46
Damon
Cuando llegamos al lugar ninguno lo pensó, todos entramos corriendo como niños chiquitos al local para que nos hicieran piercings.
— Que Samantha ahora quieres volverte una chica mala? — Le suelto mientras le doy pequeños codazos en el estómago.
— No me jodas, solo quiero hacerlo — dijo.
Yo me encojo de hombros riéndome.
Siento la mirada asesina de Amaris sobre mi cuando volteo a verla, dejo de reírme de golpe y me pongo en modo serio, ella me da una sonrisa de esas que me matan, tiene una sonrisa jodidamente perfecta, pero tambien me da algo de risa por su apariencia en este momento, parece una loca, su cabello revuelto y unos cuantos golpes en la cara.
Empezamos con las perforaciones, primero va Samantha, que elige el industrial, al ver la aguja empieza gritar como loca.
— Ya, ya, Dolerá solo un poco — le dice Amaris tomándola de la mano.
Cuando siente como le atraviesan la aguja grita peor que una persona en tortura, apagó el vídeo al ver cómo terminan con ella.
Agradezco haber grabado eso, lo veré un millón de veces.
El siguiente es Dante se hace uno sencillo en la oreja, Azael y Mael escogen el mismo.
Yo opto por el del labio, siempre me lo he querido hacer, pero debemos honrar el apellido Sellers y blablabla.
Amaris se va de dos por uno, se hace el del ombligo que le queda realmente genial y el otro es el de la lengua, que para ser sinceros me encanta.
Al pagar nuestra perforacion salimos del local en busca de algo para comer.
La pelea nos habrío el apetito.
Todos aparcamos en el local de pizza, pedimos dos cajas y cada uno se come de a dos piezas.
Luego de comer decidimos volver cada uno a casa, realmente en la calle no hay mucho que hacer.
Amaris se va en su coche ya que tiene que ir a dejar a sus amigos en casa, mientras Dante y Mael vienen conmigo.
— Ahora pueden explicarme porque coño no manejan sus camionetas — pregunto a los dos idiotas sentados en la parte trasera de la mía.
— Mael choco la mía — dijo Dante — Y la de el no la saca por miedo a que vuelva a pasar —
— Si fue así, Mael jamás vas a tocar mi camioneta — Suspiré negando con la cabeza.
— Fue un pequeño accidente, además no quedo tan mal — dice cruzandose de brazos.
— Que no quedo tan mal? — dice Dante.
— Sii — Suspira.
— Maldito demonio!!! — bufa Dante antes de empezar ahorcar Mael.
— Eh, eh, control — digo.
Y para ellos eso es como un stop, no se mueven solo se acomodan y siguieron mirando por la ventanilla.
Al dejar al par de idiotas en sus casas, me dirijo a la mía a hablar con mis padres para que me prestaran la casa en la playa, quería darle un fin de semana inolvidable a Amaris.
Abro la puerta y lo primero que recibo es una mirada de desaprobación de mi hermano mayor.
— Sabes que papá te matara cuando te vea eso puesto verdad? — me dijo.
— Realmente y para serte sincero — señale que para que se acercará, me incline un poco a su odio y grite — ¡Me vale mierda!
Se aleja y niega con la cabeza varias veces, no me importaba lo que dijera mi padre, si tenía marcas en el cuerpo, ¿Porque no podría tener una maldita perforación? Era algo muy estúpido.
Subo las escaleras hacia la segunda planta y me encuentro con azael.
— Ya hablaste con papá? — pregunta.
— No, ¿donde esta? — enarque una ceja.
— En su despacho, debes convencerlo, mamá es muy fácil — dijo encojiendose de hombros.
Baje las escaleras rápidamente y fui en dirección a su despacho.
Me detengo de golpe cuando unos sonidos salen de su despacho.
Gemidos.
Salían gemidos del puto despacho.
Trato de tranquilizarme.
No, mi padre no podía hacerle eso a mamá.
¡Con ella tiene todo!
No lo pienso dos veces y me dispongo a entrar, tomo el pestillo y no cede.
Bloqueada.
Era de suponerlo.
Busco en la llaves encima de la mesa del centro de la sala, llaves del despacho de mi padre.
— Que buscas? — pregunta Magnus apareciendo de la nada.
— Llaves del despacho de papá — Bufo.
Azael va subiendo en las escaleras y se detiene al verme a mi buscando por todas partes.
— Creo que no tiene más llaves, solo las de el — responde el devolviéndose — Para que las buscas?.
— Necesito entrar a su despacho ahora mismo! — solté.
— Espera le llevo estos medicamentos a mamá y te ayudo a buscarlas.
No tenía tiempo, tenia que entrar en ese mismo instante.
— No! — grite — necesito entrar ahora.
— Mamá está enferma, déjame llevarle esto y te ayudaré.
Magnus frunce el ceño al verme de aquí para allá rojo de la ira y con ganas de arrancarme todos los pelos de la puta cabeza.
— Por eso mismo debo entrar ya! — explote — mientras mamá está enferma, el estúpido de Martín Sellers está revolcándose con una golfa en su despacho!
La cara de espanto y decepción de Magnus es notable, al igual que la cara de horror de Azael.
Camino lo más rápido al despacho, los gemidos no cesan y eso me carcome.
Ya preso de la tensión y el pánico no encuentro más que hacer.
Doy dos pasos atrás y .....
— Que piensas hacer? — Azael me toma del brazo y yo me zafó de su agarre.
— entraré de una forma u otra — solté.
Magnus corre a azael, su mirada da a entender que ya sabe lo que haré.
Tomo fuerzas y con todo lo que tengo le doy una patada a la puerta abriéndola de golpe.
Las dos personas que están en el sofá se tensan.
Ella está encima de el.
Estaba montandolo, menuda zorra.
Trata de taparse su desnudez con una camisa.
Mi padre ni se mueve.
Ella se levanta comienza a vestirse, camina hasta la entrada de la oficina.
— Detente — hablo.
Se detiene, gira sobre sus talones y su mirada de encuentra con la mía, sus ojos color azul cielo me penetran.
— ¿Quien demonios eres? — le pregunto.
Hace un ademan de hablar pero Magnus la interrumpe.
— No hace falta que hables Sabrina — dice mientras tiene la mano levantada para que no hable — Pensé que después de dejarte en claro que mi padre es un hombre casado y sigue con su esposa te alejarías.
Mi mirada de confusión se va directamente a Magnus.
— Dime quien se alejaría Magnus, dímelo — lo reta — sabes que tu padre es una tentación andante, Por Dios, solo míralo.
Era cierto, todos sabíamos que si mi padre queria que el mundo le cayera a los pies, eso pasaría.
— Hace cuánto — pregunto.
— Bastante tiempo — dice ella.
— HACE CUANTO — pregunto nuevamente alzando mucho más la voz, lo que hace que ella de un respingo.
— Cinco o seis años — responde tranquilamente la muy perra.
Martín ya se ha vestido, los ojos de furia pasan de mi a Magnus y luego vuelven a posarse en mi
— Mamá lo sabe? — Escupe Azael.
— Ella lo supo, pero no sabe que hemos "vuelto" — dice haciendo comillas con los dedos.
— Porque eres mujer no te estoy sacando a rastras de mi casa, así que hazme el favor y lárgate — espeto.
No se mueve, solo se posa al lado de Martín.
— Sabrina, mi hermano te a hablado — Bufa Magnus — no me hagas decírtelo yo a ti, porque yo si te lo voy diciendo mientras te saco del cabello de mi casa.
Conozco a Magnus, por muy mujer que sea, lo hará.
Cumplirá su palabra.
La mujer se tensa y al pasar por mi lado su olor a ciruela me asquea en todos los sentidos.
Nada se compara al olor a vainilla de mi pequeña ojitos.
La mirada de odio de todos se funden en mi padre, en este momento el tiene toda nuestra atención.
A manchado el apellido Sellers, el cual se basa en amar a una sola mujer mientras mantenga relación.
Mamá siempre dijo que la mujer que robara nuestro corazón, lo tendría hasta darle fin a la relación.
Nada de infidelidades.
— Habla, ¡Ahora! — le bufé al hombre para enfrente mío, lo desconozco.
Realmente lo desconozco.
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Nota autora:
Hola chicas!
Me alegra saludarlas.
Me encanta esta nueva actualización, me prendí escribiendo cosas en este capítulo.
Realmente amo como se van desarollando las cosas, espero y tengan mucha paciencia, volveremos a saber sobre la casa de Amaris después de tanto sacarla.
Ojalá les este gustando esta historia.
No olviden votar y comentar se lee y aprecia cada comentario y votación.
Sin más que decir, nos vemos en la siguiente actualización.
Os quiero, cuidaos!! ♥️
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