Un buen polvo para dormir. Cuando yo tenía a mamá, podía privarme de cosas como el honor y la decencia. Me daba ambas, en obligadas charlas antes de dormir. No tenía que ir a la tienda de conveniencia. Ahora que ella se ha ido, que se sigue yendo. No puedo vestirme yo sola. Apenas llega la tarde y cubro con un abrigo, chaqueta o manta. El escote de la blusa que ella me prohibió vestir. Enredo las llaves entre mis dedos ¿Cuándo podré irme? 

¿Por qué me habré encaprichado en ti? Ni te tengo, ni te quiero. Me dedique a enamorarte y como a mamá le asustaba un poco eso, la desprecie. Es decir, te quiero. Te quiero muchísimo, pero no más que a ella. 

Mamá debió sentirse igual cuando la hice a un lado. Que poco me quería, medio año de riñas y malentendidos. Para que al día de hoy me deje, después de darme a luz ¿Porqué no me aborto? Yo no me enfadaría si lo hubiera hecho. 

Pero se siente un poquito sarcástico. Creo, que te entiendo. Cuando fui a buscarte, me querías, pero sabias que pedía mucho de ti. No mucho, pero sí una molestia. Siempre has adivinado bien. Eran necesarias más ganas y confianza. Yo también habría tenido que pagar y tampoco quise. Pero lo habría dado todo, si te hubieras acercado un poco más.

¿Te quiero? Cada vez que sueño contigo, despierto antes, siempre antes. Acaso quererte esta prohibido. Cuando en mi cama,  y pienso en ti. No es sueño, solo un insomnio solitario.