Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

5: La libertad cuesta

El dolor punzante por mi pata. Había caído contra el suelo seguido de una lluvia de dagas de cristal. La jaula cayó a mi costado ocasionando otro estruendo.

Escuché gritos, los humanos armando alboroto por cualquier cosa como siempre. Se estaban preocupando por la mujer gorda mientras yo yacía en el suelo, fuera de la casa. Solo y dolorido. ¿Fuera de la casa? ¡Estaba fuera de la casa!

Me puse de pie como pude, mi pata sangraba pero no me importó. Alcé vuelo con dificultad, ya tenía algunas plumas crecidas en mis alas. Tenía que huir.

—Apura, ¡sígueme! —me guió el tordo.

Fuimos hasta un árbol cercano y me posé. El dolor se disparó desde mi pata y me inundó en segundos. Chillé.

—Eso se te puede infectar —murmuró Pikio—, sólo un humano te podría ayudar.

—No, gracias. Ya tengo suficiente de ellos, en verdad no creo que sepan cómo curarme. Ya me curaré solo.

—No lo creo... esta vez no —insistió el pájaro—. Si uno resulta herido, muere.

—Me curaré —afirmé y empecé a caminar por la rama.

—¡Paco! —escuché que gritó el niño—. ¡Paco, ven aquí!

Lo miré de costado, casi indiferente, y me acomodé en la rama. Él niño se puso a llorar mientras sus padres intentaban hacerlo entrar a la casa. La niña se le unió en llanto. Me sentí triste por un momento, después de todo había aprendido varias cosas sobre ellos, pero ahora era libre.

—¡Es tu culpa, tía gorda! —reclamaban.

Entraron a su casa y ya no los volví a ver más.

***

Después de un par de días, mi herida estaba inflamada. Pero podía volar y caminar, eso me bastaba para seguir.

—Me quema la cabeza —reclamé mientras mascaba unas hojas del árbol.

—Es porque las plumas de tu cabeza son negras. Y ni me digas nada porque yo soy todo negro, ya te imaginarás cómo me siento —comentaba Pikio.

—Mira ese loro —murmuró un humano.

Me señalaban y yo me escondía, siempre me veían. ¿Era que acaso solo tenían ojos para mí? Solo era un ave más, no sabía qué cosa especial me veían ellos que tanto querían llamarme. Me mostraban comida, esperanzados en que bajara y me les acercara. ¡Ja! Querían acercarme ramas y palos para que me subiera a éstos y pudieran bajarme. Me silbaban y yo les respondía. Eso, como siempre, los volvía locos. Querían que les hablara pero no lo hacía.

Nos habíamos instalado en los arboles de un parque cercano. A veces pasaban otros como yo, pero ellos eran verdes por completo, con cabeza roja. Como loro Alita y loro Pico. ¿Dónde y cómo estarían ellos?

***

Mi pata me dolía cada vez más. No le veía gran problema pero me preocupaba que estuviera tardando en curarse. Me encontraba en una rama baja buscando semillas del árbol cuando algo se posó detrás de mí.

—Hola pajarito —ronroneó.

Tragué saliva y volteé. Era un horrible gato.

—Hola...

—Te invito a cenar.

—Ah, no gracias. Acabo de comer como verás... —Otro se posó detrás de mí y me giré para verlo. Me alegré en cierto modo, era Mica—. Mica —dije con algo de entusiasmo—, qué susto me han dado. ¿Cómo van las cosas?

—Oh, muy bien —contestó mientras se observaba las garras—. No les han querido comprar otro loro. Lástima. Ellos quieren otro como tú, pero debo admitir que eres bastante raro.

—Mis colores son raros... pero no es para tanto. Seguro lo superan... —Ambos gatos se miraron y luego me clavaron sus ojos—. Bueno... me tengo que ir. Me esperan...

—Lo siento, pero me parece que mi amigo quería invitarte a cenar —murmuró ella. Me espanté.

—Mica... somos amigos... ¿no? —Retrocedí. Ella avanzó y yo choqué con el otro gato.

—Lo éramos en mi casa. Ahora ya no vives ahí.

Esquivé el zarpazo que me iba a dar y me lancé en picada de la rama. Ellos me siguieron de un brinco, alcé vuelo antes de chocar contra el suelo pero uno de ellos me atrapó con las garras. Por suerte me escurrí de entre ellas, dejando algunas de mis plumas en el transcurso.

Ascendí lo más veloz que pude antes de que el otro me atrapara también. Salieron huyendo cuando unos niños se acercaron. Me sentí aliviado de que hubieran aparecido.

Me posé en una rama cercana. Los niños se hacían señas y me señalaban. Pikio se posó a mi lado.

—Huyamos, ¿qué esperas? —dijo.

—No son malos, han espantado a los gatos que me perseguían.

—¿Gatos? —dijo sorprendido—. Vaya, de todos modos no te fíes...

—¡Loro, ven aquí! —gritó uno de los niños.

Al verlo, noté que estaba tensando algo, apuntándome. Traté de enfocar bien mi vista para ver qué cosa era lo que hacía.

—¡Cuidado! —Pikio me dio un empujón y un objeto se estrelló con violencia contra él, llevándoselo de encuentro. Para mi horror. Pude ver cómo el pájaro que me había ayudado tanto caía al suelo. Parte del pequeño mundo que conocía se hizo pedazos ante mi atónita vista.

No se movió más.

—¡PIKIOOO! —Volé hasta él al mismo tiempo que los niños se le acercaban y reían. Les chillé con furia cuando agarraron a Pikio—. ¡No lo toquen! —Le mordí el dedo a uno y por primera vez hice sangrar a un humano.

Me dio un manotazo que me lanzó contra la tierra y me dejó tonto. Escuché a otros humanos mayores llamarles la atención a los niños y perdí el conocimiento. 


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro