13
Miles de robots atacan la ciudad una vez más, aniquilando todo a su paso.
Y cuando digo todo es todo.
Cadáveres de civiles se encontraban a montones, edificios de viviendas completamente destrozados, calles aniquiladas, incendios y derrumbamientos por doquier... Eso hacía que cundiera más el pánico entre los ciudadanos.
Y pese a todo, no había rastro de los científicos.
Una mujer iba a ser aniquilada cuando una ardilla destrozó a la máquina en pocos segundos.
—¿Pero dónde están?
—A saber —habló su compañero mono, atizando a un robot volador—. Creo que celebraban algo de Amy y Tails.
—¿Y no invitan? ¡Desconsiderados! —Un bumerán pasa por al lado de la pareja, terminando con el funcionamiento de varios enemigos. Su dueña enseguida lo atrapa y se posiciona con ellos.
—Ha sido algo improvisado ¿Cómo se atreverían a hacer algo de eso sin nosotros?
—Tienes razón...
—¡Cuidado! —vociferó Khan, empujando a las jóvenes al suelo, evitando así que se quedaran sin cabeza. Se incorporaron de inmediato.
De forma abrupta, se escuchó cómo un grito se acercaba más y más a ellos. Sticks levantó la mirada y atrapó a un ser alado entre sus manos.
—¡Chip! —Se sorprendió la princesa. El nombrado se incorpora tambaleándose; parece que había tenido que esquivar varios enemigos.
—Ay... Qué mareo... —Se quejó el mamífero frotándose la cabeza— ¿Pero qué demonios ha pasado por aquí?
—Eggman ha pasado. —Le respondido el mandril.
—¿Y Sonic?
—Pues ni... —El joven se vió interrumpido por una estela azul destrozando todos las máquinas que se acercaban a la zona. Llega sin sufrir un rasguño hasta donde ellos estaban.
—¿Me echábais de menos? —dijo chulesco.
—¡Por fin! ¿Por qué tan lento, erizo? —le picó su amiga ardilla.
—Me hieres Sal, yo nunca soy lento.
—Debatible —dijeron las dos féminas de brazos cruzados. Khan se limitó a reírse.
—Muy debatible. —Un reconocido pajarito se posó encima de la cabeza del mono— Antoine y Bunny llegan con el ejército real por el este, La Resistencia viene por donde Sonic. Tangle estaba llegando con Whisper hacia donde el ejército. Aún no hay rastro de G.U.N
—Gracias Flicky —le agradeció la joven ardilla. El ave hace un saludo militar como respuesta.
—A su servicio, princesa. Vuelvo a mi tarea. —Mira al erizo— Y tú: llega temprano alguna vez en tu vida. —El aludido le sacó la lengua. El pájaro lo miró pícaro y echó a volar.
—¡Bueno! ¿A qué esperamos? ¡Vamos! —decretó la tejón. Todos los presentes asintieron y fueron a la zona central de la ciudad.
La Resistencia estaba peleando contra los Badniks; estos ahora eran más violentos y rápidos, habían sido mejorados considerablemente.
—¡Demonios! —replicó Amy mientras atizaba a una máquina, destrozándola por completo— ¡Son demasiados! —Tails llegó a su lado, accionando con un mando especial varios mini misiles de sus robots voladores.
—Tranquila, Amy, Sonic no tardará. —Un reconocido bumerán pasa por delante de sus narices, ayudándoles contra los enemigos.
—Ni Sticks tampoco. —A los dos se les ensanchó la sonrisa y se les iluminó la cara al ver a su amiga.
—¡Sticks! —La nombrada sonríe y se pone a la par suya.
—¡Buenas, futuros universitarios! ¡Enhorabuena! Aunque según lo que me ha dicho Sonic ahora y María antes, no sé si es un premio o un castigo. —Sally llega y con sus anillos especiales aniquila también a una horda de enemigos que se les acercaba.
—¿Pero acaso no nos ibais a avisar de que os marchabais?
—Claro, Sal, pero después de esto —acotó la joven mientras peleaba.
—Si, si, lo que digas Rose —respondió mofándose de ells.
—Eres una... —esquivó un trozo de metal que había despedazado la tejón.
—¿Una qué...? —la ardilla le sonríe pilla. La rosada niega con la cabeza divertida y vuelven a lo suyo.
—¡La caballería llegó! —anunció Antoine liderando el contraataque.
Y ahí sí que empezó el conflicto.
Piezas robóticas volaban por los aires, los disparos no cesaban, los caballeros caían en combate. Máquinas tanto terrestres como voladoras intentaban acabar con ellos.
Y todo sin presencia de los enemigos principales.
—¡¿Dónde está Eggman?! —gritó el erizo azul, harto de pelear contra las máquinas.
—¡Sal ya, maldito cobarde! —apoyó Shadow.
Todos pensaban que esto era una táctica para que estuvieran cansados cuando Eggman llegase.
Pero qué equivocados estaban.
Grandes pisadas se acercaban a donde estaban. Todos los presentes se quedaron quietos, esperando lo que se venía.
Amy corrió hacia la costa y casi se cae para atrás de lo que vió.
—¿Amy? —Sonic apareció detrás suya. Al mirar donde ella, casi tiene la misma reacción— Por Caos...
Un robot del tamaño de un rascacielos se aproximaba hacia donde estaban.
Todo eso era visto desde el búnker.
—¡Ay, por Dios! —acotó Zooey, echándose a temblar.
—¡Amy! —gritó Draco. Rápidamente se fue hacia la puerta e intentó abrirla.
María miraba la pantalla estupefacta. El potencial de sus familiares había superado sus expectativas.
—Abuelo... Ivo... —habló con voz apagada. El zorro consiguió abrir al fin la compuerta.
—¡Vamos! —Ambas asintieron, no aún muy convencidas.
Pero era su deber ayudarles.
Una risa amortiguada salió de la máquina cuando estuvo lo suficientemente cerca.
—¡Preparaos para vuestro fin, ratas de cloaca!
Amy empezó a temblar. Sonic le agarró la mano mirando al frente. Ella lo miró sorprendida.
—No te vengas abajo ahora, Rose, has pasado cosas peores ¿No? —La joven sonríe al acordarse de la conversación que tuvo con él en el último ataque de Eggman.
—Sonic...
—Ya hablaremos. —Elevó la mirada hacia la máquina— ¡Eggman! —rugió— ¡Prepárate para pasar una larga temporada en la cárcel!
—¡Y tú una larga temporada en el infierno! —dijo el anciano. Enseguida pulso un botón y mandó un misil hacia ellos. De forma veloz, Sonic sacó a ambos de allí. Puso a Amy detrás de un edificio, en un callejón.
—Aleja cuanto puedas a los demás de la costa. Yo me ocupo del robot.
—Llévate a Tails y a sus mini robots. Seguro que te vienen bien. —El erizo asiente. Pretendía marcharse, pero fue agarrado del brazo— Sonic... Ten cuidado. —La miró y le sonrió para salir corriendo. Cuando se fue, Amy llamó por intercomunicador a Shadow— Ven a donde estoy, vamos a acabar con ellos de una vez.
Sonic esquivaba sin cesar los misiles que le lanzaban, mofandose de ellos.
—¡Eres muy lento! —Da un brinco y bosteza— ¡Me aburro! —Otro salto— ¿Eso es lo mejor que tienes?
Dentro de la cabina, Eggman aporreó su asiento.
—¡Maldita rata azul! —Su abuelo lo miraba meneando la cabeza.
—Eres demasiado benévolo. —Lo empuja de la zona de control —Déjamelo a mí— sonríe de forma malvada. Su nieto traga duro.
Gerald acciona una palanca. De los brazos del robot salen misiles teledirigidos que van a por el erizo.
—Aw, qué básico. —Y echó a correr.
La persecución fue bastante entretenida para el erizo: se metía por cualquier hueco pequeño y por cualquier lugar enrevesado para que los misiles se estrellaran y no le pillaran. El mayor de los científicos se peinaba el bigote pensativo.
Sonic volvió a su posición inicial, allí se estiró y se crujió varias extremidades.
—Este bicho es rápido... Y demasiado ingenuo. Hay que jugar con eso. —Se gira hacia su nieto— Enciende la súper velocidad, Ivo.
—¿Seguro? Puede sobrecalentar el sistema.
—¿Quieres acabar con él? Entonces haz lo que te diga. —Eggman, obediente, lo hace. Gerald agarra los mandos y enciende el micrófono:— Ve preparando tus últimas palabras, erizo.
—¡Já! Ni las preparé con tu nieto, las voy a preparar contigo.
—Cierto... —Lo agarró con el brazo metálico de un bandazo y le puso unas esposas flotantes. El erizo intentó liberarse sin éxito— Pero yo no soy él. —Su voz mandó escalofríos por la espina dorsal del héroe— ¿Sabes? Tuve que hacer a Shadow mucho antes de que tú existieras. Eres tan parecido a él... —Del antebrazo de la máquina salió una pistola que se posicionó entre ceja y ceja— Lástima que era tan imprescindible como tú.
—¡Uy! —Se mira la muñeca como si estuviera revisando la hora— ¡Se me ha hecho tarde! Me ha encantado la demostración pero tengo que irme. Encantado de conocerte, Gerald, espero no tener que volver a verte nunca. —Intentó moverse de nuevo, pero era inútil— Oh-oh... —Sonó el click que indicaba que el arma estaba preparada para disparar. Sonic se limitó a cerrar los ojos, esperando su final.
Pero nadie predijo un estruendoso martillazo en la pierna de su robot.
—¡¿Qué demonios?!
El golpe mando las suficientes vibraciones para que los controles se estropearan por unos segundos salvando a Sonic, quién fue rescatado por Amy, en una plataforma volante.
—¿Amy? ¡Pero te dije que...
—Te hice caso una vez y casi mueres; no puedo permitirme equivocarme otra vez; no soportaría vivir sin ti. —El corazón del erizo saltó en su pecho.
—A... Amy...
—Basta de noñerías; hay que acabar con ellos. —Apareció Shadow a su vera.
—¡Eso! —Sacó su martillo— ¡Vamos! —Los erizos asienten y vuelven a la carga.
—¡Oh, Sonic! No sabía que te iban los tríos —dijo Eggman, burlón, al verlos llegar.
—Al menos tengo opción de alguno.
—Uuuh —dijeron sus compañeros, e incluso Gerald.
—¡¿Tú también?! —El otro se encogió de hombros y volvió al ataque.
El robot disparaba sus armas. Los erizos se defendían con maestría: Sonic y Shadow correteaban por los brazos intentando llegar al cristal donde estaba la familia, Amy seguía en la plataforma ayudando a quien presentase alguna dificultad.
Pero no todos tenían la misma resistencia.
Amy cada vez se cansaba más; era más lenta para esquivar disparos o golpes de la máquina. Tanto era que le llegó un disparo al brazo.
La joven chilló de dolor, llamando la atención de sus compañeros.
—¡Amy! —Se alarmaron ambos, haciendo que se despistaran y fueran atizados por un brazo metálico. En la cara del anciano florece una sonrisa pérfida que hizo que hasta su propio nieto se asustara.
—Bingo. —atrapó con la mano robótica a la rosada, haciendo presión con los dedos en la herida, causando más dolor. El cobalto fue atrapado por su compañero antes de caer al mar.
—¡Vamos, Shadow, hay que ayudarla! —El azabache lo miró y le sonrió con sorna— ¿Qué?
—Al fin lo hiciste.
—¿Eh?
—Te confesaste. —El héroe se sonrojó.
—¿Cómo lo...? —balbuceó.
—Tu mirada lo dice todo. —Sonic miró hacia abajo rojo hasta las orejas— Vamos a por tu amada.
—De acuerdo, cuñado —Shadow le dedicó una mirada asesina— Vale, vale... Nada de cuñado.
E iniciaron su vuelta con más ganas que nunca.
Muchos eventos se estaban dando a la vez: El trío iban a todo gas por la autopista para llegar cuanto antes.
—¡Draco, no me apetece morir hoy en la carretera! —Zooey estaba aterrada por su vida; se agarraba con fuerza a su asiento. María intentaba no salir volando y tenía cogido el asidero como si su existencia dependiese de ello.
—¡Tenemos que llegar, luego os quejáis si queréis!
—Si es que llegamos para quejarnos... —indicó la mujer.
De milagro llegaron a donde estaba la Resistencia.
La vulpina al ver a su pareja a punto de ser golpeado, no se lo pensó mucho: agarró una barra de metal y lo atizó. Tails se giró hacia el sonido.
—¡¿Zoeey?! ¡¿Pero qué hacéis vosotros aquí?! ¡Deberíais estar en el búnker!
—¿Y dejaros con este marrón? ¡Ni hablar!
—¡Cuanta más ayuda mejor, Tails! —acotó Tangle, mientras forcejeaba con un robot. Zooey fue a socorrerla. Mandó a volar a otro enemigo. Observó su arma encandilada.
—Ahora entiendo por qué Amy le tiene tanto cariño a su martillo. —Enseguida se unió a la Residencia para seguir con su labor. El joven menea la cabeza rindiéndose: esta chica no tiene remedio.
—¡Ten cuidado, por favor!
—¿Dónde están Shadow y Amy? —inquirió la doctora. El zorro, sabiendo lo inútil que sería si los intentara frenar, habló:—Cerca del puente. Tened cuidado. —Ambos asintieron fueron hacia su coche. Tails empezó a rezar, pidiendo que todo saliera bien.
Gerald acercó a Amy hasta tenerla a pocos metros.
—Hmm, qué gran espécimen... —Levantó una púa y tironeó de una de sus orejas. La joven soltó un quejido— Nunca me dieron la oportunidad de ver a una eriza tan de cerca... Sois fascinantes... —Una garra intentó acariciar la mejilla de la rosada, pero ella se apartó— Peleona... Me gusta; tienes potencial.
—¿Potencial de qué? —Las herramientas salieron.
—De volverte una secuaz nuestra —Los ojos de la eriza se agrandaron. Su alma luchaba quedarse en su cuerpo. Cuanto más corta era la distancia que la separaba de su destino, más segura estaba que le iba a dar algo.
Suerte que sus queridos erizos llegaron a ayudarla.
—¡Suéltala, cobarde! —El azabache sacó sus fuerzas a relucir y de una patada tumbó a la máquina. Sonic de un brinco, atrapó a Amy entre sus brazos.
—Esta vez no te dejaré caer. —Su amiga le sonrió con lágrimas en sus ojos del miedo que tenía. Lo abrazó con fuerza mientras él corría sobre el agua.
Llegaron a donde estaban antes de que llegara el robot. El erizo la sienta y observa su brazo— Tengo que hacer un torniquete... —Miró su vestido y luego a ella, algo avergonzado.
—Llevo pantalones debajo. —El héroe soltó un suspiro de alivio. La joven empezó a reírse. Rompió algo de la tela y se lo ató con fuerza al brazo.
Shadow seguía allí, sacrificándose por ellos. Fue golpeado y lanzado al mar. Amy soltó un grito ahogado y Sonic hizo el amago de ir.
—¡Sonic, Shadow no sale! —Lo tironeó del brazo. Pero al fin lo hizo, a duras penas. El robot lo golpeó tan fuerte que llegó a donde ellos estaban— ¡Shadow! —Amy lo acunó entre sus brazos. El azabache empezó a toser agua.
Gerald, al ver la escena, no se lo pensó dos veces: preparó un misil y lo apuntó a donde estaba el trío.
Todo estaba listo para la masacre.
Sin embargo fue frenado por una voz que hace que su corazón casi se le saliera por la garganta.
—¡Abuelo! —Todos se giraron hacia la voz desconocida.
—¡¿María?! —indicaron los presentes. Los Robotnik no se lo podían creer.
—María... —La voz del científico de quebró. Sus gafas se empañaron por las lágrimas que brotaban de sus ojos.
Su nieta estaba viva.
María no había muerto.
—Abuelo... Ivo... —La mujer se acercó cuanto pudo— Pero qué habéis hecho...
—Todo era por ti, mi vida...
—¿Matar vidas inocentes? ¿Arruinar infraestructuras? ¿Hacer atentados contra los seres vivos de este planeta? —El anciano se quedó callado— ¿Qué te ha pasado, abuelo?
Gerald se quedó sin palabras. Su querida niña lo miraba decepcionada, dolida. Eso era lo último que él quería.
—Pensaba que habías muerto en el A.R.K... —Soltó su primo.
—Sobreviví. Me curaron aquí en Mobius. Aquí me estoy tratando y estoy bien. Me he convertido en médico para ayudar a las personas como yo. —La respiración del mayor se entrecortaba. Aún no se lo podía creer— Abuelo, ellos no son malos, al contrario; son amables y gentiles: me han cuidado y ayudado mucho. Han hecho que llegue muy lejos. Claro que hay personas malas, pero como en todos los lugares. No pagues los errores de algunos con inocentes.
El de la tercera edad acercó el robot a donde ella estaba. Apagó la zona de control de los Badniks y se quitó el cinturón. A lo lejos todos vitorearon la acción.
—Abuelo... —acotó Eggman con voz baja.
El anciano se bajó de él y se posicionó enfrente de ella.
—María...
—Vuelve a mí, abuelo, a esas tardes donde me leías los grandes logros que la humanidad había conseguido y cuando jugábamos con muñecas con Shadow.
—María... —abrió sus brazos y ella se escondió en ellos— Lo siento mucho. Lo siento tanto... —rompió a llorar. Su nieta le dió un beso en la frente.
—Ya está todo bien —susurró para que sólo lo escuchara él. Una tos hizo que se separasen un poco. Vieron a Ivo zapateando una piedra silbando.
—¿Puedo? —La rubia sonrió y abrió el abrazo.
La bonita estampa era observada por los erizos. Shadow los miraba melancólico. Sonic y Amy al verlo así, se miraron y sonrieron cómplices. Empezaron a empujar al azabache hacia ellos.
—Pero ¿Qué...? ¡Oye, no!
Tarde. Hicieron que se chocase contra ellos. Los tres lo observaron curiosos. Él apartó la mirada tímido. María enseguida lo cogió en brazos.
—¿Cómo me podría olvidar de tí?
Ahora sí que la familia estaba completa. Todos ellos se unieron en un abrazo.
Sonic y Amy se miraron felices por ellos.
—Sonic, yo...
—¡Amy! —El grito de Draco interrumpió su conversación. Él fue hacia ella corriendo ilusionado.
—¡Draco! —Dijo feliz. Su nombre en las orejas de su amada era música para sus oídos.
Para Sonic todo lo contrario. Miraba el reencuentro con acidez en su pecho.
—¡¿Qué te ha pasado?! —Miró su brazo, alterado. Ella sólo se rió.
—No es nada. He pasado por cosas peores.
Sonic los miró y sonrió. Draco era todo lo que Amy necesitaba.
Algo estable que él nunca le podría dar.
Algo que de verdad la iba a ayudar.
Se giró en dirección a donde seguían sus amigos luchando para buscar al reste de sus amigos y celebrar con ellos.
Sin embargo, un pitido lo frenó.
—Ivo ¿Apagaste el misil? —Eggman enseguida se puso blanco como el papel.
El arma salió disparada hacia donde Draco y Amy estaban. El zorro empujó a la joven y se quedó en el sitio, mirando de frente al arma, petrificado por el miedo.
—¡NO!
Hubo una gran explosión. Todos salieron volando. La rosada tosió pero enseguida se incorporó.
—¡DRACO! ¡DRACO! —Buscó entre los escombros con las lágrimas saltadas. El resto se incorporaron poco a poco, intentando ver entre tanto polvo— ¡DRACO! —Su corazón gritaba sin cesar el nombre de su amado.
Su mundo se paró al ver un brazo de color del caramelo desmembrado. La joven pegó un chillido de dolor que hasta a la mismísima muerte haría sentir sufrimiento.
Todos miraban la extremidad petrificados. María se llevó la mano a la boca y empezó a llorar también de la impresión.
—¡DRACOOOOO! —Su garganta se desgarró con ese grito. Rompió en un fuerte llanto. Balbuceaba la palabra «no» incontables veces.
Un alma joven con un futuro prometedor abandonaba el mundo. Y un corazón roto aparecía en él.
El cobalto salió de su trance y fue a consolar a su amiga.
—Amy...
—¡¿POR QUÉEEE?! —Sonic se posicionó agachado delante suya y la abrazó. La joven se agarró a él con todas sus fuerzas.
—Lo siento mucho, Ames... —A su amiga cada vez le costaba más respirar— Ya, ya... Respira, Amy, respira. —Poco a poco lo lograba.
Sin embargo, las náuseas llegaron a ella. Se separó de su amigo y vomitó; no sólo su mente estaba afectada, su cuerpo también. En especial su pecho que no paraba de arder.
Esto no podía ser real.
Su amor definitivamente se había ido.
Y no había hecho nada para evitarlo.
La joven estaba temblorosa en el suelo, con la mente en blanco. No reaccionaba a nada.
No se dió ni cuenta cuando G.U.N llegó con una ambulancia. Le inyectaron un calmante y se la llevaron en brazos.
Parecía oír la voz de Sonic a lo lejos:
«Todo va a estar bien, Amy.»
Se despertó en la noche. Sólo se escuchaba la sinfonía pausada de los grillos. Todo estaba oscuro y en silencio, en una calma envolvente.
Cuando su vista se acostumbró, vió a su compañero, que sostenía su mano mientras estaba dormido.
La joven dirigió ahora su vista al cielo. Nunca lo había visto tan brillante: La Luna resplandeciente era el centro de una marea de estrellas radiantes. Le llamó la atención una que destacaba entre todas ellas y que no paraba de centellear: cuando apartaba la mirada, lo hacía cada vez más y cuando la miraba de nuevo cesaba, como si la estuviera llamando.
«Se parece a él...», se rió flojito al percatarse de ello.
Eso causó que Sonic se levantara adormilado.
—¿Eh, qué? —Tenía los ojos pegados y restos de saliva por la comisura de su boca. Se frotó los ojos y la miró. Soltó un grito ahogado. Iba a hablar pero ella lo frenó.
—Chist. No grites —susurró.
—Perdón —respondió bajito— ¿Estás bien, Amy? ¿Te encuentras mejor?
—Eso cre... —Los recuerdos de esta tarde le atizaron la cabeza. La joven se puso a temblar, sus ojos se empañaron de lágrimas nuevamente.
—Hazme un sitio. —Se metió en la camilla junto a ella. Él la miró y abrió sus brazos— Ven.
Y allí Amy soltó todo su sufrimiento. Sonic se esforzaba por no parecer débil. No podía permitírselo ahora.
Amy lo necesitaba más que nunca.
Fue una noche muy larga para ambos. A la mañana siguiente, un encargado entró donde ellos estaban. Ante la adorable escena, sonrió y cerró de nuevo la puerta, dejando a la pareja en su nube de paz y tranquilidad.
Esto era lo que necesitaban después de largos meses de jaleo.
Ahora todo había terminado.
Pero muchas cosas aún quedaban por empezar.
Se venían muchos cambios ¿Podrían con ellos?
Esperemos que sí.
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¡Hola! Antes que nada ¡No me matéis! 😭
Mirad el lado positivo: Ya este era el último capítulo de sufrimiento ☺️
Dios mío ¡Cada vez somos más! ¡Qué emoción! Gracias de verdad por todo vuestro apoyo. Ya casi han pasado seis meses desde que empecé a publicar la historia. Guau... Cómo pasa el tiempo...
Estaré leyendo vuestros comentarios y respondiéndolos cuando pueda.
¡Besos! ♡
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