El punto de vista de Camus (parte 2)
Siguiendo con el Flashback del cubo.
Esa fue la primera vez que vi a mi amado Milo, estaba bastante golpeado y ni hablar de toda la sangre que había en su cuerpo.
Aioros: tranquilo él no va a hacerte daño, de hecho, puede ser un gran amigo tuyo - le ánimo - ¿ahora que te ocurrió Milo? ¿Por qué estás tan lastimado? - preguntó.
Milo: Saga - informó.
Aioros: ay... ¿por que no me sorprende? - preguntó mientras negaba. El pequeño niño se acerco a él para después presentarse.
Milo: Hola yo me llamo Milo, ¿Cuál es tú nombre? - preguntó sonriendo. Pero para su sorpresa no recibió respuesta, de hecho él niño al escucharlo se abrazó a Aioros - ¿que le pasa? - preguntó preocupado.
Aioros: a Camus le pasó algo muy malo Milo, es por eso que esta asustado, el patriarca ya se los explicará - afirmó.
Sus ojos de un hermoso color zafiro lo veían de forma preocupada, pero al no recibir respuesta de su parte el únicamente se fue a sentar, del otro lado, mientras hacía presión en uno de sus brazos. De vez en cuando lo veía, mientras el por su parte esperaba paciente su turno.
Una hora después.
Aioros le presento a su hermano Aioria, su amigo Shura, otro amigo suyo quien era Saga, otro encargado del entrenamiento y a su grupo de compañeros, quienes eran. Aldebarán, Shaka y Aioria, había un pequeño niño de cabellos lilas llamado Mü, pero de él se encargaba personalmente el patriarca. Saga se encargaba de otros tres y Shura los supervisaba cuando alguno de los dos mayores no estaba y el caballero de libra no estaba en el santuario.
Shura: hm... parece que mascara de la muerte quiere jugar - dijo de brazos cruzados mientras veía al caballero de cáncer ver todo el lugar.
DM: ¡Ey chaparrin! ¡ven a jugar, ven te dejare que me des un golpe! - gritó desde la arena del coliseo, para cuando Camus dirigió su vista hacia donde veía el santo de cáncer, pudo ver al niño de la enfermería, el cual después de ver que Saga y el chico se cabellos celestes de la primera vez lo veían, aceptó pelear con el caballero de cáncer.
Sorprendido vio esto porque, era obvio que el caballero de cáncer era mucho más grande que el pequeño que parecía tener su misma edad.
Aioria: ay... ahí esta ese engreído - soltó.
Camus: ¿engreído? - preguntó confundido.
Aioria: Si, él es Milo, aspirante a caballero dorado de escorpio, pero al igual que su maestro es un engreído, abusivo, altanero y grosero apenas y habla con nosotros de forma cortes, ¿quieres un buen consejo? No te juntes con él. Solo trae problemas - aseguró mientras ambos vieron al pequeño suspirar y bajar, pero lo que a él le pareció más sorprendente fue ver que como después de bajar él niño únicamente se le quedó viendo al hombre y este quedó completamente inmovilizado para segundos después caer al suelo.
Saga: ¡Milo, ten más cuidado ¿quieres?! - le gritó de brazos cruzados, mientras el pequeño asustado lo volteo a ver.
Una hora más después.
El hombre de cabellos azules rápidamente se acerco a su maestro.
Saga: Aioros necesito tú ayuda - pidió.
Aioros: ¿Que ocurre Saga? - preguntó.
Saga: Milo me pidió permiso para irse temprano del entrenamiento pero no se encuentra en el templo de escorpio - aseguró.
Aioros: ay no... vamos tenemos que ir a buscarlo - dijo preocupado para después darse la vuelta y dar una orden - todos a mi templo, ahora vuelvo - aseguró para después irse detrás de Saga.
Pero Camus no se quedó ahí, siendo guiado únicamente por su instinto y viendo que otros no lo vieran, se fue siguiendo una corazonada que lo guió hacia un gran reloj de fuego y ahí, en sus cimientos, vio al peliazúl durmiendo apaciblemente. Curioso se acerco hasta él, para verlo mejor, se escondió detrás de una roca pero para su sorpresa el niño inmediatamente despertó, pero al verlo únicamente se acomodó y continuo durmiendo, por lo cual decidió hablar.
Camus: todos están preocupados por ti allá, creen que te perdiste, el señor Saga salió con mi maestro a buscarte - informó.
Milo: les deseo suerte encontrándome, porque no me pienso mover de aquí, vete y sigue haciendo como si me buscas, volveré dentro de un rato - fue lo único que le respondió mientras seguía con su siesta.
Camus: Aioria dijo que eras un altanero y un grosero escorpió y veo que decía la verdad - aseguró.
Milo: Si, si, soy todo lo que ustedes quieran, solo hazme un favor, dile a tú amiguito que se invente mejores insultos y no se robe los de otros que ya aburren ¿no crees? - preguntó mientras abrió un poco su ojo derecho y se volvió a hacer el dormido.
Lo que nunca se esperó fue que Camus molesto pie el comentario, se acerco a el y fuera agarrarlo del cabello, con intención de aunque sea a rastras llevarlo de regreso al santuario, estaba molesto, pero era seguro que el otro niño no se iba a dejar, por lo cual rápidamente tomó sus manos para sorpresa suya, las doblo un poco y rapidamente lo hizo soltar su cabello, para después hacerlo caer al suelo con una patada, ambos dieron una vuelta en el suelo al momento de comenzar a pelear ahí, pero en una de sus tantas vueltas Milo quedo arriba de él.
Camus al ver esto y recordar que lo mismo hacia su padre, rápidamente le metió una patada sin darle importancia a su fuerza, lo que provocó que Milo saliera volando hacia el reloj de fuego y se golpeara la cabeza con este, lo cual lo hizo caer inconsciente en el suelo. Camus asustado sólo se alejó, sin dejar de ver en donde estaba Milo tirado.
Camus: ¡No vuelvas a tocarme! - le gritó asustado, pero no obtuvo respuesta, fue entonces que preocupado pero de forma lenta se acercó a revisar. Únicamente para darse cuenta que era mucha la sangre que brotaba de la cabeza de su compañero - ay no... ¿pero que hice? - preguntó asustado.
Sin tener mucho más remedio decidió cargarlo sobre su espalda y caminar hacia el santuario lo más pronto posible para que alguien lo ayudara.
Al llegar al santuario se encontró en la entrada a Shion, quien al verlo con Milo sobre su espalda y su cabello manchado de sangre rápidamente se acercó.
Shion: ¿Qué le pasó? - preguntó mientras lo cargaba.
Camus: fue un accidente, él me asusto yo lo golpeé y esto ocurrió - dijo triste. Shion por su parte sin decir más lo llevo hasta su templo siendo seguido por Camus.
Se quedó esperando noticias de él a las afueras del templo, quien salió a avisarle fue el guardián de piscis.
Afrodita: dice el patriarca que se pondrá bien, y él le avisará a Saga y Aioros que ya está aquí, vuelve a tú templo - le ordenó él mayor, con un tono que detonaba molestia.
Camus: perdón - fue lo único que dijo.
Afrodita: ¿Perdón? Es lo único que dirás, por tú culpa el octavo templo casi se queda sin guardián, deberías sentirte feliz, acuario siempre se a caracterizado por ser frío, calculador y sin corazón, se que que le harás honor a la constelación, acabar con escorpio, ja. Eres un pequeño asesino en potencia - aseguró mientras se volvía a meter al templo.
Camus se sintió bastante mal por este comentario, ¿asesino en potencia? Jamás quiso lastimar a Milo, tampoco dejar al santuario sin el octavo guardián, por lo cual triste decidió que lo mejor sería irse, solo causaba problemas a dónde quiera que iba. Por lo cuál cuidando que nadie lo viera, comenzó a bajar.
Dos horas después.
En el pueblo.
Había logrado salir del santuario con bastante facilidad, debía admitir que los soldados no eran muy buenos cumpliendo con su trabajo, había comenzado a llover, por lo cual se refugio debajo de unas láminas que habían por ahí armando un pequeño establo improvisado para caballos suponía. La lluvia estaba fuerte y tampoco había mucha gente a los alrededores.
Camus: que soledad - susurró mientras trataba de darse un poquito de calor frotándose los brazos con sus manos.
Xx: pero que lindo niño - escuchó la voz de un hombre, por lo cual asustado se quedó quieto en su lugar - ¿tienes frío? - preguntó mientras Camus por su parte únicamente comenzó a retroceder.
Mientras que mentalmente suplicó por ayuda, sin darse cuenta se metió al establo y para cuando se dio cuenta su espalda choco contra la pared del mismo y estaba acorralado.
Xx: tranquilo, juro que no te voy a lastimar - le dijo. Por el aroma que traía, se dio cuenta que estaba ebrio, por lo cuál se altero más y se puso a llorar mientras vio como este se le acercó más y más.
Cerro los ojos completamente asustado y cuando creyó que volverían a lastimarlo, solo comenzó a llorar, pero para sorpresa suya, cinco minutos pasaron en los que ya no lo esucho hablar, por lo cual temblando levantó su vista, llevándose la sorpresa que el tipo estaba completamente paralizado, mientras veía hacia atrás, cuando el dirigió su vista hacia donde él hombre veía, se encontró con que Milo estaba parado en la puerta, con una venda en su cabeza, su cabello estilando y el respiraba de forma agitada, pero su mirada se veía de un color escarlata, pero esos ojos no se despegaban del sujeto.
Milo: vete... - le susurró.
Camus; ¿Que? - preguntó en un susurró.
Milo: vete Aioros te esta buscando junto con Saga - le dijo.
El pequeño sin perder tiempo rápidamente se movió y corrió saliendo de aquel lugar al escuchar el nombre de Aioros, se volteó solo para ver como Milo cayó arrodillado en aquel lugar, por lo cual preocupado rápidamente comenzó a buscar a los mayores y cuándo los encontró, Aioros sonriendo lo abrazó, para después cubrirlo, Camus le contó sobre el problema a Saga que asustado corrió hacia donde Milo se había quedado, mientras Aioros regresaba al santuario con Camus para cambiarlo se ropa.
Fin del Flashback.
Narra Camus.
Recuerdo que Aioros dijo que le tenia bastante confianza a Saga y Milo, asegurándome que cuando Saga llegará a dónde me habían atacado Milo continuaría manteniéndose a salvó, por lo cual había regresado conmigo para cambiar mi ropa, aunque sigo sin entender que fue lo que ocurrió con Milo y ese sujeto aquella noche.
El patriarca reprendió tanto a Saga como Aioros por descuidarnos, al mismo tiempo que le quito la custodia de Milo a Saga, y Milo fue castigado, lo encerraron en el templo con su ilustrisima y su entrenamiento concluyó bajo el mando del patriarca, Milo terminó recibiendo su armadura y nombramiento de caballero junto con Mü, bajo la tutela del patriarca.
Camus: y todo eso por mi culpa, no dudo que Saga me odie - susurro triste, mientras terminaba de bajar las escaleras del templo de aries, tenían que entrenar a algunos aspirantes, esa era su tarea.
Continuará...
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