OTRA VEZ NO
NO PUEDE SER. OTRA VEZ NO.
¿POR QUÉ COJONES TENGO QUE NARRAR OTRA VEZ?
De verdad, convertirme en aliado no me ha traído más que problemas, al final volveré a hacerme antagonista a ver si el maldito autor de esto me deja en paz. Hostia puta ya, qué asco de libro, cuento, novela, historia o lo que sea como los humanos llaman estos manuscritos que no sirven para nada. ¿Por qué me tiene que poner a narrar a mí?
En fin, qué le vamos, supongo que tendré que explicar lo que viví aquella mañana, porque supongo que es importante y al inútil que lee esto le interesa saber qué pasó. Eso sí, al igual en el anterior capítulo, tus quejas por la mala escritura me las pienso pasar por el forro metálico que todavía cuelga entre mis piernas.
En fin, a ver, de acuerdo, bueno.... ¿Cómo coño empiezo ahora? ¿Explico todo lo que he hecho por la mañana? Ay no, perdón: todo lo que hice. O todo lo que había hecho, porque en teoría ya estaba hecho ¿no? O había sido hecho, ¿no...? O había estuve estaba hacer hecho, ¿no?
EWHBUIDN2384394G'G2N9G2N93FIPKRIOGÉB42RBWGBEREGFBGRIOWMO02R4920'KL4G' + RT'ÇÑG 34 JU'PYÇEDJFNWIEGJIOREGKERTKOPGJEONEGNENGEOGENJEOVNEOIUVOUIEVNEURNBUIJOERBENBVOENRBVER
ÑWW
Qué puta tortura, jodeeeer. Yo no estoy hecho para esta mierda. Yo soy un ser de provecho, que vive como se debe vivir, no en el torbellino destructor, vacío y consumista.
Y sí, digo consumista porque, después de tirarme toda la mañana pegando saltos por los rascacielos de la ciudad buscando a ese hijo de puta y haberme pasado por todos los institutos de la ciudad sin ningún éxito, decidí [o había decidido] parar a descansar en una de las colinas que rodean la ciudad, de un árbol desde el que se veía toda la ciudad. Si he repetido trescientas veces ciudades en este párrafo y no te ha gustado, te jodes. Yo no sé buscar sinónimos como Cross.
Pues la cosa era o había sido que llevaba uno de los libros de Gutts y ya lo tenía bastante avanzado. Era ese de un tal Marcs, o algo así, que el nombre empieza por K. Y, joder, cada vez me parecía que tenía más razón.
Los humanos son idiotas, eso es seguro. Y en su idiotez se meten en líos creados por ellos mismos de los que luego no saben salir, y eso era en pocas palabras el capitalismo. En mi experiencia en el mundo humano me había o me di cuenta que la mayoría de humanos trabajan para conseguir algo llamado dinero y que lo intercambian por, por ejemplo, comer. Cuanto más dinero tienes, mejor vives. Estos salarios están controlados por una burguesía, una clase dominante que, según había entendido por los libros, esclaviza e impone su sistema de vida. Y, por supuesto, si los de arriba imponían un sistema de vida que se basa en destrozar el planeta por cualquier tontería y pensar que los recursos no se acabarán nunca, normal que los humanos sean una plaga. El tal Marcs habla de alienación, diría. Vaya con la palabreja.
Y entonces pienso: ¿y si yo estoy equivocado? Quizá es posible reformar los humanos, tal como me parecían indicar aquellos libros. Y si la culpa era de los peces gordos, de la clase dominante, del sistema, que obliga a los humanos a destruir su hábitat inconscientemente, tal vez terminando con ellos las cosas después podrían cambiar. Me pregunto si sería posible conseguir un sistema de vida sostenible.
Sinceramente creo que no. Los humanos son humanos. Tarde o temprano volverán a descarrilar. La única solución es el exterminio completo. Eso sí: una vez haya empezado este exterminio, los primeros en recibir será la clase dominante. Me caía bien el tal Marcs. Cuando llegara a casa seguiría buscando información en ese aparato humano del demonio que me habían instalado llamado ordenador. Por fin una mierda construida por los humanos me sería útil.
Y bueno, ahora tocaría hablar de lo que vino después, que es lo que es importante. Me da una pereza impresionante.
En fin, a ver ... Me parece que necesitaré ayuda para narrar esta parte ...
TÚ, MALDITA BOLA DE MIERDA. SÍ, TÚ, EL QUE ESTÁ ESCRIBIENDO ESTO. YA ME PUEDES AYUDAR A NARRAR LO QUE VIENE O PIENSO BOICOTEAR ESTA MIERDA.
Pues bien, vamos a lo que toca: mientras yo me leía el libro del tal Marcs empecé a notar algo raro. En ese árbol de la colina, el ambiente se enrareció y el viento dejó de soplar. Aunque no me moví del sitio, enseguida mis sentidos se pusieron alerta.
Alguien me observaba, eso es seguro. O eso era seguro, perdón.
Me incomodó un huevo, así que bajé del árbol.
Ø--- ¿Quién es el cobarde asqueroso que me observa? Que salga de una puta vez si no quiere que me dedique a tirar abajo árboles hasta encontrarlo. * exclamé en voz alta, alzando la voz muy fuertemente y gritando muy fuertemente.
Y de golpe, al oír dos pasos, todo mi organismo se puso nervioso. En el segundo paso, un terror similar al del día anterior me paralizó entero.
Era como si un monstruo brutalísimo, gigante y poderoso, se estuviera acercando. Como una ola grandísima que iba destruyéndolo todo a su paso. Un coloso enorme se precipitaba contra mí.
Yo miraba los árboles intentando ver de dónde venía aquella energía desconocida. Y no tardó en aparecer.
Una chica surgió de entre los árboles. Pero no era una chica normal. Aquello no era humano. Era un monstruo.
Detectaba en ella una energía de poder inconmensurable (este palabro es cortesía del autor de esto, me la acaba de chivar). Un torbellino destructor se comprimía en su interior.
Su simple movimiento hacía temblar toda la realidad, como si fuera ella misma quien la soportara. Y, a pesar del poder que sentía, su presencia se me hacía familiar, como si me hubiera acompañado toda la vida.
Era una chica alta, unos pocos años menor que yo, al menos en aspecto, ya que la energía que detectaba en su interior era de una antigüedad inimaginable.
A pesar de tener cuerpo de Homo Sapiens Sapiens adulta, bastante más proporcionado que las que se suelen encontrar por la calle o ver en los carteles publicitarios de la ciudad, su cara era adolescente, casi infantil. Los ojos eran grandes, la barbilla estrecha, la cara redondeada y la nariz pequeña y vivaracha.
Su cabello era muy largo, hasta la altura de la cintura. Era aún más blanco que el de la chica de la pluma que hacía luz, y la luz proveniente del cielo se reflejaba en él, dándole una casi imperceptible coloración azul. No era liso, sino que se despeinaba e iba formando pinchos y rizos en todas partes, formando también pinchos curvos que apuntaban hacia arriba a ambos lados de la melena.
Que conste que no me entretengo tanto en su físico porque quiera, sino porque el autor de esta mierda me obliga. Se nota, verdad, ¿cómo me está ayudando a narrar? Mira que es hijo de puta.
Llevaba un vestido de una sola pieza totalmente negro, que se ceñía a su cuerpo y estaba desgarrado en las mangas y la falda, que quedaba recortada a la altura de la pelvis y si no fuera por los jirones que colgaban hacia abajo se le vería toda la parte genital. Parece que a ella eso le importaba poco.
De más o menos la clavícula, una línea irregular subía por el lado izquierdo de su cuello hasta la altura de la mejilla. Tenía la forma de una grieta, y notaba en ella un pico de energía descomunal, mucho más potente que en el resto del cuerpo. Era como si, una minúscula parte de aquella enloquecida energía escapara por aquella grieta. Y aunque diga minúscula, podría haberme aplastado en menos de un segundo.
Sus ojos eran completamente negros, con una pupila de color blanco. Sus iris estaban reseguidos por una gruesa línea roja, y las pupilas con una línea púrpura. En dos puntos paralelos, la línea se ensanchaba y formaba dos cilindros que daban vueltas lentamente y a la misma velocidad. Otra grieta rompía la blancura de las pupilas.
Aquellos ojos giratorios me acabaron de confirmar que no era humana, ya que los glóbulos oculares de los humanos no pueden tener esa estructura. Además, a través de sus ojos captaba la monstruosidad que se acercaba hacia mí.
La muy puta caminaba lentamente hacia mí, sonriendo. Como si viniera en son de paz. Yo ya había sacado todo mi armamento de mercurio, pero no quería atacar hasta saber qué venía a hacer aquella bestia. Era superior a mí, estaba en un plano de existencia que yo no podía comprender. Exactamente igual que los dos tipos de los muebles.
Ø--- No es necesario que te pongas así, Daniel Queen, no he venido a hacerte daño. Todo lo contrario. * me dijo con una voz dulce y amable.
Ø--- ¿Quién coño eres tú? Y qué has venido a hacer aquí. * le exigí.
La chica sonrió.
Ø--- Supongo que te has asustado por la energía que emite la rabia de Kyrie. Perdón si te has sentido así, normalmente me escondo y nadie consigue captarme. Pero hoy me he tenido que mostrar. La que hay dentro de mí se llama Kyrie. Yo no tengo nombre pero ella acepta que me llamen Kyrie a mí también.
Al ver su actitud poco hostil, decidí ocultar todo el armamento de mercurio.
Ø--- ¿Eres como los cabrones de la mesa y la silla?
Ø--- Soy algo parecido, sí. Soy un poco diferente, pero no puedo hablar demasiado porque no estaba planeado que yo apareciera en este capítulo.
Ahora lo entendía mejor.
Ø--- ¿Y a qué has venido? No sé qué eres ni me interesa, porque sé que no te llegaré a comprender. Pero sí quiero saber por qué me buscabas.
Ø--- He venido por esto.
En un instante, se plantó delante de mí. No la vi moverse.
Ø--- He venido por esto que te ha salido en el pecho... La marca de Yridot. *dijo, tocándome el pecho izquierdo con el dedo.
Me llenó de sorpresa.
Ø--- ¿La marca de...?
Un relámpago me enmudeció de golpe. Ni siquiera era capaz de pensar lo que quería repetir.
Ø--- No digas su nombre. Si lo haces tú, despertará. Nosotras dos podemos hacerlo porque es Kyrie quien pronuncia el nombre y yo bloqueo su difusión.
No entendía una puta mierda. Ella continuó.
Ø--- Por suerte, el Campo Y presente en la marca está prácticamente inactivo, así que no os corromperá. Eso sí, sin la ayuda de alguien externo, deberéis pasar con ella toda la vida *explicó, sin cambiar el tono de voz amable.
Ø--- ¿De dónde ha salido esta marca? *pregunté con curiosidad.
Ø--- De Yridot. No puedo contarte nada más, ya que hacerlo podría despertarle. Incluso si lo hace Kyrie y yo me encuentro bloqueando. También os recomiendo no intentar buscar información sobre él. Aparte de que no la encontraréis, pensar en ella demasiado podría reactivar el Campo Y de la marca y podríais terminar corrompidos. Así que mejor olvidarlo y continuar la historia como si no hubiera pasado nada.
Aunque no tenía ni puta idea de lo que me estaba diciendo, sí capté la recomendación. No me atreví a interrumpir. Ella se incorporó y me miró a los ojos.
Ø--- Bueno, eso era todo lo que quería decirte. Como encargadas de cohesionar, Kyrie y yo queríamos saber cómo de grave era la presencia de la marca. Ahora que ya lo sabe, Kyrie está mucho más tranquila. Parece que los otros como yo no se han enterado de que la tiene, y tampoco seré yo quien les alerte. Así que no os preocupéis.
Ø--- ¿Por qué me has venido a ver a mí?
Ø--- Por dos razones: la primera es que, como personaje secundario, hay menos riesgo de desestabilizar la trama si aparezco ante ti. Cuando termine nuestra conversación, olvidarás parcialmente lo que has escuchado, y esto en un protagonista podría ser peligroso.
Y, de repente, cuando terminó de decir aquello, volvió a desaparecer y a plantarse en el mismo lugar de antes, a unos cuatro o cinco metros de mí.
Ø--- La segunda es que tengo un mensaje de agradecimiento para ti. Y también una recomendación *dijo, sonriendo.
Callé, con cara de desconcierto. Ella me regaló otra sonrisa.
Ø--- Gracias por preocuparte tanto por este planeta, Daniel. Tu rabia y tus planes son comprensibles, pero ella no quisiera que te esforzaras en vano y acabaras sufriendo daño. Quiere que sepas que los humanos tienen los días contados, tanto si consigues poner en práctica lo que pretendes como si no. Tú mismo has plantado la semilla para que eso ocurra. Así que despreocúpate y vive felizmente, que este planeta no sufre tanto como crees y tiene el mejor protector que podría existir a su lado. No necesita que otro sacrifique la vida por él.
Aquellas palabras me sorprendieron muchísimo. Pero me fastidiaron: ¿quién era aquella idiota para decirme lo que tenía que hacer?
Ø--- ¿Y quién ha mandado ese mensaje? Porque yo no pienso hacer caso a la primera tonta que opine de mis acciones.
Ella cerró los ojos, como si estuviera meditando. Rio con elegancia, como si se estuviera guardando una bomba a punto de explotar.
Ø--- Me lo ha dicho la Tierra misma, Daniel.
Y, de repente, desapareció.
Aquella última frase me dejó trastornado. No sabía si creérmelo o rechazarlo. Después de vivir todo lo que había vivido, ya no me sentía seguro de nada. Y a pesar de todo, un repentino orgullo me alegró enormemente.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro