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<<¿Qué clase de amor puede sentir un corazón lastimado? ¿Qué podía ofrecerle yo? Cuando yo mismo no me amaba al tirar mi orgullo por los suelos>>

Me sentía desesperado al sentir como  me besaba, amaba tanto esos labios cálidos que se rozaban con firmeza en los míos regalándome un beso, tal vez el último beso que nos daríamos en mucho tiempo porque no iba a aceptar las condiciones que el imponía, ser su sumiso amante que resignado aceptaría el amor que el pretendiera darme cuando quisiera, no iba a convertirme cual perro hambriento rogando por migajas de una deliciosa comida que no era mía.

Era una triste despedida que parecía dolerme más a mi que a él, mientras nos besabamos me debatía en mi propio dilema al no saber si debía profundizar ese beso y llevarlo al límite de nuestros instintos más bajos, entregarnos al placer como un adiós o solo levantarme de la cama y dejarlo con las ansias de esa entrega que el anhelaba.

Si hacíamos el amor para mi era una especie de despedida intuía que para Ciel era una forma de confirmar nuestra extraña relación donde el llevaría el control sobre ella.

A los pocos minutos me había decidido, ya que entre gemidos lo hacía mío embistiéndolo con fuerza podía notar cuanto le gustaba la intensidad en que lo hacía, entre murmullos podía escuchar su ronca voz llamarme, pidiendo más hasta alcanzar el éxtasis. Rasgaba su interior con tal fuerza que en su disfrute no se daba cuenta de lo que yo sufría al tenerlo de esa forma, mi ser clamaba más de él pero a la vez sentía despojarme de su embriagadora presencia.

Sentía su cuerpo aferrándose al mío en un candente vaivén de caderas mientras lo llenaba de mi esencia, el salpicaba la suya en mis partes bajas en medio del estremecer de ese orgasmo que nos consumía por completo, cerraba los ojos al sentir como vibraba mi ser ante el placer que alcanzábamos juntos por última vez, ¡Como extrañaría esto! pensaba. Sin darme cuenta sentí que el había estado mirándome fijamente notando como unas frías lágrimas rodaban por su mejillas.

—¿Te lastimé?

Le cuestioné aún embistiéndolo de forma más lenta mientras esperaba su respuesta, rogaba porque no se pusiera sentimental ya que me haría dudar en mi decisión.

—No soy idiota... Te conozco muy bien y sé que no volveremos estar así tal vez en días, semanas o meses... ¿No?

Yo no quise responder a su pregunta pero creo que mi silencio confirmaba su sospecha, y Ciel en el fondo sabía que era lo mejor si no quería seguir lastimándome... Si supuestamente me amaba o cuando lo hizo en su momento tendría que pensar un poco en mi al menos.

—Tal vez flaqueé en mi decisión y necesite de ti cuando menos lo piense, colándome en tu habitación, robándote un beso en mi despacho o cuando me tiente las ganas de pedirte que me abraces al sentirme solo... Te pido que me detengas al hacerlo, que me ignores cuando esté vulnerable y te extrañe...  Tu eres más fuerte que yo... ¿Lo harás?

¿Más fuerte? Me cuestionaba internamente a mi mismo al escucharle decir aquello, notaba la desesperación en esos bellos ojos que me enamoraron no podía evitar conmoverme, su confusión era evidente.

<<Yo no era más fuerte, al enamorarme me  había debilitado patéticamente y parecía que el no lo entendía todavía>>

Tal vez yo le arrebaté lo poco de normal que podía haber en su vida, dejándolo totalmente vulnerable desde muy corta edad, no quería culparlo por mi pesar actual porque quizás yo mismo lo había provocado, suspiré resignado dudaba en aceptar sus condiciones aunque no las entendía bien...

<<¿Si me amaba por que no luchaba por permanecer a mi lado? En su confusión me perdía y tal vez cuando hallara lucidez en lo que quería yo esperándolo no estaría>>

En silencio lo abrazaba como confirmando sus condiciones estaba decidido que estaríamos separados por un tiempo, al tenerlo cerca solo pensaba en los días deprimentes que se me vendrían pero si era por regalarle algo de "normalidad" a su vida, estaba dispuesto a sacrificarme por su aparente felicidad.

~Si, mi querido Señor...~

Eran mis últimas palabras a su casi orden, levantándome de la cama lo dejaba solo no sin poder evitar el sentir que algo dentro de mi se rompía y me invadiera una profunda tristeza.