- ¿Y ahora quien te trajo? No es el mismo carro de ayer.

- Es Luc, siempre es Luc. A veces en moto, a veces en auto, y a veces volvemos a pie. Pero siempre es Luc.

- ¿Y que tanto andas con tal Luc? ¿Es hombre o mujer? ¿Es tu novio o sos tijera vos? Mira que la gente habla y yo idiota no soy.

- ¿Siempre el mismo discurso me vas a dar? ¿Por qué cada viernes es lo mismo? Solo vamos y venimos a dúo del curso de francés porque vivimos cerca, es todo.
Y no te preocupes por mi sexualidad ni lo que la gente diga, estoy bien, no me importan los demás, ni siquiera tu opinión, soy adulta y ya me cansé de que opines de mi vida.

- Opino porque vivís conmigo y porque sería una decepción que fueras una comeminas.  Yo te eduqué bien...

- ¡Ya lo sé! ¡Siempre lo mismo!

- ¡Nunca me trajiste un chico a casa, qué quieres que piense! Yo no te crié para que seas una lesbiana, yo te enseñé a ser una señorita decente, una princesa, una mujer de bien.

- ¡Soy una mujer decente! ¡Estudio, trabajo, voy al gimnasio, ayudo a los vecinos, voy a la iglesia, soy buena hija, buena hermana, buena sobrina, ¿qué mas queres? Doy todo de mi y no podes quejarte y aun así buscas con qué molestarme; y qué importancia tiene que genero me gusta, soy una persona y soy tu hija!

- ¡La gente habla y sabes que pienso igual que ellos!

- Tenes la mente cerrada, eso pasa.

- ¡Defiendo la moral. No me faltes el respeto!

- ¿Cual moral? ¡Cual moral!
Y me hablas de respeto... ¡respeta mi libertad personal y sexual entonces!

- Siempre supe… deseaba equivocarme.

- Siempre me rompiste los ovarios con lo mismo. Desde la adolescencia.

- Siempre quise encaminarte por lo correcto.

- ¿Que es lo correcto? ¿seguir una falsa moral? ¿reprimirme a mi y mi felicidad? ¿hacer felices a los demás solamente?  ¡Que mierda es lo correcto!

- Ser decente.

- ¡Lo soy!

- ¡Jamas lo fuiste y  ahora te haces ver con esa tal Luc y me das vergüenza ajena, me decepciona y me avergüenzo de que seas mi hija!

- Te guste o no, lo soy. Me aceptes o no.
Y sí… Luc es mi novia. Su nombre es Lucrecia.

- No quise echarte cuando eras chica, pero ahora sos mayor así que te vas a ir de esta casa ahora mismo. Dejé de quererte cuando lo empecé a sospechar pero luchaba para que fueras normal, ¡que decepción!

- Siempre lo supe, jamas disimulaste bien odiarme a mi y a mi personalidad, esperaba que lo admitieras para no ser yo la forra. Soy yo la decepcionada de que seas tan estúpida y patética respecto al amor de las personas, porque somos eso: personas, y amamos a otras personas, ¡es tan simple la cosa!
Y no me voy a ir, ésta casa es herencia mía de mi padre, quien era homosexual, siempre lo supiste y te daba rabia. Lo ves a él y su infidelidad en mi por ser su hija, eso te pasa, por eso me odias y me odiaste toda la vida.