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5

La plática entre Dahyun y Momo fluía con naturalidad a lo largo de esa mañana, era cómodo para ambas el estar con la contraria.

Aún sentadas en la mesa del comedor continuaron hablando y conociéndose mejor.

—¿Entonces sabes tocar el piano?— Momo preguntó interesada en lo que Dahyun le decía.

—Si, solía hacerlo en mis tiempos libres pero hace unos años que lo dejé— La menor respondió.

—¿Por qué?

—Bueno, no tengo dinero para comprarme uno y no hay algún lugar en donde pueda encontrar un piano para tocarlo.

Momo lo pensó un momento y recordó que en casa tenía uno.

—Yo compré uno hace poco como decoración, pero no sé tocarlo, deberías ir a casa y mostrarme un poco— La japonesa ofreció animada —¿Estás ocupada mañana?

—Mañana...— Mañana Seokjin estaría en casa —Lo siento, pero mi esposo tiene libres los fines de semana y debo quedarme con él.

—Oh, estás casada— Aquel dato tomó a Momo por sorpresa, le había estado coqueteando a una mujer casada todo este tiempo.

¿Debía alejarse? Dahyun le parecía una chica interesante, sin embargo ella tenía un esposo y Momo sabía que no debería interponerse en un matrimonio, eso estaba mal.

—Si... Pero, ¿Qué te parece el lunes? Podemos vernos el lunes en tu casa— Dahyun ofreció una solución luciendo bastante animada.

—Claro— Sin embargo Momo no parecía muy convencida por aquello, después de todo estaría llevando a casa a una sexy mujer casada, ¿Qué pasaba si las cosas se salían de control? Dahyun era una tentación bastante difícil para ella, era linda y definitivamente no quería solamente una amistad con la contraria, es por eso que intentó mostrarle sus verdaderas intenciones con ella desde el primer momento en el que la invitó a desayunar, ¿Acaso Dahyun no había notado su interés? Diablos, las coreanas si que eran realmente difíciles.

Por desgracia la alarma de Dahyun interrumpió sus pensamientos. Parecía que su tiempo juntas había acabado.

—Oh lo siento mucho pero...

—Debo irme— Momo la interrumpió y salió de su casa algo apresurada. Parecía como si estuviese huyendo.

—Si, debes irte— Dahyun susurró para sí misma cuando Momo prácticamente ya había escapado de su casa.

Nuevamente un pesado fin de semana comenzaría para la menor, esto gracias a los constantes regaños y gritos que se la pasó recibiendo de su esposo, se preguntaba, ¿Qué tan diferente sería si ella fuera madre? ¿Su esposo dejaría de odiarla por eso? ¿O su hijo también recibiría violencia?

Muchas dudas rondaban por la mente de la coreana al recibir todo ese maltrato por parte de su marido.

Por suerte el fin de semana acabó, un par de golpes y heridas nuevas quedaron como recuerdo para Dahyun de aquel fin de semana, sin embargo eso no fue lo más doloroso sino el hecho de no haber hablado con Momo por estos dos días, ni siquiera por mensajes, pero de cierta forma eso fue bueno, o de lo contrario se la habría pasado pegada al teléfono y probablemente Jin habría descubierto que se veía con alguien mientras él no estaba. No podía exponer a Momo de esa manera, no frente a un hombre así de peligroso.

Momo por su parte pasó ese fin de semana pensando a dónde llegaría todo esto. Si estuviera en Japón probablemente ahora mismo estuviera saliendo con alguna chica, sin embargo estaba en Corea y de todas las chicas que habían se había interesado en una casada, ¿Por qué no simplemente le había preguntado antes si tenía un esposo? Oh por supuesto, no podía llegar con una desconocida y preguntarle, "¿Estás casada?" Menos cuando la chica parecía bastante joven.

Por suerte llevaba poco de conocerla, aquella mujer había llamado su atención, pero estaba a tiempo de frenarlo todo, después de todo aún no estaba enamorada, solamente le había parecido interesante, así que todavía tenía la oportunidad de alejarse sigilosamente y seguir con su vida normal. Pero, algo en su interior le pedía que se quedara, además sería un poco cruel alejarse sin decir nada, sabía que de cierta forma eso podía lastimar a la contraria y Momo no quería lastimar a nadie, pero no tenía otra excusa para irse.

Entonces a lo largo del fin de semana no habló absolutamente con Dahyun, estaba en un dilema sobre si pasarle su dirección o no, si lo hacía le abriría una puerta más a Dahyun y entre más tiempo pasara con ella más difícil sería alejarse, ella debía hacerlo, debía huír antes de que terminara enamorada de una mujer casada, no podía permitir que eso ocurriera por lo cual creyó haber decidido no pasarle su dirección ni volver a enviarle un mensaje, no iría más a su casa.

Sin embargo no contaba con que Dahyun le mandara un mensaje aquel lunes preguntando por su dirección y con lo que menos contaba era con su debilidad a la hora de llevar a cabo sus decisiones previamente tomadas.

Entonces ahora que Dahyun tenía la dirección fue hasta la casa de Momo una vez su esposo se fue al trabajo.

Momo no dejaba de recriminarse que era una tonta por haber hecho eso, diablos, ahora no había vuelta atrás, lo único que podía hacer por el momento era organizar un poco mejor su casa para cuando Dahyun llegara.

Y cuando el timbre sonó Momo hechó un último vistazo al piano antes de abrirle la puerta a Dahyun. No esperó sonreir al mirar a la menor parada frente a su puerta.

—Hola— Saludó la más joven al ver a Momo abrirle la puerta.

—Hola, adelante— Momo saludó moviéndose a un lado para que la menor pudiera entrar.

Dahyun parecía una niña pequeña al mirar aquel piano frente a ella, la ilusión por volver a tocar uno después de años era increíble.

Y Momo sonrió con ternura al ver a Dahyun correr a la sillita frente al piano.

La menor acarició el piano con la punta de sus dedos antes de mirar a Momo acercarse.

—¿Alguna vez intentaste tocar?— Dahyun preguntó al notar la atención que Momo ponía a sus movimientos.

—No, nunca— La mayor se sinceró.

—Ven aquí— Dahyun hizo un espacio para que Momo se sentara a su lado.

Y en una acción tan natural Dahyun se quitó las gafas oscuras para mirar bien la partitura.

Entonces Momo jadeó asombrada.

—¿Pasa algo?— Dahyun la miró.

—¿Qué demonios te sucedió en la cara?— La mayor la tomó de las mejillas para mirarla.

Y Dahyun abrió los ojos en grande.

Había descubierto sus moretones.

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