P a c i e n c i a. 

Paciencia era la palabra que debía recalcar en mi mente. 

Paciencia era la que debía tener con Esther, Amber y Jaxon, juntos eran literalmente una bomba explosiva que acabarían conmigo y mi salud mental.

La pesadilla comenzó hace dos días cuando Jaxon llego a pasar unas pequeñas vacaciones conmigo y hasta allí iba todo bien porque siempre era grato pasar tiempo con el, especialmente cuando mi agenda no me dejaba disfrutar de mis hermanos pequeños que estaban creciendo demasiado rápido. 

Al día siguiente llegó Amber y todo explotó y se creó todo un alboroto en mi casa, si Jaxon ya era un diablillo oculto, agréguenle la mentalidad feto que muchas veces Amber sacaba a relucir, no era una buena combinación que dos críos se juntaran. 

Ahora estaban recorriendo la casa con uno de los IO Hawk que había comprado recientemente. Eran mi nueva obsesión, a pesar de que estaba comenzando a arrepentirme de haber compartido mis conocimientos de manejo junto con Amber, quién estaba por la casa manejandolo tal como si fuera una niña con un scooter nuevo.

—I believe, I can flyyyyyyyyyy. —La escuché cantar seguida por la risa de mi hermanito y yo no pude evitar reír ante el gesto que realizó.

—Nena, te vas a caer y yo no te salvaré el culo. —Advertí.

—No seas aguafiestas. — Sacó su lengua infantilmente.

— ¡Si Justin, no seas afuafiestas! —Imitó Jax a Amber y negué con no cabeza ante el intento de fallido de mi hermano menor por decir la misma palabra.

— Tu pequeña arpía, estas armando un ejército en mi contra. — Me levante del sofá donde estaba bastando cómodo y moví mis pies en dirección a Amber, quien en cuanto estuvimos a sólo centímetros, gritó para correr lejos de mi. 

— ¡El ogro viene por nosotros, corre Jax! —Jaxon guiado por la petición de Amber, gritó y le siguió como si fuera su sombra, a su vez Esther ladró corriendo detrás de ambos en la divertida fila que se había formado sin conciencia alguna.

Dios, está chica me estaba volviendo loco. Y no me referida solo a que me estaba convirtiendo en un maldito lunático por la situación de ahora, otra parte trataba explícitamente de Amber. 

Ella estaba cavando hondo dentro de mi, tan profundo que muy pronto yo terminaría por vencerme y derribar cualquier muro de protección que me había encargado de construir desde que tuve el corazón roto por primera vez.

No creo en el destino ni en las almas gemelas. Me parecen que son solo mentiras que crea la gente para tener una ilusión de lo que es el amor, pero si creó en que cada persona que llega a tu vida tiene un objetivo y Amber había llegado a la mia con una misión que hasta ahora no había caído en cuenta... Amber era mi ancla a tierra. 

Amber sacaba lo mejor de mi y eso se lo agradecía infinitamente.

Con ella puedo ser sólo yo y sí, sonará cliché y cursi, pero es la verdad. Amber me hacia sentir como un niño el niño que era cuando aún podía tener mi vida normal, sin luces o cámaras ni gente cargando un peso a tu espalda, esperando que actúes de buena forma siempre.

Un estruendoso ruido me saca de la burbuja en la que me había fundido, para darme cuenta que Amber ha chocado con un florero, quebrándolo y ella cayendo de culo al piso.

— Te lo dije. — Exclame divertido sin poder evitar reírme.

— Jodida mierda, me duele el culo.  

—Eh, las palabrotas. - La regaño y apunto a Jaxon con un movimiento de cabeza, quien mira la escena divertido.

—Lo siento Jax.— Se soba el trasero y estoy a punto de decirle que soy voluntario a reemplazar su mano por la mía pero me controló al recordarme que está mi hermanito presente.

—¿Te has lastimado mucho? ¿Quieres que te traiga un curita? — Pregunta Jaxon con voz triste. — Justin me ha comprado curitas con diseños de Spiderman, espera que ya los traigo. — Habla emocionado y camina a paso rápido por las escaleras sosteniéndose del pasamanos.

—Tu hermano es muy mono. 

— Que puedo decir, es mi hermano. — Me encojo de hombros y tomando sus manos tiro de ella para que se ponga de pies, al momento de hacerlo ella se desequilibra y choca contra mi pecho mientras la sostengo. Mi mirada viaja hasta sus ojos y se desvían hacia sus labios que están enmarcados en una cálida sonrisa. 

— Gracias... —  Murmura por la cercanía y con su mano tira hacia atrás un mechón de cabello que se ha puesto en su frente. No puedo despegar la vista de su boca que me llama a besarla y ella parece darse cuenta ya que me imita. — ¿Quieres besarme? — Pregunta en un modo juguetón y asiento con mi cabeza sin pensarlo a la vez que pasó mi lengua por mis labios humedeciéndolos. Mi chica sonríe levemente y se pone de puntillas para pasar sus manos detrás de mi cuello, paso mis manos por su cintura para atraerla más cerca de mi y me dirijo a su boca. Cuando estoy solo a milímetros de ella, sintiendo su respiración chocar contra mi rostro, los pasos de Jaxon en la escalera se escuchan.

—¡Justin! ¿Por que estas tratando de besar a mi novia? —Reclama y no puedo evitar reír ante su ocurrencia.  —¡No es gracioso, tonto!

— ¿Tu novia? ¿No crees que es demasiado grande para ti? — Suelto la cintura de Amber para ponerme en cuclillas a la altura de mi hermanito.

— Para el amor no hay edad. — Cruza sus brazos y Amber se pone a mi lado y toma las manitas de Jaxon.

—  Jaxon, te juro que el me ha llegado obligado. — Frunzo mi ceño. — ¿Sabes con que me ha chantajeado? — Jaxon y yo negamos con la cabeza al mismo tiempo ¿Que estaba tramando esta mujer? Por su sonrisa cómplice, puedo intuir que soltará la bomba que terminara por destruir mi mentalidad.

— ¡El ha dicho que si lo beso nos llevará a Disney!

— ¿A Disney? —  Pregunto al mismo tiempo que Jaxon, con la diferencia de que el luce emocionado mientras yo sigo confundido. 

—Sip, a Disney. 

— ¡Iremos a Disney World! — Grita Jaxon dejando los curitas de Spiderman en el piso y tomando entre sus brazos a Esther. Eso suficiente para saber que él se le ha ocurrido la idea de ir y Amber sólo ha dado el gran empujón.

—¿Asi que ahora eres cómplice de las ocurrencias de mi hermano? — Pregunto en su oído mientras vemos como Jaxon se encuentra bailando con Esther sin borrar la sonrisa de su rostro.

— Es el efecto Bieber. —Se burla de mi. — No puedo decirle que no.

—Pero tu aún no me besas... Eso significa que aún puedo retractarme por lo cual no habrá viaje... — Y me interrumpe tomándome por el cuello y estampando su boca se une con la mía. 

Dios, me va a volver loco, me encanta cuando es la chica quien toma la iniciativa.

—¿Entonces... Pego ese curita en tu trasero o qué? — Digo cuando hemos rompido el beso y ambos reímos para volver a darnos otro beso.  y doy un casto beso en sus labios hinchados.