Capítulo 19
♦ Christopher ♦
–De no ser porque me avisaron, esta foto ahora mismo estaría dando la vuelta al mundo. La iban a filtrar y para evitarlo tuve que pagar el doble de lo que ganan al mes juntos.
Me río, porque este papel de héroe no le queda bien. Puede hacer producciones de ensueño y grupos exitosos, pero no va a venir a pretender manipularme.
–¿Cómo...? –empezó Dulce aún medio aturdida.
Supuse que quería preguntar cómo es que le había llegado la foto, pero todo se quedó a medias cuando me alcanzó un par de fotos más.
–En el estacionamiento del hotel, en la cafetería, en tu camioneta el otro día... –enumeró él, mientras iba pasando las fotos–. No tienen una idea de todo lo que tuve que hacer para que no se filtren.
–Ya, déjalo. Si tanto has gastado te lo pago y listo, pero no quieras parecer el héroe que a mí me importa muy poco que se filtre esto.
–Cómo se nota que recién estás empezando a vivir en el medio –se ríe–. Si pagué para que no se filtrara nada fue por ustedes, por la buena relación con sus compañeros y por su paz mental. Si la prensa se entera los va a bombardear con preguntas, con especulaciones y..., ¿quieres volver a vivir lo que viviste con Poncho, Dulce? ¿Qué los periodistas te acosen? ¿Qué creen todas las semanas un nuevo rumor? ¿quieres que tu relación eclipse a tu carrera?
Se va a la segura, porque a mí no me va a convencer. Yo no le voy a llenar de adulaciones ni me voy a sentir culpable, ni voy a caer en sus chantajes. Pero ella sí. Me mira un rato antes de volver la vista hacia pedro, no dice nada, y ese parece ser un buen indicador para que siga jugando con sus emociones, sus sueños y esa poca estabilidad que me ha dejado evidenciada en la carta.
–me duele que me lo hallan ocultado, pero me da mucho gusto que estén juntos, pese a mis advertencias de que esto daña al grupo, claro. Sin embargo, todavía eso tiene solución, lo que no va a tener solución, Dulce, es el lío de prensa que vas a enfrentar. Ya no te van a reconocer por lo bonito que cantas ni por lo bien que actúas, si no por ser novia de tu pareja de novela. No te van a preguntar quienes eran tus ídolos de niña, si no cómo es que empezaron a salir, que es lo que más te gusta de él y...
Miro a Dulce con la esperanza de que ignore todo tal como lo estoy haciendo yo, no obstante, algo parece romperse en mi pecho cuando suspira y me lanza una mirada de disculpa.
–Sabes que uno de mis sueños es crecer como artista, seguir dándole éxito al grupo y un día convertirme en solista. Pero estoy enamorada –medio sonrío con su confesión–, pro tengo miedo a que no funcione, a lastimar al grupo, a opacar a mis compañeros y como tu dices, a que toda mi carrera se base en lo que hacemos o no. No quiero que por esto televisa tenga problemas.
Y lo que no tenía que pasar, pasa. Pedro sonríe, ella suspira, yo aprieto mis manos en puños y los escondo bajo la mesa.
–¿Qué me recomiendas?
–Por el momento, que lo oculten. Así mantienen a salvo su privacidad, no afectan al grupo y no se eclipsan ustedes. Yo me comprometo a cuidar esto, solo un tiempo. Ya cuando sus relaciones anteriores parezcan lejanas, poncho y Anahí comiencen nuevas relaciones y el grupo esté más consolidado hacemos público lo de ustedes.
"hacemos", suena a mucha gente. Quiero reclamárselo, no obstante, me callo, y lo hago porque Dulce vuelve a suspirar.
No dice nada, pero Pedro sabe que le está dando la razón.
–¿Por qué no dices que a la empresa no le conviene porque no quiere que nuestro noviazgo le quite protagonismo al grupo?
–Chris, ya dije que eso todavía se puede manejar, lo que no quiero es que ustedes...
–¿Por qué no aceptas que, así como estamos facturan más? –me lanza una mirada de odio, pero igual sigo–. Sí, que les conviene que seamos solo un rumor porque así la gente de fuera habla más del grupo, así ven nuestros videos, compran discos, revistas, ven entrevistas y vuelven a verse la novela una y otra vez con la esperanza de encontrar algo.
–¿Qué estás diciendo?
–¡que si nosotros gritamos que estamos juntos los rumores se acaban, y la popularidad baja! Lo que vende, aparte de las canciones y la novela, es el interés de la gente por saber si estamos juntos o no.
–Está en juego su futuro profesional.
–¡Me vale una mierda el futuro profesional! Porque no todo es como lo pintas. La gente puede saber lo nuestro y no por eso nos vamos a exponer y a monetizar con nuestra relación, sabemos lo que valemos, no somos como tú, que de todo quieres hacer negocio. ¿Qué me dices de lucero y Mijares? Hablan de ella por como actúa y de él por cómo canta y en las entrevistas no siempre les preguntan por su relación.
–Tú no sabes nada de la vida, recién estás empezando a vivir y entiendo, como todo joven cree tener la razón. Pero no es así, Dulce, yo te estimo mucho y no quiero que arruines tu futuro por esto, que ni siquiera sabes si va a durar.
Por mi mente pasa nuestra última pelea, la letra que me dio a leer, el intercambio de palabras en el avión. Está insegura, tiene miedo y con toda la razón del mundo talvez, soy consciente de que me ama tanto, que a veces le da miedo no ser suficiente, teme a perderme.
Está llorando, y por un momento no sé si lo hace por miedo a defraudarme, o porque está cansada de todo esto.
Se aferra fuerte a mi camisa cuando corro a estrecharla entre mis brazos, y sentir como es que las gotas de sus lágrimas traspasan la tela hasta llegar a mi piel, entiendo algo. No la puedo forzar a ventilar lo nuestro.
No, cuando sé que muy aparte del miedo a lastimar al grupo y opacar a nuestros compañeros, existe el miedo de perderme a mí.
No cuando sé que tiene una mala experiencia con esto y que necesita que le de la confianza y el tiempo suficiente. Así que decido cumplirle, porque pase lo que pase, siempre estaría ahí para ella.
–Pierde cuidado, no vamos a decir nada. No por el momento –le digo a pedro antes de levantarme.
Después de secarse las lágrimas, Dulce le pide permiso a pedro para utilizar el baño del que sale como si no hubiese pasado nada. Pese a no usar mucho maquillaje a diario, hoy se excede, se aplica un labial muy intenso, como si quisiera desviar la atención de la gente hacia sus labios. Como si quisiera que nadie se enfoque en sus ojos. Bastante contrariado por su actitud, salgo tras ella sin siquiera despedirme; juntos subimos al ascensor, pero no hablamos.
El quinto piso del estacionamiento de televisa está relativamente vacío. Hay una cantidad considerable de autos aparcados, no obstante, no hay rastro de personas por ningún lado. Dulce observa a todos lados un par de segundos antes de mirarme dubitativa. Tiene su coche a un par de pasos de nosotros, sin embargo, se debate entre quedarse conmigo o subir.
–ya vienen por mí, si es lo que te preocupa.
Pese a escucharme y asentir, no se mueve. Con los brazos en la cintura, comienza a balancearse de un lado a otro.
–¿Por qué aceptaste ocultarlo?
–ya conozco tus razones para querer hacerlo, y aunque con muchas no esté de acuerdo, ya he entendido otras. No quiero presionarte, quiero que estés cómoda, que disfrutes esto y que no hagas las cosas por compromiso.
–En la carta...
–Ya te lo he dicho, no voy a irme, nunca. Pase lo que pase, siempre estaré aquí para ti.
–Entiendo que quieras tener una relación normal, salir a pasear y que la prensa te haga fotos..., y conmigo no vas a tenerlo por el momento. ¿Y si te cansas de esperar?
–Lo que siento por ti va más allá de gritarlo a los cuatro vientos. Y yo tampoco quiero que lo nuestro se base en mostrarnos como pareja ante el mundo, hay cosas más importantes sin duda.
–Pero...
–Vamos a ocultarlo hasta que estés lista –me acerco un poco para acunar su rostro entre mis manos–. No lo hago ni por Pedro, ni por el grupo, ni por los intereses de la empresa; lo estoy haciendo por ti, porque te quiero, y porque si te sientes más segura con lo nuestro a escondidas, así va a ser.
–Creo que esto nos va a pasar factura luego.
–¿ocultarlo?
–No solo eso, absolutamente todo. ya no estoy segura de nada.
–Supuse que pedro había logrado convencerte –soné más frío de lo que pretendía.
–como él dice, puede que beneficie a mi carrera, pero lo que dijiste después. Hay famosos que saben manejar muy bien su relación y sus carreras profesionales, pero nosotros... no sé.
En ese momento una parte de mí, esa impulsiva y arrebatada, quiso reclamarle, preguntarle porqué es que seguíamos juntos si no ponía las manos al fuego por la relación. No obstante, el recuerdo lejano de su carta me frenó.
«Te daría todo si el miedo no insistiera en que te vas a ir».
Y no bastaba con decirle que no me iría, tendría que demostrárselo.
–Si nos lo proponemos, vamos a poder. Pero ya te dije, cuando estés segura.
Me miró un par de minutos en silencio, como si hubiese recordado algo o se hubiese dando cuenta de algo.
–Aunque... –empezó, con una expresión de pánico–. Pedro ha visto las fotos, Poncho y Ani ya lo saben, Christian y Maite sospechan... todo el mundo sospecha –suspira–, en televisa cuchichean, nos hacen preguntas con doble sentido en las entrevistas porque no lo estamos disimulando bien.
–¿Y qué importa que sospechen?
–Hay gente que dice que le estamos haciendo daño a poncho y Anahí, y creo que indirectamente estamos dañando la imagen del grupo desde ya.
–No te estoy entendiendo –me alejo un poquito–. Primero quieres ocultarlo, ahora me dices que la gente ya sospecha, no quieres dañar la imagen del grupo y luego dices que ya lo estamos haciendo.
–Yo tampoco entiendo esto. La gente ya habla, hay malas lenguas y en todas las entrevistas, por si no te has dado cuenta, siempre intentan sacarnos información. No quiero ser culpable de que en un futuro RBD salga afectado.
–¿Y cuál es la solución? ¿dejarlo aquí?
–No quise decir eso...
–Entonces explícate mejor, porque no te entiendo. Si hacemos público esto, opacamos al grupo. Ocultándolo, le damos pie a la gente para que cuchichee y para que en las entrevistas nos hagan preguntas desenfocadas que ya están dañando al grupo. No veo otra opción, solo terminar. Así no dañamos a nadie ni hacemos el intento de hacerlo, ¿no?
–Yo no quiero que terminemos.
–¿Entonces? Por más que intento, no logro entender tu punto.
–Solo quiero que seamos conscientes de las consecuencias de esto. ocultándolo, ventilándolo, terminando, nos estamos arriesgando mucho.
–y no quieres hacerlo.
–Yo no estoy diciendo eso –quiero hablar, pero me frena–. Te quiero, y a pasos chiquitos talvez, pero quiero intentar darte todo lo que pueda..., quiero arriesgar, pero también quiero que conozcamos las consecuencias de.
–muñeca, la única consecuencia que veo ahora mismo es que cada día me enamoro más de ti. y lo único que tengo claro ahora mismo es que yo también quiero arriesgar.
–¿entonces?
–Entonces, vamos a ocultarlo por un tiempo, y vas a prometerme que antes que el grupo, que la imagen de televisa y que Pedro, vas a estar tú, nosotros.
Me sonríe, y la beso. Porque no sé que más decirle, porque hace una semana no lo hago, porque la quiero y es lo único que importa.
Era un beso de reconciliación, uno que buscaba dejarle claro que siempre iba a estar ahí, que la entendía y estaba dispuesto a hacer todo para que enfrente sus miedos. El primer paso había sido precisamente ese, acceder a ocultarlo; el segundo, un poco más de su parte, arriesgar sabiendo que puede perderlo todo.
Mi chofer llegó justo en ese momento, se estacionó justo delante del auto de Dulce y tocó el claxon, medio en forma de saludo y advertencia.
–¿Hacemos algo esta noche? –le pregunté.
–Se me antojó lasaña.
–Vale, entonces la preparamos más tarde. paso por ti a las 6:00.
–Está bien. Te amo –sonreí con lo último y ella desbloqueó los seguros de su auto.
Esperé a que se subiera al auto para hacerlo yo también. Cuando ya estuve con el cinturón y el asiento medio recostado, empecé a mirar por el espejo retrovisor. Le sonreí y le guiñé el ojo, sin saber que, desde algún lugar escondido, lo habían visto todo.
Desde nuestra conversación medio distorsionada, el beso y nuestra despedida.
Le marqué justo cuando comenzó a retroceder para salir, porque necesitaba decirle que manejara a casa con cuidado, y que cuando llegara me avisara. Hablé con ella, sin saber que mañana esto se contaría en televisión.
Alguien nos había visto besándonos, y sería la noticia que se difundiría por los días siguientes.
Dulce y Christopher se habían besado en el quinto piso del estacionamiento de televisa luego de una plática intensa.
Hay muchas cosas que no sabes ni dimensionas en momentos especiales, ella y yo no habíamos pensado en que alguien nos estaba viendo desde lo más recóndito.
Y tal como se predecía, a los pocos días dimos una entrevista en ese programa, la oreja. La supuesta noticia de letras satánicas en nuestros conciertos estaba dando la vuelta al mundo y teníamos que aclararlo, lamentablemente, eso se vio eclipsado por ese beso en el estacionamiento.
Y ese día, en esa entrevista, y por ese pequeño gesto de cariño, comenzamos a entender muchas cosas.
Fue la primera vez que vi a mis compañeros incómodos, sin saber que decir y cómo cambiar de tema.
Fue la primera vez que todas las cámaras nos enfocaron a nosotros por un par de minutos que se hicieron eternos.
Fue la primera noticia que sacudió a RBD.
Y no me importó.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro