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12.- Sorpresa.

Bajé de la reluciente moto de Thomas, y me acompaño hasta la puerta de la casa.

—gracias por traerme.

—No hay de qué —contestó.

—¿Quisieras dar un paseo el martes por la tarde?— preguntó metiendo las manos en los bolsillos de la cazadora negra.

—No lo sé, creo ese día comienza la universidad y voy a estar algo ocupada— miro el suelo.

—No conoces la ciudad, y quisiera mostrarte algunos lugares que quizá te gusten.

—Tendría que pensarlo.

—Si es por lo de la universidad... Las clases son el miércoles.

—Con más razón no puede salir—digo, el frunce el ceño.

—¿Por?— pregunta

—Porque tengo que dormir temprano, para estar hermosa y radiante mi primer día.

—Entonces será en la mañana— busqué algo en mi mente que responder pero el me miró y se acercó a mi invadiendo mi espacio y con eso bastó para asentir y no buscar más excusas.

Se aserción mucho a mi, podía oler su aroma a menta y a Thomas. Pasó un mechón rebelde detrás de mi oreja, lo miré a sus increíbles ojos verdes y creo que fue un error, no lo podía tener más cerca de mí. No me puedo dejar guiar por mis hormonas, tengo que parar esto de una vez. Di un paso atrás.

—Luna...

—¡Estella!— la voz de papá invade mis sentidos, que venía a toda prisa hacia donde estábamos Thomas y yo, yo fui a su encuentro y le di un abrazo, de verdad que lo extrañaba mucho, además no me tuve que ir de la casa de esa manera.
—Papá, —susurré mientras seguía abrazándolo,—Disculpa— las lágrimas empezaron a picar en mis ojos—Disculpa papá, disculpa.

—Estella,—susurró de igual manera.

Cuando nos separamos, lo miro, y me duele lo que veo.
Tiene ojeras que se les marca alrededor de los ojos, se ve cansando y abatido y parece que hubiera envejecido unos cuantos años. Pero me miraba como si yo fuera, la razón de su ser. Y lo abracé de nuevo, con más fuerza, no quería verlo de esa manera. El solo devolvía el gesto.

Cuando nos separamos mi padre miró hacía mis espaldas, y me di la vuelta para ver a un Thomas parado en la acera con las manos en los bolsillos.

Las facciones del rostro de mi padre se endurecieron.

—Thomas— dice en forma de saludo.

—Señor Robert— contesta Thomas con un asentimiento de cabeza.

—¿Desde cuando me llamas señor?— lo miré, me esperaba un conflicto, mi padre miraba a Thomas con una sonrisa en los labios... ¡no lo puedo creer!

—Yo solo...

—Solo no quiero volver a ver a mi hija montada en esa cosa — señala la moto y Thomas funde el ceño y mira la moto.

—Es mi medio de transporte— dice Thomas.

—Consigue otro.

—¡Papá!— ¿pero que rayos sucede aquí? La mirada de mi padre echa chispas.

—Estella, tu padre tiene razón —dice Thomas,

—No tienes que hacer eso... Además tu y yo no volveremos a salir.— digo tratando de aliviar tensión en el ambiente.

Thomas Frunze el ceño y me mira, pero no dice nada.

—A debería irme—  dice Thomas después de una pausa a manera de despedida de mi padre, para luego subir a la moto.—No te olvides de que el martes vendré por ti— y puso en marcha la moto.

—Thomas...no— traté de llamarlo, pero era tarde.
Vi como se alejaba a toda prisa.

Respire profundo y cerré mis ojos. Alguien me de paciencia por favor.

Me di la vuelta y miré a padre.

—Vamos a casa— dice mi padre.

Cuando entramos a casa veo todo en orden, menos la isla de la cocina, que hay un par de botellas de whisky, una de ellas vacía y la otra a mitad. Y miré a mi padre.

— Lo siento, Estella, yo solo... Solo quería protegerte y cuidarte, quería ser el mejor padre, pero, por amor de Dios, fallé —esa ultima palabra la dice casi en un sollozo ahogado. Y sus palabras me atraviesan como hojas de cuchillos en mi pecho.

—Papá, ya no importa—me acerco y lo abrazo.

—Yo  no quería hacerte daño, eres mi pequeña.

—Ya lo sé —susurro

Después de un rato en silencio, sin decir palabras, voy a la cocina a tomar un baso de agua. Me siento en el sofá, y busco mi teléfono en la mochila y lo encuentro. Y tengo muchas llamadas perdidas, ¡o por Dios!, son de mis amigas. Arremango las mangas de la cazadora negra  de Thomas, tengo que devolverle su chaqueta, pero es cálida en las noches frías, y tapa mi cuello perfectamente... ¡Idiota!
Esa estúpida marca no desaparecerá tan fácil.

Estoy cansada, y tengo que darme una ducha, tomo mis cosas y subo las escaleras. Me adentro a la famosa habitación, y mi sorpresa es nata... La llevo en mi piel.

—¡Por dios!—chillo casi gritando corriendo hacia mis 2 mejores amigas, y las tres nos rodeamos, abrazandonos felices las 3 por el encuentro.

Mis dos mejores amigas, las extrañaba mucho, nunca nos separabamos, somos algo así como las tres mosqueteros.
Daniela, es una chica alta y de tés morena, de ojos azules cabello castaño y liso hasta su cintura.
En cambio Sarai, es de piel blanca, y cabello rubio liso hasta sus hombros y de hermosos de ojos color avellana. Y las quería tanto.

—Estella, ¿que ha pasado?— dice sarai.

—¿Quien era el apuesto chico que te trajo en la moto?— preguntó Daniela.

—¿Es verdad que te escapaste?, ¿con el apuesto chico.?

—¡Esto no puede ser!, —grito Dani— eres adoptada.

La miré extraño y Sarai río a carcajadas.

—Estella, cuentanos todo—dijo Dani aún con cara seria e ignorando la risa de sarai

—Ustedes están locas, las que deberían dar explotación son ustedes, ¿Que hacen aquí?, ¿ como llegaron?

—Veras, después que te fuiste, y nos enteramos de que vendría a estudiar a California nos deprimidos mucho.— comienza a decir sarai.

—Pero, para nuestra sorpresa, ti papá, nos llamó y nos preguntó si nos queríamos venir para acá a estar lo que queda de vacaciones, pero...

—Decidimos, ¡venir a quedarnos a estudiar aquí!— termina de decir Dani casi   casi gritando.

—¡¡Eso es asombroso!!— grito levantando mis manos, y luego todas gritamos.

—¿Que fue lo que pasó, Estella?

Les explique todo lo que pasó, desde que recibí la carta, luego lo de la fiesta, hasta la confección de papá, todo era confuso, para mí, aunque que divertía las caras que ambas ponían.

—¿Y luego que pasó? ¿Que hiciste después que el señor Robert te contara todo eso?— preguntó Dani.

—Puees... No estaba pensando con claridad, y salí corriendo de casa.

—¿¡Que!?— dijeron mis dos amigas al unísono.

—Pues, sí —conteste,—pero cuando iba saliendo, por suerte me encontré con Thomas y el...

Me detuve, y me sobresalte un poco, Sarai gritó fuerte y Daniela empezó a saltar en la cama como loca.

—Tienes que contarnos 'TODO'—hablo sarai.

—Eso intentaba pero...

—Se besaron ¿verdad?

Me ruboricé intensamente, no sabía como mentir decir y decir que no.

—Eres la mejor amiga, ¿como lo haces?

—¿Hacer que?— pregunte desconcertada.

— Hacer que un chico se vea tan suplicante en tan poco tiempo.

—Primero que nada, el y yo no somos nada y...

—No son nada  pero se besan— comentó sarai  pero ignoré su comentario.

—Dos— proseguir levantando dos dedos de mi mano y mire a Dani,—Nadie me mira de manera extraña, o "Suplicante" — levanté un tercer dedo, y miré a Sarai— Y tres, el y yo no tenemos nada, apenas lo conozco.

— Pero te quedaste en su casa.

Suspire derrotada, y me levanté de la cama y me dirigí al baño. Mientras me preparaba para u a relajante ducha, escuchaba a la rubia y a la castaña hablar sobre mi y Thomas, cosa que me causaba risa.

—Tal vez ya durmieron juntos, escuché que decía mi castaña amiga Daniela.

—¡No seas idiota!, Estella no es virgen, pero tampoco es una cualquiera.— contestó la rubia cosa que me hizo sonreír más.

—Yo tampoco lo soy, no estoy diciendo que somos santas, pero Estella es la campeona en eso— Sara río a carcajadas, y yo tiré un zapato a la puerta para que Dani se callara de una buena vez.

—Dani, cállate ¿quieres?— dije mientras me metía a la tina y escuchaba como mis dos locas amigas se retorcían de la risa.

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