XX
<<Dependemos uno del otro a tal punto que nos olvidamos de nosotros mismos... Este amor egoísta parece no tener principio ni un final, aun así nos esforzábamos en mantenerlo vivo en nuestros solitarios corazones porque era lo que daba sentido a nuestro vivir>>
Sentíamos nuestros cuerpos estremecer de placer en esa fría tarde, no pude evitar caer en sus redes de nuevo, me era tentadora esa expresión de sumisión que muestra dejando a un lado el estúpido orgullo y soberbia que lo caracteriza. Mostrándome ese lado que nadie conocía, el de un niño indefenso que necesitaba amor... Algo que solo yo puedo darle, me excita demasiado tenerlo de esta forma, el sentir que poseo el control de sus emociones y de todo su ser.
Creo que el lo sabe y lo hace a propósito, mostrando esos gestos de niño inocente mientras entre gemidos me susurra cuanto me necesita, que no lo deje... Que me ama...
<<Mi debilidad es y será siempre el, mi dulce tentación, el dueño de mi ser>>
Desnudos y agitados terminamos nuestra improvisada sesión de amor, a veces pareciera que todo lo queremos resolver con un delicioso coito que satisface a ambos, no niego que me encanta estar con él de esta forma, si lo negara sería más mentiroso que mi adorado amante quien no deja de besarme y me incita a seguir. Amo poseerlo o que el me haga suyo, es igual para mi si podemos estar juntos.
<<Insaciable como siempre... apasionado como nunca... Lo arrastro al delirio mientras poseo su sensible cuerpo que estalla de placer con cada entrega>>
Este es el hombre que amo, el niño que creció entre mis brazos y perversamente entre mis piernas, a veces siento que no puedo culparlo por las actitudes que muestra porque prácticamente terminó de criarse conmigo, con un vil demonio.
<<Si yo aprendí a sentir como un humano entonces... ¿El aprendió a ser como un demonio? Si es así ambos aprendimos bien...>>
Por las cortinas de la ventana parecía que la luz del día se desvanecía dando paso a la noche, exhaustos de tanto placer compartido hacíamos el esfuerzo por levantarnos, mi joven amo aún se estremecía podía percibir su frágil cuerpo vibrar al tenerlo abrazado.
-Espero ansioso el fin de semana para estar asi contigo todo el día...
Me susurraba mientras yo algo sorprendido acariciaba cariñoso su cabeza que reposaba en mi pecho, que se movía sutilmente agitado por la respiración que el me quitaba.
-¿Todavía iremos de viaje...?
-Claro... Yo no he cancelado nuestra cita.
Me respondía volteando a verme mientras en sus labios una sonrisa coqueta se perfilaba, me satisfacía que me pusiera de prioridad en su vida dejando a un lado a su caprichosa esposa pero internamente me cuestionaba ¿Cuánto duraría esta buena racha? Porque a veces nuestra relación se basaba en la vacilante vida emocional de mi amo, momentos que me hacia su prioridad y en otras me hacia sentir que era un estorbo.
Ya era tarde así que decidimos asearnos y marchar a la mansión, al "dulce hogar" donde mis ilusiones parecían colapsarse, no me hacia muy feliz el regresar estando lejos me sentía mejor, creo que a ninguno nos agradaba la idea pero estábamos obligados a volver.
Hasta llegar a ese anhelado fin de semana no ocurrió algún suceso relevante, al parecer las "aguas " estaban tranquilas en nuestro inusual río de amor, la situación había mejorado por la pequeña y necesaria humillación de su parte aquella tarde cuando me rogó que no lo dejara.
Animado arreglaba sus cosas para el viaje del día siguiente, estando a solas en su habitación no esperaba ver a nadie por ahora, cuando de repente su esposa entraba mirando lo que hacía, noté una mueca de disgusto en su rostro.
-¿No te sientes culpable por lo qué haces?
Me cuestionaba con la mirada llorosa mientras se acariciaba el vientre, al no entender lo que quiso decir con su interrogante me quedé callado. ¿Acaso había descubierto lo nuestro?
<<Si había llegado el momento de pelear por lo que era mío, lo haría... Nadie podía reprocharme el hecho de amarlo, ni siquiera ella aunque fuera su esposa no me haría sentir culpable>>
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