Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

8. Paulina y Federico, Parte 2

—¿No te parece gracioso? —pregunta Federico, y espera un momento a que yo responda, pero prefiero esperar a que termine de hablar y sea él quien conteste a esa pregunta—. Duramos varios meses hablando después de ese festival, incluso después de habernos acostado esa noche, ¿lo recuerdas, Paulina?

—Lo recuerdo —contesto tajante—. Lo de la fiesta fue una locura y no me arrepiento; aunque es gracioso, como mencionas, recuerdo que seguimos hablando, hasta... Hasta que apareció Esteban.

Esteban. Decir su nombre ante Federico me estremece. Mis amigos estuvieron ahí cuando él llegó a mi vida, mi madre también lo estuvo; y también, lo estuvieron cuando nos separamos. Lo conocí en la fila del supermercado cuando lo desafié a darme la última caja de cereal; una situación absurda, pero que fue muy divertida y que, de alguna forma, nos unió. También recordaba todo lo que sucedió en la fiesta de San Pedro, tenerlo frente a mí, hacía que vinieran los recuerdos claramente.

Para ese entonces, también hablaba con Esteban y este logró nublarme todos los sentidos, se metió en mi corazón de una forma que no podría describir. Después de eso, Federico terminó en un segundo plano, ignoré sus llamadas y mensajes, y, como coloquialmente se dice, me perdí del mapa, Fede simplemente aceptó esa realidad y siguió su camino.

Dos años después nos reencontramos por un azar de la vida y, ahora, tenerlo frente a mí, hace que quiera escarbar en su vida y saber qué sucedió en ese tiempo. Una voz interna quiere cuestionar sobre qué ha pasado desde el momento en que perdimos contacto.

—¿Qué sucedió después de...? Ya sabes, después de ignorarte de esa forma.

—Me enfoqué en mi trabajo, un año después me ascendieron y me gané un lugar dentro de la organización —contesta con seriedad, ya no está el hombre divertido que me saludó, sino un hombre resentido conteniendo un nudo en la garganta—. En cuanto al corazón... —Suspira y baja cabeza—. Salí con una chica, pero me di cuenta de que solo estaba conmigo por mi dinero, después de eso no pasó nada.

—¿Hay algo más que quieras decir? —le pregunto sosteniendo su mirada.

—Sí, sí —responde y su tono de voz ha cambiado—. Teníamos química, Paulina, no necesitábamos decirlo porque estaba ahí y ambos lo sabíamos, dejaste de hablarme porque otro hombre llegó a tu vida, y llegó para quedarse, por lo visto...

—Es cierto —lo interrumpo—, pero después él me engañó y... Me sentí tan estúpida por haberme alejado de ti.

—Y aun así no quisiste buscarme —agrega Federico—, sabiendo que tenías una gran oportunidad conmigo; aunque nunca te lo hubiera mencionado, lo sabías, sabías que me gustabas y que surgió química entre los dos, pero no hiciste algo, preferiste el anonimato.

—N-no. —Intento ordenar las palabras en mi mente, pero, aunque las dijera, sonarían a excusa. Suspiro y es una señal de rendición—. Tienes razón, no te busqué, aun sabiendo que tenía una oportunidad contigo, lo siento.

—Ya ha pasado mucho tiempo de eso y no guardo rencores, pero, de alguna forma, quería desahogarme. —Federico sonríe y su semblante cambia completamente, se ha liberado—, y aquí estamos; no te estoy pidiendo que vuelvas a enamorarte de mí, pero cuando te vi en la oficina... Cuando te vi cruzar esa puerta, supe que debía hacer lo posible para que me recordaras y ahora solo espero que volvamos a hablar, podemos ser amigos, eres una chica increíble y lo supe cuando recuperé tu cartera, lo confirmé cuando continuamos charlando, conociéndonos mejor.

No tengo palabras para lo que ha dicho. Desde su regreso, no he dejado de pensarlo, pensar qué será de nosotros luego de este encuentro, y hay razón en sus palabras, ha regresado para que al menos seamos amigos y eso no tiene nada de extraño, no ha mostrado señal de mostrar dobles intenciones, pero solo estoy viendo su capa externa, no sé qué tambalea en su mente. Pero no puedo cuestionar eso, no cuando ha sido tan honesto, cuando ha abierto su corazón respecto a la decisión que tomé de dejarle de hablar y, para fortalecer más esa idea, lo hice por mi propia cuenta porque estaba cegada, me había dejado llevar por los sentimientos que sentía por Esteban. Son tantas las ideas que se aglomeran en mi cabeza, que prefiero guardar silencio y no meter la pata por una palabra mal dicha o algún comentario fuera de lugar.

La comida llega finalmente, por lo que nos dio tiempo suficiente para abordar algunos temas y darle la oportunidad de desahogarse; aunque no esperaba que quisiera hacerlo, pero verlo ahora, sus ojos reflejan que se ha quitado un peso de encima. Su mirada me da paso a su alma, a darme cuenta de que no habría forma de cuestionar su confesión, y, ¿cómo podría hacerlo?, sería entrar a un campo de batalla en el que ambos saldríamos malheridos y ese no es el rumbo que quiero darle a la relación con Federico, porque sí, estoy considerando su amistad.

—¿Qué ha sido de ti? —pregunta, mientras engulle un trozo del filete que ha pedido.

—Casi lo mismo que tú —respondo—. Pero a diferencia tuya, a mi no me han ascendido, por ahora —finalizo con una sonrisa—. Después de Esteban no salí con nadie, arruiné la boda de mi hermana o, mejor dicho, el banquete de bodas y..., continué enfrascada en el trabajo. No he pensado en darme una nueva oportunidad con alguien.

—¿En serio le hiciste eso a tu hermana? —pregunta, abriendo sus ojos exageradamente.

—Sí —contesto, trinchando los vegetales de mi plato—. Estaba despechada, llegué ebria, y..., fue un desastre. En ese momento conocí a Mateo y ahora somos los mejores amigos. ¿Recuerdas a Mateo y Sara?

—Ja —responde Federico, sarcástico—. Me lo alcanzo a imaginar, y, sí los recuerdo, ¿qué ha sido de la vida de ellos?

—Sara tiene su propio consultorio de sicóloga —respondo—, cuando la conociste trabajaba en una clínica, pero renunció y se abrió camino ella sola, y sigue soltera. Mateo, por su parte, sigue siendo fotógrafo, tiene una relación que ha durado bastante, aunque está enojado últimamente con su novio, pero no daré detalles sobre ese tema.

Luego dibuja en su rostro una sonrisa mientras mastica. Sus mejillas son adorables, parece una ardilla guardando reservas de comida.

¿Acaso eso es una señal de atracción? Es posible, volver a retomar contacto con él hace que libere sensaciones que me atengo de sacar a relucir. Además, no dejé de pensarlo, desde que me propuso tener una cita hasta este momento en que estamos juntos cenando.

—Me alegro por ellos —rebate y mete en su boca un trozo de verdura.

—Confieso que estuvo muy mal lo que hice —hablo, cambiando de tema—. Me refiero a mi hermana, sé que debo excusarme por mi actitud, pero..., ha pasado mucho tiempo y no estoy segura si ella quisiese perdonarme.

Dibujo en mi rostro un gesto de tristeza, pensar en Natalia me hace sentir como el peor ser humano, arruiné uno de sus momentos más felices y a raíz de eso nos alejamos. Es muy tarde para pedir perdón, ¿o no? Ahora no quiero pensar en eso, solo deseo seguir disfrutando de la compañía de Federico, que ha sido agradable a lo largo de la noche. Hemos abierto nuestro corazón y hemos expresado lo que hemos querido sin restricciones, sin juzgamientos, pues después de todo, somos adultos y podemos lidiar con cualquier contratiempo; todo se trata de comunicación, hablar hace que lleguemos a un consenso, en cualquier escenario, eso nos hace más humanos, más vulnerables.

—Estoy seguro de que hallarás el momento preciso para hablar del tema con ella. —Sus palabras son sinceras y llenan mi corazón de un calor familiar.

Sin embargo, mientras estamos comiendo, mi teléfono comienza a vibrar. Decido ignorarlo, si es cuestión de trabajo, no quiero saber nada de ello. Es mi horario de descanso, aunque con Eleazar cualquier cosa puede pasar, si es que se trata de él, también pueda que sea Margarita que está de vuelta. Al final, el teléfono se detiene y en cuestión de segundos vuelve a vibrar, tal vez se trate de algo importante.

—Lo siento —digo, rompiendo el silencio—. Creo que es del trabajo.

«Raúl», señala mi celular. No entiendo ni por qué me tomé la molestia de guardar su número. Decido ignorarlo. Este momento es demasiado mágico para ser arruinado; pero él insiste y parece que no sé rendirá tan fácil. Maldigo la hora en que decidí seguirle la corriente.

—No es del trabajo, pero debo atender —le digo, mientras me levanto de la silla—. Perdona, no tardaré mucho.

Camino con pasos pesados hacia el área de los baños (que es bastante espaciosa) y ahí decido aceptar su llamada. Más le vale que sea rápido y ojalá que no diga que ha llegado al restaurante porque eso sería la gota que rebosa la copa, dejo a un lado esos pensamientos y lo saludo.

—Hola, pensé que no ibas a contestar —saluda él, muy efusivo.

—No iba a hacerlo, estoy ocupada —digo de vuelta, siento que estoy bastante alterada, así que decido seguir hablando antes de que diga algo—. Lo siento, buenas noches..., como decía, estoy ocupada y no puedo atender la llamada.

—Bien —contesta—, lamento interrumpir, solo quería saber si podemos vernos ya que hace mucho no hablamos y sé que eres una mujer ocupada; yo también lo he estado, pero, por eso mismo estoy llamando, quisiera salir contigo de nuevo.

—Sí, Raúl, podemos vernos —atajo, ese es el camino más fácil si quiero deshacerme de él y, para hacerlo, debo idear algo—. Lo llamaré cuando esté desocupada.

Sin darle tiempo de responder, corto la llamada y regreso con Federico, una parte de mí se siente culpable por haber sido tan egoísta, pero de no haberlo hecho, seguiría hablando; no obstante, a mi regreso, él se encuentra acompañado y es nada más ni nada menos que...

—MariaTe —pronuncio. ¿Esa vil bruja conoce a Federico? Una rabia enfermiza se apodera de mí.

—Paulina, cuanto tiempo —saluda, su cabello ahora es rubio y parece que se hizo un diseño de sonrisa porque sus dientes parecen chicles Adams y hace que sus ojos azules se vean más grandes—. ¿Conoces a Federico?

—S-sí —logro articular—. ¿Ustedes se conocen?

—Sí —contesta Federico—, somos vecinos, vive a unas cuadras de mi apartamento y nos conocimos por un amigo en común, ha sido un gusto verte, María.

Todo esto es increíble, es como si estuviera en medio de una terrible pesadilla, pero no lo es, estoy más despierta que nunca. Son amigos y se han encontrado casualmente. ¡Vaya suerte la mía!

—El gusto es mío —dice MariaTe con una sonrisa—. Los dejo solos.

—¿Qué ha sido eso? —pregunto consternada y señalo a la mujer que se ha marchado.

—Lo que te acabo de decir —contesta Federico, divertido por la situación—. Mientras contestabas la llamada, ella iba llegando, y..., nos saludamos, ¿la conoces?

—Sí —respondo—. Trabajé con ella hace unos meses, pero tuvo un altercado con mi jefe y no pudo continuar, y al parecer también se enojó con el resto del equipo.

—Vaya, debió ser complicado.

Asiento con mi cabeza y vuelvo la atención a mi comida que ya está por acabarse. Siento que la sangre me hierve. ¿Acaso son celos? No, de ninguna forma, nunca he sido una mujer celosa.

«Pero siempre hay una primera vez para todo», llega el mensaje desde algún lugar de mi mente.

Primero Raúl y después MariaTe, ¿acaso soy una persona con mala suerte o simplemente el universo tratando de darme una lección? No quiero pensar en una respuesta para esas interrogantes, ya suficientes dudas tengo en este momento y no quiero sumarle más.

—¿Quieres postre? —pregunta Federico.

Su sonrisa hace que salga de mis cavilaciones, y aunque trato de comer poco en la noche, ha sido tan agradable su compañía que no hay forma de decirle que no.

—Solo si prometes que no será tan dulce como tú —respondo.

¿De dónde salen esas frases de quinceañera con las hormonas alborotadas? No tengo idea, pero de algo sí estoy segura, Federico saca a flote mi lado más cursi.

¿Como ven la química de Paulina y Federico? ¿No son adorables?

Por otro lado, Paulina tiene dos obstáculos con los que debe lidiar: Raúl y MariaTe, ¿qué creen que ocurrirá con ellos? Muy pronto lo sabremos.

Por lo pronto, espero estén disfrutando esta historia, aunque los últimos días he estado saturado de cosas por hacer, estoy disfrutando escribirla y tratando de ser constante con las actualizaciones.

Sin nada más por decir, nos vemos en el próximo capítulo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro