El inevitable Destino
Con Milo.
Por una ventana que estaba aún lado de las escaleras, pudo ver una esfera de luz brillante pasar, cayendo en alguna parte de aquel lugar.
Milo: ¿Que habrá sido eso? - preguntó en un susurró. Se sentía fuertemente atraída en ir en búsqueda de lo que sea que fuera, sin embargo, cayó en cuenta que su cosmos estaba sellado. Para después dirigir su vista hacia donde estaban los otros tres - estoy segura que Surt podrá hacer algo, pero tenemos que asegurarnos de que eso no sea nada peligroso - dijo mientras se daba la vuelta y corría hacia la puerta de salida.
Con Surt.
Estupefacto veia la escena, se restrego los ojos aún incrédulo ante lo que veía, pero después de hasta golpearse se dio cuenta de que era realidad lo que veía.
Surt: okey, sin bien recuerdo yo solo tengo uno de esos - susurró mientras seguía viendo como los otros dos se golpeaban, negó dando un largo suspiro para después decir - oh vaya, ¡los dos calmense ya! ¿Como es posible que lleguemos a esto? - preguntó mientras los separaba.
Camus: ¡Él empezó! - gritaron al unísono, mientras el asgardeano no encontraba a quien vigilar.
Surt: ahora veo porque Milo estaba tan preocupada, ¿Quién eres tú? ¿De dónde saliste o quién te trajo? - pregunto mientras veía al pelirrojo.
Camus 2: Ja, créeme es una muy larga historia - aseguró de brazos cruzados, para después comenzar a buscar con la mirada - ¿Dónde esta Milo? - preguntó mientras el Camus de esa dimensión rápidamente pasó a ver a Surt.
Surt: decidió quedarse sentada en las escaleras que dan camino hacia aquí, no quería provocarlos más de lo que ya estaban - se apresuró a decir. Su amigo iba a hablar cuando vieron como el otro preocupado rápidamente fue a buscar a Milo, ellos le siguieron.
Cuando llegó abajo de las escaleras el pelirrojo, alarmado se dio cuenta que Milo no estaba, los otros lo vieron confundidos al verlo ver con bastante rapidez todo.
Surt: ¿Que te ocurre? No te asuste, muy seguramente se aburrió y fue a dormir - comentó, mientras vio a Camus llevar una de sus manos a su pecho - ¿Que te ocurre? - preguntó.
Camus: tengo un muy mal presentimiento - le respondió.
Camus 2: ay no... - susurró, para después lentamente dirigir su vista hacia la ventana que estaba aún lado suyo, sus ojos se abrieron con bastante preocupación al ver una zona llena de un resplandor - no otra vez... - susurró - rápido, tenemos que encontrarla y largarnos de aquí - les dijo mientras comenzaba a correr.
Camus: ¡Ey! ¡Tú no me vas a decir que hacer! - le gritó mientras lo seguía.
Surt: agh... aquí vamos de nuevo - susurró mientras los comenzó a seguir.
En el santuario.
Sin habérselo esperado, Shion solo vio como Athena cayó desmayada delante suyo. Esto hizo que la barrera cayera también y el reloj, fue destruido en un solo instante, preocupado rápidamente se acerco a levantarla del suelo, para momentos después ver como una enorme oscuridad que había en su templo se dirigía aún solo lugar, para momentos después ver a una mujer de cabellos negros, piel blanca, ojos de un color azul marino, un vestido largo y negro ajustando perfectamente la figura de la mujer, rodeada por cientos de estrellas.
Nix: como siempre, esta niña dando dolores de cabeza. La eh puesto a dormir un rato, si es lista despertará dentro de poco - fue lo que la diosa dijo, mientras Hermes se fue a esconder rápidamente detrás de Shion.
Hermes; Es Nix, ¿Cómo puede ser posible que haya salido de su cueva? - susurró asustado.
Shion: ¿y que no piensa ayudar a su hermana Athena? - preguntó mientras lo veía con bastante confusión al verlo escondido detrás de él.
Hermes: ¡¿Acaso esta loco?! No haré tal estupidez en ir en contra de Nix, ni siquiera mi padre Zeus tiene las pelotas para hacerle frente a esta señora - se defendió rápidamente.
La mujer por su parte dirigió su vista hacia la izquierda del templo, mientras suspiró profundamente. Para después decir.
Nix: así que por fin están juntos, ya se habían tardado - susurro ella, para después extender su mano derecha en dirección hacia el patriarca.
Shion por su parte, únicamente vio como todo lentamente comenzó a verse oscuro, el santuario había caído ante la oscuridad de la noche misma.
Xx: nadie puede escapar de su destino... - escuchó en un susurró de la voz de otra mujer - ni siquiera tú Athena
Mientras tanto.
En Francia.
Milo después de haber salido del hotel y haber corriendo un poco en dirección hacia donde había visto caer esa cosa. Encontró a una misteriosa mujer, llevaba un velo blanco que cubría su rostro, pero no debía negar que aún así, sabía que era hermosa.
Xx: ¿a dónde vas con tanta urgencia? - preguntó.
Milo: le soy sincera, realmente no lo se señora, únicamente tenía la necesidad de correr - respondió.
Xx: nadie puede escapar de su destino, ni siquiera los dioses - fue lo que dijo ella - sígueme, tienes que enfrentar tú destino - fue lo que le dijo mientras comenzaba a caminar.
Milo: ¡Oiga, espere! ¡¿a que se refiere cuando dice que no se puede escapar del destino? Claro que se puede! - respondió mientras corría para alcanzarla.
Oh esa era su intención, la mujer rápidamente se alejaba de ella, era como si flotara, por su mente pasó dirigir su vista hacia abajo, logrando así darse cuenta de que en efecto aquella mujer no caminaba, rápidamente se puso en guardia.
Milo: ¿Quién eres? - preguntó sería. La mujer se detuvo, lentamente se dio la vuelta, para cuando estuvo frente a Milo, lentamente levantó el velo, dejando ver su rostro.
Era una mujer joven, de cabellos plateados y ojos del mismo color, la cuál sonriendo lo veía, para después dar una pequeña reverencia y decir.
Xx: me presento. Soy Ananké, soy la diosa encargada de la fuerza del destino, represento a todo aquello que por más que hagas jamás podrás evitar. Y e venido porque ya es tiempo - dijo mientras hacía tronar sus dedos.
Cuando Milo se dio cuenta se encontraba en el bosque de nuevo, al mismo tiempo que miraba que la mujer había desaparecido. Confundida veía hacia todos lados.
Ananké: los mortales son tan ilusos y Athena es patética al creer que algo así nos iba a detener - le susurró a sus espaldas, mientras cubría los ojos de Milo con sus manos. Milo pudo ver el mismísimo universo con eso, pero cuando logró quitarlas, se dio cuenta que volvía hacer hombre, así como también su cosmos había regresado, por lo cual rápidamente activo su aguja, mientras veía hacia todos lados asustado.
Ananké: ¿acaso no me recuerdas? Fui yo quien te acompaño todo este tiempo, cuando escuchabas todas esas voces, mirabas cada una de esas cosas, te dije que tú futuro estaba en mis manos - le dijo mientras Milo una vez más se giro.
Esto lo aprovecho para aparecer aún lado suyo y hacerlo caer al suelo, solo para momentos después ver como un montón de plantas lo envolvieron por completo.
Ananké: tranquilo, no te pasará nada malo, mientras no te muevas tanto jaja - se río al mismo tiempo que lo hizo desaparecer, para después también desaparecer ella.
En el santuario.
Athena poco a poco abrió sus ojos, mientras sentía cómo Shion lo movía, para su susto, no veía nada.
Athena: ¿Que ocurre Shion? - preguntó preocupada.
Shion: el reloj fue destruido señorita, y la diosa Nix cubrió al santuario con su oscuridad - explicó.
Hermes: ah... así que sigues viva - dijo el mientras Athena guiándose únicamente por su intuición tomó a Nike y lo golpeó en la cabeza - ¡auch! - exclamó.
Athena: ¿por qué no hiciste algo para proteger el reloj? Ahora estamos metidos todos en un gran problema - dijo ella molesta.
Hermes: ¿y que querías que hiciera? Si ni siquiera puedo ver mi nariz en esta oscuridad - se defendió. Para momentos después sentir como otra presencia había descendido del olimpo.
Escucharon los pasos de unos tacones, para momentos después ver como Artemisa, con su báculo en mano había hecho a la luna brillar iluminando por completo de nuevo el santuario con su resplandor. La diosa de la luna se acerco a sus hermanos y cuando estuvo frente a ambos, habló.
Artemisa: no se porque pierdes tú tiempo pidiéndole ayuda a Hermes, el apenas y puede cuidar de él mismo sin la tia Hestia detrás suyo - dijo sería mientras Athena solo dijo.
Athena: muchas gracias por venir a ayudarme - agradeció.
Artemisa: este problema es de todo el olimpo, así que me veo en la obligación de hacerlo - respondió - Nix puede ser un poco difícil de tratar - dijo mientras veía a su hermana ver hacia el reloj - es demasiado tarde para lamentarse por esa cosa, ya no sirve, ahora. Tenemos que idear un plan plan para encerrarlo en otro lugar - comentó mientras Athena se puso a pensar.
Continuará...
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