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Era normal sentirse algo "incómodo" aunque no sabía si el término correcto que se aplicaba sería ese porque era algo más complicado que una simple incomodidad, me sentía deprimido, enojado, triste... Una mezcla de negativas emociones ya que me era difícil estar junto a la persona que dejaba ir a pesar de amarla tanto.

Por tal motivo decidí que debíamos regresar a la mansión a primera hora, adelantar ese viaje me dolía porque hasta hace unas horas aún planeaba lo que haríamos durante ese domingo. Ahora lo que menos quería era estar a su lado, el obviamente lo intuía por eso no se negó a mi petición no había tampoco pronunciado palabra alguna desde la madrugada.

—Iré aparte, sino te molesta...

Le avisé al dejarlo en su carruaje en esa fría mañana no me atrevía a mirarlo, el solo agachó la cabeza parecía querer decirme algo pero preferí no presionarlo a que me hablara por temor de que me dijera algo que me hiciera sentir peor y tampoco quería palabras de hipócrita consuelo de su parte.

<<En silencio decíamos adiós, en mi silencio solo escuchaba su voz empezando a extrañarlo>>

Caminaba lentamente en dirección a la mansión, tenía tantas ansias de acabar definitivamente con todo y no regresar más a ese lugar donde estaba a quien debía ignorar tristemente a partir de ahora. Pero que tipo de cobarde sería si lo hiciera, era darle a entender que no podía soportar esta prueba, así que le demostraría lo contrario una hora después llegué a la mansión fui directo a la cocina.

—¡Señor Sebastian!

Emocionado Finny me recibía con una sonrisa, al menos alguien apreciaba mi existencia en esa mansión pensaba para mi mismo mientras le sonreí falsamente, aunque luego me miraba lloroso seguramente en mi ausencia había hecho algún mini desastre en el jardín, aún con los años que habian pasado el seguia siendo muy torpe con sus labores.

—¡Que vergonzoso Finny! Ya te he dicho que ya los jovenes a tu edad se ven ridículos al gimotear de esa manera.

—Lo siento Señor Sebastian...

El solo me miraba fijamente tratando de no llorar ahora por mi regaño, la verdad es que este rubio estaba algo consentido aúռ por mi parte porque siempre que me hacia esos melodramas yo le ayudaba a arreglar sus desastres, como el de todos los sirvientes ahí...

—Bueno... Vamos a ver que hiciste ahora...

Murmuré con un leve suspiro de resignación me dirigía junto a el al jardin y sentia una mirada fija sobre mi.

—¿Tú también hiciste algo Bard? Vamos confiesen de una vez lo que hicieron

Les dije en tono cansino mientras miraba al resto de sirvientes, de todas formas tal vez retomando mi trabajo con más seriedad podía hacer menos frustrante mi vivencia en la mansión.

—No... Nada... Sebastian...

Me respondió este en un tono nervioso y solo me dedicó una pequeña sonrisa, se dirigía a seguir haciendo sus labores, eso me dejó dudoso, tal vez algo malo había hecho y no quería confesarlo.

—Señor Sebastian... El joven amo hace rato pidió una taza de té, dijo que cuando usted llegara se lo llevara al despacho.

—Lo dejaré preparando y harias el favor de llevárselo después, iré a arreglar el desastre de Finny.

Al parecer el trataba de hablarme, pero por lo pronto evitaría el encontrarnos a solas para evitar así cualquier tipo de acercamiento, ya habíamos tomado una decisión y no me retractaría. Al menos de mi parte me lo tomaba muy en serio no le permitiría que me tomara como un juguete de sus deseos...

<<Un día me quiere al otro no... No lo permitiría jugar con mis sentimientos... Aunque esto significara matarlos poco a poco>>

En pocos minutos terminé de preparar la charola con el té, dejando a Meyrin a cargo de que lo sirviera al joven amo en su despacho, junto al jardinero nos dirigíamos con prisa a la parte externa de la mansión.

A la hora del almuerzo fue cuando por primera vez en horas me encontraba con mi preciado amo, quien parecía muy serio seguramente enojado por el desplante del té un par de horas atrás o simplemente ya se había resignado a cumplir con su parte en este nuevo trato.

—¡Sebastian! Me olvidaba comunicarte que esta noche no te preocupes por la cena... Ciel y yo iremos a cenar a casa de mis padres luego todos partiremos al teatro...

—Que bueno que me avisa... Y me alegra que pueda ir al teatro como lo deseaba...

Sentí como una fría punzada atravesar mi corazón al ver su radiante sonrisa y sus ojos que se iluminaban al mirar a mi amo, ciertamente era yo quien había estado de más allí entre ellos.

<<Con dolor en mi alma cedía mi lugar si eso hacía felices a ambos, yo solo me haría a un lado aunque me quedará en la más absoluta soledad, el podía reemplazarme cuando quisiera y yo no podía hacer lo mismo
¿O si? >>