Capítulo 6: La realidad
De sus ojos parecía que salían dagas dirigidas a Taylor. En cambio, el otro tenía una mirada retadora mientras sonreía de costado con burla. Lentamente mi amigo se acercó por detrás de mí y me rodeó los hombros con su brazo. Por más que trataba de mostrarse burlón, yo sabía perfectamente que él se sentía muy mal en estos momentos, disfrazando su tristeza con esa pequeña sonrisa en su rostro, siempre ha hecho lo mismo cada vez que se siente mal.
Recuerdo perfectamente ese día, cuando lo encontré bebiendo en la terraza de la cafetería en nuestro tiempo libre.
«— ¡Hey! ¿Qué cuentas? —le pregunto mientras subo por las largas e interminables escaleras. Él apenas me escucha tensa su cuerpo y baja la mirada, observando las calles amontonadas de personas y tráfico— ¿Qué tienes? —le interrogo yo acercándome lentamente hasta donde él se encuentra parado. Al llegar, noto una botella con un líquido oscuro en su mano— ¿Qué haces? Sabes que no me gusta que bebas —le reclamo realmente molesta. Cada vez que lo hace suele cometer una locura.
—Lo siento —murmura apenado. Luego levanta la vista al cielo y me llevo una sorpresa al ver su mejilla roja y sus ojos cristalizados a punto de llorar. Una exclamación de sorpresa y dolor se atora en mi garganta. Lleva ojeras inmensas debajo de los ojos. ¿En qué momento le hicieron eso?
— ¿Quién te ha hecho esto? —pregunto sin entender nada. Él dejó escapar una risa amarga antes de responder viéndome por el rabillo del ojo mientras una lágrima traicionera bajaba por su rostro.
—Mi padre, ¿Quién más? —responde irónicamente. Yo llevo mi mano a mi boca y me cubro más sorprendida aún.
—Pero... ¿Por qué? —pregunto eufórica. Más lágrimas comienzan a salir por sus ojos a la vez que me contesta la pregunta.
—Quiere que me case con alguien que no conozco para el propio beneficio de su trabajo...
— ¿Te negaste, cierto? —le digo ya sabiendo la respuesta. Él asiente mientras vuelve a bajar la vista. Verlo así me duele tanto...
—Se enojó conmigo luego de eso y me pegó. Fue tan rápido que no tuve tiempo de esquivarlo... —mis ojos se llenaron de lágrimas mientras él se cubría el rostro con ambas manos.
—Ay, quejoso —digo dolida llamándolo por el apodo que solía utilizar antes con él. Me acerco rápidamente y lo abrazo por la cintura fuertemente. Pasa un rato antes de que sus brazos me rodeen por el cuello y llore en mi hombro desconsoladamente mientras susurra mi nombre con tristeza— Aquí estoy, tranquilo...
Aquí estoy...»
Sonrío con lástima al recordarlo pero la voz de Lyan logra traerme de nuevo a la realidad.
—Eso no te incumbe, y si me perdonas, necesito hablar con ella —responde él automáticamente—. A solas —aclara amenazante mientras me mira con ojos furtivos. Me toma por la muñeca a punto de alejarme de él pero Taylor habla antes.
—Espera, espera, espera. Si yo te dije mi nombre, mínimamente debes decirme el tuyo —reclama estratégicamente. Lyan rueda los ojos antes de responder sin interés alguno por la conversación.
—Me llamo Lyan. Lyan Cooper —responde desinteresado. Luego vuelve a jalarme del brazo para alejarme de él—. Adiós chico con nombre de mujer —casi me río por su broma pero disfrazo mi risa con una tos falsa a tiempo mientras Taylor lo fulmina con la mirada.
— ¡Es unisex, idiota! —grita hecho una furia cuando ya nos encontramos a una distancia considerable para hablar de lo que sea que él quiere hablar.
Tomo una respiración profunda antes de hablar.
Quiero saber qué se tendrá éste entre manos que quiere hablar conmigo con tanta urgencia...
— ¿Qué es lo que quieres? —pregunto sin rodeos. Él me observa suplicante antes de hablar.
—Por favor Idara, necesitamos que vuelvan —me pide rápidamente.
—No, claro que no. Jamás volveremos —le replico yo indignada de que siquiera se atreva a pedírmelo.
—No lo entiendes, —dice él negando— muchas personas van a morir si no vienes. Él piensa acabar con todos nosotros, por favor, te necesitamos —¿Muchas personas morirán? ¿A qué viene eso? ¿A qué se refiere?—. Mi nombre es Lyan Cooper, como ya sabes. Me enviaron de Nixard para buscarte, no sabes desde hace cuanto tiempo llevamos buscándote Aldana y yo...
— ¿De qué hablas? ¿Qué es Nixard? —pregunto confusa. Él me mira con una expresión extraña apenas lo pregunto.
—Muy bien, muy bien, muy graciosa... —dice divertido. Al notar que no respondo se le descompone el rostro. Abre muy grande sus ojos, tanto que creo que se le saldrán de sus órbitas— ¿Cómo que tu no...? ¿Es en serio? —pregunta eufórico— ¡No puede ser, Idara! ¡Es nuestra realidad, nuestro hogar! ¿Cómo puedes olvidar eso? —me contempla molesto y yo no sé qué decir— ¡Maldita sea, tu eres Nix! ¿Cómo vas a olvidarlo?
Pero entonces, un recuerdo confuso llega a mí apenas termina de decir aquello. Un recuerdo que me rebeló la primera vez que había escuchado ese nombre.
«— ¡No puede ser! ¡Ella no puede ser Nix! ¡Mi hija no! —gritaba mi padre desde la sala a un extraño que jamás había visto en mi vida.
—Lamentamos esto señor y señora Brown, pero sí es ella —dijo la voz de aquel hombre con cabello blanco y ojos más azules que el mismo mar—. Idara tiene que entrenar, tiene que prepararse para lo que vendrá... nosotros podemos hacerlo, podemos prepararla. Si nos permite, puede ser nuestra aprendiz... —pidió aquel señor y eso logró que mi padre estallara.
— ¡No! ¡No la dejaré que lo haga! —rugió él con furia— ¡Ella tiene que ser libre de elegir su destino, no pueden obligarla! —siguió negándose mi papá. El misterioso señor fue hechado de mi casa por mi padre, mientras seguía insistiendo. Al rato, salí de mi escondite y corrí a abrazar a papá que se encontraba llorando en el sofá.
Y jamás lo había visto llorar...
Rodeé su cuello con mis pequeños brazos y me puse a llorar con él a pesar de no entender lo que sucedía.
—Papi... ¿Por qué lloras? —pregunté inocentemente. Él levantó la vista y tomó mi cara en sus manos. Luego me dio un beso en la frente y me abrazó con fuerza, completamente destrozado por dentro.
—Te quiero hija, ¿Lo sabes, no? —preguntó con un hilo de voz mientras me abrazaba aún más fuerte. Yo asentí con la cabeza. Luego me separó de él y me regaló una pequeña sonrisa— Mañana nos iremos de aquí, ya está decidido.
—Pero Alan, no podemos irnos... —replicó mi madre en medio de un mar de lágrimas.
—Sí podemos. Y lo haremos —volvió a decir mi padre con convicción—. No dejaré que a mi niña le pase algo. No mientras yo esté vivo.
Y cumplió su promesa, costándole realmente la vida...»
Lágrimas que no sabía que estaban caían por mis mejillas. Lyan me observó confuso. Cuando levanté la vista y notó que lloraba, me abrazó sin pensarlo dos veces.
Y entonces, volví a verlo...
Justo detrás de él estaba el maldito demonio que siempre me jodía la vida. Él estaba molesto, miraba con una furia descomunal a Lyan. Luego dirigió su mirada a mí y me observó amenazante.
—Si llegas a volver, Nix, juro que no tendré piedad y mataré a todos los que amas e incluso a ti —gruñó él con desespero.
Lyan se separó de mi y observó en la dirección que yo miraba. Al principio pareció sorprenderse pero luego volvió a mirarme a los ojos.
—Escucha Idara, si vuelves a Nixard, dejarás de verlo en sueños o visiones, solo tienes que volver. Ahí tu poder es más fuerte, no le hagas caso a lo que te diga... —abrí los ojos como platos.
— ¿Tu también puedes verlo? —pregunté sorprendida.
—Si, soy un Sensum —respondió él y a pesar de que no entendí a qué se refería asentí de todas formas—. Trae a tu hermano. Aldana y yo los llevaremos a Nixard.
—Pero... Matt...
—Tranquila, no le pasará nada malo. Todos te apoyamos y confiamos en ti, te ayudaremos con esto, pero por favor, vuelve con nosotros, ayúdanos a exterminar a esa escoria —vuelve a suplicar él.
—Está bien, lo haré.
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Estaba tan emocionada por lo del premio que escribí el siguiente capítulo JAJAJA.
Uy, uy, uy, ¿Se viene la acción no creen? ¿Qué les pareció el capítulo?
Los leo.
Este es el principio de toda la aventura y demás, espero que les haya gustado.
Los ama, Jime...
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