Capítulo #1

"No puedo creer que nos vamos a mudar", dije refunfuñona mirando mi habitación vacía

—¿Es que mi padre no piensa en mi?– murmuro en vos alta mis quejas. Esto cada ves se pone peor.

— Vamos Estella, no es tan malo como crees cariño — dice mi padre desde el marco de la puerta

Le miro con cara de poker y salí de la habitación sin mirarlo, sin tocarlo e ignorándolo totalmente. Escuché un suspiro de su parte y supe que mi padre estaba contenido la respiración, pues, no fui muy agradable con él cuando le dejé claro que no me quería mudar.

Bajé las escaleras salí de la casa que una ves consideré hogar.

Veo la camioneta negra que el señor William ha enviado amablemente para escoltarnos hasta el aeropuerto.
Veo al señor de traje negro terminando de acomodar las maletas en la cajuela.

Mi padre se acerca y sé que el entiende mi frustración, siempre hemos estado juntos sin importar nada, somos el y yo contra el mundo, padre e hija, pero esta ves no entiendo el porqué de la mudanza... (Explico la situación:  Mi padre trabaja a larga distancia, es gerente de una de las empresas más reconocidas del país que dirige el señor William, jefe y amigo íntimo de mi padre. Nunca habían tenido problema con la distancia y su trabajo, pero ahora mágicamente sí) el señor William le ha pedido a papá trabajar codo a codo en la empresa principal en California y mi padre ha aceptado.
No es que esté en contra del trabajo de papá, pero llevo viviendo toda mi vida aquí, en Denver, que es una ciudad tranquila y con recuerdos de mi infancia y adolescencia, me da algo de tristeza y siento que me pican los ojos, quiero llorar.

Suspiro y me subo a la camioneta, observo a mi padre que le dice algo al hombre de traje, él afirma con la cabeza y ambos se montan a la camioneta que avanzó poco después.

Y yo misma me sorprendí de como me marchaba del lugar donde tenía una historia marcada, de buenos momentos, momentos e historias que serian guardadas en una caja de recuerdos que no quería cerrar tan fácilmente sin dar pelea.