Epílogo.
De haber sido por mi, esa misma noche la hubiese ido a ver a su casa a aclarar todas las cosas. Si, era cien por ciento culpable de que ella arrancara despavorida luego de que mi impulso de idiotez me animara a robarle un beso, cuando apenas habíamos comenzando a hablar y todo parecía estar bien o al menos pretendíamos que lo estaba. ¿Por que todo se hacía tan complicado? ¿Por que simplemente no podía dejarla ir de una vez por todas? Y la respuesta era tan simple, que mi conciencia respondía inmediatamente por mi. Por que la quiero tanto que no soportaría la idea de que ella siguiera su camino sin mí. Amber era mi ancla, era mi cable a tierra. Siempre.
No era una persona que se conformara con lo poco o nada, por lo que el hecho de que Amber huyera, no fue impedimento para lo que quería hacer hoy. Apenas termine la reunión con mi equipo, tomé mi coche y fui camino hasta la tienda de mascotas. Con mi gran compañera a mi lado, Esther. Probablemente ella era la única que sentía el mismo vacío que yo sin Amber. Ambos la queríamos demasiado y como en algún momento dije que terminaría siendo la mamá de Esther, así ocurrió. De acuerdo, puedo estar exagerando, tampoco sería lindo que le dijeran a Esther "hija de perra", por que sonaría bastante mal ahora que lo pienso.
Comencé a sudar y mis manos a resbalar en el volante a causa de lo nervioso que me estaba poniendo. No había caído en cuenta hasta ahora de lo que estaba haciendo y quise voltear el auto y volver a mi casa. Había un cincuenta por ciento de probabilidades de que Amber me mandará a comer mierda y el otro por ciento, es que finalmente terminará por aceptarme, así estúpido y todo, y ser relativamente felices por que se que habrán un montón de obstáculos por los cuales hay que atravesar. Pero no me importaría nada de eso con tal de que pasemos todas esas dificultades juntos.
— De acuerdo Esther, rezale a tu Dios perruno por que está es la última oportunidad que tengo para que Amber vuelva con nosotros.— Le hablé a mi cachorrita que estaba en el asiento copiloto con su lengua afuera. Acomode su collar y la tomé entre mis brazos para atravesar el umbral de la puerta. Y si no soy más estúpido termino chocando con el cristal. Esto no estaba la primera vez que vine aquí. Otro vidrio más que termina por golpearme. Otro vidrio para mi historial con los cristales. Tocó mi frente esperando no tener un chichón y es muy tarde por que siento como si el golpe se repitiera una y otra vez en mi frente. Sacudo mi cabeza y abro el ventanal para está vez entrar definitivamente a la tienda de mascota.
Y allí estaba Amber dándome una buena vista de su culo. Bonita forma de comenzar. Basta Justin, concéntrate en el objetivo. Otro objetivo que no sea su trasero.
— Uh, ¿hola? — Amber deja de hacer lo que sea que está haciendo en ese mueble y se queda quieta. — Tengo una consulta sobre mi cachorrita, la he adoptado aquí.— Comienzo a explicar y ella finalmente se voltea. Ugh, ¿como es que mi corazón comienza a palpitar tan rápido con apenas mirarla? — Eh... Su nombre es Esther y... ella ha estado los últimos meses un poco triste por que de un día a otro, una de las personas que más quiere desapareció de su vida. — Amber me observó con una ceja alzada y se cruzó de brazos.
— ¿Que estás haciendo Justin? — Suspiró.
— Vengo a una consulta por Esther. — Explique de lo más normal.
— Está cerrado, por si no has visto el cartel. — Señalo un cartel gigante que decía claramente, cerrado. O estaba ciego o definitivamente era un idiota. Volvió a voltearse caminando hacia el pasillo donde estaban los cachorros.
— Al menos puedes atenderla por vocación.
— Mamá no está, no puedo atenderte si no está ella.
— Eso no pareció ser impedimento la primera vez. — Fruncí el ceño y ella se quedó en silencio dándome la razón. Esther saltó de mis brazos y corrió en dirección a Amber moviendo su pequeña cola. Sonreí ante la imagen. Mis dos chicas juntas.
— Esther luce bastante bien como para encontrarse enferma. — Dijo mientras le hacía cariño a mi cachorrita.
— Jamás dije que estuviera enferma. — Fruncí el ceño.
— ¿Entonces? ¿Que vienes hacer aquí si no está enferma y tampoco le toca chequeo?
— Por que te extraña...Te extrañamos. — Me corrijo aclarando mi garganta.
— Justin, enserio no es tiempo para esto... — La vi suspirar mirando hacia otro lado.
— ¿Entonces cuando? Dios Amber, siento si te hice sentir incómoda besándote allí en el escenario pero no puedes culparme por querer besarte, cuando he estado alejado de ti siete meses. — Di un paso adelante. — Amber, joder, no puedo seguir así, he sido miserable todo este tiempo. — Volvió a colocarse de pies, quedando a la altura de mi mentón, por lo que aproveche y tomé cercanía. — Te necesito. — Susurre.
— Justin...
— Y si no quieres darme una última oportunidad para hacerte saber que está vez si valdrá la pena, está bien, lo entenderé y tendré que acostumbrarme a la idea de nunca más besarte, o abrazarte por las noches o simplemente escucharte decir que me amas, por que supongo que es el precio que tengo que pagar por todo lo que he hecho...
— No todo es tu culpa Justin, hemos sido ambos.
— Pero por mi causa has sufrido más de lo debido y... Dios Amber, alejame para siempre de tu círculo de relaciones amorosas, pero por favor, no me alejes de ti. Si no me das una oportunidad para volver a lo que teníamos, te pido una oportunidad para que no me alejes de tu vida.
— ¿Qué cambiaría Justin si volvemos a lo de antes? Te vas de gira por dos años, viajas, sales a fiestas con quizás cuanta gente que te hace hacer estupideces, conoces a chicas...¿Qué cambiaría?
— Que está vez tienes que confiar en mi.— Acaricie su mejilla.
— No es tan fácil.
— Si no estás segura Amber, voy a demostrarte que todo podrá cambiar, dame tiempo, déjame demostrarte que con confianza y mientras haya amor, podemos salir adelante. Déjame demostrarte que puedo ser un buen novio y hacerte bien. — Junte mi frente junto a la de ella. — Dame una oportunidad amor y prometo que todo lo malo del pasado se borrará. — Coloque ambas manos en sus mejillas, acariciándolas con mi dedo pulgar. — ¿Mh? ¿Qué dices? ¿Empezamos otra vez? Esther necesita a su mami otra vez. — Ella rió suavemente y termino por asentir. — ¿Sí? ¿De verdad?
— No jugaría con algo así. — Sonreí y la alcé en mis brazos, dejando un beso en su nariz, me acerque a su boca lentamente. — Uh-uh, alto ahí vaquero. — Se separó de mi agarre y la miré confuso. — Hemos dicho que empezaremos todo otra vez, por lo que, prohibido los besos, estamos recién comenzando, apresurado.
— Joder, ¿está vez es mentira también verdad?
— No, no lo es. — Rió y dejo un beso en mi mejilla.
— Te odio. — Hice cosquillas en su estómago sintiéndome por fin completo, después de tanto tiempo. Si bien no eramos novios, Amber no había cerrado la posibilidad de volver a serlo. Se que tomaría tiempo volver a reconquistarla y sanar su corazón, pero cueste lo que cueste, no me daría por vencido tan fácilmente.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por un pequeño labrador color negro, quien se acababa de mear en mis zapatillas. ¿Es enserio?
— Amber, esta pequeña pulga me ha hecho pipí.
— Oh diablos, ¡Phill! — Se acercó a él y lo tomó en brazos, el perro paso su lengua por los labios de ella. — Hey. — Rió.
— ¿Cómo es posible que tenga más suerte que yo? — Ella alzó sus hombros, con una mueca divertida en su rostro. — ¿Su nombre es Phill?
— Ajá.
— ¿Alguna historia filosófica por el nombre?
— No realmente. Tiene algunas semanas, le hemos estado buscando adoptante pero aún no le conseguimos, debe ser por que es negrito ya que todos sus hermanos se fueron rápidamente.— Hizo un puchero adorable.
— Déjame verlo. — Lo tomé entre mis brazos y el pequeño cachorrito lamió mi mejilla.
— Le agradas.
— Tanto que me hizo pipí en la zapatilla. — Respondí irónicamente. — Pero también me agrada, ¿puedo quedármelo?
— Si tratas de poner a Esther celosa, no lo lograras. — Miré a mi cachorrita quien movía su cola de un lado a otro mientras nos miraba.
— Entonces si ella está de acuerdo, es un hecho. Bienvenido a la familia Phill, te presento a tu hermana Esther y a tu futura madre, Amber. — Ella rió probablemente recordando el primer día en que nos conocimos.
Si bien eramos muy distintos y habíamos pasado por diferentes complicaciones, no me arrepentía de nada, ni siquiera de haber venido a la tienda ese día. Por que de lo contrario no me habría quedado con Esther, una cachorrita que me hacía inevitablemente feliz pero por sobre todo a Amber, que ha marcado mi vida profundamente. Enseñándome lo bien que se siente disfrutar de las pequeñas cosas de la vida.
FIN.
***
OH MY GOD, Esther ha finalizado y no se como sentirme. Tengo tanto por agradecer pero les juro que no me alcanzarían las palabras para todo lo que han hecho por mi y está historia. Muchas veces quise abandonarla, me quede sin ideas pero pensaba en ustedes y sabía que no podía hacer eso después de todo. Sólo infinitas gracias. A todas , sin excepción. Por entenderme cuando no podía subir, cuando estaba bloqueada, ¡por esperar semanas hasta un mes por una actualización! A pesar de eso, siguieron aquí y estaré agradecida siempre de eso.
A las chicas del grupo de whatsapp, espero que no me abandonen solo por que Esther ha acabado, si no las mato, oks.
¡Muchas gracias por todo TODO TODO TODOOOOOO!
De verdad, no se que más decirles, solo gracias totalessssss <3.
¡Espero verlas por mis otras historia! Que no por que Esther acabe, significa que dejaré de escribir. Me encataría verlas en mis otras obras, por que estoy poniendo todo de mi para que les guste.
Nos vemos en otros lados, muchos besos, abrazos, paz y lov.
F e f a.
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