14
Ningún miembro de la Resistencia nunca había que tenido que acudir a un funeral.
Estaban muy agradecidos de no haberlo hecho, porque ya no sabrían si querrían o no después de sentir el ambiente pesado y triste que hay.
La que peor lo llevaba, obviamente, era Amy: desde aquel día no ha vuelto a sonreír, se la ve ojerosa y descuidada.
Pero lo que más sorprendía era su mirada vacía, como un pozo sin fondo.
Sonic no estuvo separado de ella ningún día: aunque estuviera ocupado, siempre sacaba tiempo para ver cómo ella se encontraba. Cada vez que la veía se le estrujaba el corazón.
¿Dónde estaba esa Amy que siempre estaba feliz?
Parecía que Draco se la había llevado con él.
Él mismo fue quien convenció a su amiga de ir al evento. E incluso fue quien le eligió la ropa porque ella no era capaz de levantarse de la cama.
—Vamos, Ames. Si no vas, te vas a arrepentir toda tu vida —indicó mientras hurgaba en su armario. La rosada respondió con un quejido, tapándose más con el edredón. Él sacó la ropa necesaria, la dejó en su tocador y la destapó—. Venga, al baño ¿O quieres que yo te duche? —Amy se levantó a regañadientes, algo roja por la vergüenza, y se encerró en el baño— ¡Te espero abajo!
La joven se miró al espejo. Tocó su reflejo sin creer lo que veía.
Se limpió la cara con agua fría para ver si la imagen mejoraba.
Pero los semicírculos oscuros seguían bajo sus ojos junto con la hinchazón de sus glóbulos oculares y su enrojecimiento.
Se puso en la báscula y observó que había bajado de peso drásticamente.
«¿Qué me ha pasado?»
En una última prueba, fue a ducharse. Posterior a eso, se peinó y echó maquillaje para intentar tapar el sufrimiento de su cara.
«Decente», ahora estaba conforme.
Al bajar, Sonic la miró sorprendido. Estaba guapa como siempre, pero esta vez su belleza estaba envuelta en melancolía y tristeza.
Iba entera vestida de negro; parecía una muñeca de porcelana.
—¿Ya estás lista?
—Nunca se está listo para despedir a nadie —soltó. El erizo la miró apenado.
—¿Quieres ir, de verdad? Si quieres no vamos si es demasiado para ti. —Eso la dejó callada. Su mente se estaba esforzando en dar una respuesta.
—Si vas conmigo, sí.
Él le sonrió y le ofreció su brazo.
Sería hasta su bastón para caminar si hiciera falta.
Amy no dejó de estar agarrada a él en ningún momento de la despedida. Incluso cuando fue a dar el pésame a los padres.
—Oh, querida ¿Tú eres Amy? —preguntó una señora de aspecto humilde.
—Sí.
—Gracias por venir. Draco te quería tanto. Qué pena que nos tengamos que conocer en estas circunstancias —completó un zorro de aspecto similar al periodista.
—Lo siento muchísimo. Mi más sentido pésame para toda su familia. —La madre le agarró las manos.
—También lo sentimos mucho por ti. Estabais tan unidos... —A ambas se le cristalizaron los ojos— Pásate algún día por casa. Vainilla ya ha venido alguna que otra vez.
—Lo haré, no se preocupe. Cuídense. —Les dedicó una sonrisa débil a los dos y tironeó de Sonic para irse.
—Yo también lo siento, familia Sly. Cuídense mucho todos. Cualquier cosa que necesiten ya saben dónde buscarme.
—Lo tendremos en cuenta, Sonic. Gracias por venir. —El cobalto les sonrió cortés y se marchó con su amiga.
—Has estado muy fuerte... —Se vió interrumpido por el flojo llanto de la rosada. Sonic la puso contra su pecho y la abrazó. Amy arrugó el traje y la camisa de él y la empapó de sus lágrimas. Él le acarició la espalda de forma delicada, con miedo a causarle más daño— Suéltalo todo, Amy, suéltalo. —dijo de forma dulce.
Una mano se posó en su hombro: era Blaze con Rouge.
—Creo que ha sido suficiente para ella ¿Vamos, Pinky? —La albina abrió sus brazos. Amy la miró dudosa— ¿Quieres que vayamos a tu casa a tomar una infusión con algún aperitivo? —La aludida asiente y se deja rodear por su brazo. Ellas dos van caminando hacia el coche, mientras que los otros dos las ven irse.
—No sé que hacer, Blaze. Ya van a hacer tres semanas y sigue igual que el primer día.
—Dale tiempo, Sonic. Él fue una persona importante en su vida. Es normal que esté así; sigue siendo reciente.
—¿Cuándo mejorará?
—Sólo el tiempo lo dirá. —Blaze lo mira: lo veía inquieto y un poco cansado. Amy le preocupaba de verdad, tanto que estaba afectando a su rutina— Tú también te mereces un descanso. Vete con los chicos a dar una vuelta.
—No puedo dejar sola a Amy.
—Está con nosotras, no te preocupes. Ve con ellos, te están esperando. —Señaló a la distancia, donde Tails y Knuckles movían sus manos para que los vieran junto a Silver, el cual se metía en el asiento del conductor. Sonic, antes de irse, la miró.
—Gracias.
—A ti, por estar pendiente de ella. —El joven le dedicó una sonrisa de agradecimiento y se marchó con sus amigos.
La gata vió cómo la mirada de Sonic se iluminó al estar con ellos.
Pero tampoco dejó de ver cómo pestañeaba mucho, intentando mantenerse en pie.
«Él también lo está pasando mal, aunque no lo diga»
En la casa de Amy, sólo se encontraban las tres.
Blaze preparaba las bebidas, mientras que Rouge y la eriza esperaban en la sala de estar.
—Ha sido muy bonito para ser un funeral ¿No crees?
—Es lo que se merece. —Las dos se quedaron en silencio. La murciélago miraba la decoración de la casa y la otra joven jugueteaba con sus dedos. Rouge aspiró aire y arrugó la nariz.
—Amy, sin ofender. Pero huele horrible.
La gata salió de la cocina con una bolsa de basura, alejada de ella y con la nariz tapada.
—¿Hace cuánto no sacas la basura? —inquirió la princesa de la Dimensión Sol con voz nasal.
—No lo sé.
—¿Sonic no limpiaba la casa? —añadió la otra.
—No lo sé. Hacía mucho que no salía de mi habitación.
—Tampoco le pidas mucho a un erizo que vive de comida rápida y sólo tiene unas zapatillas por ropa de diario —se resignó la de color lila. Siguió con su trayecto hacia afuera para tirar la basura.
—No viene ni Cream ni Vainilla. No las he dejado entrar. —Rouge abrió los ojos en sorpresa.
—¿Tanto te está afectando? —Los ojos de Amy se acumularon de lágrimas.
—Lo amaba.
—¿Y Sonic?
—También lo hacía. Pero los amaba de distinta manera. Draco estuvo ahí cuando nadie lo hizo. Me apoyó y ayudó a salir adelante cuando decidí alejarme de Sonic. Me enamoré de su personalidad amable y servicial, sin miedo a nada, listo para luchar por su futuro, echándole ganas a la vida, siendo bueno en todo lo que hacía. Era un verdadero ángel. —El agua empezó a bajar por sus mejillas— Uno que se tuvo que ir pronto a su casa...
—¿Qué sientes por Sonic ahora, después de todo? —dijo Blaze, sentándose al lado de Amy, quedando la rosada en medio. La joven no dijo nada, porque era una pregunta que no se había hecho hasta ese momento.
¿Qué es Sonic en su vida? Lo amaba, pero ¿Por qué, después de todo lo que había pasado? ¿Por qué no había abandonado su corazón la idea de estar juntos?
Había hecho de todo para olvidarle, pero siempre había estado ahí una pizca de esperanza, en lo más profundo de su subconsciente.
Nunca lo había olvidado del todo. Pese a todo, lo seguía amando como el primer día.
«Maldito Sonic»
—Yo... —No lo quería decir, porque sentiría que sus esfuerzos habrían sido en vano. Sus amigas con sólo verla lo sabían.
Seguía amando a ese idiota con toda su alma.
—Ay, Amy... —Blaze negó con la cabeza mientras Rouge empezó a reír, hasta que recordó algo importante.
—Oye... ¿Sigues con el plan de ir a la universidad?
—No. —Y lo dijo tan campante.
—¡¿Qué?! ¡¿Cómo que no?! —Amy baja las orejas por el repentino griterío.
—No sé si seré capaz; Draco iba a venir conmigo. Él lo había organizado todo para que esto lo hiciéramos juntos. Sin él ¿Acaso tiene sentido ir?
—¡Por supuesto que sí! —dijeron las dos a la vez.
—Amy, Draco siempre quiso lo mejor para ti y que cumplieran tus sueños. Si rechazas esa oportunidad, no estarías respetando su deseo —remarcó la gata.
—¡Exacto! Además ¡¿Cómo no vas a ir?! Spagonia, la capital de la moda, donde están ubicados los mejores diseñadores. Y no sólo eso: la comida, los paisajes, la gente... ¡Qué envidia! —La albina se removió en el sofá, contagiada por la emoción causada por su imaginación.
—Un cambio de aires te vendría bien para despejarte.
—¡Desde luego! Además, así tenemos excusa para ir por allí. Dicen que hay joyas exquisitas —Amy soltó una risilla.
Qué haría sin ellas.
—Hagas lo que hagas, tienes nuestro apoyo, Amy.
—Prueba, y si no te gusta, vuelves. Pero al menos no te quedarás con las ganas de haberlo intentado.
La joven se quedó en silencio reflexionando. Cómo no soportaba que sus amigas tengan razón. Dió un suspiro y las miró.
—Vaaaale... Lo haré. —Ambas amigas soltaron un chillido y la abrazaron.
La rosada empezó a reír más animada.
—¡Vamos a tener una amiga diseñadora! —gritaron ambas.
—¡Hazte amiga de los más famosos! —Le pidió la princesa
—¡Y mándanos productos exclusivos de temporada! —Añadió la albina.
—Os estáis viniendo arriba ¡Ni siquiera estoy allí!
—¡Pero pronto lo estarás!
—¡Y haremos que no vuelvas hasta que termines la carrera!
—Pero habías dicho que... —Las dos le dedicaron una mirada asesina. La eriza levantó las manos en señal de derrota— Vale, vale. Hasta que termine la carrera.
—Pero antes de ser diseñadora tienes que ser una persona autosuficiente. —Blaze se levantó— Y esto... —No lo demuestra. —Puso sus manos en sus cadenas— Así que... ¡Manos a la obra!—Las que seguían sentadas se miraron no muy convencidas. La gata abrió su palma y salió fuego. La miró sería y eso fue lo que las convenció para ponerse manos a la obra.
Amy limpiaba enérgica. Tenía la motivación renovada.
Haría que Draco se sintiera orgulloso de ella esté donde esté.
Lo iba a conseguir.
Sonic daba un largo sorbo a su bebida. Sentía cómo el alcohol hacía presencia en su cuerpo abrasando las paredes de su garganta y esófago. Soltó una bocanada de aire de placer mientras que Knuckles se reía.
—Pareces un sediento en un desierto.
—Pues casi. Llevo sin beber desde el encontronazo cn Scourge.
—Joder... —comentó el otro erizo— ¿Cómo sigues vivo?
—Panda de borrachos... —murmuró Tails negando con la cabeza.
—Eso mismo Tails. —Shadow se sentó con ellos.
—Vaya, vaya. Mira quién se deja ver... —Silver alza una ceja curioso.
—Big, dame un chupito de Whisky, haz el favor. —Con rapidez, el encargado se lo dió y el azabache se lo acabó de un sorbo. Los cuatro lo miraban asombrados; su tolerancia al alcohol era envidiable, había sido como si bebiera agua— ¿Qué?
—Nada... —Apartaron la mirada avergonzados.
—¿Cómo está Rose, Sonic?
—Ahí va... Poco a poco. —Veía como su rival rodeaba con el dedo el borde de su vaso. Sonaba apagado— ¿Y María?
—Se encontraba indispuesta. Mañana irá al médico. Siente mucho no haber podido ir. —Dió un suspiro— Espero que no sea nada... —Frunció el ceño preocupado.
Sabía que por los pocos años con ella que tenía una vida sana, pero su enfermedad había estado empeorando estos últimos meses —por eso estaba en casa de Vainilla durante la misión, Shadow temía que se pusiera peor de repente y que ella estuviera sola—. Había sido un verdadero milagro que hubiera llegado a esta edad.
«¿Por qué la encontré tan tarde?»
—Seguro que no. No te preocupes —Le dijo el vulpino tratando de animarle.
—Oye, Tails... —Silver y Knuckles se giraron a él con una sonrisa pícara. Ay no, tienen ganas de fastidiar y, cómo no, siempre van a por el pequeño— No nos habías dicho que tenías una novia tan guapa...
—Eh, sí... —Sus orejas se pusieron ligeramente coloradas. Odiaba cuando pasaba esto.
—¿Y qué haces con ella?
—Poco, tienen catorce.
—¿O a lo mejor no es tan inocente como nosotros pensamos? —Sus sonrisas se ensancharon.
—Para qué hablo... —Se encoge en su asiento mientras los otros se ríen. Sonic también lo mira burlón— ¡¿Tú también?!—El aludido se encoge de hombros mientras los demás ríen— De todas formas ¿A vosotros qué os importa lo que dejo o no dejo de hacer con mi novia? Deberíais preocuparos de satisfacer a las vuestras, porque con vuestro intelecto y aparentes pocas y pobres habilidades sexuales, no van a durar mucho con vosotros.
Los dos se quedaron a cuadros. El cobalto empezó a reír a carcajada limpia mientras que Shadow arqueó de forma mínima las comisuras de su boca.
—Os ha callado un crío... —Indicó Shadow.
—¡Y tú qué sabes! ¡Eres un niño! —respondió el equidna, el erizo plateado se sonrojó a más no poder.
—Pero leo ¿Tú sabes leer, Knuckles?
—Serás... —Tails le devolvió su mirada previa de la misma manera. Sonic lo mira orgulloso; años de mofarse de Eggman enfrente suya han dado sus frutos. Casi se le salga una lágrima de la emoción.
El momento fue cortado por la llegada de un terremoto verde a la barra. Los cuatro miraban entre extrañados y asombrados a un Scourge triste al borde de las lágrimas.
—¿Scourge...? ¿Estás bien?
—Fiona me ha dejado... —Los presentes se miraron sin saber qué sentir o decir. Estábamos hablando de Scourge. Pero él también tiene sentimientos, sean buenos o malos.
Knuckles le dió una palmada en la espalda.
—Anímate, hombre. Hay muchas chicas por ahí. No te desanimes. Tampoco es que Fiona fuera trigo limpio... —El erizo lo miró amenazante— Hombre, para nosotros no, no me jodas— Ahí el joven no pudo argumentar nada en contra— Venga, te invitamos a una.
—Paga la casa vuestras rondas —dice el gato pasando por su lado.
—No, hombre, Big. Que somos muchos.
—Tiempos complicados vienen. Tomaos esto como algo para animaros.
Los presentes se miraron, reflejando en sus ojos sus preocupaciones acerca de su futuro.
Tenían miedo, pero había que afrentarlo.
De eso era de lo que trataba la vida.
—Oye... —Todos se giraron al erizo de la chupa de cuero— Como el tipo ese ha muerto y Sonic no está con Amy, porque si no ahora estaría con ella, ¿Está libre?
Todos se quedaron en silencio, consternados por lo dicho. Sonic y Shadow se levantaron de sus asientos y fueron lentamente hacia él.
—¡Sonic, Shadow, no! —dijeron los cuatro restantes.
Horas más tarde, Sonic fue a casa de Amy para revisar que todo estaba en orden. Se sorprendió al ver que las luces de la casa seguían encendidas.
Llamó a la puerta de la casa y le abrió una Amy con ropa cómoda y el pelo recogido. Sonic se sonrojó, pero no por sus pintas, sino por la mirada de ilusión que le dedicó al verle.
—¡Sonic! Pasa —La eriza se metió al interior de la casa. El erizo la siguió extrañado ¿Cómo había cambiado tan rápido de humor? Aspiró profundo al detectar un apetitoso aroma rodeado por un ambientador de flores. Su casa volvía a tener la luz de antaño—. Blaze y Rouge me han ayudado a limpiar. Esto era una pocilga—Llevó los vasos de sus amigas a la cocina— ¿Te quedas a cenar? —dijo desde allí.
—Si no soy molestia... —respondió mirando las fotos que había en el salón. Amy sacó la cabeza por la entrada de la cocina.
—Nunca lo eres. —Le sonrió de manera dulce y volvió a lo suyo— ¿Puedes poner la mesa?
—A la orden, jefa. —Fue corriendo a la cocina.
En poco menos de media hora estaban sentados en la isla de la cocina comiendo. Amy no paraba de hablar sobre su tarde con sus amigas, Sonic la escuchaba atentamente mientras comía.
Echaba de menos esto. Menos mal que había vuelto.
—Me voy a ir a Spagonia.
O puede que no.
Sonic dejó los cubiertos en la mesa, aspiró profundo y la miró.
—¿Qué?
—Al final he decidido irme. —Juega con el borde de su camiseta— Es lo que planeaba hacer en un principio, aunque lo haga sola sin él. —No se atrevía a decir su nombre— Es lo que él habría querido. —Sonic la agarra de las manos.
—Pero ¿Es lo que quieres hacer de verdad? —El erizo la estaba mirando de una manera que hacía que sintiera un peso en su pecho. Era una mirada cargada de sentimiento. Ella se quedó callada pensando ¿De verdad quería o sólo lo hacía por el subidón que le habían contagiado sus amigas?
No, lo tenía claro, iba a ir. Con menos o más ganas, pero tenía curiosidad por ver cómo se desenvolvería en un ambiente completamente diferente al que estaba acostumbrada.
Sea o no sea acompañada por sus seres queridos.
—Me da miedo. —Admitió— Pero sí quiero. Es más, creo que lo necesito. Debo encontrarme a mí misma y puede que esta sea la manera de hacerlo.
El cobalto apretó los labios.
Ahora que creía que podría hacer las cosas bien se iba.
¿Por qué no salía nada bien con Amy?
—¿Cuándo te vas?
—Estamos a Junio, hasta Agosto nada. Aún queda para que me vaya.
Eso lo alivió.
Aún podía pasar tiempo con ella.
Aunque su corazón gritaba dentro de su pecho que le dijera que se quedará, comprendía que si ella no le ponía cadenas, él no iba a ser menos.
Tenía que dejarla ir.
Tenía que dejar que hiciera su vida.
Su amigo la abrazó de manera repentina.
—Te voy a echar mucho de menos. —Le dijo al oído. Apoyó su nariz en su hombro, inspirando su aroma. El corazón de Amy empezó a latir rápido. Ella, temblorosa, respondió su abrazo.
—Yo también a ti. —Sonic se separó y la miró a los ojos. Se acercaba peligrosamente a su boca, sin prisa, pero sin pausa. La rosada estaba petrificada.
No sería capaz ¿No?
Besó la comisura de su boca y seguidamente su mejilla.
Un acto fuera de lo esperado. Pero que dejaba claras sus intenciones.
—Tómate tu tiempo para sanar y crecer. Yo te esperaré el tiempo necesario, como tu has hecho conmigo. Será difícil, pero lo mereces. Mereces cada segundo que yo respiro, Ames. —Ante eso, la joven no sabía qué decir. Lo amaba, pero aún no lo perdonaba después de todo.
Había sido mucho tiempo invertido que le había traído más desgracias que beneficios.
Ella se separó y le acarició la mejilla con una sonrisa forzada. Él con eso, comprendió que ella no estaba lista.
Y aunque le doliera, lo comprendía.
Ambos se quedaron ahí, en silencio, ordenando sus pensamientos. Sus corazones estaban juntos, palpitando al compás, disfrutando el tiempo que tenían hasta que ella se fuera.
¿Sería sólo la voluntad suficiente para aguantar un deseo?
¿O el pasado y el futuro lo arruinarían todo?
༺༻
¡Hola, holaaa! Espero que os encontréis genial. Aquí tenéis una nueva parte
¡Gracias por vuestros comentarios de apoyo y de preocupación! No os preocupéis, sigo viva. Ajetreada pero viva. Agradezco mucho el apoyo con los votos leídas y comentarios. Y también con las promociones hechas o que están por hacerse a mi historia ¡Cada vez que las veo me emociono muchísimo! De verdad que muchas gracias, no pensé que tendría tanto impacto.
Estaré leyendo vuestros comentarios y respondiéndolos cuando pueda.
¡Besos! ♡
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro