Padres...
Ustedes se viven preguntando por qué no voy a visitarlos, por qué no los llamo seguido, que si no me da vergüenza tenerlos abandonados y dejenme decirles que NO, que esto es lo que ustedes mismos en mi sembraron. Fueron años y años soportando sus humillaciones y maltratos, que me compararan con otros hijos y me despreciaran, incluso en publico. Siempre echandome en cara que comía y me hidrataba con dinero de ustedes, que me vestía con elegancia por ustedes y su buen gusto, que me educaba y tenia techo y cama porque mis abuelos no dejaron que me dieran en adopción cuando tenían dudas sobre mi en gestación. Jamas dejaron de recalcarme que no fui planeado, que fui una desgracia para sus carreras universitarias y una carga pesada y deshonra para la familia. Y cada vez que hacia algo malo me expulsaban de la casa haciendo que mas de una vez me quedara durmiendo en el patio porque cuando lo hacia en la vereda un vecino se solidarizaba y me acogía, luego ustedes iban y decían que eran mis caprichos, manías y ganas de dar lastima, que era un juego de niño. Se burlaban de mi. Me criticaban de mala manera. Nunca me alentaron, nunca me dieron una palabra de buen ánimo ni me felicitaron siquiera por haberles dado nietos o haberme recibido de arquitecto de la universidad mas prestigiosa del área. No supieron ser padres. Jamás logré tener ese sentimiento, ese reconocimiento hacia ustedes.
No les guardo rencor, yo les perdono todo, sin embargo no soy mal hijo como le dicen a sus amigos del barrio de la tercera edad donde residen hoy, o al menos no me considero de ese modo, tuve malas experiencias con mis progenitores, es simple el asunto. Y no puedo, de corazón no me sale ir a visitarlos. Y no lo lamento, porque a no estar es lo que ustedes mismos me enseñaron. Y a todo lo que no haré con mis hijos porque yo si los amo.