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19

La puerta del horno cerró con un certero golpe, asegurando el pollo dentro de la bandeja mientras empezaba a asarse. El bullicio en la casa de las conejas madre e hija era notorio y entendible: eran unas horas antes de nochebuena.

Todo el equipo de la Resistencia estaría allí, por lo que había que darse prisa en tener todo listo.

—¡Amy, baja a ayudar! —grita la coneja hija hacia las escaleras, algo estresada.

—¡Cream! —la regaña su madre— Amy está estudiando, no la interrumpas.

—Exámenes hay muchos y cenas de Navidad una vez al año —se justifica, encogiéndose de hombros. La coneja madre suspira en resignación y menea la cabeza. Cream había llegado a la adolescencia y estaba algo insoportable—. Necesitamos ayuda. Llama a tu novio o algo, yo que sé —dice, pasando un poco de lo que le había dicho su madre.

La progenitora suspira y sacude la cabeza. Ahora tiene que meter a Vector en esto sin venir a cuento. Cómo está la niña de adolescente...

Amy, enfrascada en su libro acerca de la historia de la moda y casi estando al borde de sufrir un cortocircuito en el cerebro, escucha cómo la llaman y suelta un sonoro suspiro.

—¡Vooooy! —grita para que se enteren desde abajo.

Arrastrando las piernas, aún en pijama, bajó las escaleras y recorrió con la mirada la transformación que había sufrido el salón de las conejas; parecía haber salido de una comedia romántica navideña mala. Se tuvo que frotar los ojos un poco por las estridentes luces encendidas del árbol. Vainilla y Cream siempre se excedían con las decoraciones festivas, pero ese era su encanto; siempre celebrando cuando había que celebrar, y a lo grande.

La coneja madre vio a Amy de pie, pareciendo un zombie por el colapso mental que había sufrido su cerebro. Vainilla suspira y menea la cabeza.

—Vete a ducharte, que hueles a oso sudado.

—Gracias por los ánimos —replica, dejando que su cansada mente la haga hablar con tono monótono. Con resignación, hace caso a la mujer mayor y va al baño a intentar parecer un ser viviente decente, mientras madre e hija siguen atareadas con dejar todo perfecto para la cena de esta noche.

—¡Knuckles! ¡¿Cuántas veces te he dicho que no comas como un perro hambriento?!

—¡Yo como de la forma que me dé la gana, mujer!

Oh, las bonitas discusiones en la cena de navidad. Un clásico.

¿Y qué hay más clásico que escuchar a una pareja de prometidos discutir, en especial a Knuckles y Rouge?

Había un abanico de reacciones ante la pareja: aburrimiento, sonrisas tensas y nerviosas o simplemente, naturalidad, porque el caos con esta banda estaba asegurado. Sonic miraba con recelo la mesa donde Cream, Tails, Charmy, Mighty, Ray y el Chao de Cream estaban comiendo, envidiando cómo no tenían que lidiar con las 'parejitas'. De mala gana, el cobalto se llevó a la boca trozos del pollo que Vainilla había preparado con tanto esmero.

«Al menos el pollo está bueno...», pensó, mientras masticaba la comida y veía a Blaze limpiando con delicadeza la boca de Silver, ya que el peliblanco no se había dado cuenta de que se había manchado mientras bebía y bebía más vino. Eso hizo que Sonic hiciera una mueca y soltase un bufido, rodando los ojos.

Amy estaba cabeceando en uno de los extremos de la mesa, con las ojeras tapadas por grandes cantidades de corrector, además de que los antidepresivos le dan sueño. Shadow contando hasta treinta para no explotar de la rabia contra los futuros marido y mujer... Y ya iba por cincuenta y seis. Omega vertiendo su copa por tener manos robóticas muy grandes. Espio aprovechando que la eriza estaba medio dormida para robarle comida del plato con su lengua...

¿Cómo esta gente ha podido salvar el mundo más de una vez?

Pero todo cesó al golpe en la mesa de Vector. Él, como buen novio, vio la cara de circunstancia de su nueva pareja y de cómo presionaba nerviosa los labios en una fina línea. Por eso, decidió intervenir.

—¡Ya está bien! ¡Estamos en Navidad, joder! —alzó la voz mientras se ponía de pie— Se supone que debemos estar agradecidos de que tengamos comida hecha con mimo en la mesa y de que estemos todos sanos y celebrar la vida por los que ya no están —Shadow, Tails y Amy no pudieron evitar bajar la cabeza y mirar hacia otro lado, pensativos—, por lo que vamos a intentar comportarnos por una vez y darle las gracias a Vainilla y a Cream por dejarnos a todos venir a su casa en Navidad todos los años sin pega alguna ¡O yo mismo lo echo de esta casa! —amenaza, calentando los músculos de su brazo derecho.

—No hace falta decir palabrotas ni amenazar... —dice la coneja mayor por lo bajini, sonrojada pero agradecida por valorar el esfuerzo que ella pone siempre en estas fechas. Vector se sonrojó también a la vez que se rascaba la nuca avergonzado al escuchar la dulce voz de su chica, con una sonrisa bobalicona, lo que hizo que Charmy y Espio rodasen los ojos y soltasen un quejido, asqueados.

De repente, la puerta principal se abrió, revelando a los Babylon Riders, a Tangle, Sticks y a los Deadly Six.

—Uuh... ¿Venimos en mal momento? —preguntó la lémur, respirando la tensión que había en el ambiente.

—¡El pollo ha sido puesto en una máquina calentadora! ¡Seguro que va a explotar! —dice Sticks, apuntando con una pistola láser al plato principal de la noche.

—¡Sticks, no!

Bang!

Tarde.

Más tarde, cuando el alcohol había subido de manera considerable a las cabezas de los demás y las pizzas habían llegado por cortesía de Sticks por arruinar la comida, Amy aprovechó para salirse al tejado para tener un momento a solas con su mente, junto con Shadow en ese gélida noche.

—Uuugh... Mezclar Champagne con paracetamol y citalopram no es buena idea... —admite, majaseándose las sienes mientras estaba sentada frente a la ventana de su cuarto, en las tejas.

Shadow simplemente meneó la cabeza con un bufido, rodando los ojos mientras se apoyaba en sus manos, echando la espalda hacia atrás.

—Es que a quién se le ocurre, Rose... ¿No te lo había dicho la terapeuta? —regañó el azabache, actuando como hermano mayor preocupado.

—¡Pensaba que sólo era una recomendación! —replica con un puchero. Shadow la miró con cara de '¿Enserio me estás diciendo esto?'

Pero el sonido de la puerta corrediza del jardín trasero los distrajo de su conversación.

Sonic se salió para hablar por teléfono con varios de sus amigos lejanos, sacando partido del descontrol de dentro de la casa, como Yacker, mandar felices fiestas a Sally, Khan, Chris y Helen...

¡Venga hermanito! ¿Enserio no nos puedes decir si te has acostado con Honey? —insistió cierto erizo verde.

Sonia y Manic tan insistentes como siempre. Sonic suspira sonoramente, meditando su respuesta.

—Sólo son rumores... —replica, intentando disipar su curiosidad sin dar muchos detalles— ¿Cómo os va a vosotros en el Tour?

¡No intentes cambiar de tema, Sonic Maurice the Hedgehog! —El cobalto gruñe al escuchar el horripilante segundo nombre que tenía saliendo de la boca de su hermana—. Hay fotos donde se os ve saliendo y entrando juntos al hotel por la noche y a la mañana siguiente ¡Está claro!

—Entonces si lo tienes claro ¿Por qué preguntas? —dice, hastiado. Demonios, esos dos eran peores que la prensa.

¡Porque mi hermanito tiene que tener la suficiente confianza conmigo para contarme esas cosas!

—¡Maldita sea, Sonia! ¡No ha pasado nada entre Honey y yo! ¡Íbamos con esa intención, pero estaba tan borracho que me quedé dormido en el momento en el que toqué la cama! —confesó el héroe, no aguantando más el tipo. Ambos hermanos soltaron un grito ahogado al escuchar eso.

¿¡Sigues siendo virgen!? —eso hizo que Sonic se sonrojase hasta las orejas y bajase la cabeza, avergonzado.

El veloz erizo soltó un suspiro y habló de nuevo—: Sí... Lo soy ¿Vale? No... He tenido tiempo. —Vaya excusa barata.

Aún no me explico por qué tú y Sally no...

—Porque estábamos ocupados intentando salvar el mundo y ese mono se metió de por medio. Fin —interrumpió, no queriendo hablar sobre sus intentos fallidos de mantener una relación amorosa. Ugh, ¿No pueden cambiar de tema?

¿Y Mina, Fiona y..?

Nada, tampoco. — Esto parecía un confesionario, pobrecito.

Aww... ¡Sigues siendo un niñito! —dijo su hermano de forma burlona mientras Sonia se reía flojito.

—¡Manic! —replica con un quejido abochornado, haciendo al dúo de erizos reír al otro lado de la línea.

Amy al escuchar la conversación, abrió los ojos con sorpresa. Sonic... Oh, Sonic.

Una pequeña sonrisa apareció en su rostro al ver lo avergonzado que estaba, dando golpecitos en el suelo con la punta del zapato mientras se rascaba la nariz. Era adorable. 

La rosada se abrazó las piernas mientras seguía viendo actuar a su héroe de forma nerviosa. Sus balbuceos intentando hacer que sus hermanos le dejasen en paz, cómo en el fondo, aunque se hiciera el chulo y el despreocupado, era simplemente un joven sensible con sus inseguridades y miedos.

¿Era normal sentir regocijo en el pecho al verle comportarse así? ¿Y que su corazón se removiera contento?

Shadow volvió a bufar y a rodar los ojos. No quería enterarse de la vida sexual del Faker.

Y menos todavía ver a Amy comportarse como si tuviera ocho años de nuevo, con esa sonrisa tonta en su cara, actuando como si ese necio presumido color tinta de bolígrafo que no le llegaba ni a la suela de los zapatos a él, la forma de vida definitiva-

¡Pst!

El erizo se dio la vuelta para encontrarse a Tails y a Knuckles, llamándolo para que se fuera sigilosamente de allí. El mayor, viendo lo que planeaban, negó con el ceño fruncido, molesto. Knuckles le apretó el puño como amenaza y Tails lo miró con súplica. Shadow volvió a mirar a Amy y después a ellos, diciendo con su cara que no quería que Rose sufriera por ese tonto. Knuckles se ablandó y Tails asintió, pero ambos lo miraban con una expresión comprensiva que le insistía que... Amy ya era madura para saber lo que quiere.

Con resignación, Shadow se levantó con un suspiro, yéndose de manera furtiva hacia la ventana para entrar de nuevo a la casa.

Tails cerró la cristalera cuando el azabache puso sus pies en el suelo. Él se giró al equidna y al zorro y los miró con seriedad.

—Si sale llorando es vuestra culpa —recrimina, cruzándose de brazos.

—Si es que llora de pena —dice una voz femenina, rodeando sus hombros con su brazo. Rouge le sonríe y tira de su mejilla en un gesto cariñoso, sabiendo lo sobreprotector que se había puesto con Amy desde que María había fallecido, haciendo que Shadow le gruñera y se separase rápido de ella, haciendo a la murciélago reír.

Sonic colgó la llamada, soltando un largo suspiro mientras se pasó una mano por la cara, agotado por la poca falta de vergüenza de sus hermanos. Ahora sí que se apiadaba de su madre por lidiar con ellos tres de niños.

—¿Tus hermanos otra vez? —Una voz proveniente de arriba lo sacó de sus pensamientos.

El erizo miró hacia arriba para encontrarse con Amy, sonriéndole de forma divertida y cariñosa. Sonic le devuelve el gesto con cansancio, estirando la espalda.

—Ya sabes cómo son; un fastidio cuando se lo proponen.

—Me recuerdan a alguien... —dice, sonriendo con complicidad. Sonic bufó de nuevo pero le sonrió, haciendo que Amy soltase una risilla y le sacase la lengua de forma burlona.

Sonic le dedicó una de sus sonrisas ladinas antes de pegar un salto y subirse al tejado, tumbándose al lado de su amiga, mirando al cielo.

Ambos se quedaron en silencio, disfrutando del brillo de las estrellas y de los sonidos de la noche, de esa atmósfera tranquila que siempre había en las primeras horas de la madrugada, cuando todos estaban dormidos u ocupados con pasarlo bien.

—¿Cómo es estar drogado?

Buena frase para romper el silencio.

Amy, al saber a lo que se refería, rodó los ojos y lo miró como Shadow la había mirado antes a ella.

—No estoy drogada, Sonic. Los antidepresivos no son adictivos.

—Pero la gente que los toma dicen que es como si estuvieran drogados o en modo zombie todo el rato —le replica. La eriza inclina su cabeza hacia el lado ligeramente, sorprendida de que él supiera eso. Sonic seguía mirando el cielo mientras hablaba, con las manos detrás de la cabeza—. Estuve de voluntario en un hospital con Sally. Pasamos por psiquiatría yendo hacia la zona infantil y pregunté sobre los antidepresivos.

Esa confesión hizo que el corazón de Amy diera un vuelco ¿Ha sido tan considerado de preguntar e informarse por lo que ella estaba tomando?

Era lo mínimo, pero eso muchas veces escasea en la sociedad... Y las chicas enamoradas y románticas ven lo mínimo indispensable como una hazaña.

—B-bueno... E-entonces sí; te hace sentir como si no tuvieras la misma intensidad en las emociones en comparación a antes de tomar medicación —admite la fémina de manera titubeante, con un color carmesí tiñendo sus mejillas. Sonic asiente, sin apartar la vista de las estrellas.

Silencio de nuevo, otra vez interrumpido por una nueva pregunta del cobalto.

—¿Por qué no le habías dicho a nadie que ibas a terapia? —Amy presionó los labios en una fina línea, apartando la mirada de él para volver a rodear sus piernas con sus brazos.

—Porque... Ya es suficientemente duro estar ya allí para ahora lidiar con las miradas de simpatía o de crítica de los demás —reconoce, jugando con el broche de sus zapatos de charol.

Sonic simplemente asiente, luciendo aún como si estuviera perdido en sus pensamientos.

—¿Sabes? Por una vez le he hecho caso a Vainilla; en el hospital me he puesto a pensar...—Al escuchar el comentario, Amy hizo el sonido de suprimir una carcajada. El erizo al darse cuente de como se había expresado, intentó corregirse— ¡Reflexionar, reflexionar! —su amiga ya sí empezó a reírse— ¡Maldita sea Amy, déjame ser serio! ¡Tú sabes que uso el cerebro! —Aunque él tampoco pudo reprimir una sonrisa por la tontería que acababa de decir y la contagiosa risa de Amy.

—¡Vale, vale! —dice, antes de inspirar aire para calmarse— ¿A qué conclusiones has llegado, Sonic el erizo? —añade en tono burlón.

—Pues... —Sonic coge aire y suspira— Que tal vez no deberías ser siempre la que ayuda a todos.

La rosada dejó de reírse y lo miró sorprendida y algo afligida. El cobalto se incorpora y ahora mira al frente.

—Amy... Las personas con depresión suelen desarrollarla porque llevan cargando con mucho dolor durante mucho tiempo. —Él gira la cabeza hacia ella— Lo que te ha pasado... Es porque has dado de sí, Amy. Porque no has dejado de ayudar a todos durante estos años, siempre viéndote alegre y como si no pasara nada. Pero claro que han pasado cosas muy dolorosas: la muerte de Cosmo, la muerte de María, la muerte de Draco, Metal Virus, Intinite, Starfall island... ¡Entre otras cosas innombrables que ha hecho el cabeza huevo! —añade, cabreándose al final de la frase, para rápidamente recomponerse y agarrarle las manos— En cierta manera, ha sido la forma que ha usado tu cuerpo para parar y... Sanar. Porque... No estabas bien, Amy.

Amy asiente en silencio, con algunas lágrimas rodando por sus mejillas, arrugando la nariz y el labio inferior tembloroso, intentando aguantarse un gimoteo.

Por eso no quería la eriza hablar de estas cosas, porque se pone sensible y empieza a llorar, mostrándose vulnerable e indefensa.

Al final se van a parecer y todo los dos en cuanto a reprimir lo que sienten.

Su amigo sonríe de forma cariñosa y le limpia algunas lágrimas que fluían por su piel con su pulgar enguantado.

—Me alegra que intentes ponerte bien; muy Amy Rose de tu parte. —La joven se rio al escuchar eso de forma débil mientras dejaba que el héroe le secase las lágrimas. Ambos se miraron con sonrisas débiles, mientras casi de forma inconsciente, Amy se acercó más hacia él.

La chica abrió la boca para intentar decir algo, pero no le salían las palabras. Sonic la acalló poniéndole su dedo índice en los labios, sabiendo que ahora mismo, su cabeza y boca estaban funcionando como un embudo a la inversa. Pero Amy, siendo tan cabezota como ella sola, no se iba a callar.

—P-perdón por no haberte escrito estos meses... —dijo, ya por fin con voz llorosa— Perdón por no haberte dicho nada sobre ir al psicólogo. Perdón por alejarte sin decirte nada. Perdón por todo el dolor innecesario por el que te he hecho pasar... —Amy hipó, sintiendo sus emociones a flor de piel. El erizo simplemente seguía sonriendo, ahora limpiándole las lágrimas con un pañuelo, negando con la cabeza.

—No pasa nada, Ames. Sé que no lo has hecho a propósito para hacerme daño —acotó de forma comprensiva mientras la fémina seguía llorando como una fuente.

—¡No! ¡Debería haberte avisado...! —se culpó, mirando hacia otro lado.

—No. Si era para venir al funeral conmemorativo de Draco, entiendo que no lo hicieras. —Al mencionar ese evento, Amy soltó un jadeo, sintiendo su pecho más tenso, recordando ese sombrío día. Estuvo en la universidad llorando casi una semana y la psicóloga le subió la medicación.

Sonic la abrazó y acarició la cabeza, dejando que Amy se desahogase en su hombro. Ella se aferró a las púas de su espalda, llorando a pleno pulmón.

Algunas veces, aunque se vaya a terapia, abrirte con tus seres queridos ayuda mucho.

—S-Sonic...

—Lo sé, Ames. Lo sé... —dijo, con un nudo en la garganta, apretándola más contra él.

Hacía más de un año que no se abrazaban. Eso lo puso sentimental a él también.

Los erizos se quedaron así durante un rato, sin añadir palabra alguna. Porque para qué gastar saliva, si con sus gestos se delataban solos.

La eriza soltó un suspiro, cerrando los ojos, mientras que el erizo enterró su cara en las púas rosadas.

Un abrazo es a veces todo lo que se necesita para sentirse en paz.

—Yo también me he comportado como un idiota inmaduro; también lo siento Amy. El terapeuta del hospital me dijo que la gente con depresión tienden a descuidar sus amistades, pero no porque quieran, sino porque tienen tantas cosas en la cabeza y están lidiando con más carga mental que la gente sana que muchas veces se... Olvidan.

Sonic... Estás madurando...

—Eres una persona maravillosa, Ames. Nunca lo olvides. Te conozco desde hace tanto... Que ya no me puedo imaginar una vida sin ti —confiesa casi sin pensar el héroe veloz.

Ambos levantaron la mirada a la vez, encontrándose con sus rostros muy cerca del otro. Las dos bocas se entreabrieron, sus pupilas se agrandaron y sus respiraciones se volvieron pesadas.

—Si no fuera por ti, estaría muy perdida. Estoy tan contenta de que entraras en mi vida, de que las cartas de Tarot no se hubieran equivocado... —confiesa ahora la contraria, con el corazón en la garganta, haciendo que ambos recordaran el día en el que se conocieron, de ese día en el que Sonic no era tan cobalto, del polo verde y de la falda anaranjada que llevaba Amy.

De cómo Little Planet, aunque hiciera mucho que no tenía verde, visualizó el florecimiento de algo hermoso: el Amor.

Ninguno se estaba dando cuenta de forma consciente, pero sus bocas poco a poco se estaba acercando, como si fueran el polo positivo y negativo de un imán.

—Sonic... —dijo la eriza, sin creérselo.

—Amy... —le contestó en un gemido anhelante.

Aunque ambos olían el alcohol en sus alientos, no estaban prestando atención; sus hormonas habían tomado el control de la situación y...

¡Ah!

Eso explotó la burbuja de tensión en la que se encontraban envueltos. Sonic y Amy se giraron para encontrar a Blaze tapándose la boca, habiendo sido ella la que había soltado esa exclamación, ya que esta escena era lo último que se esperaba encontrar al buscar a sus amigos, mientras el vulpino y el equidna aguantaban al revoltoso erizo negro y la murciélago tenía una cámara preparada para inmortalizar el momento.

—¡AH! —gritaron los dos erizos en el tejado al darse cuenta de que tenían público, pasmados.

—¡AH! —gritaron los animales que estaban dentro del cuarto de Amy al ser descubiertos, exaltados. Rouge sonrió de forma nerviosa mientras Tails y Knuckles forcejeaban con Shadow.

—¡Quédate quieto, rata negra! —se quejó el animal rubro. El zorro soltó un quejido cuando Shadow lo mandó a volar contra una pared, haciendo que de repente pajaritos volasen en círculos sobre la cabeza del genio.

—¡Soltadme, engendros! —vociferó el erizo con voz autoritaria, poniendo resistencia al agarre, pero Knuckles seguía sin soltarlo.

—¡Aaaah! —Amy gritó mortificada, dándose cuenta de la situación en la que estaban, empujando a Sonic como había hecho Shadow con Tails, sin control alguno en su fuerza al haber sido un acto reflejo.

—¡Aaaah! —El cobalto se agarró al borde de las tejas, pero se resbaló y cayó de espaldas al jardín.

—¡AH! —gritaron todos en la casa al ver a Sonic caer del cielo. Amy soltó un grito ahogado al darse cuenta que lo había tirado desde una altura considerable, acercándose corriendo al bordillo.

—¡Sonic!

—¡Rose, no seas imprudente! —dijo Shadow, temeroso de que ella se cayera también. Pero la albina salió volando y agarró a la eriza por la espalda de su vestido para asegurarla.

—Ay, ay, ay... —Se quejó el erizo, arqueando la espalda, mientras todos salían a ver qué era lo azul que había aparecido en el jardín, ya que Silver estaba insistente en que eran seres del futuro que venían a secuestrarle a él.

—¡Maldición Blaze, tenía hasta la cámara lista! —se quejó la ladrona, mirando con frustración e inquietud a la gata lila mientras intentaba que Amy tampoco acabase estampada en la hierba.

—¡¿Y cómo esperas a que yo supiera eso?! ¡Estaba buscándoos porque me estaba hartando de cuidar de Silver borracho!

—Sabías a lo que te metías saliendo con él... —le reprocha el líder de la Resistencia por lo bajini, haciendo que la gata le gruña, apretando el puño y haciendo que Knuckles use al desorientado Tails como escudo.

—Sonic... —gimoteó Amy, aún sensible por la conversación anterior y sintiéndose culpable por haberle hecho daño, además de que el alcohol la pone sensible. Shadow se acercó al lado de Rose para ver cómo había quedado el Faker, chasqueando la lengua al ver que seguía de una pieza.

—Ojalá se te haya metido una ramita por el recto y al menos así te hayas quitado la virginidad anal —le dice, con una sonrisa pérfida. Amy suelta un grito ahogado, queriendo matarlo mientras se cubría la boca. Sonic dejó de quejarse al escuchar eso, palideciendo, miró hacia arriba palideciendo.

—¡¿CÓOOMO?! —dijo, en total pánico.

—¡¿QUÉEE?! —exclamaron varios, estupefactos por la revelación.

—¡Shadow! —Amy le regañó, mientras el mayor disfrutaba del descontrol que había empezado.

—¡¿Cómo que Shadow?! ¡¿Tú- —Las neuronas de Sonic hicieron sinapsis al caer en la cuenta de que su amiga estaba ya en el tejado, aunque él no se diera cuenta, mientras hablaba por teléfono. El cobalto soltó un gemido histérico, con los ojos bien abiertos y sudando—: ¡NOOO..!

—¡Te dije que era todo mentira, Blaze, era para hacerse el chulo! —se giró Rouge hacia el interior, mirando a la gata con una sonrisa triunfal.

—¡¿Por qué nos has mentido durante todos estos años?! —salieron las cabezas de Knuckles y Tails por el filo del tejado, algo mosqueados.

—Je, je, je... —se rieron de forma conspiranoica Jet y Zavok, frotándose las alas y las garras respectivamente. Ya tenían algo con lo que meterse con Sonic.

Je, je, je... —también se rio Eggman desde la cama del cuarto de la cárcel, viendo en un pequeño aparatejo las cámaras que tenía instaladas por varios sitios para vigilar a Sonic— Qué pringado... —dijo antes de meterse otro puñado de palomitas en la boca.

—¡SHADOOOOOOOW! —se escuchó el grito de absoluta vergüenza y humillación por todo el barrio.

Desde luego que pasar unas fiestas tranquilas con ellos era tarea imposible.

༺༻

Increíble. Maravilloso. 10/10. Chef kiss.

¡Hola, hola! Que esto aunque yo vaya actualizando cuando me acuerdo, sigue estando en mi mente de acabarlo.

Creo que ha sido un buen capítulo para que me perdonéis por los niveles de inactividad que he tenido.

Ya sabéis lo de siempre ¡Muchísimas gracias por los votos, los leídos y los comentarios! Que sepáis que los leo y me rio mucho con ellos. Me hacéis el día y me impulsáis a escribir gracias a ellos.

Por cierto ¡No spolieéis la historia a la gente! 😡 Porque sí, las flores del capítulo donde Amy estaba en el hospital ya daba pistas de lo que le iba a pasar a Draco. Sois muy listos, así no se puede 😭

También creo que cuando acabe, haré un epílogo explicando varias dudas o cosas ocultas que a la gente no le ha quedado claro o no se han dado cuenta de la historia, para que veáis que todo está más planeado de lo que parece, como que la muerte de Draco fuera en el capítulo 13 también, jeje. Y creo que también me pondré a editar la historia, porque esto no sé si lo dije: metí la historia a unos premios, los Cherylls Awards, y quedó en segundo puesto en la categoría fanfic (¡Ole, ole!) Y mientras se evaluaban las historias yo no podía editarlas y perfeccionarlas. Ya sabéis como es el artista, siempre crítico con su obra, jeje.

¡Besos, mis amores!

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