40
Pudiste verlo a lo lejos. Él descansaba debajo de aquel frondoso árbol de mangos que tu tía había sembrado años atrás. Siempre lo encontrabas allí cuando ibas a visitar a tus abuelos. Al principio no sabías quién era y le preguntaste a toda tu familia por ese hombre de gabardina azul y cabellos plateados, pero nadie sabía qué responder, pues eras la única que podía verlo. Tus padres comenzaron a creer que estabas loca y dejaron de llevarte a la casa de tus abuelos. Sin embargo, tú seguiste viendo a ese desconocido e incluso más cerca que antes.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro