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Prólogo

Sirenas de ambulancia sonaban por las calles de la ciudad, junto a helicópteros y gritos desesperados de diferentes ciudadanos.

Un nuevo ataque de Eggman se cernía sobre Central City, una de las ciudades más importantes de todo Mobius.

Un reconocido erizo azul salva a dos chicas de ser aplastadas por un gigante robot atravesándolo a grandes velocidades, haciendo un spin dash.

—Nenas, ponerse a salvo, que la situación está que arde. —Se incorpora con su carismática sonrisa que robaba suspiros entre sus fans.

Y literalmente era así: edificios ardían y coches también, incluso servían de munición para lanzar por parte de las máquinas para crear más caos y destrucción.

—¡Te necesitamos, azulón, luego sacas tus habilidades de rompecorazones! —gritó su amiga la murciélago desde los cielos.

—Voy, Rouge. —Se gira a las jóvenes y hace una breve reverencia— Señoritas, el deber me llama. Cuidense; su hermosura no debe ser dañada; sería un gran atentado contra el arte. —Guiña el ojo y sale a correr. Las jóvenes se ríen como adolescentes enamoradas, que lo eran, a la vez que lo veían volver a la acción.

Esto era lo que adoraba y acostumbraba hacer: vivir aventuras. Y si involucraban ser un héroe salvando el mundo para instaurar de nuevo la paz en su querido planeta, desbaratando los planes de Eggman, mejor que mejor.

Claro, si todo marchaba bien.

—¡Sonic! —vociferó una voz familiar. El erizo se tornó hacia el sonido y admiró cómo el robot donde estaba el científico metido levantaba a Amy del suelo, mientras ella, inútilmente, intentaba liberarse.

—¡Amy! —gritó. El doctor empezó a reír mientras el cobalto apretó los puños.

—Es como quitarle un caramelo a un niño... —Puso sus manos detrás de su nuca a la vez que veía cómo la rosada se removía en el puño del robot.

—¡Suéltame, maldito, o lo lamentarás!

—Uy... qué miedo ¿Me vas a dar con el martillo? —replicó burlón— ¿Cómo quieres que te tome enserio después de todos estos años secuestrándote? ¡Es como si me lo pidieras de lo fácil que es! —La joven gruñó en respuesta.

—¡Te vas a enterar!

—Y ahora vendrá la rata azul a por ti, como siempre.

Las predicciones de Eggman se hicieron realidad. Sonic saltó hacia el brazo de la máquina, intentando romperlo, pero no pudo; rebotó contra él.

—¿Eh? —dijo en el aire. Aterrizó en la muñeca de este, examinándolo— Pero ¿Qué...

—No te lo esperabas ¿Eh? Después de todas esas veces donde enseguida lo rompías todo, arruinando mis creaciones que tanto me habían costado construir... —Apretó los puños con rabia— Pero eso se acabó con este nuevo material. A ver cómo salvas a tu novia ahora.

—¡Ella no es mi novia! —gritó alterado mientras intentaba abrir la mano del robot. A la eriza le hizo cierta ilusión que el científico se refiriera a ellos como una pareja. Pero la reacción de Sonic hizo que sus esperanzas se esfumaran de manera veloz.

—Porque ya te gustaría que lo fuera. —El erizo lo miró con el ceño fruncido mientras tironeaba de su amiga.

—¡Au, au, auuu! —Se separa de ella al ver que la estaba dañando— Es inútil. Tiene que haber alguna forma... —Sus ojos se iluminaron. Dió un grito ahogado cuando tuvo una idea. La joven invoca su Piko Piko Hammer— ¡Agarrate, Sonic!

—¡Amy, espera...

La rosada golpeó el robot, creando ondas de energía, causando que Sonic cayese al vacío.

—¡Sonic! —gritó la rosada intentando alcanzarlo con su mano.

Menos mal que Tails con su biplano, Tornado, estuvo rápido.

—¿Necesitas ayuda? —preguntó el zorro.

—Más que nunca. Hay que liberar a Amy, pero no sé cómo... —mira con los ojos entrecerrados a su compañera intentando liberarse. Nada; no se le ocurre nada. Se aprieta ligeramente la cabeza— ¡Venga, piensa!

—Tengo un poco de aceite ¿Eso podría servir? —Al erizo se le iluminó la cara cuando escuchó lo que dijo el vulpino.

—¡Sí, Tails! ¡Eres un genio! —Chocaron los puños y le tendió la garrafa de óleo antes de que Tails maniobrase para ir hacia la máquina. 

El inventor se disponía a acercar de nuevo a su compañero al robot, cuando este fue disparado.

—¡Ahg! —Se quejó mientras intentaba estabilizar el vehículo mientras un pitido incesante salía del control de mandos— ¡Sonic, te voy a acercar todo lo que pueda! ¡Vas a tener que saltar!

—¿Y tú? ¡Esto se va a caer! —responde preocupado por su amigo.

—No te preocupes por mí —añade con una pequeña sonrisa. Se quedan a pocos metros del androide —¡Ya!

El erizo toma impulso y salta donde su amiga. Casi no llega de no ser porque su amiga le agarró la mano y lo ayudó a subir.

Por otro lado. Tails saltó del avión, con un paracaídas, antes de estrellarse.

Un grupo de máquinas lo esperaban abajo para acabar con él. El zorro se agarró a una farola y tiró una granada que destrozó al grupo en menos de treinta segundos. Bajó de donde estaba y un grupo de máquinas se acercó a él.

—Si queréis pelea, pelea tendréis. —Activó un botón que dió rienda suelta a un montón de mini robots que inutilizaron a sus enemigos.

Él sonríe satisfecho hasta que escuchó un grito femenino de una zorra amarilla, siendo acorralada por androides gigantes. Miles no se lo pensó dos veces y fue a su rescate, ahuyentando a los robots con el viento creado por sus colas. Extendió la mano a la joven, que lo miraba asombrada.

—¿Estás bien? ¿Te has hecho algo?

—N...No...

—Perfecto. Entonces, ven conmigo. —Lo mira dudosa. Intentó acercarse a ella pero esta se alejó— No voy a hacerte daño. —La joven seguía sin cambiar su cara —Hmm... ¿Cómo te convenzo? —Se dijo a sí mismo. Se le iluminaron los ojos al tener una idea para intentar convencerla— Me llamo Miles ¿Y tú? —sonrió de manera amable. La chica lo miraba embelesada.

«Qué sonrisa tan bonita»

—Zooey...

—Bien, Zooey: este lugar es peligroso para ti. Te llevaré a un lugar seguro. —Ella asiente mientras se incorpora— Agárrate. —La joven se pegó a él y Tails emprendió el vuelo.

—Mi héroe... —dijo mientras lo abrazaba, causando el sonrojo del contrario. Aunque eso hizo que la agarrara más fuerte.

Si volvemos con Sonic, este había echado una generosa cantidad de aceite en el puño del robot. Amy miraba a su alrededor asqueada.

—No te quejes; es lo mejor que se me ha podido ocurrir ¿O es que prefieres ser aniquilada? —La joven hace una mueca de desagrado, sacando la lengua y Sonic se choca la palma contra la frente. El erizo tironeó de ella y logró sacarla, aunque con demasiada fuerza, porque casi se caen ambos. Cuando se incorporaron, Amy abrazó fuertemente a Sonic.

—¡Oh, mi héroe! —dijo ilusionada. El joven intentaba deshacerse de ella apartándola, sin éxito. Era una situación bastante cómica y por eso el villano, aunque no le hizo gracia que la eriza estuviera nuevamente libre, se echó a reír, haciendo que Sonic se incomodara aún más.

—¡Ay, Amy! ¡Basta! —La empuja de forma brusca, haciendo que ella se quedara en el sitio, asimilando lo que acababa de pasar con una cara entre sorpresa y decepción.

Aunque esto no era nuevo para ella; ya estaba acostumbrada. Pero, pese a que lo estuviera, ya tenía otra mentalidad; tenía dieciocho años, ya no era una niña y empezaba a ver cómo su amigo la trataba.

«¿Merece la pena todo esto?», se preguntaba.

Sonic se gira hacia Eggman con una pícara sonrisa.

—Cuenta los minutos Eggman, porque esta pieza va a desaparecer en cero coma dos.

—Y yo que lo vea. —Pulsó un botón que movió el brazo donde estaban los erizos de un bandazo, mandándolos a volar. Dió un suspiro mientras se acomodaba en su asiento— Paz y tranquilidad. Bueno ¿Por dónde íbamos? ¡Ah! el ayuntamiento. —Su robot se puso en marcha hacia el edificio.

Sonic aterrizó de pie dando un derrape y atrapó a Amy en su brazos con gracia. Esta lo miró con ojos brillantes y una sutil sonrisa tonta. Después se bajó y miró hacia donde se fue Eggman.

—Hmm... —Puso su mano en su mentón, pensativa— Podemos atajar por la avenida...

—Pero hay que encontrar la forma de aniquilar al robot —añade Sonic a su idea.

—Tiene que haber un botón de eyección o algo parecido en alguna parte. Si tan solo... —A la joven se le encendió la bombilla— ¡Tails! —Miró a todos lados sin encontrarlo— ¿Dónde está?

—Espero que bien... —dijo preocupado.

Amy dió un grito ahogado al ver lo que buscaba y corrió hacia uno de los robots inteligentes de Tails, que eran de pequeño tamaño.

—¡Ey, amiguito! Vamos a necesitar tu ayuda ¿Vienes con nosotros?—La máquina dió sonidos de aprobación y ella volvió sonriente con su amigo— Vayamos al ayuntamiento; tengo un plan.

Eggman destruía todo lo que había a su paso. Ya daba la batalla por ganada. Tarareaba una canción cuando divisó de nuevo a la rosada yendo a por él. La agarró de nuevo de un bandazo ala vez que ella soltaba un chillido por la sorpresa y la elevó donde él se encontraba.

—¿Es que acaso no aprendes? El amor te tiene cegada, chica. Ese erizo no merece lo que haces por él.

—¡Cállate! —dijo con fingida irritación. Soltó el robot que viajó hasta el interior del androide y este formateó por completo el sistema, haciendo que fallase su normal funcionamiento.

—Pero ¿Qué...

Sonic aprovechó la oportunidad y destruyó el robot en pocos segundos, creando una mini explosión en la cabina, exponiendo a un Eggman chamuscado.

—Cero coma dos. —Se acerca a él. Pero lo que el erizo no predijo fue que el brazo del robot se desencajara de su sitio, cayendo así con la eriza aún en él— ¡AMY!

Todo se veía en cámara lenta. La joven alzó su brazo con estupor, intentando agarrarse a algo inexistente, mientras se alejaba cada vez más de la altura original a la que estaba. El erizo saltó hacia su amiga pero llegó tarde, la joven fue aplastada por el brazo; sufrió una dura caída.

Sonic cayó cerca de los escombros. Tosía por el polvo mientras buscaba a su amiga— Amy, Amy, Amy... ¡AMY! —La encontró inconsciente, con el brazo hinchado, parece que se lo había roto y sus piernas estaban aprisionadas por un gran trozo de metal. Se arrodilló ante ella. Se encontraba angustiado, parecía que ella había sufrido una contusión en la cabeza.

Hizo acopio de sus fuerzas para quitar de encima los escombros metálicos de las piernas de ella, parecía que estaban bien. Arrulló a su amiga entre sus brazos. Amy tenía la respiración entrecortada. Apartó su pelo de la cara, se veía unas lágrimas secas en sus mofletes y varios rasguños por su cara. A Sonic se le formó un nudo en la garganta.

¿Por qué no predijo eso? ¿Por qué sabiendo que ella seguía atrapada destrozó el robot? ¿No que era un héroe y tenía que salvar a todos? Y sobre todo a Amy, su Amy. Mira cómo está y todo por su culpa. ¿Era entonces buena idea que la gente estuviera a su alrededor, si al final resultan dañados por sus deslices?

Porque ya pasó en aventuras anteriores con secuestros o en situaciones al borde de la muerte, donde las sufrían sus amigos.

Ni notó siquiera cuando los oficiales esposaron al científico.

—¡Este no es el fin, Sonic the Hedgehog, notarás la ira del doctor Ivo Robotnik en cuanto menos te lo esperes! —gritaba mientras lo metían al coche de policía. Iba planeando su próximo ataque, abrió sus ojos cuando se le ocurrió una brillante idea mirando unos archivos que estaban al lado suyo sobre un caso de armas biológicas.

Oh, Eggman, cuando quieres puedes ser un verdadero genio.

La ambulancia no tardó en llegar. Se llevaron a Amy y él no pudo acompañarla porque no se sentía bien; se creía culpable de lo que había pasado.

Esa noche casi no durmió pensando en todo lo que había pasado desde que formaba parte de la Resistencia hasta ese día. A la mañana siguiente anunció su retirada de ese grupo. A todos no les hacía gracia esa idea, pero tenían que respetar su decisión y apoyarlo como amigos suyos que eran.

Lo que no se esperaba era la llegada de Amy a su casa horas más tarde de haberlo hecho, con una banda en la cabeza y el brazo escayolado.

—¡¿Amy?! ¡¿Pero qué haces aquí?! ¡Deberías estar en el hospital! —soltó histérico.

—¡Eso no importa! ¿Cómo que te has ido del equipo?

—Tengo mis razones. —Se pone detrás de ella y hace que empiece a andar— Ahora, a la cama del hospital. —Ella frena en seco.

—No hasta que me digas el motivo. —Se gira hacia él y pone su brazo bueno en sus caderas, mirándolo con el ceño fruncido. El erizo suspira sonoramente; Amy lo estaba exasperando ¿Por qué no comprendía que era lo mejor para todos? Además, a él siempre le había gustado ir por libre sin seguir órdenes.

—Son cosas personales. Ahora vamos... —la eriza se interpuso en su camino.

—No te creo. —Se mordió el interior de su mejilla. Se estaba cansando.

—¿Qué quieres que te diga?

—La verdad.

—Pues esa es. —Y no le estaba mintiendo. La joven lo miró con los ojos entrecerrados; le estaba ocultando algo y ella descubriría el qué; la curiosidad la estaba matando.

—Sonic, si necesitas hablar... —replicó en un último intento. Él ya se hartó y la miró enfadado.

—¡Basta, Amy! ¡He dicho que no voy a decirlo! —la tomó bruscamente entre sus brazos y, corriendo, la llevó al hospital —¡Ey, vengan a por ella!

El grito llamó la atención de varios encargados, que fueron a ver lo que ocurría.

—¡Señora Rose! ¡¿Qué hace aquí?! ¡Debería estar en su habitación! —La tomó del brazo.

—¡Sonic! —Ella lo observa incrédula mientras se iba, forcejeando con los enfermeros.

Era una reacción muy infantil el no querer hablar las cosas.

Aunque su reacción al saber que él se iba de la Resistencia tampoco es que fuera la más acertada.

—¡Y no vuelvas a salir hasta que te den el alta! —salió veloz hasta su casa de nuevo y se encerró todo el día. No estaba de humor para ver a alguien. Amy vió entristecida como de nuevo huía de ella. Soltó un suspiro y se dejó llevar a su habitación correspondiente.

Esa fue la última vez que se vieron hasta unas semanas más tarde. Cuando Amy decidió reencontrarse con él al saber de los planes de Eggman y, con mucha perseverancia, hizo que volviera al equipo, ganándose más irritación de la parte de su amigo hacia ella.

«¿Estás bien, Amy? ¿Por qué tienes que ser tan obsesiva? ¡Qué pesada!»

Sin embargo, él seguía preocupándose por ella y cuidándola, pese a criticarla algunas veces. Porque así era ella y a él le gustaba así. Su relación era de esa manera y no parecía que eso iba a cambiar

Qué curioso ¿No?


-Amor

1. m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.

2. m. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.

3. m. Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo.

-Madurez

1. f. Condición o estado de maduro.

2. f. Período de la vida en que se ha alcanzado la plenitud vital y aún no se ha llegado a la vejez.

3. f. Buen juicio o prudencia, sensatez

-Decepción

1. f. Pesar causado por un desengaño.

2. f. engaño (‖ falta de verdad).

-Alejamiento

1. m. Acción y efecto de alejar o alejarse

-Reconciliación
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-Pareja
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