablamos de la hora y el lugar para cenar.

- ¿Hablaron de Sebastian? ¿Dijo si le gustaba?

Kian arqueó una ceja.

- ¿Qué? –pregunté- pensé que eran amigos.

- No tan amigos, solo nos llevamos bien.

Suspiré. Estaba nerviosa por esta noche, quería que todo salga bien entre ellos.

- Espero que salga todo bien esta noche, a Sebastian le gusta Logan de verdad y es la primera vez que lo veo así.

- Hey, todo va a salir bien. Sebastian es un chico grandioso, si fuera gay yo saldría con él –me aseguró-

Me reí.

- Si fueras gay saldrías con todos los chicos del instituto, como haces con todas las chicas.

Kian me dio un empujoncito con su hombro.

- No estoy saliendo con todas las chicas del instituto, es más hace bastante tiempo que no salgo con alguna.

- ¿Bastante tiempo es una semana?

- ¿Con quién me has visto salir del instituto, a ver?

Estuve a punto de nombrarle una larga lista de las chicas con las que lo había visto charlar "de forma cariñosa" o salir, pero me di cuenta que iba a quedar como si me fijara en él y en las chicas con quien salía, y aunque no se notara, me quedaba un poco de orgullo.

- La verdad es que no te presto tanta atención para saber con cual de todas las chicas del instituto te estas acostando ahora pero la última vez que te vi con alguien fue con Katelyn.

Kian lanzó una carcajada.

- Nunca estuve con ella para otra razón que no sea amistosa.

- ¿Relación meramente amistosa con una chica? ¿Tú?

- Soy tu amigo ¿o no?

Iba a contradecirlo pero la verdad es que Kian si se había convertido en un amigo y aunque a veces tenía ganas de lanzarle un ladrillo por la cabeza, tenía que admitir que me divertía estando y hablando con él.

- Por ahora.

Kian se quedo boquiabierto.

- ¿Quieres decir que nos ves un futuro como novios?

Solté el hielo ante su comentario y este se le cayó en sus pantalones haciendo que pareciera que se había hecho encima él mismo. Kian me fulminó con la mirada pero yo no pude evitar reírme.

- Lo has hecho a propósito.

- ¡No! –exclamé- no es mi culpa que hagas esos comentarios.

- Si te ponen nerviosa por algo será –murmuró sonriendo-

Negué con la cabeza y agarré la aguja de la mesa. Kian miró la aguja con temor.

- Dime que ya has perforado alguna oreja antes.

- Por supuesto ―mentí.

- Dime que tu experiencia no es haber visto cómo horadaban las orejas en "Juego de gemelas", por favor. ―Esa era exactamente mi experiencia. Me quedé en silencio―. Mierda, ¡Voy a gritar más que Annie!

- Puedes negarte ―sugerí.

- ¿Y dejarte ganar? No, lo haré.

- ¿Estas listo?

Él tomó aire y me agarró la mano.

- Listo –me dijo y desvié mi mirada hacia nuestras manos- si me duele tendré algo que apretar –explicó-

- ¿Cómo quieres que lo haga con una mano?

- Cierto, Diablos ¿Qué hacía Annie en la película para afrontar la situación?

- Estoy segura de que no hablaba tanto -protesté.

Agarré la aguja con más fuerza para que no me temblara la mano y coloqué la otra detrás de su oreja. Creía que estaba más nerviosa yo que él. Posicioné la aguja en su lóbulo y, en un abrir y cerrar de ojos, la empujé contra su piel. En un primer momento no cedió, pero luego intenté de nuevo y oí un crujido. Cuando finalmente la aguja cedió y pasó al otro lado, tuve miedo de que empezara a sangrar, pero nada sucedió. Solo tenía la oreja roja por el hielo y la presión que había ejercido.

Kian cerró los ojos con fuerza en todo el proceso, pero no se quejó. Lo que ayudó porque no sabía cómo iba a reaccionar yo si él lanzaba el mismo grito que el día que lo depilé mientras tenía una aguja en la mano.

Luego de volver a pasarle agua oxigenada por la zona, quité la aguja y agarré una argolla dorada de mi bolsillo. Me acerqué para colocársela en la oreja. 

- ¿Qué es eso? –me preguntó echándose hacia atrás-

- Un arito...

- Primero que eso no es un arito –dijo señalándolo- es enorme. Segundo, nunca dijiste que iba a tener que usar un arito.

- Porque sabía que si te lo decía ibas a decir que no.

- ¡Eso es traición!

- Vamos, es parte de la apuesta –le contesté haciendo una mueca triste-

- Oh no, no me vas a convencer con esa carita. No es no.

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Una hora después Kian tenía los pendientes puestos.

Salimos de mi casa para subirnos a la moto y dirigirnos hacia el restaurante. Los aros de Kian eran realmente de gran tamaño, y con cada movimiento se movían de un lado a otro, pero realmente le quedaban bien. En mi opinión, debía de utilizarlos más seguido, y aunque él no me lo reconociera todavía, había notado su mirada de aprobación al verse al espejo antes de salir.

Kian me puso el casco en la cabeza y me lo ajustó, luego de ayudarme a subir a su moto, se subió él y arrancó. Me tuve que agarrar de su cintura con fuerza ya que nunca había estado en una moto sin contar el día que él trató de enseñarme a manejarla.

Cuando llegamos al restaurante, Sebastian y Logan ya estaban sentados en una mesa hablando, los dos comenzaron a burlarse al ver a Kian.

- ¿Hace falta preguntar que le pasó? –preguntó Sebastian-

- Creo que ya sabes la respuesta –le contestó Kian lanzándome una mirada-

- ¿Cuando se acabará todo esto? –quiso saber Logan-

- Cuando Kian se de por vencido –contesté-

- No lo haré.

- Si tuviera que apostar, apostaría por Kian –dijo Logan divertido-

Lo miré boquiabierta.

- Es porque sigues pensando que soy una loca acosadora ¿no? –le dije mirándolo mal-

Logan se rió.

- No, no es por eso. Pero creo que Kian tuvo que pasar por peores cosas que tú y todavía no se ha rendido.

- No es fácil entrenar con miles de chicos gigantes en un deporte que no tenía ni la más mínima idea de cómo se jugaba y tampoco es lindo que un chico que piense que tengo mechones de su pelo guardando en una libreta y que se aleje su asiento lo mas lejos posible de mi en clase de literatura por miedo a que se lo corte –protesté y miré a Sebastian- tú si apostarías por mi ¿no?

Sebastian titubeó por un segundo antes de contestar.

- Claro que si.

- ¡Has tardado en contestar! ―repliqué sintiéndome traicionada.

- Perdón, perdón –se disculpó Sebastian- es que todavía no se como no se mataron entre ustedes con las cosas que hacen.

- Oh no, yo miles de veces la quise matar –le respondió y luego murmuró algo que no pude entender-

Logan y Sebastian comenzaron a hablar de su niñez y como nos habíamos convertido en amigos con él y Anne.

- Es bastante inteligente –comentó Logan refiriéndose a que los tres tuvimos que contar nuestro mayor secreto para saber que podíamos confiar en nosotros y ser amigos-

- Se le ocurrió a Anne –le respondí- recuerdo que yo odiaba la idea de tener que contarles "mi secreto más preciado".

- ¿Y por qué terminaste haciéndolo?

- Supongo que en el fondo sabía que podía confiar en ellos lo suficiente para decírselo.

- ¿Y cuál era tu secreto más preciado? –preguntó Kian con un brillo en los ojos-

- Nunca lo sabrás.

- A menos que le cuentes tu secreto más preciado –le dijo Sebastian-

Kian sonrió aunque su sonrisa no llego a sus ojos.

- No creo que sea posible.

Yo alcé las cejas con curiosidad pero él no volvió a decir nada.

- ¿Y cómo se conocieron ustedes? –nos preguntó Logan a Kian y a mi.

Note que Sebastian le lanzaba una mirada a Kian que no pude descifrar, por lo que no le di demasiada importancia.

- Bueno, nos conocimos porque, como siempre, Anne, Sebastian y yo llegamos tarde a todas partes..

- Por tu culpa –remarcó Sebastian-

Rodee los ojos.

- Y tuve que estacionar en la sección de motos ya que todo el estacionamiento estaba lleno de autos, y sin querer le rayé su moto... y una cosa llevó a la otra y terminé sentada con él en literatura.

Miré a Kian y él tenía una mirada divertida en sus ojos, una que ya conocía muy bien.

- ¿Qué pasa? –le pregunté frunciendo el ceño-

- Nada –dijo esbozando una sonrisa y mirando a Sebastian-

Me estaba empezando a poner nerviosa por lo que le di una patada a Sebastian.

- ¡Auch! –chilló Logan- ¡Me dolió!

Ouch, pierna equivocada.

- ¡Perdón! No es mi culpa que tengas piernas tan largas, dios mío –miré a Sebastian- ¿Me puedes explicar qué esta pasando?

Sebastian se encogió de hombros.

- No se de que hablas.

- ¿Tu sabes? –le pregunté a Kian-

- Puede que si.

- Ilumíname.

- No tengo linterna.

- ¡Kian! -me quejé.

- Bueno, la verdad es que nosotros nos conocimos antes que pasara lo de la moto.

Asentí con la cabeza.

- Si, nos conocíamos de vista por las fiestas que íbamos por Anne y James, pero en ningún momento hablamos.

- ¿Estás segura de eso?

Bufé.

- Si hubiéramos hablado lo recordaría.

- A menos que estés muy borracha –contestó esbozando una sonrisa-

Lo miré frunciendo el ceño. Rara vez tomaba alcohol en las fiestas a las que iba, y nunca lo hacía cuando era la conductora designada y siempre solía ser yo ya que era la única que tenía coche.

- Eso es ridículo, la única vez que me emborraché Sebastian y los chicos me ayudaron y... ―Me detuve un momento, dándome cuenta de por qué Sebastian estaba tan raro y giré mi cabeza hacia él―. Sebastian solo ustedes me ayudaron esa noche, ¿verdad?

- Bueno... tal vez Kian nos ayudó también... ―admitió Sebastian―. Y tú nos obligaste a prometer que no volveríamos a mencionarlo.

- ¡¿Qué?! ―me giré hacia Kian―. ¿Tú también...?

Me callé de repente. La imagen de Kian en la fiesta vino a mi mente. Mierda, él también me había ayudado esa noche.

En ese momento, llegó la camarera con nuestros platos de comida, cortando la conversación. Traté de exprimir mi cerebro en busca de algún indicio de esa fiesta, pero solo recordaba... ¿una bebida fosforescente? Una vez que la camarera se fue, miré a Kian señalándolo con el dedo.

- Cuando lleguemos a mi casa vamos a hablar de esto.

- Como digas, mamá –me contestó burlándose de mi-

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Luego de esa discusión, la cena siguió su curso y me encontré a mi misma riéndome con mis amigos la mayor parte del tiempo. No pensé que iba a pasarla tan bien, pero me sorprendí al darme cuenta que los cuatro lo estábamos disfrutando. También note que a Logan realmente le gustaba Sebastian, y eso me puso de mejor humor.

Al terminar de cenar nos dividimos, Sebastian y Logan se fueron caminando y Kian y yo volvimos hacia mi casa en moto.

Cuando llegamos a mi casa, cerré la puerta de un portazo para tener toda la atención de Kian. En realidad se me había pasado el enfado pero me gustaba exagerar.

- ¿Ahora me puedes explicar como es eso de que nos conocíamos antes?

Kian levantó una ceja.

- Claro que te conocía.

- ¿Si?

- Sabía que eras la mejor amiga de Anne, y que estabas malditamente buena.

Mi pulso se aceleró y tragué saliva.

- Quise decir cómo es que nos conocimos y hablamos.

Kian se sentó en el sofá de la sala de estar, se sacó los aros haciendo una mueca de dolor y suspiró.

- Mira... estábamos en el jardín, tú estabas muy borracha y Anne decidió que deberías volver a tu casa. Sebastian dijo que iba a llevarte y volvió a la fiesta para buscar su abrigo. Dijiste que te sentías mal y yo te ayudé con Anne y James.

- Wow, bueno, gracias... gracias por ayudarme ―dije y luego pregunté esperanzada― ¿No vomité encima de ti?

- No, lamento decepcionarte.. aunque quisiste besarme.

- ¡¿Qué?!

- No te preocupes, yo te había dicho que te quería besar primero.

- No te creo... nosotros.. ¿Nos besamos?

Kian negó con la cabeza.

- Lamento decepcionarte, pero no. No nos besamos.

- ¿Decepcionarme?

Le tiré un almohadón a la cabeza y fui a buscar un refresco para calmarme, esta conversación había hecho que mi pulso se acelerara.

- ¿Puedo prender la televisión? –me preguntó desde el sofa-

- Si. ¿Quieres algo para tomar?

- Jugo esta bien.

- Ven a buscártelo.

- Esa no es manera de tratar a un invitado.

Me reí y lleve nuestros refrescos a la mesa que estaba en frente del sofa.

- ¡Mira! Knicks y Lakers estan jugando.

- Espero que Lakers le de una buena paliza a Knicks.

Kian me miró boquiabierto.

- Estas bromeando ¿no?

Negué con la cabeza.

- ¿Qué? Soy fan de Lakers.

- Estas loca, igualmente.. –Kian lo pensó por un segundo y sacudió la cabeza-

- ¿Igualmente, qué?

- Estoy seguro que Knicks va a ganar este juego, son los mejores.

- No lo creo.

- ¿Quieres apostar? –preguntó sonriendo-

- Por supuesto.

- 100 –contestó Kian estrechándome la mano-

No me hacía feliz la idea de tener que darle dinero a Kian si mi equipo perdía pero a esta altura no podía decirle que no.

- Esta bien –dije estrechando mi mano también-

Miramos el partido en el sofa y mis esperanzas se fueron perdiendo cuando el juego estaba por terminar y Knicks le llevaba una gran ventaja a Lakers.

Finalmente el juego terminó y lamentablemente, Knicks había ganado.

- Bueno –dije levantándome del sofa- acepto la derrota, iré a buscar el dinero.

Kian me agarró del brazo y me jaló hacia el sofa de nuevo, haciendo que me sentara muy cerca suyo.

- ¿De que hablas? –preguntó-

Fruncí el ceño ante su reacción.

- Del dinero de la apuesta.. me has dicho 100..

- No estaba hablando de dinero, estaba hablando de besos –murmuró mirándome fijamente-

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Holaaaaaaa!! Volví y los extrañé mucho

Muchas gracias por votar y comentar!

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