58
Damon
La culpa de no contarle esto a Amaris me quema.
Me duele la cabeza de tanto pensar, verla anoche sentada en la orilla del mar con la cabeza en el hombro de Samantha era obvio que le estaba contando sobre la discusión.
No había dormido conmigo, supongo que había dormido en alguna de las habitaciones de arriba, me había dolido que no apareciera en toda la noche, pero no podía hacer nada, además si decirle que durmiera conmigo era condenarme a que preguntará de nuevo por la chica morena.
Los ruidos de la cocina, me sacan de mis pensamientos.
Me baño y me visto, no soy de que me ven como duermo.
Me pongo una bermuda y una camisilla, sabía que hoy iríamos al mar, así que no quería gastar ropa como jeans y camisetas.
Salí de la habitación en dirección a la cocina, la mayoría ya estaba desayunando, excepto por Amaris y Mael, quien era el que está sirviendo.
- De que hablaban? - Pregunto mientras me sirve un plato de solo fruta.
- Amm del matrimonio - Dios, ese era un tema del que casi no hablaba.
- Oh - dije.
- Y entonces Amaris, a ti dónde te gustaría casarte - dijo Mael acercándole un plato con pan tostado con su corteza.
- Oh, mael a mí no... - La interrumpí.
- No le digas, ya se lo quito yo - tome las tostadas y comencé a quitarles la corteza.
- Ok.... Y que decías amaris - todos me miraban extraños mientras yo seguía concentrado en mi tarea.
- Mi sueño siempre a Sido casarme en París - dijo ella y yo solo solté una pequeña risa.
- Porque? - Pregunto Azael hechandose un bocado de comida a la boca.
- Sus padres nacieron, se enamoraron y se casaron allá - Respondió Samantha mientras Amaris recibía el plato que le largue.
- Y lo quieres hacer por ellos - pregunté.
- No solo por ellos, es mi sueño - soltó.
- Y piensas tener hijos - dijo Mael.
Golpe bajo.
Los recuerdos de Vanessa diciéndome, colocando mi mano es su vientre vuelven a atormentarme.
- Damon que te pasa? - Me pregunta Amaris con rostro de preocupación.
Al ver que todos están mirándome se que la pregunta de Mael me ha puesto pálido y no por miedo, si no por rabia.
- Nada, lo siento debo hacer una llamada - me levanto y camino fuera de la casa.
Debo controlarme, amaris debe pasar un fin de semana sensacional, no preocupándose porque mi.
Saco mi teléfono y llamo a Ángela.
Ella sabrá que hacer.
- Joven Damon - Saluda.
- Angela, tengo que pedirte algo así como un consejo - Dije.
- Dime -
- He estado pensando en una cosa que me atormenta porque no se lo puedo contar a amaris y me está afectando en todo el sentido de la palabra.
- No puede contárselo o no quiere - pregunto.
- Es más no querer, le dolería demasiado - Solté.
- Joven no sabría que decirle, es grave?.
- Bastante.
- Por cuánto.
- Podría causar que terminemos.
- Cuenteselo.
- ¿Que?
- No me mal entienda, es mejor que de lo cuente lo antes posible a que se lo cuente otra persona.
En parte tenía razón era mejor que se lo contará lo antes posible, no quería que se enterara por otra boca que no fuera la mía, pero debía hacerlo con las palabras adecuadas, tendría que pensar como decírselo.
- Gracias Angela.
- Con gusto joven.
Corte la llamada.
Debía decírselo pero no podía arruinarle este fin de semana.
Volví adentro y todos ya estaban listos.
- Ya podemos irnos? - Pregunto azael cruzandose de brazos.
- Si - Asenti.
Cada uno llevaba su bolso con cosas.
Azael iba tomado de la mano con Samantha así que tome la iniciativa de hacer lo mismo con Amaris.
No aparto la mano, pensé que lo haría después de lo que había pasado en la noche anterior, pero era totalmente diferente.
- Sabes que si pasa algo puedes contarmelo cierto? - dijo mirándome fijamente.
- Lo se - Respondí.
- Puedes decirme que era lo que tenías anoche - Seguía sosteniendo mi mano mientras caminabamos en dirección al mar.
- Problemas míos y lo siento por haberme desquitado contigo - dije dándole un beso corto en los labios.
- Está bien - Murmuró.
Llegamos al mar y todos nos quitamos la ropa que teníamos.
Ellas quedaban en bikini y nosotros en pantalonetas.
- Al último que llegue lo aventamos desde aquel muro - Grito Mael señalando el enorme muro de roca que estaba hasta el otro lado.
Todos salieron corriendo en dirección al mar.
Yo fui detrás caminando tranquilamente.
- Te aventaremos - me señaló Amaris.
- No si me tiró solo - y salí corriendo en dirección al muro.
- eso no lo puedes hacer! - y todos salieron del mar persiguiendome.
Logré llegar al muro antes que ellos y fui el primero en tirarme.
A los dos minutos los gritos de Amaris y Samantha se hicieron presentes, levanté la vista y Vi porque era.
Mael traía a Amaris alzada tomándola desde atrás abrazando su estómago, mientras azael hacia lo mismo con Samantha.
- Puedo tirarme sola! - exclamó Amaris.
- Vale, vale! - Dante hablo - Hagámoslo todos al tiempo.
Y así fue.
Todos empezaron a caer desde el alto muro seguidos.
Comenzamos a ahogarnos entre si.
Cansados de tanto amaris se acercó a mi y enrollo sus piernas al rededor de mi cintura dejándola a mi altura.
Me abrazaba mientras mael intentaba arrebatarmela.
- Comparte! - grito el.
- Es mi novia - dije yo.
- Por eso te digo que compartas.
- Oigan no soy comida - Amaris soltó.
- Enserio, porque pareces un bombón - Mael le sonrió con picardía.
- Mael si sigues con eso voy a matarte - dije abrazando a Amaris por la cintura mientras ella seguía en la misma posición.
Se alejo nadando y empezó a hablar con Dante y Johan.
Esos tres se habían vuelto bastante cercanos.
Azael y Samantha se estaban dando cariños y besos que solo me revolvían el estómago.
Eran demasiado empalagosos.
Salimos del mar y nos sentamos un rato en la arena.
- Vamos a dar una vuelta por el mar - Azael me preguntó.
- ¿Cómo? Flotando? - Murmuró Johan.
- No, en eso - señale el Yate que estaba aparcado al final del puente de madera detrás de la casa.
- Ya me preguntaba si era de ustedes - Samantha puso los ojos en blanco.
Subimos los bolsos y algunas sodas al yate antes de ponernos en marcha.
Dante termino manejadolo, ya que Amaris no se quería despegar de mi.
- ¿Surf? - pregunto Mael elevando las cejas.
- Obvio - respondió Dante.
Al final termine manejado yo, para que los idiotas que querían hacer el surf pudieran hacerlo contentos.
Amaris se sentó a mi lado en el piso y me sonrió.
- Je t'aime - Susurro.
»Je t'aime: Te quiero«
- Et moi à toi - le respondí.
»Et moi à toi: Y yo a ti«
Después de reírnos, hacer chistes, y todos surf.
Volvimos a la parte de atrás de la casa y nos sentamos al rededor de unos troncos que hacían como asientos.
Encendimos una fogata y nos sentamos a hablar, trataba de que no notaran lo preocupado que estaba por volver a casa, no quería ver a Vanessa.
De poco a poco fueron entrando a cambiarse y volvimos a salir sentandonos frente a la casa.
- que tal una caminata de media noche? - hablo Samantha.
Mire mi reloj y efectivamente era media noche, no había notado que el tiempo había pasado volando.
- Vamos! - respondio Amaris entusiasmada.
Me tomo de la mano y comenzamos nuestro trayecto.
**********
Nota autora:
Nuestro bebé Damon tratando de que Amaris disfrutará el día a lo máximo.
Esos son los hombres que nos merecemos en la vida.
No creen?
No mucho por decirles, espero y esten disfrutando al máximo la historia.
No olviden votar y comentar.
Así ayudarían a que la historia se conozca.
Sin más lxs dejo.
Os quiero, cuidaos!! ♥️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro