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Capitulo 1; Magos


24 de diciembre de 1990

La nieve caía pintando el suelo y los techos de blanco, algunos niños jugaban fuera de sus casas haciendo muñecos de nieve y lanzándose bolas de nieve, en diciembre todo era alegría, a excepción de una casa, donde tenía adornos navideños, pero ningún muñeco de nieve formando por los menores de la familia, mientras que todas las casas que tenían niños estaban rodeadas de muñecos de nieve o probablemente fortaleza de nieve que en su imaginación los niños formaban, esa casa estaba silenciosa.

Melinda Bristol estaba preparando chocolate caliente, la chimenea de su casa estaba encendida, sus hijas cumplían 11 años, sin embargo no organizo ninguna fiesta, diciembre era una gran ocasión para hacerlo, sin embargo solo vendrían familiares esa tarde, y necesitaba tener a su hija mejor para las visitas; mantenerla cerca de la chimenea, abrigada y mantenerla alejada de la nieve. Melinda era una madre protectora con sus hijas, ellas eran diferentes y quería protegerlas de cualquier cosa que quisiera dañarlas, había sido bendecida con gemelas, nunca creyó que sería tan complicado, podía ver a los niños jugar felizmente, mientras sus hijas eran excluidas, preferían leer y hablar entre ellas, siempre parecen estar divirtiéndose, formaron una barrera invisible ante la gente, se dio cuenta de eso, no se relacionaban con los demás niños de su edad, aparte de la gran diferencia de ropa que usaban a la de su edad.

El chocolate termino de calentarse y apagó la estufa, sirviendo el chocolate en tres tazas y añadiendo pequeños malvaviscos encima, los coloco en una bandeja para caminar hacia sus dos hijas sentadas enfrente de la chimenea cubiertas con unas mantas.

—Chocolate caliente como les gusta —Melinda hablo, dejando que sus hijas agarraran su chocolate.

Laila y Lara eran gemelas idénticas, Lara pasaba por un gran resfriado, su nariz estaba roja como una frambuesa, al igual que sus mejillas, su rostro pálido mostraba una sonrisa forzada, mientras que Laila no estaba enferma y sonreía con agradecimiento su cabello negro lacio estaba pulcramente peinado y suelto a diferencia de su gemela que lo tenía trenzado, y sus ojos eran de un azul claro.

Lara tomo la taza soplando y dando un diminuto sorbo.

—¿Cómo te sientes, cariño? —Melinda cuestionó a su hija.

—Le está dando fiebre —Laila contesto en lugar de su hermana, podía saber que su gemela se estaba sintiendo peor.

Melinda soltó un suspiro, ese podía ser el peor cumpleaños, pero no, el peor cumpleaños fue cuando se dio cuenta que su hija tenía asma que tuvieron que llevarla al hospital a urgencias cuando tenía cuatro años.

—Los abuelos, sus tíos y primos vendrán, ¿Estarás bien para recibirlos?.

—Lo estaré.

Ambas no se llevaban bien con sus abuelos, tenían unas ideas muy atrasadas a la época, decían que el deber de una mujer era atender la familia y molestaban mucho a las gemelas por no ser damas perfectas, y Melinda también odiaba eso, tenía que soportar por el bien de su familia, soportar que su padre solo juzgarán que trabajará en su propia pastelería, ella no dependía de su marido y quería que sus hijas fueran independientes.

La puerta se abrió dejando ver a un joven de cabello rubio y ojos claros, tenía un maletin, una cámara colgaba de su cuello, coloco su sombrero en el perchero junto con su abrigo, el tiempo estaba enfriando más, miro a sus sobrinas y hermana mayor frente a la chimenea.

—¿Cómo están las cumpleañeras? —cuestiono.

—Resfriada, parece que le está dando fiebre, será mejor que le hable a nuestros padres para que no vengan —Melinda le sonrió a su hermano, solo ella entendía porque su hermano se había ido a vivir con ella, sus padres no eran nada agradables, eran molestos exigiendo demasiado, su hermano solo quería ser reportero.

—Mejor háblale a tus suegros, yo le hablaré a mis padres y hermana que no venga —Frank opino, no le gustaba mucho las reuniones familiares, esos problemas podía dejarlos para navidad.

Lara y Laila sonrieron, no querían lidiar con sus abuelos, eran buenos pero juzgaban demasiado, a veces era doloroso escuchar aquellos comentarios mordaces que tenían toda la intención de destruir su autoestima, ellas odiaban eso. Melinda y Frank fueron hacia el teléfono de casa para marcarles a esas personas.

—Ojala tuviera mi celular para distraerme en vez de ver esta estúpida chimenea —se quejo Lara.

Laila soltó un suspiro dándole un sorbo a su chocolate, el calor se extendió en su garganta, y la calidez yacía en sus manos.

—Lo se, quisiera estar leyendo mi manga favorito, ahora no sabré como terminó —se quejo Laila.

Ambas se miraron.

—Desearía volver a mí época —dijeron al mismo tiempo.

Lara y Laila no pertenecían a ese tiempo, no, ellas habían nacido en el año 2001, y había muerto en el 2021, no recuerdan como, solo estaban resfriados y se quedaron dormidas en el sofá y cuando despertaron estaban atrapadas en el cuerpo de bebés, adaptarse y sobrevivir solo fue lo que pudieron hacer. Solo es un sueño solían decirse, pero con el paso de los años aquello se fue rompiendo.

Era imposible que hayan renacido, eso pensaban al principio, pero el sueño nunca termino, se estaban reconciliando con esta vida, apenas y podían hacerlo, había muchas cosas que extrañaban, mucho de ello era la tecnología, casi, habían logrado reconciliarse con esa vida por su padrastro.

—¿Cuando llega la carta? —Laila preguntó.

Siempre tenían un buen animo, pero este día era particularmente molesto por la fiebre de Lara.

—No lo sé, hace mucho frío y viento para un-- Achu-... lechuza —Lara terminó su frase sorbiendo su nariz, realmente quería dejar de tener gripa y beber su chocolate tranquila.

Ambas sospechaban haber nacido en el universo de Harry Potter, ya que tenían magia, y sus padres eran normales, su primera magia accidental fue que explotaron un jarrón y que el pelo de su maestro se pintó de verde, cuando se dieron cuenta de ello, trataron de transfigurar una pequeña silla en un puff, también intentaron hechizos como el alohomora, eso solo lo confirmo, pero tenían que esperar la carta que traería las noticias en su onceavo cumpleaños, si era Harry Potter lo sabrían ese mismo día.

Habían intentado tener control de su magia, y por si las dudas intentado crear un corazón de mana, algo que, no supieron hacer, ni crear un círculo, pero aprendieron dirigir la magia a dónde querían, aunque podía resultar agotador.

Su madre y tío terminaron las llamadas, sus abuelos vendrían en navidad pero en cambio su tía no podía cancelar, ya que iba a llegar en una hora porque no vivía en la capital de Londres, su tía vivía en París y había tomado un tren para llegar, y quedarse en la casa de sus hermanos, debían aguantar a sus sobrino pequeño de 4 años y su sobrina de 12 años.

Cuando terminaron su chocolate caliente se pusieron a jugar un juego de mesa, mientras esperaban, su madre tenían encendida la televisión con el programa de Hulk, sabían que aquel programa se había estrenado en 1978, ellas preferían al otro Hulk pero no podían quejarse, los efectos visuales de esa época eran pobres y eso solo las hacía extrañar más su propia época.

Tocaron la puerta y Frank se paró a abrir, su hermana mayor estaba en la puerta junto con sus dos hijos, hacía falta el esposo, pero sabían que se había quedado trabajando.

—Hermano, ¿Cómo están?.

—Bien, Tiana, pasen, ya sabes la pequeña Bat está resfriada —Frank comentó cerrando la puerta detrás de si.

Tiana paso con sus dos hijos; Julián y Brittany, el menor de cuatro años no soltaba a su madre, mientras Brittany de 12 años se quitó su gorro, mirando a ambas gemelas jugando cerca de la chimenea.

—Mari, ¿Tu hija de nuevo enferma? —Tiana cuestionó mirando la nariz roja de Lara.

—Sabes que si, invierno no es una buena ocasión, ¿Quieren algo de beber?.

[•••]

Eran las cinco de la tarde cuando alguien toco la puerta, Melinda y Tiana estaban en la cocina preparando la cena, los niños debían ir a dormir temprano, mientras que Frank estaba en la sala con los niños jugando el juego de mesa, y cuando escucharon la puerta tocar se les hizo raro, ya que no esperaban visitas, su hermana ya estaba allí, y sus padres no iban a venir hasta Navidad, su cuñado actual no iba a llegar hasta más tarde o al día siguiente si ese era el caso, por adelantado había enviado los regalos para las niñas y su ex cuñado no iba a venir porque la iba a pasar con su familia actual, algo que le causaba un poco de disgusto, debía pasarla con las primogénita, su primera familia, era el cumpleaños de ellas, pero eso era algo que no le concierne a él.

Así que se disculpó con los niños y fue abrir la puerta, había una mujer con un atuendo extraño, usaba gafas, su cabello pulcramente peinado hacía atras, aún así todo en ella daba una vibra de extraña, su ropa parecía pasada de época.

—Buenas tardes, señor Bristol, soy la profesora Minerva McGonagall y vengo a informarles que las señoritas Bristol han sido admitidas a Hogwarts, ¿Puedo pasar?.

Frank no era un Bristol, ese no era su apellido, ese era el apellido de su ex cuñado, su hermana llevaba el actual apellido de su esposo, la mujer lo confundía, no tenía la información completa de la situación familiar, su hermana se habia divorciado de su marido cuando las niñas eran unas bebés, y se había vuelto a casar cuando ellas tenían cinco años.

Si su hermana hubiera inscrito a sus sobrinas a una escuela, la situación hogareña debería estar aclarada, porque los documentos lo dirían todo, así que no podía haberlas inscrito, la mujer debería estar mintiendo, aunque no podía verlo lo sospechaba, aún así le dejó pasar.

—¿Quién es? —Melinda salió de la cocina con el mandil floreado puesto, miro con extrañeza a la mujer.

—Dice que es profesora y que mis sobrinas están en Hogwarts —dejo en claro aquel punto, se colocó detrás de la mujer interponiéndose entre la puerta, si intentaba hacer algo sería fácil para él actuar de esa manera.

Lara y Laila alzaron su cabeza para mirar a la mujer, esperaban que se pareciera a la actriz, pero no, su rostro era estricto y severo, sus líneas de la edad bastante marcados, pareciendo que siempre estaba con el entrecejo fruncido por las marcas entre las cejas, aunque la mujer tenía una expresión neutra, era similar a la actriz en cuanto a la postura de elegancia, pero de allí nada, bueno, no había mucha gente parecida en ese mundo así que no podía ser idéntica a la actriz.

—¿Es así?, ¿Qué clase de colegio es ese? —Melinda cuestionó, mirando a su hermana para que llevara a los niños a las habitaciones de arriba, había algo sospechoso en todo eso.

—Niños vengan, ustedes también sobrinas —Tiana las llamo, pero ellas querían estar allí, escuchar que eran unas brujas y que no era un sueño, aunque se sentía más como uno para Lara quien su fiebre estaba subiendo, sentía que no tenía fuerzas para levantarse, así que negó con la cabeza.

—¡Vamos esto se parece a la Nanny McPhee! —Comento en voz baja Laila. —Estamos bien tía, queremos escuchar, ¿Podemos mamá?.

—Bien.

Tiana subió con sus dos hijos al segundo piso, y Mélida le hizo una seña a Minerva para que se sentará, las gemelas no dejaron de mirarla, quería ver la magia que haría, aunque esperaban una lechuza, pero sabían que debían explicarle a sus padres que eran magos.

—¿Qué es Hogwarts?.

—Hogwarts es el colegio de magia y hechicería, sus hijas tiene magia es por ello que estoy aquí —la bruja saco dos cartas y se las entrego a Frank.

—¿Magia? —Lara murmuró

—¿Hechicería? —Laila cuestionó.

—¿Es una broma? —Frank cuestionó rompiendo el sello de aquella carta, había cierta molestia en su voz por aquella broma que le estaban jugando.

Melinda en cambio guardo silencio, había visto que sus hijas usaban magia, no era tonta, había tantos secretos que rodeaban a sus hijas, lo sabía, pero era mejor no cuestionar, siempre esperaba que ellas le contaran, había creído que eran únicas y siempre lo ocultaron de los demás, pero ahora eso era real, había un colegio de magia que desconocían.

—No lo es —Minerva saco su varita y transfiguro el florero en mariposas, Melinda jadeo ante aquello, mientras que Laila y Lara admiraban aquella magia de manera curiosa, estaban viendo magia de verdad.

Frank se recargo en el sillón.

—¿Deben ir?

—Si, tienen que aprender a controlar su magia o si no podrían dañar a otros — McGonagall comentó.

Frank asintió sintiéndose abrumado con lo que estaba pasando, sin embargo Melinda tenía que preguntar.

—¿Todos los magos son raros?

—¿Disculpe? —Minerva miro a Melinda con molestia, Laila y Lara se dieron cuenta de ello, estaban apunto de intervenir, pero su madre aclaro todo.

—Bueno, aparte de hacer magia, su comportamiento es diferente, ¿No?, Sus gustos, su forma de interactuar... Laila y Lara prefieren estudiar que convivir con sus compañeros y tiene una conexión donde parece saber lo que siente la otra, aparte de sus gustos en general —Melinda trata de explicar.

La profesora McGonagall mira a ambas gemelas, las chicas sonríen ante la mirada de la bruja, que parece escudriñarlas.

—Son gemelas mágicas, los gemelos mágicos tiene una conexión desconocida, en la escuela tenemos un par de gemelos —la profesora explico —Estoy segura que ellos podrían explicarles más sobre la conexión pero... Hablaré con ellos para que las ayuden —Minerva explico, parecía preocupada y sabían por qué, los gemelos Weasley eran traviesos siempre con sus bromas y ellas estaban tan ansiosas por conocer al trío dorado.

—Conexion... —Frank miro a sus sobrinas, había sospechado de algo similar, había escuchado sobre una conexión gemelar por parte de la gente.

Abrió la carta viendo los materiales que tenían que comprar, no sabía cuánto saldría los materiales, ni dónde debería comprarlos, pero la profesora se dio cuenta.

—Vendre a guiarles al callejón Diagon para comprar los materiales, ¿Cuando podrían?.

—Las clases inician en septiembre, ¿Cierto?, Podría ser en mayo, preferible antes de vacaciones por que todos compran en esa fecha —Melinda opinó.

Conocía bien que en vacaciones todos hacían compras de ultimo momento y todo los precios subían, Minerva asintió poniéndose de acuerdo el día y la hora en que pasaría.

[•••]


26 de diciembre de 1990

Melinda soltó un largo suspiro, eran las 6 de la tarde y sus hijas estaban viendo la televisión, el día de ayer toda su familia se había ido, incluso su ex esposo, le había contado todo sobre la carta y la magia, él la había creído loca, hasta que le explicó y sus hijas le mostraron magia, él lo sabía, lo había visto antes, pero nunca prestó importancia; Jack, siempre era impredecible y demasiado absurdo, al final le creyó, y dijo que podía apoyar en la escuela dándole dinero, solo que le dijera cuando, después de todo, eran sus hijas, aunque las chicas eran demasiado ajenas a él, solo las veía en ocasiones especiales, como su cumpleaños y navidad, no descuidaba sus deberes, se habían divorciado cuando ellas eran una bebés, se veían como amigos, solo confundieron el amor de amigos por algo más, y sobre todo la presión social de que hacian buena pareja, fueron presionados por todo a su alrededor, aún así mantenían contacto.

Lara tenía una fiebre alta, solo deseaba que se mejorará pronto, ya que Laila podría contagiarse al no separarse de su gemela, se encontraban viendo la televisión las caricaturas, no podía entender la obsesión de sus hijas por las caricaturas.

Fue entonces cuando la puerta se abrió, cansada giró su vista hacia la puerta y vio a su actual esposo, lo amaba, sabía que casi no pasaría tiempo con ellos, pero ahora, ahora todo era frustrante, había amor pero también cansancio de aquella relación, lo vio colocar su chaqueta en el perchero.

—Cariño —Melinda lo llamo, sus hijas solo lo miraron de reojo antes de girarse a ver la televisión.

—¿Qué sucede?, Te vez cansada y preocupada, ¿Qué tiene Lara? —él cuestionó. Se acercó a su hija, colocando su mano en la frente de su hijastra, podía sentirla arder. —¿No le vas dado nada?.

—Le he dado medicamentos pero su fiebre no ha bajado, querido.

Laila y Lara miran disimuladamente a su padrastro, solo Xolotl sabe que aprecian la preocupacion del hombre, él las trata como sus verdaderas hijas, y saben que en esta época es algo diferente, muchos hombres no quieren a los hijos de su pareja, pero solo lo suelen ver muy poco, solo se queda con ellos los fines de semana y en verano o va a verles cuando es una emergencia, saben que es profesor en algún internado, aunque realmente nunca han prestado demasiada atención.

—Ire a prepararle un chocolate caliente —él habla.

Melinda asiente mirando a sus hijas, ¿Debe decirle?, El siempre intenta estar al pendiente, pero tiene miedo que no le crea o no lo tome en serio, quizá es mejor no decirle, ¿Qué pasa si las ve como unos fenómenos?, después de todo aunque él ha cuidado a las niñas como sus hijas, no quiere que aquella relación se pierda.

Entonces es mejor ocultarlo, no está mintiendo. Cuando él le da el chocolate Lara se siente cansada y se va a dormir, si al día siguiente la fiebre desaparece es solo una coincidencia.

[•••]

25 de mayo 1991.

Laila se levantó desde temprano, ella era toda una madrugadora natural a diferencia de su hermana que necesitaba un despertador, y a veces ni eso la despertaba, normalmente en su vida previa tenía dos alarmas, una a las 4;50 y otra a las 5:00, Lara siempre dormía tan tranquila que parecía que ni un terremoto la despertaría, pero hoy era el día, día en que irían al callejón Diagon obtendrán sus varitas, compraran sus uniformes, movió a su hermana varias veces.

—Rey, Rey a levantarse —la llamó por su apodo del pasado.

Lara se movió sus ojos se abrieron y miro a su gemela.

—¿Mmm?, Buenos dias~

—Vamos, elige que usarás para ir al callejón Diagon —Laila le informo.

Lara se sentó bruscamente y miro a su gemela, el callejón Diagon, hoy era el día, el día en que entrarían al maldito mundo mágico, donde sabrían la razón por la que estaban aquí, ¿Deben ayudar al protagonista?, Ambas habían discutido eso hacia mucho tiempo y quedaron en disfrutar del caos, no iban a hacer mucha intervención, al menos solo hasta que Harry fuera un poco mayor, no dejarían que un niño se involucraran en cosas peligrosas, como la piedra filosofal, vamos, ¿Realmente era necesario para el crecimiento del protagonista?. Harry era bueno en la magia, aprender el patronus corpóreo a tan corta edad era algo que no muchos hacían, pero de nuevo se tenía que recordar que eso era lo que llamaba el poder del guión, ¿Realmente un niño no tenía miedo?, ¿Su cuerpo no se congelo?, ¿No tuvo ataques de pánico o ansiedad cuando vio a Quirrell como una quimera?, No podía entenderlo, un niño se quedaría traumado por un buen tiempo.

Harry no se rompió, tenía 11 años, ellas seguía traumadas cuando vieron a un gato ser atropellado en su infancia, un niño maltratado sería cohibido y retraído, entonces ellas querían proteger a Harry, procura no cambiar tantos eventos para no distorsionar la línea del tiempo original y no hacer que hechos se adelanten porque será caminar a ciegas.

Jugar con el tiempo no era sencillo.

Lara se puso de pie, sería un día largo y cansado, así que debían escoger ropa que fuera fácil para moverse y zapatos realmente cómodos.

Al final habían escogido una falda alta de cintura con una blusa blanca y una camisa de cuadros rojos, medias y tenis negros, odiaba que los tenía tuviesen plataforma a diferencia de los que solían usar en su vida pasada.

Lara estaba usando una riñonera, para llevar su medicamento contra el asma, llevaba el walkman colocándose un audicular, su madre las iba a acompañar al callejón Diagon no confiaba en dejarlas ir con la profesora, quería cuidar a sus hijas.

Minerva llegó y ambas se saludaron cortésmente, tomaron un vehículo muggle para llegar a donde estaría el callejón Diagon, mientras que ambas gemelas iban hablando entre ellas y cantando.

Minerva le pidió al conductor que se detuviera y lo hizo, Melinda pago, y todos bajaron.

Las chicas ya sabían sobre el bar de aspecto mugriento, ellas hicieron una mueca y Lara no pudo evitar cubrir su nariz. Melinda en cambio se preguntó cómo no había visto ese lugar antes, sin duda resaltaba.

Minerva entro y ellos tuvieron que seguirla, Laila sabía que era un lugar famoso, donde podían entrar al callejón Diagon y sobre todo allí había magos, ambas gemelas se tomaron de la mano.

—¿El patito modosito? —Laila comentó refiriéndose a la taberna donde entró Rapunzel de enredados.

—Es es caldero chorreante, un lugar famoso —Minerva comentó.

—A diferencia del patito modosito aquí hay magos no criminales —Lara comentó entendiendo la referencia de su gemela.

—No se alejen —Melinda comento mirando a sus hijas, ¿Qué era eso de patito modosito?, ¿Criminales?, Dios, sus hijas tenían las ideas más extrañas.

Minerva las guío hasta un pequeño patio cerrado donde no había más que basura y hierbajos, saco su varita comenzando a tocar algunos ladrillos como si fuera un código o contraseña que solo ellos conocían.

Ellas trataron de analizar y aprender el patrón cuando fueran próximamente.

El ladrillo que había tocado se estremeció, se retorció y en el medio apareció un pequeño agujero, que se hizo cada vez más ancho, para después dejar un pasaje abovedado un paso que llevaba a una calle con adoquines, que serpenteaba hasta quedar fuera de la vista.

—Bienvenidas al callejón Diagon.

Entraron al paisaje siguiendo a Melinda, no pudieron evitar admirar y observar a su alrededor, la música Disney comenzo a sonar en su cabeza.

Ten más respetillo pequeñín, no vas a mofarte ni a burlar, en mi mundo estás tú, yo no, yo tengo influencia en el más allá ~

Ambas comenzaron a cantar, Melinda una vez más las ignoro, siempre solían hacer eso, era una costumbre pero Minerva se sintió extraña.

La pared volvía a cerrarse y ambas gemelas miraron con admiración la magia; estaban en Harry Potter.

—Es el eco caballeros, es algo que tenemos aquí en Louisiana, un truquito parlanchín, no se asusten, sientense a mi mesa~

El sol brillaba iluminando numerosos calderos, en la puerta de la tienda cercana. «Calderos -Todos los Tamaños - Latón, Cobre, Peltre, Plata - Automáticos - Plegables», decía un rótulo que colgaba sobre ellos.

—Compraremos los calderos —Minerva hablo mirando ambas chicas que asistieron.

Caminaron empujando la puerta, el caldero sería de peltre, lo sabían.

Con la mente en paz, Si se relajan van a presenciar vudú, mi especialidad, Les leeré el futuro, y lo puedo transformar~

Laila miro los calderos mientras Minerva hablaba con el dueño y apuntaban los calderos que elegiría, un caldero de oro era demasiado caro, ellos tenían dinero muggle que iban a cambiar.

—Profesora, si de el dinero... —Melinda hablo.

—No se preocupe, la escuela tiene dinero para los útiles de los niños nacidos de muggle —Informo Minerva.

—Aun así, hay dinero que me gustaría cambiar, ¿Se puede? —Melinda hablo, ella era orgullosa.

—Bien, iremos al banco.

Compraron los calderos para dirigirse al banco de Gringotts.

Ahondaré en su alma y corazón, y en lo que serán sin más, soy un brujo, soy de lujo, tengo trucos que enseñar, yo tengo influencia en el más allá ~

Observaron las escobas que eran vendidas, y por alguna razón Lara sintió vértigo, en su vida pasada tenía vértigo a las alturas, creyó que en esta vida no lo tendría, pero como en su vida previa tenía asma leve y en esta era severo al menos hasta que llegaba el invierno que empeoraba su estado de salud, ya que contraía con facilidad una gripa. Apretó su agarre y Laila la miro, y la halo para alejarla de las escobas.

—Las cartas, hartas, ellas dirán, ayer, presente y porvenir también, cartas, cartas, toma tres, ten conmigo a un viajecito al porvenir, yo sé galán que atravesaste el mar ~

Se encontraban frente a un edificio blanco como la nieve, era algo porque se alzaba sobre las demás tienda, delante de las puertas de bronce pulido, con un uniforme carmesí y dorado, había un Goblin, ellas sonrieron, el Goblin las escudriñó podía darse cuenta que no eran normales.

De noble descendencia se te ve, yo soy noble también, de mamá lo heredé, hey Majestad andas pobretón, hay que casarte con la hija de un ricachón, ¿Mami y Papi te cortaron eh campeón?~

Soltaron una leve risa, McGonagall miro a Melinda para ver si callaba a sus hijas, pero no lo hizo, estaba acostumbrada a que ellas actuarán de esa manera, que aprendió a ignorarlo y escuchar.

Subieron los escalones de piedra blanca. El Goblin era bajo de estatura, no dejo de mirar a las gemelas y Laila observó el rostro moreno del Goblin sentía que estaban viendo atraves de sus almas, ¿Eso era posible?, Sabía que ellos podían ver la magia y eran muy inteligentes, cuando entraron los saludo.

—... ~Y ahora tienes que casarte, pero no quieres estar atado, solo quieres ser libre, saltar por aquí y por allá, pero la libertad te cuesta, plata es, eso es, quieres tu y lo sé, y cuando veo tu futuro esa plata se ve~

Encontraron otras puertas dobles, pero esta vez eran de plata con palabras grabadas en ellas;

Entra, desconocido, pero ten cuidado
Con lo que le espera al pecado de la codicia,
Porque aquellos que cogen, pero no se lo han ganado,
Deberán pagar en cambio mucho más,
Así que si buscas por debajo de nuestro suelo
Un tesoro que nunca fue tuyo,
Ladrón, te hemos advertido, ten cuidado
De encontrar aquí algo más que un tesoro.

Melinda trago saliva ante aquello, probablemente nadie se atrevería a robar el banco, apretó su bolso, mirando de reojo a las gemelas que parecían divertidas ante la situación.

Oye pequeñín no hay tiempo que perder, bajo presión siempre estás, te presionan o tu madre, o tu hermana o tu hermano, si fueras casado, tu esposa haría igual~

Dos Goblin los hicieron pasar por las puertas plateadas y se encontraron en un amplio vestíbulo de mármol. Un centenar de Goblin estaban sentados en altos taburetes, detrás de un largo mostrador, escribiendo en grandes libros de cuentas, pesando monedas en balanzas de cobre y examinando piedras preciosas con lentes.

Laila y Lara hicieron una mueca ante aquello, era mejor administrar todo en computadoras, así lo solían hacer muchos en la era moderna, todo estaba bajo un sistema de computadoras, al menos eso lo sabían ellas, en la preparatoria tenían clases de contabilidad donde les explicaron el uso de programas.

En el futuro te vi así, tienes justo la vida que deseaste vivir, chóquenlas, vengan ya, ¿No saludan a un vil pecado?~

Las puertas de salida del vestíbulo eran demasiadas para
contarlas, y otros Goblin guiaban a la gente para entrar y salir. Siguieron a Minerva hasta el mostrador

—Buenos días, venimos a cambiar dinero Muggle por mágico —Minerva saludo.

El Goblin miro a la madre muggle y a las niñas mágicas.

—Buenos días, el dinero —Pidio.

Melinda saco el dinero que traía consigo y se lo entrego al Goblin.

—¿Cómo es la conversión? —Melinda pregunta.

—Ah, sí, Adelante, Adelante
Transformación central, Transformación central, Transfieratificación central, en el futuro te vi así, tienes justo la vida que deseaste vivir~

—El Galleon vale 25 dólares, Sicklea es 1.50 dólares y Knuts vale 0.05 centavos —Explico el Goblin.

Ellos asintieron ante aquello mientras el Goblin hacia su contabilidad, ellas observaron todo, recuerdan que en el banco estaba escondida la piedra filosofal, debieron haber venido cuando Harry estaría allí, pero no, era mejor antes para estar preparadas.

—Ya lo sienten, ya cambian, ya cambian, ya cambian, que bien, yo quiero complacer, pero si no, no me culpen, si la culpa está en el más allá~

El Goblin termino de contar y le entrego a Melinda el dinero mágico.

—Tendrás lo que quieres, perderás lo demás~ Shh


•==========•

Notas del autor; ¡Hola! Por fin hice la portada, con ayuda de mi hermana, cómo no tiene celular para dibujar, y el mío no tiene espacio, decidimos hacer los personajes por vroid, y con ayuda de blender se le dio las posturas y expresiones, y con Photoshop, se colocaron los personajes y se armó la portada, ¿Les gustaría que hiciéramos "escenas" de algunos capítulos?


¡Nos vemos, la próxima semana, quizá...!




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